DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Alejandro Horowicz, ensayista, analista político, profesor universitario, escritor, autor del libro Los cuatro peronismos, editorial Edhasa, 351 páginas, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, año 2005:

Evita ocupa un lugar único en la historia política argentina.

Hipólito Yrigoyen no tuvo mujer, o la tuvo en el sentido más doméstico del término. Y la lista de jefes populares - al menos por la composición social de sus seguidores - sólo tiene dos integrantes: Yrigoyen, Perón. Olvidemos entonces a los jefes populares: confeccionemos la lista tan amplia, tan desprejuiciadamente como se quiera, con famosos de toda especie y cualquier origen. Aun así Evita sigue siendo única. Esta unicidad - esta soledad, si se quiere - constituye su rasgo saliente. Sola también ( la única mujer ) integra la galería de los mitos políticos del siglo XX, internacionalmente socializados por América Latina.

La historia personal de Evita, que alguna importancia tiene, remite a la soledad rabiosa, a la marginalidad, a la impotencia y al miedo.

Hija irreconocida de un matrimonio indocumentado, niña sometida al murmullo moralizante de un pueblo de provincia, adolescente sin destino, parquitina, actriz sin cartel, personaje radial, amante del coronel, esposa del general, compañera del presidente, abanderada de los humildes y bandera de combate constituyen los peldaños de una carrera poco habitual y muy deseada.

A escala gigantesca, la historia de la Cenicienta rubia pareciera repetirse, y pocos ignoran que cuando cambia la escala, cambia la historia misma.

Evita es una táctica y un recorrido: es la táctica de doblarse tantas veces como sea preciso; es el recorrido de organizarse primariamente, sabiendo que la organización y la lucha importan, pero más - mucho más - importa el coronel - padre que finalmente se aviene a reconocer - a reconocerla - y, al hacerlo, se constituye en un elemento indispensable, decisivo, de su autorreconocimiento. El coronel la fija, se vuelve referencia obligada, indispensable, de su propia identidad. Su relación con todos los otros está mediada por él: él es el eslabón central de una relación radial, y casarse con la mediación es como casarse con el padre ( Perón tenía 49 años, Evita 24 ): es decir, incestuoso y conveniente, deseado y terrible.

Evita es la determinación de ocupar un lugar inexistente que se crea con la misma ocupación; un lugar que el otro - burgués niega y a quien Evita, sin desplazarlo, sin liquidar su poder, sin vincularse a él directamente sino a través de Perón, intenta convencer. Convencerlo tiene, para ella, un término preciso: imponer su presencia.

Dicho con el máximo rigor: ocupa un sitio que sólo se abandona revolucionariamente, en compañía de la clase obrera. Por eso la victoria de Evita no se constituye en derrota - del - otro - burgués sino en forma simbólica: es, en realidad, la victoria - del - otro - derrotado. Evita es la pedagogía del oprimido desde la perspectiva del opresor, puesto que no supera su horizonte: a la oligarquía se la vence electoralmente y los problemas de la sociedad argentina se resuelven con generosidad, con la Fundación Eva Perón.

La mirada con que Evita se mira, con que mira al oprimido que en ella se oculta, no es autónoma: está teñida de una secreta y confesada admiración por el opresor. Si la beneficencia es un postulado cristiano sin verificación social, Evita construye esta verificación con una práctica de corte militante. Si la belleza femenina es un patrón de verdad, ella es bella. Si el cuerpo de una burguesa sirve para lucir los objetos en que se reconoce como burguesa ( joyas, pieles, tocados ), también instrumenta su cuerpo. Evita es, en suma, la versión que las clases dominantes imponen como modelo y que paradigmáticamente rechazan cuando se la enfrentan como producto. Es curioso: Evita respeta una a una las reglas formales, pero su presencia viola toda regla. El motivo es simple: una modelo ataviada con los atributos de la burguesía no es una burguesa sino una representación que la burguesía constituye de sí misma. Pero ninguna clase social confunde una imagen de sí con los integrantes de la clase viva. Y si la modelo se vuelve modelo político social, la burguesía grita " usurpadora ", es decir, prostituta; porque si así no fuera, ¿ cómo ocuparía el lugar ?.

Evita registra el rechazo y lo devuelve como odio visceral; es un odio dúplice, recubierto de nerviosa envidia; es, en el fondo, el odio de un proletariado marginal, de una empleada doméstica que sola enfrenta el poder y la riqueza de su patrón. Este odio carece de instrumentos; ya no se trata de golpear las puertas de la historia con el sello rojo del camino obrero, es posible luchar sin que la muerte amenace a los antagonistas, sin que la victoria obrera enloquezca de terror a las clases dominantes.

El recorrido de Evita, el de la clase obrera argentina, sigue una misma línea genética. Ambos llegan desde afuera ( fuera del país, fuera del mundo urbano ) para escapar del hambre y la abyección, ambos son " extranjeros " en la múltiple significación del término. Extranjero es aquel que vive fuera de las fronteras de imperio de las normas, impuestas por el imperio para sus ciudadanos. Los extranjeros son bárbaros; el bárbaro es el que vive fuera del imperio, los " cabecitas " lo son por antonomasia, Evita es una mujer fuera de las normas, es una bárbara.

En Evita, como en todos los trabajadores, es posible reconocer un antes y un después del 17 de octubre. Antes del 17 de octubre, los sindicatos, la dirección sindical, constituía un universo de activistas minoritarios. Un trabajador elegía ser perseguido, maltratado y encarcelado por encabezar los reclamos de sus compañeros. Este no era el caso de Evita.

Antes del 17 de octubre, Evita batallaba en términos personales; políticamente no existía. Innumerables testigos centrales de los acontecimientos de esa fecha así lo confirman e, indirectamente, su propio comportamiento quiebra el mito de la lucha de calles encabezada por ella. Evita era, todavía, absolutamente igual a las mujeres de los obreros que participaron en el 17 de octubre de 1945 a través de sus maridos; es decir, a las mujeres de los obreros que no participaron sino medianamente.

El salto lo pegó desde el poder, o sea, desde Perón. Desde allí se ocupó de dos cosas: la Fundación y las relaciones con el movimiento obrero. La rama femenina del peronismo y el derecho al voto de la mujer fueron, si se quiere, una suerte de antecedente político de la Fundación, porque no habían sido el resultado del combate popular, sino de la existencia del gobierno peronista. Dicho epigramáticamente: ella es la síntesis personal del primer peronismo.

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De Emilio Corbiére, periodista, historiador y escritor:

No deja de ser curioso que el gobierno de Juan Domingo Perón acusado de " nazifascista " fue un período de la historia nacional en la que los índices de antisemitismo fueron casi nulos. Esto estaría relacionado con un hecho económico: el estándar de vida de la población, especialmente por la política distributiva del peronismo, aumentó considerablemente, y la crisis económica mundial recién se hizo sentir en los últimos años de la gestión justicialista ( 1953/1955 ).

Recurriendo a una opinión insospechada de peronismo, la del escritor e historiador Boleslao Lewin, éste coincide en que Perón y Evita " efectivamente erradicaron de la escena pública al antisemitismo ".

El gobierno justicialista apoyó decisivamente el surgimiento del Estado de Israel, y tanto Perón como importantes figuras de su gobierno fueron muy claros amigos del nuevo estado judío. Como testimonio de esta solidaridad, en momentos muy difíciles para el Estado de Israel, quedan los discursos, resoluciones legislativas o actividad diplomática que desplegaron los diputados John William Cooke, Ernesto Cleve, Joaquín Díaz de Vivar, Raúl Bustos Fierro y Eduardo Rumbo, junto a los senadores Diego Luis Molinari y Eduardo Madariaga; el vicepresidente Hortensio Quijano y el diplomático Enrique Corominas.

Además de reconocer el gobierno al Estado de Israel, la Fundación Eva Perón envió en 1949 importantes cantidades de alimentos, medicinas y otros elementos de primera necesidad a Israel que padecía penurias.

La dirigente judía Golda Meir visitó a Eva Perón en la Casa de Gobierno de Buenos Aires, y en 1951, el presidente de Israel, Dr. Chaim Weizmann obsequió una Biblia antigua a Perón, como agradecimiento por la solidaridad de su gobierno con el Estado de Israel.

