DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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Del Gral. de división Franklin Lucero, militar, ministro del Ejército, autor del libro El precio de la lealtad, Editorial Propulsión, año 1959, Buenos Aires:

En 1955, a pesar de que era indudable que se acrecentaría la magnitud del combate entre hermanos, la inesperada y patriótica decisión del presidente constitucional, Gral. Perón, tendiente a posibilitar el entendimiento de los argentinos, modificó súbita y totalmente el estado de cosas que imperaba hasta ese momento en el país.

Los acontecimientos nos obligaron a compartir la decisión del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y si comprometí mi solidaridad con su postura, no obstante que ella causó perplejidad y hasta verdadera amargura en los cuadros leales a la institución, fue en la única inteligencia de que cualquier sacrificio personal o colectivo merecían la buscada pacificación de los argentinos, la unidad de las Fuerzas Armadas y la propia integridad del Ejército y de que por ese camino evitaríamos la hoguera de la guerra civil.

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Del mayor Carlos Vicente Aloé, militar y político:

Eva Perón solicitó del señor Presidente que en las horas que yo pudiera la acompañara en sus tareas, pues eran tantas y tan diversas las que debía realizar que no le alcanzaba el tiempo.

Así fue cómo empecé a trabajar con Eva Perón. Al principio estas tareas se hacían un poco sin ordenamiento ni plan alguno, es decir, se trabajaba sobre la marcha. Pero llegó un momento que ello ya no fue posible por la envergadura que tomaba la acción social desarrollada.

Todo empezó con una bolsa de azúcar que un buen señor tuvo la ocurrencia de regalarle enviándosela a la residencia. Me preguntó qué podía hacer con ella y le contesté que la podía repartir entre los pobres, cosa que así hizo, encomendándole al entonces mayordomo de la residencia, el suboficial Atilio Renzi, que se encargara de esa tarea.

Pero el verdadero paso a una acción efectiva y orgánica nace con la idea de tratar de aliviar las familias que vivían en los basurales del bajo Flores.

Recuerdo que nos trasladábamos todos los días con la Señora y recorríamos algunos tugurios o más bien dicho cuevas, donde encontrábamos seres humanos viviendo en ellos.

La acción consistía en darle nuevo domicilio y cambiarle totalmente su mobiliario, ropa, menaje, etc. Se procedía a quemar todo lo que tenían, pues parecía increíble su afán por llevarse cuanta cosa inútil, inservible y fuera de uso poseían, como así muchas veces a pesar de dársele habitación sana, aireada y confortable volvían a las pocilgas de donde procedían. Para evitarlo, había que destruírselas y quemarlas.

Las primeras casas, departamentos y habitaciones que se habilitaron fueron cedidas en préstamo por la Municipalidad de Buenos Aires, cuyo intendente, el doctor Siri, colaboró eficazmente.

La primera obra de envergadura en materia de viviendas fue la que se realizó en unos terrenos de Puerto Nuevo. Allí conseguimos que el ministerio de Obras Públicas de la Nación construyera en sólo 30 días de trabajo efectivo, dos blocks con seis departamentos cada uno. Y pensar que en la calle Albariños sobre la avenida General Paz hacía más de cinco años que se encontraban en construcción unas casas hechas por colecta pública para unos damnificados de la inundación de 1941.

Ya el asunto de las construcciones de vivienda gustó y de inmediato y también en tiempo récord se construyó todo un barrio de la fábrica Grafa.

Luego vino el denominado 1º de Mayo, y ya tomando carácter orgánico se convocó a los gobiernos de provincias y desde allí nacieron los famosos barrios obreros y monoblocks, todos ellos construídos sin alaracas y con un fin eminentemente práctico.

Se le dio carácter legal a la acción social y así nace la Fundación Eva Perón, con personería jurídica y ya abarcando tan amplio panorama dentro de la vida social argentina, que con orgullo podemos decir que no tuvo similar en el mundo.

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Del Dr. Diego Luis Molinari, profesor, político, historiador y diplomático:

La Sociedad de Beneficencia fue fundada en el año 1823 por un decreto de Bernardino Rivadavia, durante la gobernación de Martín Rodríguez. Su primera presidenta fue Mercedes Lasala y Riglos.

Los fondos de la Sociedad de Beneficencia provenían mayoritariamente de las arcas estatales. Niñas huérfanas y rapadas que vestían humillantes uniformes desfilaban portando alcancías y solicitaban unas monedas. La dirección de la Sociedad de Beneficencia se reducía a un estrecho círculo de damas que se consideraban de alcurnia. En 1945, de su presupuesto de 22.232.280 pesos, 21.889.906 se destinaron a " sueldos y jornales ", solamente se destinaron a tareas de beneficencia 342.374 pesos.

El 6 de setiembre de 1946 el gobierno peronista decidió intervenir la Sociedad mediante decreto número 9.414. Ya en el año 1939 el diputado Juan Antonio Solari había denunciado ante el Parlamento que había empleados en la Sociedad que trabajaban sin descanso y percibían salarios de hambre.

La historia oficial, que fue tan distraída con la Sociedad de Beneficencia, cuestionó hasta en sus más mínimos detalles la obra de la Fundación Eva Perón, y la Revolución Libertadora se ensañaría con ella.

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De Renato Ciruzzi, periodista:

En 1944 me presentaron a una joven actriz, María Eva Duarte, en Radio Belgrano, donde yo tenía un microprograma sobre la historia del arte argentino. Evita era la primera figura de una compañía radioteatral cuyos libretos, si no recuerdo mal, escribía el talentoso Francisco Muñoz Azpiri.

La presentación no fue meramente protocolar, pues enseguida comentamos las cosas que yo redactaba con un sentido nacional no muy generalizado. Me impresionó la curiosidad de Evita por el tema histórico, pues en los corrillos de Radio Belgrano sólo se conversaba de frivolidades. Tengo aún presente la mirada de esa mujer que, aunque a ustedes les parezca contradictorio, era dulce y firme a la vez. Mezclábanse, como tiempo después lo entendí, la ternura de la mujer y la energía de quien estaba llamada a conducir una acción. Con otra gente del ambiente radial prolongamos la charla en un café de Belgrano y Entre Ríos. Meses después volví a charlar con Evita en la redacción del diario El Nacional que dirigía José María Longo. La llevó hasta el periódico mi colega Manuel Ferradás Campos. No puedo precisar la fecha. Recuerdo sí que María Eva Duarte llegó vestida de vaporosas gasas con una capelina cuyas alas anchas daban a su rostro las líneas rafaelinas que angelizan a las " madonnine ". Salió al balcón para ver desde un primer piso a la porteñísima avenida Corrientes y brindó con nosotros por el buen éxito del matutino que recién daba sus primeros pasos. Todos quedamos encantados con ella.

Por aquellos años María Eva Duarte era una mujer veinteañera que había llegado de Junín en busca del estrellato artístico. Había entrado a la metrópoli para conquistarla con su vocación, sin pensar siquiera que las grandes ciudades están erizadas de peligros, de encrucijadas, de atajos sombríos y de círculos cerrados e impenetrables a cualquier intento de las " pajueranas ", que así se llamaban a las personas que provenían del interior. La enseñanza declamatoria era gratuita pero había que pagar 1 peso por la matrícula. Y cuando ese peso faltaba, había que ir a las comisarías a pedir un certificado de pobreza que la burocracia disponía que con tinta roja se escribiera en gruesos caracteres: POBRE. Una leyenda estigmática, degradante para los chicos que la ocultaban como una falta gravísima. A Evita debe haberle ocurrido otro tanto en la ferroviaria ciudad bonaerense de Junín que, como en todo pueblo, ser pobre de solemnidad es una desgracia. Qué tremenda ha de haber sido la pelea de María Eva Duarte para triunfar en el teatro. Casi con seguridad ha de haber sentido la burla, el desprecio y el cerrojazo. Y ello con el agravante de ser mujer, que en aquellos años suponía indefensión. Tal vez lleguen a desmentirme, pero esta débil mujer conoció en Buenos Aires la soledad de las pensiones, el hambre y el aullido de los lobos. Para comprender a Evita en toda su dimensión humana es menester estudiar el tiempo que le tocó vivir y en él las circunstancias. En enero de 1944, cuando un terremoto destruyó la ciudad de San Juan y el sismo llamó a la solidaridad, Eva Duarte con actrices y actores salió una tarde del edificio del Concejo Deliberante para pedir una contribución para ayudar a las víctimas del fenómeno. La encontré en la calle Florida, portando una caja, y se acercó a mí como a centenares de transeúntes para pedirnos una monedas. Y lo hizo con esa sonrisa que no he vuelto a ver en su significado.