La relación íntima de los israelíes con el gobierno de Perón quedó evidenciada en agosto de 1954 cuando el embajador judío, durante un acto en el que se impuso el nombre de Dr. Teodoro Herzl a una importante calle de La Plata, dijo refiriéndose a Perón: " es el piloto de envergadura histórica para dirigirlo ( al pueblo argentino ) hacia un destino grandioso ".

En abril de 1955 se consagró a la memoria del Dr. Chaim Weizmann uno de los parques de Ezeiza y, en agradecimiento, otro parque en las tierras de Israel, pasó a denominarse General Juan Perón.

El periodista israelí, Isaac Rimón, pasó varios meses en Buenos Aires, invitado por el diario idishista " Di Presse " y fue conmovido por el fenómeno de masas del peronismo. Entabló relaciones con dirigentes justicialistas, particularmente de extracción sindical, y con la agrupación peronista judía local - la Organización Israelita Argentina ( OIA ) - declarándose partidario de la obra realizada por Perón. No dejan de sorprender hoy estas consideraciones, si se tiene en cuenta que años después Rimón fue el presidente de la Asociación de Periodistas de Israel y uno de los más importantes corresponsales de esa nación en los años cincuenta y sesenta.

Rimón declaró en Buenos Aires que " el peronismo es una escuela filosófica que ve en el hombre el principio y el fin de todo lo que existe sobre la tierra " y agregó: " entre el pueblo argentino y el nuestro la semejanza más notable es la preocupación de ambos por los niños, de quien ha dicho el General Perón que son los únicos privilegiados ".

Poco tiempo después, en Tel Aviv, Rimón protagonizó un sorprendente acto, junto a otros judíos argentinos emigrados a Israel a fines de 1953. Inauguraron en una calle de la urbe israelí una " columna " - especie de obelisco - para recordar la obra de Perón y Evita. Si se tiene en cuenta que los presentes llevaban el escudo peronista en las solapas de los sacos y la " columna " estaba cubierta de fotografías de Perón, Evita y propaganda sobre el Segundo Plan Quinquenal, nadie puede dudar de que se trataba de la conocida liturgia peronista de la época.

Perón, en una decena de discursos y declaraciones, se pronunció contra el antisemitismo. En una rápida cronología y extrayendo párrafos de algunas de esas intervenciones, podemos apreciar cuál era su pensamiento de gobernante en esa materia.

" Jamás he entendido la idea - decía Perón - de que pueda ser perseguida en nuestro país la colectividad judía, pensando que aquí podemos vivir todos tranquilos. Poseemos demasiado para que tengamos que pelear por lo que necesitamos para vivir. Tenemos que crear nosotros mismos: con tolerancia, con comprensión y, sobre todo, con el natural amor que debe existir entre los hombres que viven, nacen y mueren en un mismo país sin pensar en ninguna otra clase de consideraciones, las bases de nuestra convivencia ". Y agregaba: " cualquier división dentro de las naciones es el germen de la destrucción nacional, porque de ese germen no se puede esperar nada constructivo. Quiero que lleven la persuasión de que nosotros estamos absolutamente decididos a cortar de raíz cualquier intento en ese sentido ".

Durante la inauguración del local central de la OIA, Perón insistió: " En la Argentina no debe haber más que una sola clase de hombres: hombres que trabajen por el bien nacional, sin distinciones. Son buenos argentinos, cualquiera sea su procedencia, su raza o su religión, si diariamente laboran por la grandeza de la Nación, y son malos argentinos, por mucho que hablen o griten, si no ponen todos los días una piedra para construir el edificio de la felicidad y la grandeza de nuestra Nación ".

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Del Almirante Isaac Francisco del Angel Rojas Madariaga, integrante de la " Revolución Libertadora ", vicepresidente de facto de la Nación, en el libro Memorias del Almirante Isaac F. Rojas, Conversaciones con Jorge González Crespo, editorial Planeta, 601 páginas, ilustrado, Buenos Aires, año 1993:

Se ha dicho que yo fui edecán de la segunda esposa del presidente Perón y que también fui su acompañante en un viaje que hizo a Europa. Eso es totalmente falso.

Yo la vi a la señora de Perón nada más que dos veces en mi vida.

La primera, un 8 de setiembre, aniversario del Brasil, del año 1951 y en la embajada del Brasil. Ella subía las escaleras y yo bajaba con mi señora. Nos cruzamos y ni siquiera me miró, claro, ¿ qué importancia tenía yo ?.

El otro episodio: algo después, el general Goes Monteiro del Brasil llegó a la Argentina para obtener del gobierno la firma de un tratado internacional sudamericano. A mí se me nombró ayudante y edecán de este general, que era muy simpático y había tenido siete infartos. Lo seguía siempre un ayudante suyo que llevaba una botella de whisky y me decía: " O remedio, o remedio ".

Pues bien, el general Goes Monteiro pidió a su embajada realizar una visita a la señora de Perón. El venía con su esposa, llamada Dona Beatriz. Se resolvió realizar una visita para una hora muy temprana y fuimos, entonces, a la siete de la mañana.

Eva Perón recibía en lo que era el palacio Unzué - que yo mismo mandé demoler en 1955 y que hoy me arrepiento de haberlo hecho - y entramos por una puerta de la calle Austria. Nos condujeron a una habitación muy calefaccionada y nos paramos los tres ayudantes, el militar, el aeronáutico, el naval, y un cuarto, civil, a esperar a la señora.

Al rato llegó y la ví ya muy delgada, pues ya estaba muy enferma. Venía vestida con un suéter de color marrón, con cuello muy alto y grueso. Tenía unos pantalones de sarga con dobladillo, de color gris, y unos zapatos acordonados, con una suela ancha.

El tocado era el de costumbre, con los dos rodetes hacia atrás. Nos saludó a todos con amabilidad y luego se sentaron, ella, el general Goes Monteiro y su señora, a conversar.

La señora Dona Beatriz quería hablar y el general también, sin embargo, la señora de Perón no les dio tiempo, pues hablaba ella, como una locomotora y de la Fundación.

Más tarde, se sacaron algunas fotografías - que no se publicaron, y si así hubiera pasado, los peronistas hubieran dicho enseguida que yo era amigo de la señora de Perón - y se terminó la entrevista con los saludos de rigor. Nos retiramos y allí terminó todo y nunca más vi personalmente a Eva Perón.

Se dijo muchas veces que yo había recibido la " Medalla a la Lealtad Peronista ". Desmiento categóricamente esta versión. Yo nunca fui honrado con la medalla peronista.

Durante la revolución de 1955, mi grado era el de contralmirante. Gran parte de las Fuerzas Armadas en ese momento no simpatizaba con el peronismo. Si hoy se dieran las mismas circunstancias que se dieron en 1955, haría exactamente lo mismo.

Siempre tuve la impresión, observando la forma como se comportaban nuestros militares y también recordando conversaciones de oficiales viejos y jóvenes, que entre ellos estaba generalizado el concepto que los llevaba a creer que en el tope del cuerpo social argentino estaban ubicadas las Fuerzas Armadas, con la rectoría del Ejército, por supuesto.

La creciente corrupción de las costumbres y el aumento de la importancia que se daba en la sociedad argentina al dinero, a las comodidades y a los bienes materiales no encontraron en el carácter y en la educación de la oficialidad de las Fuerzas Armadas los frenos adecuados que sirvieran para no caer en la senda de los malos ejemplos. Era evidente que este grupo social, tan mal orientado, educado en el culto al autoritarismo y carente de una conciencia cívico - militar - democrática, no estuvo preparado para asumir la responsabilidad que le señalaban sus tradiciones y que el pueblo tenía derecho a exigir de él.

Pero no toda la culpa fue de la Fuerzas Armadas, como instituciones, ni de sus hombres representativos y jerarquizados como conductores de ellas. Creo que la mayor parte de la responsabilidad por la desubicación de éstas correspondía a los gobiernos de la República, por haber descuidado negligentemente la orientación que tenía la formación moral de los cuadros de oficiales. El Presidente de la República, como tal y como Comandante en Jefe Supremo, no puede olvidar que su misión primordial al frente del poder militar de la Nación no es precisamente de carácter técnico - profesional. Para eso están los hombres de armas. Su misión fundamental es cuidar que el desarrollo de ese carácter encaje bien dentro de las prescripciones constitucionales, para lo cual es indispensable que los cuadros de oficiales tengan una sólida formación democrática.

La Libertadora no mejoró mucho las cosas ... El Ejército no ha podido ser comandado eficazmente. Lo prueban las distintas crisis que se sucedieron durante el período de la Libertadora y que continuaron hasta nuestros días. Un Ejército mal conducido se asemeja a un gigante ciego ...

La revuelta del 9 y 10 de junio de 1956, demostró que había algunos elementos, militares y civiles, decididos a jugarse a fondo en contra de la Revolución Libertadora. El movimiento había sido sofocado completamente, algunos cabecillas habían huido o estaban ocultos, entre ellos el general Juan José Valle, quien era el de mayor graduación en la revuelta. Otros estaban en manos de fuerzas del Ejército o de la Policía. Hubo una reunión en el despacho presidencial, con la asistencia de la Junta Militar en pleno y de oficiales superiores. El presidente Aramburu, con el asentimiento de toda la Junta militar resolvió por unanimidad que los cabecillas debían ser ejecutados. El general Valle, compañero de promoción del general Aramburu, a quien sólo había visto una vez en Uspallata en 1952 fue ejecutado en la madrugada del día 13. El día 13 se emitieron los decretos - leyes derogando la ley marcial y conmutando todas las ejecuciones pendientes. No me arrepiento de haber acompañado la firma de esas decisiones. Sin embargo yo asumí el costo político ... Le he pedido perdón a Dios y me he hecho responsable de esas muertes.

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De Silvia Gómez y Germán Cervetto, periodistas:

En los terrenos que hoy ocupa la Biblioteca Nacional, la familia Alzaga Unzué tenía una casa de verano. Era una mansión de dos plantas, construída a principios del 1900. Luego de la crisis mundial de 1930 la mansión fue expropiada para ser utilizada como residencia presidencial. El presidente que más la utilizó fue Juan Domingo Perón. Y allí murió Evita, en 1952.

Pese a su valor arquitectónico, la mansión fue demolida por orden del general Aramburu y del almirante Rojas. Sólo sobrevivieron tres edificaciones: una casa de servicio, en la que funciona el Instituto Juan Domingo Perón; la casa de los edecanes, transformada en un café temático; y el Hogar de Tránsito Nº 3 de la Fundación Evita, que hoy es la sede del Coro Polifónico de Ciegos.

Las topadoras barrieron el terreno y allí comenzó otra historia. La de la eterna construcción de la Biblioteca Nacional.

En 1962 Los arquitectos Clorindo Testa y Francisco Bullrich ganaron el concurso de proyectos con un diseño vanguardista. La obra es una muestra de una tendencia arquitectónica conocida como " brutalismo ", en el que se pondera el hormigón armado como un elemento vital a nivel expresivo. Recién 9 años después, en 1971, comenzaron las obras.

30 años tardó en construirse la Biblioteca Nacional. El edificio fue inaugurado en 1992.

Para conocer más sobre la Biblioteca Nacional clickear aquí

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De Diego Dávila, historiador y escritor:

Ya en 1951 se produce el primer intento serio de golpe de Estado antiperonista. Su jefe, el general Benjamín Menéndez, intenta capitalizar el descontento producido en el Ejército por la candidatura vicepresidencial de Eva Perón, el malestar de la oposición por la censura y las persecuciones y los síntomas de inquietud social ante los inicios de la crisis. Pero la situación aún no está madura y el intento fracasa al no obtener consenso por parte de las Fuerzas Armadas.

Pero 1955 es otra cosa. Los últimos tiempos habían visto el desgaste del gobierno reflejado en un establecimiento de hechos significativos. Aumento del descontento popular, consumo de carnes congeladas y de harina de inferior calidad, huelga de ferroviarios y de otros gremios importantes, el alejamiento paulatino de la CGT del aparato gubernamental, etc. En el sector externo se agudiza el desplazamiento de las exportaciones tradicionales argentinas, fruto de un creciente ascenso de las existencias de granos por parte de los Estados Unidos. En 1955 las existencias norteamericanas eran de más del 70 % del total mundial, habiendo aumentado constantemente mientras las existencias argentinas apenas se mantenían estables. Esto trae como secuela el acelerado deterioro de los términos del intercambio para la Argentina. En cuanto a la situación interna, es de observar la caída del volumen físico de las ventas minoristas por habitante, en renglones como indumentaria, mientras se mantiene estancado el volumen de ventas de comestibles. A la vez, la relación entre obreros ocupados, volumen físico de la producción y horas - obrero en la industria manufacturera, muestra un estancamiento de la ocupación, mientras asciende la curva del volumen físico ( como consecuencia de la mayor explotación ) y la relación horas - obrero ( por la suma de horas extras o la realización de doble tarea ).

A fines de 1954 estalla el conflicto con la Iglesia. La esencia de este enfrentamiento entre un gobierno que se había destacado por la preocupación de otorgar a la religión católica y a la Iglesia un importante lugar en su proyecto, y esa institución, revela las irritaciones profundas que, a despecho de su papel de defensor del sistema, el peronismo causaba a la burguesía argentina. La política de captación de las masas para el proyecto industrialista llevó a Perón a levantar una demagogia populista que nunca fue bien vista por la burguesía. El matiz plebeyo que teñía al peronismo, la prédica de Perón contra sus opositores en nombre de una defensa de los trabajadores, la desconfianza de la masa en todo lo que no fuera peronista, la captación paternalista, eran todos elementos urticantes que, aun en los sectores más lúcidos de las clases dominantes, producían fruncimientos de nariz inevitables. La Iglesia no dejaba de vigilar atentamente los desbordes del régimen. Así, desconfiaba de los aspectos " paganos " del gobierno, tales como el fomento del deporte entre niños y adolescentes, el predicamento de Eva Perón y la posterior exigencia popular de su santificación.

Perón se indignó ante esos actos de desobediencia que culminaron a mediados de 1955 en la formación del Partido Demócrata Cristiano y trató de ahogar la rebeldía apelando al enardecimiento de las masas contra los " malos " curas y a una serie de medidas coercitivas ( anulación de la enseñanza religiosa, ley de divorcio, intento de separar la Iglesia del Estado, etc. ).

La guerra estaba declarada. La curia respondía atizando la rebeldía desde los púlpitos, las sacristías y los colegios religiosos, organizaba manifestaciones de fe juntamente con grupos de choque. Perón convocó a un monstruoso acto en el Luna Park para denunciar la conjura que contra el gobierno tejían los curas metidos a políticos y los participantes manifestaron por las calles portando horcas con muñecos representando a curas colgados y carteles con leyendas del tipo: " Curas a la hoguera ".

Luego de su caída, Perón argumentaría que el conflicto fue promovido por algunos curas, aun en contra del obispado, y que ni él ni su gobierno podían haber alentado ningún tipo de resentimiento contra la Iglesia siendo creyentes y habiendo beneficiado tanto a la religión y a la jerarquía eclesiástica.

Estas son las palabras de Perón:

" Se ha dicho que Perón en cierto momento de su vida decidió atacar a la Iglesia para destruirla o para eliminarla de su país como había esperado Hitler en Alemania. Se argumentó que Perón era lo suficientemente ignorante para no saber que todo aquel que había intentado oponerse al Vaticano había sido destruido y reducido a polvo. Diré que hay un gran equívoco en la base de esta afirmación ".

" Perón no soñó jamás en combatir a la religión y a la Iglesia; Perón, como hombre político, estuvo en conflicto con algunos sacerdotes que eran políticos como él, incluso más que él; no era una novedad que existían sacerdotes dedicados a la política, más dedicados a la política que a su ministerio. Con ellos fue que tuve que enfrentarme, y el conflicto nació exclusivamente con ellos y por razones que nada tenían que ver con la fe ".

" Mi movimiento, a diferencia de los otros, era ideológicamente cristiano, y tanto lo era que por diez años consecutivos el clero argentino, desde su más alta jerarquía hasta el más humilde cura de campaña, apoyó al peronismo, tanto en sus campañas electorales como durante su gestión partidista normal en el Gobierno. Entre otras cosas, fuimos nosotros quienes reimplantamos la enseñanza religiosa en las escuelas y les adjudicamos a los sacerdotes la dignidad correspondiente a su gran ministerio ".