En el año 1948 trabajaba yo en el vespertino Noticias Gráficas cuando mi gran amigo Emilio Rubio fue llevado a ocupar la dirección del diario El Mundo de la Editorial Haynes. Entonces le hablé a Rubio de mi proyecto de hacer una revista infantil que ayudara a los niños a comprender qué estaba ocurriendo en nuestra patria con Juan Domingo Perón en la presidencia de la República. Después de escucharme Rubio me contestó rápidamente: Voy a hablar de tu idea con la señora de Perón. El 3 de octubre salía a la calle Mundo Infantil.

En una final de fútbol en la cancha de River Plate la señora de Perón me preguntó:

_ " Ciruzzi, tenés alguna queja de la revisión médica a los chicos ? "

_ No, señora ... Rubio me asegura que se cumple.

_ " Quiero tener la seguridad más absoluta. He estado leyendo un informe de los médicos donde se puntualiza que se han encontrado enfermitos ... asmáticos ... con soplo al corazón ... desnutridos ... El campeonato es útil para curar a los chicos; indicarles qué actividad les conviene más a su salud ... Necesitamos una juventud capaz de construir la Nueva Argentina "

_ " Ciruzzi, ¿ cuántos hijos tenés ? "

_ ¡ Ninguno, señora ! Mi hijos son los lectores de Mundo Infantil, le respondí a Evita. La tirada entonces era de 330.000 ejemplares.

_ " No te dés corte ...", me replicó Evita.

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De Pilar Ferreyra, periodista del Diario CLARIN:

Todavía, las dos salas del Hospital Interzonal General de Agudos Presidente Perón conservan el eco de las palabras y los gestos austeros de dolor de María Eva Duarte de Perón. Entre el 3 y el 14 de noviembre de 1951 estuvo internada allí. La impulsora del voto femenino votó en ese lugar, poco antes de que su vida se apagara.

En esas salas que mediante Decreto 393/2007 del Poder Ejecutivo Nacional son " Lugar Histórico Nacional ", Evita deslizó el 11 de noviembre de 1951 - al igual que el resto de las mujeres argentinas mayores de edad - su primer voto.

Fue en una urna móvil que las autoridades electorales ordenaron se llevara hasta el primer piso del Pabellón E del centro de salud, en aquel entonces Policlínico Presidente Perón. El hecho quedó reflejado en una histórica foto.

Las dos salas que guardan los secretos de esos once días de reposo que atravesó la creadora de la Fundación Eva Perón, ubicadas en el centro médico de 5 pisos y 600 camas de la calle Anatole France 773 de Sarandí, Partido de Avellaneda, se llama " Espacio Ecuménico de Meditación - Encuentro para el recuerdo de Eva Perón y Museo Evita ". La única llave que abre las salas está en manos del director del centro de salud, el Dr. Jorge Trainini, cardiocirujano, autor del primer implante clínico, en un paciente infartado, de América latina.

Impulsaron la iniciativa para transformar esas salas en Lugar Histórico el Concejo Deliberante de Avellaneda, el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón y la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos.

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De Justo Piernes, periodista de la Agencia United Press International ( UPI ):

El 16 de junio de 1955 tenía a cargo la cobertura de Plaza de Mayo.

El día estaba frío, nublado, oscuro y lluvioso.