Lo cierto es que el gobierno y la Iglesia se combatieron acerbamente, produciéndose al calor de ese enfrentamiento una polarización de fuerzas que fue nucleando en torno a la Iglesia a toda la oposición al peronismo, desde los conservadores hasta el Partido Comunista, al tiempo que promovía entre los mandos del Ejército la duda sobre la conveniencia de seguir incondicionales a Perón.

Así se arriba al 16 de junio de 1955, el bombardeo a la plaza de Mayo, centenares de víctimas, la quema de las iglesias, y, posteriormente, en setiembre, al triunfo de los conspiradores con la " Revolución Libertadora ".

Para conocer sobre la " Revolución Libertadora " clickear aquí

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Del cardenal Santiago Luis Copello ( 1880 - 1966 ), doctor en Filosofía y en Teología, primer cardenal de Hispanoamérica y de la Argentina, canciller de la Santa Iglesia Romana:

Al tiempo de la Procesión del Corpus Christi del 11 de junio de 1955 me encontraba con un tobillo fracturado, hecho que me impedía caminar.

En esas condiciones yo estaba descartado para toda actividad.

Se vivía una gran efervescencia política, razón por la que les pedí a Tato y a Novoa que la Procesión no saliera del ámbito de la Catedral.

Desoyendo mis consejos, fueron hasta el Congreso.

En la Procesión los comunistas rezaban con fervor; los socialistas se persignaban con unción y los radicales vivaban a Cristo Rey. La oposición al darse cita en ella, la transformó en una manifestación política de tono premonitoriamente insurreccional.

Si me hubieran hecho caso ... cuántas horas de dolor y llanto le hubiéramos ahorrado a la Argentina.

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De Laura Capriata, periodista y redactora del diario La Nación, Buenos Aires, Argentina:

La Alianza Anticomunista Argentina o Triple A, fue una formación clandestina que actuó bajo las órdenes de José López Rega, ministro de la entonces presidenta argentina María Estela Martínez de Perón.

Mientras grupos extremistas, ERP ( Ejército Revolucionario del Pueblo ) y Montoneros, secuestraban y mataban empresarios, policías y militares, la Tripe A anunciaba " una lucha sin cuartel contra el terrorismo y los intereses apátridas, marxistas, anticristianos y del sinarquismo internacional ", como ellos mismos anunciaban en un comunicado enviado a las redacciones de los diarios.

José López Rega pasó de secretario de Perón en el exilio a dueño de los hilos del poder en el gobierno de la viuda María Estela Martínez de Perón ( " Isabelita " ).

Algunos testimonios de la época dicen que el propio López Rega elegía a las víctimas de la Triple A. En 1975 se descubrió un gigantesco arsenal en las oficinas del Ministerio de Bienestar Social, que él encabezaba.

Su siniestra organización estaba integrada por matones sindicales, fuerzas de seguridad y personajes del hampa.

Según informes de la CONADEP ( Comisión Nacional de Desaparición de Personas ) está debidamente probado que la " AAA " cometió 428 homicidios entre 1973 y 1975, aunque se descuenta que fueron muchos más, sin contar diversos atentados que dejaron un tendal de heridos.

Su modus operandi incluía secuestros y fusilamientos, métodos que luego aplicaría la dictadura militar desde 1976.

López Rega, nombrado en 1975 embajador extraordinario en España por la viuda de Perón, afirmaba con total jactancia haber conocido a las tres esposas del General: a Aurelia " Potota " Tizón, de quien dijo fue su profesora de canto lírico, a Evita Duarte en los pasillos de una emisora radial, y finalmente a María Estela Martínez, con quien tenía una estrecha relación desde 1965.

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Del Dr. Mariano Grondona, abogado, profesor universitario, controvertido periodista radial y televisivo, ensayista y escritor:

Tuve una brillante alumna en Harvard que escribió una breve biografía de Eva Perón para probar su tesis según la cual a los argentinos les cuesta pensar en la mujer como igual al hombre. La exaltan hasta convertirla en santa o la degradan hasta denunciarla como una prostituta. Mi alumna acudió entonces a la biografía de Eva Perón para mostrar que para la mitad de los argentinos ella ha sido la encarnación misma de la solidaridad, la virgen de los pobres, " Santa Evita ", en tanto para la otra mitad fue " la mujer del látigo ", una ex prostituta de voraz ambición que llegó a la cima del poder abrazándose a Juan Domingo Perón.

¿ Qué fue Eva para el propio Perón ? ¿ Su inspiradora, su instigadora o apenas su instrumento ? En 1967 tuve la ocasión de pasar el día con el general Perón en su casa de Madrid. Me habló sobre lo que más le interesaba; no del gobierno que poco le importaba, sino de esa esgrima de la lucha por el poder que, como el buen maquiavelista que era, lo apasionaba. Me habló del golpe militar de 1943 que terminaría por encumbrarlo; del famoso 17 de octubre de 1945, cuando doblegó al Ejército con la ayuda de los sindicatos; de su caída como consecuencia de la llamada Revolución Libertadora de 1955; de su exilio y de los planes que tenía para retornar al poder, algo que lograría en 1973. En el transcurso de ese largo monólogo, Perón no mencionó ni una sola vez a Evita.

En una de las biografías más completas de Eva Perón, sus autores narran una anécdota escalofriante. Cuando Eva estaba por morir de un cáncer terminal, el doctor Pedro Ara, famoso taxidermista español, fue llamado para estudiar la posibilidad de embalsamarla. Ara le dijo entonces a Perón que para que su obra fuera perfecta necesitaría inyectar a la moribunda mientras aún estaba con vida, advirtiéndole al mismo tiempo que las inyecciones podrían acortarle aun más las pocas horas de vida que le quedaban. Perón le habría contestado, según los biógrafos de Evita, con una sola palabra: " Proceda ".

Otros sostienen todavía hoy, al contrario, que Eva fue el corazón y el brazo de Perón. Sea cual haya sido la relación íntima de los Perón, el hecho es que entre ambos inauguraron una estructura nepotista de poder que perdura hasta nuestros días: el matrimonialismo peronista.

La viuda del propio Perón, Isabel Martínez, fue vicepresidenta cuando este volvió al poder en 1973 y su sucesora al año siguiente, después de su muerte, hasta el golpe militar de 1976. En el 2002, cuando Eduardo Duhalde se instaló en la Casa Rosada en tiempos de emergencia después de la caída de Fernando De la Rúa, su esposa Hilda " Chiche " Duhalde fue mucho más que la " señora de ..." porque se hico cargo de la ingente obra social que debió encarar el nuevo gobierno. La tradición matrimonialista vuelve a instalarse con Cristina Fernández de Kirchner.

La recurrencia del matrimonialismo es un rasgo estructural del movimiento justicialista.

La presencia de mujeres en la política de nuestro tiempo puede ser de tres clases. La primera de ellas, tradicional, es la de las " primeras damas " que tienen una influencia tan callada como importante al lado de sus poderosos maridos, pero solamente en la intimidad del hogar. La segunda obedece al encumbramiento de la mujer por sus propios méritos en abierta competencia con los hombres que ya no monopolizan como antes el curso de la historia. A esta segunda corriente, que avanza con los años, corresponden líderes como la alemana Angela Merkel, la chilena Michelle Bachelet, la francesa Ségolène Royal.

El matrimonialismo peronista encarna una tercera corriente, intermedia entre las dos primeras, en virtud de la cual la mujer, por una parte, es " señora de ..." porque se elevó al lado de su marido, pero, por otra, adquiere finalmente un peso propio, una identidad inconfundible. En esta categoría: Evita , Isabel Perón, Hilda Duhalde y Cristina Fernández de Kirchner.

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De María Elena Ques, docente y escritora, columnista de Revista de Cultura Ñ, Diario Clarín, Buenos Aires, Argentina:

De la diatriba opositora de los años calientes a la fascinación de los cientistas sociales, el peronismo ha generado ríos de tinta. La incógnita siempre actual sobre su verdadera índole política, la vida social bajo el gobierno de su jefe, las tensiones con los diversos sectores, y aun la vida de su líder y de Evita Perón, siguen generando nuevos títulos y reediciones de textos ya clásicos.

Poco después del derrocamiento de Perón, Ezequiel Martínez Estrada publicaba ¿ Qué es esto ?. En aquel ensayo de 1946, recientemente reeditado, reflexionaba - sin ahorrar vituperios - sobre el gobierno derrocado. En esa " multitud carnavalesca " que protagonizó el 17 de octubre, Martínez Estrada veía la " horda silenciosa " que le causa escalofríos, pero también una " parte del pueblo argentino, el pueblo del Himno ". Desde entonces la pregunta que da título al ensayo no ha cesado de ser reformulada por intelectuales, políticos, periodistas y escritores que, desde dentro o desde fuera de los difusos márgenes del Movimiento, intentan echar luz sobre un fenómeno que continúa reverberando en el presente.

Si fuera posible postular un rasgo común en obras tan diversas como las aparecidas en los últimos tiempos, podríamos sugerir que el desafío ya no es hacer una crónica o una valoración general del período 1945 - 1955, sino iluminar aspectos más específicos, analizados en profundidad y con la perspectiva que da el tiempo y el aporte de los innumerables estudios que se han producido sobre el tema. Recorrer algunos de esos trabajos recientes nos ofrece un panorama actualizado de los modos en que las ciencias sociales abordan hoy el " hecho maldito " de la política nacional.

El último libro de Horacio González, Perón - Reflejos de una vida, se presenta como una biografía del fundador del Movimiento. Por cierto, no se trata de una biografía ortodoxa. Su empeño va por otro lado. La posibilidad misma de narrar una vida es una de las preguntas que recorren el trabajo, en el que se trata no tanto de escribir la vida de Perón, sino de intentar leerla, es decir, interpretarla a partir de otras lecturas.

González ingresa en los momentos clave de la vida de Perón - el golpe del 30, su formación, la creación del GOU, el 17 de octubre, el exilio y la organización de la resistencia, el regreso, la muerte - desde costados inesperados y los recorre echando mano de un complejo sistema de citas, reminiscencias intelectuales, asociaciones sorpresivas. La cronología se deshilvana adrede, ya que los momentos escogidos se presentan más como disparadores para pensar problemas políticos y filosóficos, que trascienden la vida y la obra del biografiado. Se trata, en suma, de un texto complejo, marcado por una escritura personal y barroca, en el que - como en las calles de Venecia - perderse puede ser fácil, pero también placentero.

En el capítulo dedicado al papel político que desempeñaron en la historia del peronismo los intercambios epistolares, González metaforiza: " el peronismo son cartas "... Y nunca fue tan indudable esa afirmación como en los primeros años del exilio de su jefe. Ninguna correspondencia tan decisiva como la que mantuvo Juan Domingo Perón con John William Cooke. Cooke fue diputado por el peronismo y más tarde fue el primer delegado de Perón en el exilio, el fundador de la resistencia peronista y el inspirador fundamental del peronismo revolucionario. Cooke murió en 1968, cuatro años más tarde su compañera Alicia Eguren - desaparecida durante la última dictadura militar - publicó por primera vez la Correspondencia pero esa edición se fue volviendo inhallable. Afortunadamente, las cartas acaban de ser reeditadas en el segundo tomo de las Obras Completas de Cooke, editorial Colihue, compiladas por Eduardo Luis Duhalde. El primer tomo reúne los textos correspondientes a la Acción Parlamentaria desarrollada entre 1946 - 1951.

La lectura de las cartas incita a " acompañar sus vaivenes, sus estados de ánimo, el dato concreto y la reflexión aguda. También vamos presintiendo la brecha que comienza a abrirse entre ambos. El tono partenal que Perón no abandona y la actitud respetuosa, para con el jefe, de Cooke, no ocultan la tensión que por momentos aflora en los textos ", señala en el prólogo Eduardo Duhalde. En efecto, lo que comienza como una especie de juegos de espejos, en el que cada corresponsal replica y ratifica los conceptos del otro, va dando lugar a argumentaciones divergentes y el silencio del lejano General funciona en los últimos años como un indicio que anticipa el quiebre. Las cartas de Cooke nos ofrecen desde detalles más o menos pintorescos acerca de la detención y fuga del penal de Ushuaia en 1957 hasta las huellas de las cartas interceptadas que permiten atisbar las dificultades que suponía ese liderazgo clandestino y a distancia. Uno de los tramos más apasionantes es la etapa de los comicios de 1957 y 1958. Como es sabido, Cooke tuvo un rol protagónico en la campaña por el voto en blanco para la Convención Constituyente de 1957 - que obtuvo el mayor porcentaje de sufragios - y en la negociación que llevó al pacto Perón - Frondizi, con miras a la elección presidencial del año siguiente.

Las cartas, en suma, nos van revelando un relato fragmentario y rocambolesco en el que vemos crecer " en tiempo real " la trama de intrigas y divergencias en el seno del peronismo, pero también nos permite comprender mejor el fervor y el compromiso de quienes lograron mantener, la cohesión y el protagonismo político en circunstancias extraordinariamente adversas.

Son bien conocidos los chisporroteos que sacudieron al campo intelectual - mayoritariamente alineado en la oposición - en los años de la posguerra. Algunos de los más célebres escritores nacionales han dejado memorables páginas impregnadas de las pasiones de la época: desde Las puertas del cielo de Julio Cortázar hasta La fiesta del monstruo de Jorge Luis Borges.

La enciclopedia de Literatura argentina del siglo XX, dirigida por David Viñas, dedica el cuarto tomo a la producción de aquellos años. En El Peronismo Clásico - Descamisados, gorilas y contreras, editorial Paradiso, críticos y ensayistas emprenden la tarea de analizar la obra de los referentes más importantes de un periodo particularmente rico: Borges, Gombrowicz, Cortázar, Marechal, Sábato, entre otros. Entre los trabajos reunidos, destacamos la introducción en la que Guillermo Korn ofrece un panorama de las tendencias culturales, vínculos y tomas de posición explícitas o metafóricas frente a la política, y también cuestiones menos transitadas, como las innovaciones del mundo editorial, el impacto de los géneros masivos, y la irrupción de lo coloquial en la política a través de la particular oratoria de Juan Domingo Perón.

El volumen ofrece nuevos recorridos por la obra de autores clásicos - Carlos Gamerro, por ejemplo revisita la producción de Córtazar, Jorge Panesi la de Borges - pero también incluye abordajes más heterodoxos. Vale la pena detenerse, por ejemplo en el análisis que hace Horacio González de La razón de mi vida desde su costado folletinesco y místico, o en el texto de Emilio Bernini sobre los usos de la literatura en el cine nacional.

Este vasto continente que conocemos bajo el nombre de peronismo permite ingresar en él por diferentes vías. En los últimos años ha aparecido una cantidad importante de trabajos de investigadores que profundizan sobre alguna faceta específica de los gobiernos de Perón: el vínculo con la Iglesia o la reforma penitenciaria ( Lila Caimari ), la política de vivienda y urbanismo ( Anahí Balent o Rosa Aboy ), cuestiones de género y la política familiar ( Isabella Cosse ) o los modos de representación y propaganda ( Susana Rosano o Marcela Gené ).

Esta clase de enfoque reaparece en el reciente trabajo de Carolina Biernat, ¿ Buenos o útiles ? La política inmigratoria bajo el peronismo, editorial Biblos. Biernat analiza la tensión entre la política de inmigración irrestricta promovida en siglo XIX y el empleo de criterios más restringidos. Por un lado, la inmigración masiva ofrecía una solución para la expansión de la producción. Este proceso exigía asegurarse un caudal de trabajadores que superaba las tasas de crecimiento de la población nativa. Por otra parte, el contexto de posguerra reabría la posibilidad de atraer grandes contingentes de extranjeros, frente a lo cual florecieron las polémicas acerca de las posibles restricciones al ingreso. Como es sabido, tales restricciones estaban frecuentemente asociadas - de manera más o menos explícita - a la discriminación racial, cultural o religiosa. Biernat analiza estos debates, así como la normativa de aquellos años, los lineamientos de los Planes Quinquenales y fundamentalmente, el aparato administrativo encargado de implementar las políticas. Este último aspecto resulta sumamente interesante ya que es allí donde finalmente se dirimen los conflictos, dando lugar a " prácticas de admisión complejas, arbitrarias, contradictorias y permeadas de corrupción, cada vez más distantes de los enunciados legales ".

En un registro orientado a la divulgación, la nueva colección " Nudos de la historia ", apuesta a trazar un puente entre historiadores de primer nivel y el público no especializado. Fiel a esa consigna, El día que se inventó el peronismo, Mariano Ben Plotkin, editorial Sudamericana, nos introduce en la intrincada serie de eventos que desembocó en la eclosión del 17 de octubre.