Viajé en subte, llegué hasta 9 de Julio y Corrientes. Era cerca del mediodía. Caminé un poco por la Diagonal Norte hasta Plaza de Mayo. De pronto un avión pasó a baja altura. Pensé que era parte del anunciado desfile de homenaje de la Fuerza Aérea al General San Martín. Algo se desprendió del avión. Supuse que era una rueda. Instantes después una fuerte explosión arrancó un balcón de la Casa Rosada. Ahí me percaté de que algo terrible estaba sucediendo. Me puse a cubierto bajo la recova del Cabildo, enfrente de la Casa Rosada. Asistí a momentos verdaderamente dramáticos, increíbles de creer. Caían bombas sobre Plaza de Mayo.

Recuerdo que en Diagonal Norte y San Martín una bomba alcanzó un camión que traía indefensas personas. Murieron despedazadas.

Doloroso e imborrable.

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Del Gral. Rosendo Fraga, militar, en declaraciones a la revista Primera Plana del 23 de setiembre de 1965, Buenos Aires :

En 1945 el teniente coronel Mora nos había invitado a participar de un movimiento para sacar al coronel Perón de sus posiciones claves. Recuerdo entre los más decididos a los capitanes Luis Ventura Morón, Juan Pablo Spirito, Hugo Batilana, Gualberto Wheeler, Juan José Agustinoni, Carlos Peralta, Paulino Ardanaz, David García Santillán, Héctor Cabanillas, Elías Ramírez, Oscar Salinas, Carlos Monti, Manuel Reimúndez, Emilio Bonnecarrere y Bernardino Labayrú. Además de Mora, se destacaban por su severa actitud el teniente coronel Roberto Dalton y el coronel Jorge Schaw. Dentro del Ejército era importante la acción antiperonista que desarrollaban los mayores Pablo Alderete, Juan Carlos Poggi, Juan Octavio Cornejo Saravia y Desiderio Fernández Suárez.

La oficialidad quería: Separación de Juan Domingo Perón de todos sus cargos oficiales y su pase a situación de retiro. Prisión y procesamiento de Perón. Mantenimiento del general Edelmiro Julián Farrell. Elecciones libres e inmediatas.

Estos oficiales contaban con el apoyo del director de la Escuela, el general Virgilio Zucal y del subdirector de la misma, el coronel Ruiz Díaz.

El mayor Desiderio Fernández Suárez, subordinado al jefe de la IV División, general Orlando Peluffo, intentó plantear el fusilamiento de Perón. Pero la acción más decidida en este sentido, para eliminar al coronel Perón, fue planeada por el coronel Mora. En su carácter de líder de la oposición trazó un plan secreto para matar al coronel Perón en la mañana del 9 de octubre de 1945. Mora seleccionó con tal fin a 35 capitanes, todos los cuales debían presentarse armados de pistola 45 a la iniciación de un curso sobre energía atómica, que presidiría el ministro de Guerra, ese día, en la sede de la Escuela Superior de Guerra ( ESG ), en la avenida Luis María Campos.

En la fecha señalada sólo se presentaron a cumplir las órdenes impartidas por el teniente Mora cinco capitanes del segundo curso. Mientras se esperaba la llegada del coronel Perón, Mora recalcó que él personalmente realizaría el atentado, y que los demás debían cubrir las puertas para impedir la fuga del ministro de Guerra.

La conspiración fracasó, Perón no asistió a la inauguración del curso. Si hubiera asistido lo esperaba la muerte.

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De Santiago Senén González, historiador, periodista, investigador, docente especializado en temas laborales y sindicales, escritor, autor de numerosos artículos para la revista Todo es Historia, editada por el Dr. Félix Luna, Buenos Aires, Argentina:

En la tarde del 17 de octubre de 1949, cuando en el acto central por el 4º aniversario de la gesta peronista se oyó por primera vez en Plaza de Mayo la marcha " Los muchachos peronistas " - en la voz de Hugo del Carril -, nadie pudo imaginar, tampoco el intérprete, que esa canción sencilla y pegadiza se convertiría en un símbolo extraordinario no sólo de sus partidarios - que la entonarían una y otra vez, de manera crecientemente reivindicativa - sino de la historia política argentina de las últimas décadas. El diario Crítica del 18 de octubre de 1949, en la cobertura del acto peronista, destaca en un recuadro: " Júbilo popular. El entusiasmo popular se exteriorizó durante la magnífica jornada de ayer de muy diversas formas. El júbilo de los trabajadores, en especial, se manifestó en los cantos y vítores que coreaban en la Plaza de Mayo, mientras llegaba la hora de la iniciación del acto se escucharon así Los muchachos peronistas ... ".