La fascinación que ha ejercido el peronismo para varias generaciones de cientistas sociales contrasta, en proporción, con la cantidad de estudios sobre la vida política de la oposición durante aquella década. Tal es la tarea que emprendió Marcela García Sebastiani en Los antiperonistas en la Argentina peronista ( 1943 - 1951 ), editorial Prometeo. Como señala la autora, seguramente esta falta de interés se deba en parte a " la limitación y estrangulamiento de los espacios de expresión de la disidencia ". Sin embargo, tanto el funcionamiento del Parlamento, como se mantuvo vigente, como las elecciones libres de 1951 abren un vasto campo de observación. García Sebastián enfoca en particular la acción política de la UCR y el Partido Socialista a lo largo del primer mandato de Juan Domingo Perón.- El recorte cronológico obedece a que durante la segunda presidencia la problemática opositora se organizara en torno de otros conflictos y " se confunde con los prolegómenos de su caída ".

Además del panorama, incesantemente renovado, de novedades bibliográficas sobre el tema, también es pertinente mencionar varias reediciones de trabajos que han marcado hitos en la aventura de pensar el peronismo. Al clásico ¿ Qué es esto ? de Ezequiel Martínez Estrada, editorial Colihue, o el ineludible Estudios sobre los orígenes del peronismo de Juan Carlos Portantiero y Miguel Murmis, editorial Siglo XXI, se suman ahora los dos tomos dedicados a analizar los debates políticos y culturales que tuvieron lugar entre 1943 y 1973: Bajo el signo de las masas, Carlos Altamirano, editorial Emecé, y La batalla de las ideas, Beatriz Sarlo, editorial Emecé, reeditados con un formato más amigable. Ambos volúmenes cuentan con un apéndice documental en CD y constituyen un valioso material de consulta.

Asimismo, ha reaparecido Mañana es San Perón, Mariano Ben Plotkin, editorial Ariel. En esa obra el autor analiza los mecanismos rituales de las fiestas del Día de la Lealtad en las que el régimen peronista se celebraba a sí mismo.

Además de transformar el rostro de la sociedad y la política argentinas, el peronismo dio lugar, en sus años de apogeo, a una peculiar estética de Estado, pariente lejana de los fastos del fascismo pero encarnada en una clave " fiestera " totalmente ajena a la apoteosis de la beligerancia y mucho más modesta en su vocación de innovación formal. Con resabios de la cinematografía de la época, estética publicitaria y ética del folletín, la iconografía tiene un sello inconfundible. Actualmente, el artista plástico Daniel Santoro abreva en esas imágenes.

En las obras de Daniel Santoro la ironía convive con una mirada entrañable y nostálgica, resquebrajada por toques de espanto. El misticismo que aureoló a Evita, la versión criolla del " culto a la personalidad ", las imágenes ingenuas que trasponen gráficamente el ideal de la comunidad organizada son retomadas y trastocadas para condesar una lectura política.

La última aventura estética de Santoro, dio como fruto el documental Pulqui, un instante en la patria de la felicidad, de Alejandro Fernández Moujan. El filme presenta la reconstrucción a escala del primer avión diseñado y fabricado en Argentina en 1951, condensación de la promesa de modernidad y progreso. Mientras avanza la construcción, en el taller de Biancuzzo en la localidad de Valentín Alsina, cruzando el Riachuelo, los diálogos pendulan entre los desafíos técnicos y la nostalgia de un tiempo en el que " la gente andaba contenta ".

Para conocer más bibliografía sobre Evita y el peronismo clickear aquí

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Del Prof. Antonio Salonia, maestro normal, docente, periodista, subsecretario de Educación durante el gobierno del presidente argentino Arturo Frondizi, en el interesante Suplemento Especial de Diario CLARIN titulado Arturo Fondizi - El desarrollo como política del Estado, del día 24 de febrero de 2008, Buenos Aires, Argentina, que contó con el invalorable aporte de periodistas, escritores, políticos e intelectuales, como María Seoane, Alberto Amato, Félix Luna, Rodolfo Terragno, Raúl Alfonsín, Rogelio García Lupo y otros:

La Revolución Libertadora cometió un pecado central, y creo que imperdonable, hacia el futuro de la política argentina: institucionalizó el antiperonismo, la división de la Argentina entre peronistas y antiperonistas. Durante el gobierno de Perón había peronistas y antiperonistas, pero con la Revolución Libertadora eso se institucionalizó. Todo lo que tuviera que ver con el peronismo era condenado, sancionado. Y esto lo sé como docente que era y soy. Se echaron docentes primarios, secundarios y universitarios porque habían usado luto cuando la muerte de Eva Perón. Yo, que me definí siempre como un no peronista, hice una larga cola bajo la lluvia para ver el féretro de Evita. Y esto nos lo enseñó Frondizi: " en política no se puede ni se debe actuar con el anti."

Frondizi tenía un nivel intelectual fuera de lo común en el político convencional. Era un profesor universitario metido en política. Por eso, los diálogos y los debates que se podían sostener con ese dirigente radical eran distintos. No tenía odios ni rencores, tenía la grandeza de comprender a sus adversarios y no convertirlos en enemigos, a quienes había que vituperar o combatir con cualquier arma. Nunca odió a sus adversarios. Además era un hombre austero, un hombre frugal en las comidas. Era un gran orador. Otros, tal vez, inflamaban al público. Pero Frondizi decía cosas.

Arturo Frondizi fue un visionario que creyó posible industrializar a la Argentina.

Sin privatizar YPF ( Yacimientos Petrolíferos Fiscales ) ni entregar reservas, Frondizi dejó de depender de los monopolios que manejaban el mercado petrolero mundial.

Su gobierno pasó a la historia signado por el desarrollo económico, la energía, el acero, el caucho, la buena administración y también por su cambio en el tema del petróleo. Impulsó la modernidad, cuando aún no era concebida como factor de crecimiento institucional. Su política internacional fue la defensa de la libertad y la independencia de los pueblos. Introdujo la idea del frente nacional, una confluencia de distintas corrientes de opinión. Obtuvo el apoyo de Perón.

Frondizi lleva al desarrollismo a gente de partidos de izquierda: Rogelio Frigerio, Isidro Odena, Baltasar Jaramillo y Juan José Real. Otros como Dardo Cúneo o Marcos Merchensky llegan del socialismo. Otros como Oscar Camilión o Albino Gómez venían del catolicismo. Mucha gente se asustó, sobre todo las cúpulas militares, que desde el día que asumió Frondizi lo hostigaron, lo perturbaron, lo amenazaron con permanentes golpes de Estado. Los grandes líderes mundiales tenían enorme consideración por Frondizi. Hablo del Papa Juan XXIII, de John Kennedy, del general De Gaulle, de Konrad Adenauer.

El gobierno desarrollista será objeto de toda clase de acusaciones y no conocerá momento de paz. No se le perdonará la recepción a Fidel Castro en Buenos Aires, el 1º de mayo de 1959, pese a que el líder cubano venía de una gira consagratoria en los Estados Unidos, ni el fugaz paso por Buenos Aires de Ernesto Che Guevara, a quien Frondizi recibirá en un reservado encuentro en la residencia de Olivos, ni la apertura a los países de la órbita socialista.

La caída de Frondizi estuvo anticipada por toda clase de intrigas y conspiraciones palaciegas y cuarteleras en las que participaban camarillas civiles y militares, y por una declarada hostilidad de la prensa conservadora y los grupos de poder.

En marzo de 1962 se eligieron gobernadores en varias provincias. La principal preocupación de la cúpula militar era que el peronismo volviera al poder. Advirtieron que no lo permitirían. Ganó el peronismo en 10 de 14 provincias, sobre todo la más decisiva: el sindicalista Andrés Framini triunfó en Buenos Aires. Frondizi envió interventores a las provincias donde había triunfado el peronismo, lo que costó la renuncia de su fiel ministro del Interior, Alfredo Vítolo, pero tampoco alcanzó para aplacar a los militares. Los comandantes en jefe de las tres fuerzas, el general Rosendo Fraga, el almirante Gastón Clement y el brigadier Jorge Rojas Silveyra, exigieron la renuncia de Frondizi, que se negó a dejar la presidencia. Fue derrocado en marzo de 1962, luego de 26 planteos militares y 6 intentos golpistas, es decir 32 amenazas de golpe de Estado.