El 9 de marzo de 1956, apenas siete años después de su estreno, la marcha peronista fue prohibida por el Decreto Ley 4161, con el siguiente texto: " Visto el decreto 3855/55 por el cual se disuelve el Partido Peronista en sus dos ramas en virtud de su desempeño y su vocación liberticida, y considerando que en su existencia política se valió de una intensa propaganda destinada a engañar la conciencia ciudadana para lo cual creó imágenes, símbolos, signos y expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas, se considerará especialmente violatoria esta disposición, la utilización de ... las composiciones musicales " Marcha de los muchachos peronistas " y " Evita Capitana " o fragmentos de las mismas, y los discursos del presidente depuesto o su esposa o fragmentos de los mismos ... El que infrinja el presente decreto - ley será penado con prisión de treinta días a seis años y multa de m$n 500 a m$n 1.000.000 ".

La historia había empezado un año antes de su estreno. El 22 de setiembre de 1948, el secretario de Educación de Juan Domingo Perón, Oscar Ivanissevich, abordaba un avión que lo debía llevar desde Córdoba hacia Tucumán. Había dado un discurso en la plaza principal, en el cierre de las Primeras Olimpíadas Universitarias, y se dirigía al " Jardín de la República " para participar de la Fiesta de la Juventud. Ivanissevich, secretario y más tarde ministro de Educación, era uno de los más cercanos colaboradores de Perón y se había desempeñado como embajador en los Estados Unidos. El brigadier Gustavo Adolfo Hermansson, que había sido agregado militar en esa representación diplomática, se acercó para comentarle que acababan de frustrar un atentado contra la vida del Presidente y de su esposa. Preocupado por la noticia, no mencionó lo ocurrido a sus compañeros de viaje. Entre ellos estaban el profesor Carlos Frattini y el doctor Carlos Rivas, quienes ocupaban altos cargos en su cartera y volverían a acompañarlo en 1974, durante el gobierno de Isabel Perón. Fue entonces cuando decidió rendir un homenaje al presidente, escribiendo unos versos sobre la base de una canción popular que recordaba. " Durante el viaje todos me vieron escribir - relata Ivanissevich - y de tanto en tanto repetir a media voz algunas frases. Al terminar le entregué a Frattini lo que había escrito para que lo corrigiese o salvara errores. Llegamos a Tucumán y de inmediato fuimos a la dirección del diario El Trópico, donde se imprimieron largas tiras de papel con los versos que yo había escrito en el avión. En esos versos se exaltaba la figura del general Perón y se atacaba a la conjura internacional que nos mantenía separados de nuestras islas Malvinas y que querían quitarnos a nuestro conductor ".

" A las doce - dice el diario tucumano La Gaceta - aterrizó en el aeropuerto el avión del Comando General de Defensa en el que viajaba el Dr. Ivanissevich con los miembros de su comitiva, adelantándose entonces a darle la bienvenida el gobernador ... se dirigió luego por medio de la doble fila de estudiantes hacia la salida del local, siendo objeto en esa oportunidad de expresivas demostraciones de simpatía ". Estaban presentes, entre otras personalidades locales, el gobernador, mayor Carlos Domínguez.

Respecto de denominar al evento como Fiesta de la Juventud y no Estudiantil, declaró: " Queremos unir. Que no haya sino argentinos, lo que se conseguirá una vez que desaparezcan esas diferencias de estudiantes, obreros o soldados, de porteños o provincianos ".

Además de los agasajos que le ofrecieron, fue designado huesped de honor. Esa misma noche los manifestantes, convocados por la CGT a la Plaza de la Independencia, repetían el canto en apoyo de su líder, mientras en Buenos Aires habían llamado a una movilización popular en Plaza de Mayo. Terminado el acto, los visitantes y una parte del público, recorrieron las calles céntricas. La Gaceta del día 25 de setiembre, en su página 5, señala: " la pequeña columna cantó por primera vez la canción Los muchachos peronistas, que se había dado a conocer minutos antes ... Dieron vítores a Perón, a Domínguez y a Ivanissevich ". De ese modo nacía la marcha, en medio de la fuerza del movimiento popular que seguía a Perón.

El diario Clarín, en la portada del viernes 24 de setiembre de 1948, informaba: " un vasto complot, cuya organización databa de dos meses atrás, fue desbaratado hoy por la policía ". El matutino decía que " era encabezado por el estadounidense John Griffiths desde Montevideo ... y estaban involucrados en la organización en Buenos Aires, el ex diputado nacional Cipriano Reyes y su hermano; así como dos capellanes de la Marina ...". El diario aseguraba también que " dos policías, que se habían infiltrado entre los conspiradores, revelaron que el propósito era asesinar al presidente Perón y a su esposa Evita el 12 de octubre próximo, a la salida de una velada de gala en el Colón ". Cipriano Reyes, el más importante de los acusados del complot, había sido uno de los principales gestores del movimiento que marcó un hito en la historia argentina: el 17 de octubre de 1945. Es así como el coronel Perón, al recibirlo junto a Eva Duarte dos días después de la movilización en su casa de la calle Posadas, dijo: " Este es el héroe del 17 de octubre ". Reyes era secretario general del Sindicato Autónomo de Obreros de la Carne en Berisso y Ensenada. Luego tuvo especial gravitación en la formación del Partido Laborista, siendo cofundador del diario con ese nombre.

El Partido Laborista fue la principal estructura política con la que Perón triunfó en las elecciones del 24 de febrero de 1946, por un millón y medio de votos contra un millón doscientos mil. Pero Perón, diez días antes de asumir el poder, disolvió el Partido Laborista. Cipriano Reyes, desde su banca de diputado, comienza a exigir que se cumplan las premisas de justicia social y enfrenta al líder partidario.Tras el citado complot, nunca aclarado totalmente, sufre prisión durante siete años, o sea hasta el advenimiento de la llamada Revolución Libertadora.

Cuando Ivanissevich llegó a la capital provincial, para la Fiesta de la Juventud, hizo que el diario tucumano El Trópico imprimiese 30.000 volantes, con la letra de la canción que escribiera en su viaje a Córdoba. También citó en el Hotel Coventry al técnico electrónico José Spath y al cuarteto folclórico de la fábrica argentina de Alpargatas, para realizar una primera grabación de Los muchachos peronistas, que contó con las voces de todos los presentes en la habitación, incluso la del propio Ivanissevich. " Una vez grabada, difundimos la marcha como un grito de guerra, y recorrimos la ciudad con los manifestantes, entonando Los muchachos peronistas ", recordaba el secretario. Era una versión más larga que la conocida más tarde y con matices nacionalistas donde se hacía referencia a las islas Malvinas, a la nueva reforma constitucional y al imperialismo.

El viernes, Ivanissevich tuvo un papel protagónico en los actos de repudio al atentado, como lo informó al día siguiente La Gaceta: " Luego de los discursos de los mandatarios provinciales y de dirigentes de la CGT tucumana, y con el fin de escuchar la palabra de Perón, que se recibía desde Buenos Aires, el Dr. Ivanissevich, en mangas de camisa y sin corbata, y en compañía del gobernador Domínguez, descendió las escalinatas de la Casa de Gobierno, confundiéndose de esa manera con el público allí reunido ".