El 29 de marzo de 1962 fue apresado y enviado a la isla Martín García, como un delicuente culpable del delito de intentar el desarrollo de la Argentina.

En el tiempo y la distancia, Juan Domingo Perón exiliado en España y el cadáver de Evita en algún ignoto lugar ...

El país perdía otra gran oportunidad y se extraviaba en el túnel de la inestabilidad, la desmesura autodestructiva de su dirigencia y el autoritarismo.

La espiral de violencia política y social desatada por el golpismo aún continuaría lacerando la historia de los argentinos.

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Del Dr. Julio González, docente universitario, director de Asuntos Jurídicos de la Presidencia de la Nación, secretario privado de la presidenta María Estela Martínez de Perón, autor del libro Isabel Perón - Intimidades de un gobierno, editorial El Ateneo, 462 páginas, año 2007:

Isabel era una persona de limitada capacidad, pero con un gran sentido de la responsabilidad.

Fue una gran proeza del gobierno de Isabel culminar su administración sin haber acrecentado la deuda externa en un solo peso.

Isabel advirtió que uno de los fines del Golpe Militar era derribar las chimeneas que había levantado Perón, con su modelo que era industrial, técnico y científico; reemplazando al modelo antes existente de país exportador de materias primas y dependiente de empréstitos. Las únicas veces que hubo Planificación del Estado, todas pertenecieron a gobiernos del general Perón.

Con la dictadura militar se cerraron 18.000 fábricas, para 1986, 50.000 y 108.000 entre 1989 y 1999, según datos de la Unión Industrial Argentina. El de la Argentina fue el único caso de desindustrialización del mundo.

La leyenda muchas veces sustituye a la realidad. Por ejemplo, se habla a menudo de la simpatía entre Perón y el general Francisco Franco. En todos los años que pasó en Madrid, no sólo que no fue capaz de visitarlo, tampoco de enviarle algún mensajero para saber si precisaba algo. Y Perón pasó muchas necesidades. Sin embargo, el rey Fadh, de Arabia Saudita, encontrándose en España pidió visitarlo porque le interesaba conocerlo. Allí le dijo que sabía de su situación y que la corona saudí le otorgaría una pensión vitalicia de 2.000 dólares mensuales. La Presidenta me contó que el general Perón y Franco recién se conocieron personalmente en el aeropuerto de Barajas, Madrid, cuando el presidente Cámpora regresaba a la Argentina acompañando al general Perón, que ponía fin a su exilio en España. Era el 20 de junio de 1973. El generalísimo Franco como jefe de Estado de España, acompañaba y despedía al jefe de Estado de la Argentina, Dr. Héctor Cámpora, que regresaba a su país.

Es durante la presidencia de Isabel que el cuerpo de María Eva Duarte de Perón, Evita, es repatriado. 17 de noviembre de 1974.

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De Antonio Pereira, político, escritor, autor del libro Juan Perón - Crónica de cuatro décadas, editorial Corregidor, 189 páginas, año 1997, Buenos Aires, Argentina:

La fórmula Perón - Perón ( Juan Domingo Perón - Isabel Martínez de Perón ) asume el 12 de octubre de 1973. El presidente lucía su uniforme militar de gala, ante la Asamblea Legislativa no lee ningún mensaje. Ello corre por cuenta del vicepresidente primero del Senado, el democristiano José Antonio Allende. Allende toma el centro de la escena, con un extenso discurso desparrama reflexiones propias y sugerencias a Perón, resaltando su función histórica.

El presidente parecía hacer esfuerzos para prestar atención y por momentos paseaba su mirada por el poblado recinto. Aparecía viejo. Días antes había cumplido 78 años que rezaban los documentos y los 80 reales. Era consciente de sus límites biológicos y de las nuevas y graves circunstancias que debía enfrentar.

Como Moisés, había conducido a su gente por los desérticos 18 años anteriores, pero lo que encontraba no era la tierra prometida; el paisaje político había cambiado bruscamente y pese al triunfo sabía como el filósofo, que en política no se puede reír ni llorar. Sólo es posible tratar de comprender.

Los ataques de la guerrilla extremista eran cada vez más intensos, se sucedían los secuestros de empresarios, que habían comenzado con el directivo de la Fiat Oberdan Salustro.

Dos días después de las elecciones es asesinado, 25 de setiembre de 1973, en una emboscada, el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, en quien confiaba Perón.

Los militantes del peronismo de izquierda, Montoneros, todavían tenían ciertos vínculos con el gobierno anterior de Héctor Cámpora. Esas juventudes se movilizaban con el slogan de " Si Evita viviera sería montonera ". El 20 de junio de 1973, cuando Perón regresaba definitivamente a la Argentina, el líder fue advertido por radio para que su avión no aterrizara en Ezeiza sino en la base militar de Morón de la Fuerza Aérea porque sectores peronistas de derecha ( la " patria sindical " ) y de izquierda ( los montoneros ) se estaban enfrentando en la cercanías del Puente 12 de la Autopista Riccheri. Lo que iba a ser un festivo y gigantesco recibimiento - había 2.000.000 de personas, artistas y músicos - desembocó en una penosa jornada sangrienta. Por otra parte, el ERP ( Ejército Revolucionario del Pueblo ) comenzaba a actuar y sus blancos principales eran cuarteles militares. Habían desbordado todos los límites y estaban dispuestos a una orgía de sangre y violencia. Visto a la distancia fue un fenómeno político - social con síntomas patológicos. Sacudía varios estratos de la sociedad, que parecían tomarlo como una moda, sin reparar en el horror y todas sus nefastas consecuencias. Para ellos era una revolución nacional - popular en marcha. Cuadro mucho más sombrío ante la represión que también se produjo ilícitamente y con una ferocidad también repudiable.

La " Guerra Sucia " la llamaron después los militares cuando la tomaron a su exclusivo cargo, aunque invocaran formas legales, como un decreto del gobierno que ellos habían derrocado y que taxativamente no dice, lo que se pretendió que dijera.

En el ´73/74 se registraron asesinatos atribuídos a la Triple A, una organización parapolicial inspirada por el ministro de Bienestar Social, José López Rega, para matar lisa y llanamente a quienes tenían vinculaciones con la guerrilla y militancia izquierdista. La AAA era bien vista por los jefes policiales de entonces y también por los militares, en cuyas filas se registraban bajas por atentados guerrilleros.

El 19 de enero de 1974, tras una sangrienta acción fracasa un intento guerrillero para tomar el Regimiento de Caballería Blindada de Azul. Caen el jefe de la unidad, coronel Camilo Arturo Gay, y su esposa. Perón, tácticamente responsabiliza al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Oscar Bidegain, y éste renuncia. Asume el vice, el metalúrgico Victorio Calabró.

La guerrilla pretendía que él hiciera la revolución que ellos agitaban sin mayores precisiones. Las clases media y alta, los factores de poder y sus tradicionales partidarios deseaban que impusiera el orden, objetivo que fue el rasgo principal de su preocupación desde el retorno a la Argentina.

Dos días después del intento de copamiento de Azul, el presidente Perón se desprende del grupo de diputados jóvenes cercanos a los extremistas. En el Congreso Nacional había un proyecto de reformas al Código Penal, que éstos resistían. En la nueva ley se darían mayores facultades para la represión a la guerrilla y condenas más severas. La guerrilla se extendía con hechos dramáticos casi a diario, que las cámaras parlamentarias repudiaban en la mayor impotencia.

Perón, personalmente, fue a la Cámara de Diputados. En el Salón de los Pasos Perdidos presidió una reunión de bloque. Durante 40 minutos con notable lucidez y claridad, explicó la situación y los motivos que hacían aconsejable la sanción de esa reforma. No se repitió en una sola idea y guiñando su ojo izquierdo, en un momento dado dijo: " Ustedes son legisladores, saben mejor que yo que una ley se reforma con otra ley, ¿ o no ? ". El mensaje era claro, voten esto que es urgente y necesario y superada la situación con otra ley podemos volver a la normalidad. Pues se estaba, efectivamente, viviendo una situación trágicamente anormal.

Los diputados parecían haber dejado de lado sus escrúpulos. En una reunión de bloque se votó mayoritariamente para sacar la sanción en la próxima semana. De esa forma y por disciplina quedamos todos obligados, inclusive los jóvenes disidentes.

En el ´74 Perón viaja a Montevideo para firmar con el presidente uruguayo Juan María Bordaberry el Tratado del Río de la Plata, que puso fin al histórico conflicto de límites sobre el río. Al regreso de ese viaje es llevado a comer a un restaurante de la costanera y contrae un enfriamiento. Su salud no era tratada con prudencia. También debió hacer una visita de dos días al portaviones " 25 de Mayo " y subir y bajar las estrechas y empinadas escaleras de más de 16 plataformas. Una noche en Olivos, sufre un grave ataque y no sólo no hay médicos, sino que el que se fue a buscar no fue encontrado en su dimicilio. La guardia con un jeep conduce a un joven practicante con un enfermero español que encuentran en una clínica pequeña de las inmediaciones.

El médico, principiante, en principio creyó que se trataba de un secuestro para atender a algún guerrillero y la sorpresa fue mayúscula cuando se encontró con tan prominente paciente y la enorme responsabilidad que debía asumir. Dicen que el enfermero fue más decidido y en presencia de Isabel, lo sometió a duros ejercicios de respiración que lo restablecieron. El episodio determinó que se instalara una unidad coronaria en la residencia.

En el acto del 1º de Mayo del ´74, Perón trató con dureza a los montoneros que con carteles y pancartas ocupaban un buen sector. " Estúpidos e imberbes ", los llamó y éstos se retiraron con sus símbolos dejando un espacio vacío en la plaza. Luego Perón comentaría que lo que más lo irritó fueron ciertos insultos que le dirigían a Isabel. " Ante una situación así a cualquier hombre se le vuelan los pájaros ", dijo.

En una reunión en la residencia de Olivos se quejó amargamente de las dificultades que se presentaban para desarmar las guerrillas y lograr la pacificación que anhelaba, y que había reflexionado mucho acerca de lo que verdaderamente lo motivó a venir al país. No era un gobierno, sino la unidad nacional. Y que si no era posible y su presencia no servía para desactivar los grupos extremos, no le quedaría otra alternativa que irse. Dicen que el ministro de Economía José Ber Gelbard, como para bajar la tensión, intentó un chiste: General, avísenos antes, nosotros no podremos irnos. Perón, sin contemplación le respondió: " ¿ Para qué quiere saberlo ? ¿ Para comprar dólares ? ".

Un frío y nublado 12 de junio de 1974 pronuncia su última alocución pública. Desde los balcones de la Casa Rosada pide la colaboración de todos los argentinos, denuncia que quieren sabotear su gestión y critica a algunos de sus propios partidarios. Y como despidiéndose pronuncia aquellas palabras finales en medio de aclamaciones y aplausos: " Llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino ".

El 1º de julio, poco después del mediodía, el país fue sacudido por la noticia. Había muerto el Presidente. Se producía un gran vacío y quedaba un gran problema. Pero la emoción superaba la preocupación. Propios y adversarios se inclinaron respetuosamente. Sobre la avenida General Paz los vehículos eran interceptados por la policía y el acceso a la residencia era severamente controlado.

En una de las habitaciones de la planta baja fue ubicado el féretro con el cadáver del general Perón, totalmente solo, haciendo guardia en la cabecera dos granaderos. Más allá de las barrancas, que limitan la casa y a lo lejos, se veían correr los trenes repletos de obreros y empleados que regresaban a sus hogares. La mayoría irían acongojados por el hecho. ¿ Cómo influiría en sus vidas y en el destino del país ?, sin dudas, sería el común interrogante de esos pasajeros. Tan cerca y tan lejos del escenario donde parecían palparse escenas de un drama. Latía la intriga lujuriosa que inspira el poder.

López Rega caminaba a grandes pasos, mientras una doméstica uniformada paseaba los dos perritos del General por los jardines. En el pórtico de la residencia un puñado de personas y disimulados guardias veían llegar nuevos visitantes.

Al día siguiente el féretro fue trasladado hasta la Catedral Metropolitana y luego al Congreso de la Nación, al Salón Azul, entre la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados, y colocado sobre una tarima. El desfile de la gente era incesante. La presión era tanta que hacía imposible salir por las puertas bloquedas por el público. Perón vestido con el uniforme militar y cubierto con la bandera argentina, estaba debajo de la gran araña de 100 luces, cuyo calor sumado a las vibraciones que producía el paso de las personas sobre los peldaños de la tarima contribuían a apresurar el deterioro del cuerpo que a intervalos los médicos trataban con formol

En la tarde del segundo día se resolvió suspender el velatorio y disponer todo para la inhumación al día siguiente. Los actos habían quedado a cargo del general Barros. Cuando trascendió el acortamiento de la ceremonia, una docena de diputados, entre los que estaban Héctor Sandler y Tomás Arana de la Alianza Popular Republicana y el representante comunista Juan Comínguez se entrevistaron con Barros. La propuesta de los diputados parecía desopilante. Pedían que el cajón mortuorio fuera sacado a la entrada principal del Congreso sobre la calle Entre Ríos para que el pueblo puediera despedirlo. El general Barros contestó: Nadie como yo quiere más a Perón, a quien llevo en el corazón, y me duele que no todos puedan verlo por última vez pero no hay alternativa, no puedo exponer el cajón en un lugar que no pueda controlar totalmente. Un tumulto, un ataque de histeria o cualquier otro accidente originaría un aquelarre que no quiero imaginar. El más razonable fue el diputado Ortega Peña, que también integraba el grupo, que rápidamente comprendió las explicaciones de Barros y aceptó que no quedaba otro trámite.

En la despedida póstuma en el Congreso hubo doce discursos fúnebres. Por las Fuerzas Armadas habló el comandante del Ejército, general Enrique Anaya, y Ricardo Balbín, por los partidos políticos; el presidente de la Corte Suprema, Miguel Angel Bercaitz; Lorenzo Miguel, por las 62 organizaciones; Adelino Romero por la CGT; por la Confederación General Económica, Julio Bronner. Por los gobernadores debía hacerlo Deolindo Bittel, del Chaco, pero un problema personal lo obligó a viajar a Resistencia y al volver, antes del homenaje; se encontró que estaba reemplazado por el gobernador de La Rioja, un hombre de largas patillas y tupida cabellera, Carlos Saúl Menem.

La historia es la política del pasado. Hechos que marcaron a los argentinos.

Golpes de Estado, secuestros, fusilamientos, terrorismo, negociados, robo y profanación de cadáveres, corrupción, desgobiernos militares, frustraciones democráticas, un largo y cruento rosario de dramáticos sucesos padecidos durante décadas ...

Un político francés que visitó a la Argentina declaró: La historia argentina por sus convulsiones y agitadas pasiones parece una clásica tragedia de dimensiones shakespereanas.

Juan Domingo Perón pasó a la historia, esencialmente por haber sido el protagonista que incorporó a los trabajadores y a los humildes al plano de las decisiones políticas de la República. En la Argentina de Hipólito Yrigoyen se habían ganado los derechos políticos, pero la participación realmente popular no iba más allá de una generosa aspiración; porque las distancias entre los privilegios del bienestar con la pobreza eran muy grandes; y la convocatoria participativa resultaba noble, pero ingenua en esa sociedad.

Otra singularidad de Perón, es que se volcó al pueblo y fue amado por su pueblo. Con este no común rasgo, quebró un viejo estilo en la profesión de los gobernantes, limitada al cumplimiento de los principios constitucionales y los deberes de la ley fría, con desapego de las devociones y necesidades reales del pueblo auténtico que está en las fábricas, en los talleres, en las aulas, en los laboratorios y en definitiva en las calles, y que constituye la base soberana del poder.

El solía repetir que el hombre sólo es grande o trasciende a través de una causa noble. Ponía el ejemplo de San Martín, porque tomó y condujo la causa de la Emancipación Americana. Y el de Napoleón, de quien decía que si no hubiera asumido la Revolución Francesa no habría pasado de un modesto capitán de artillería.

Dijo que se consideraba un hombre simple y que todo lo importante que pudiera ser lo debía a que encaró un gran causa: la causa del pueblo; la de la dignidad de los trabajadores y la justicia social.


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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.


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