Al terminar la transmisión desde Buenos Aires, el secretario Ivanissevich retoma las palabras del presidente y expresa a la concurrencia: " para que venga una especie de liberación del subconsciente, como dicen los sabios, y para ponernos a tono con el pensamiento popular, cantaremos la canción Los muchachos peronistas, al tiempo que por los altavoces se escuchaba la versión grabada en el Hotel Coventry. La Gaceta señalaba al día siguiente que " el doctor Ivanissevich, en forma visible y manos en alto, dirigió los compases de la canción, cuyas primeras estrofas entonó, para ser luego repetidas en coro por la concurrencia, que aplaudió sostenidamente al finalizar ".

Luego del acto, un grupo de manifestantes acompañó al doctor Ivanissevich hasta el hotel, cantando la marcha.

Existen registros del acto, aquella noche en Tucumán, así como se admite que la verdadera popularidad de la marcha se le debe a una versión con menos texto en la voz de Hugo del Carril, quien la grabó para la conmemoración del 17 de octubre de 1949, instituido como Día de la Lealtad tres años antes. Pero, ¿ cuál era la canción que recordaba Ivanissevich al momento de reescribir la letra en su viaje a Tucumán ?. Ivanissevich no era ajeno a la composición poética de canciones patrióticas. Para un 1º de Mayo, pocos años antes, había compuesto la Marcha del Trabajo ( " Hoy es la fiesta del trabajo/unidos por el amor a Dios/al pie de la bandera sacrosanta/juremos defenderla con honor ..." ). Según Ivanissevich, él y su amigo, el dirigente gráfico y posteriormente diputado nacional, Guillermo De Prisco, habían cantado la tonada a la señora Evita Perón, luego de una visita al diario Democracia, sito en Bouchard y Viamonte. De Prisco aseguraba que era la Marcha de los gráficos peronistas. Respondía a la flamante lista de esa corriente ya que el gremio, la primera sociedad obrera del país fundada en 1857, era de tradición anarco - sindicalista y socialista. Como Evita había quedado impresionada, pidió a sus acompañantes que la cantaran ante el mismo general y su gabinete. Pero de aquel episodio, nada quedó más que la memoria del ministro. " Era tal el cúmulo de tareas en las que estábamos empeñados, que no volvimos a hablar del tema ", explica el profesor Ivanissevich en sus memorias, escritas en 1973 al cumplir 80 años. ( Rindo cuenta: 1893 - 1973, Oscar Ivanissevich, Ministerio de Educación y Cultura, 523 páginas ).

En los festejos del Día de la Lealtad de 1949, Hugo del Carril, nombre artístico de Piero Bruno Hugo Fontana, prestaba su voz para grabar la versión más popular de Los muchachos peronistas, en la placa P - 911 del sello RCA Víctor, como " grabación particular " y a nombre del " Partido Peronista ", junto al coro y la orquesta de Domingo Marafioti. Dice el diario El líder del 18 de octubre sobre aquel día: " Una vez más el pueblo dijo: ¡ presente ! Y la histórica plaza quedó cubierta en toda su extensión por una compacta masa, renovando el recuerdo de las jornadas de 1945. No con el ambiente de lucha y recuperación de aquellos días, sino con una fisonomía de fiesta ". El diario Crítica destaca: " El júbilo de los trabajadores, en especial, se manifestó en los cantos y vítores que coreaban en la Plaza de Mayo, mientras llegaba la hora de la iniciación del acto. Se escucharon así Los muchachos peronistas ... ". El día 18, la Confederación General del Trabajo organiza otro acto en conmemoración del 17 de octubre: " Funciones populares - titula el matutino Democracia - Esta noche continuarán los festejos populares en celebración del nuevo aniversario del histórico acontecimiento ... en avenida 9 de Julio y Moreno. Entre los artistas figuran el cuerpo estable de baile del teatro Colón, que pondrá en escena El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, y Bolero, de Ravel ". El día 19, el mismo diario reseña: " La segunda parte del programa correspondió a la música popular ... También gustaron las canciones a cargo de Juanita Larrauri, Charlo y Hugo del Carril, quien llegara expresamente de Chile para participar del festival ".

La Revolución Libertadora erradicó la marcha de las escuelas e instituciones donde cada mañana se entonaba y, junto con los sucesivos gobiernos, relegó la canción a los encuentros clandestinos. En efecto, durante el período de la llamada " resistencia peronista " fue un verdadero himno. La prohibición no pudo llegar hasta quienes, en sus familias y barrios, y sobre todo en las canchas de fútbol, mantuvieron la misma persistencia, quedando reflejada en décadas de vida política argentina. La música de Los muchachos peronistas se convirtió en himno de las hinchadas de los grandes cuadros de fútbol, como muchos años había pasado con la Marcha radical, mutando continuamente en su letra, pero siempre desafiando la mirada de quienes la prohibieran.

En efecto, cabe acotar aquí que, si bien los socialistas cantaban La Marsellesa, los anarquistas Bandiera rossa y los comunistas La internacional, los radicales, según recuerda el periodista Mario Monteverde, pusieron letra a la música de las bandas que interpretaban marchas de los alpinos italianos. Fue así como los afiliados y simpatizantes del partido radical en sus manifestaciones entonaban " Adelante radicales/adelante sin cesar/viva Hipólito Yrigoyen/y el partido radical ". Esa letra fue adaptada por el ´20 cuando se añadió el nombre de Marcelo T. de Alvear y tras el golpe militar del ´30 se cambiaron los dos últimos párrafos. Quedaron así: " No queremos dictadura/ni gobierno militar " .

Muy cerca de uno de los estadios en los que se refugió la canción peronista del ´55 - la cancha de Boca Juniors - podemos encontrar otra historia sobre el origen de la mentada marcha. En el Club Atlético Barracas Juniors aseguran que fue uno de sus miembros quien creó la música y quien la popularizó en el barrio, recorriendo las calles con su bandoneón. Juan Raimundo Streiff, un técnico electromecánico, jefe de Mantenimiento del Correo Central, que vivía frente al club, en la calle Río Cuarto al 1400, era aficionado a la música y, junto al " Turco " Mufarri, salía a recorrer las casas de sus vecinos de Barracas, tocando distintas marchas que componía. Así nació la canción del club, que era cantada en todos los carnavales, y conocida por todos los simpatizantes del Barracas Juniors. Dos episodios ocurridos luego de 1955 probarían que Streiff fue el verdadero autor.

En el carnaval, después de la caída del general Perón, los integrantes de una comparsa salieron a cantar la marcha del club en el corso del barrio, como lo hacían todos los años, sólo que esta vez terminaron presos por entonar la canción prohibida. El presidente del Barracas Juniors tuvo que acudir en su ayuda, y explicar que se trataba de la música de la institución.

También en el año 1955, dos oficiales de la Marina se presentaron en la casa de Streiff, " para averiguar cuánto le había pagado Perón por escribir la marchita, pero lo único que encontraron fue a un pobre y enfermo jubilado del correo, que nunca había recibido un peso por su creación ", rememoran los hijos del fallecido músico.

De las letras que el ministro Ivanissevich reformuló en su viaje a Tucumán, para la marcha Los muchachos peronistas, se desprenden varios datos. El vocablo " hurra ", presente en la canción de los gráficos peronistas, " es netamente deportivo; ¿ qué tenía que hacer en una marcha sindical o política ? ", se pregunta uno de los dirigentes del Barracas , defendiendo la autoría de Juan Raimundo Streiff.

Por otra parte, el estribillo de la marcha peronista " fue copiado de una murga de la calle California, en La Boca ", afirma Juan Carlos Streiff, hijo del músico, y agrega que la comparsa solía cantar: " Pa´que tomás/si te hace mal/Pa´que bebés/si no sabés/Pa´que tomás/si te hace mal/Tomá tomá té/te hace bien ". Los socios del Barracas aseguran que la marcha de su club había sido grabada por Streiff en un disco de pasta de 78 rpm, que se solía utilizar en las fiestas de la sede y que un pícaro se lo robó.

En los años previos al ascenso del justicialismo al poder, la inmigración ya había configurado una nueva identidad en los habitantes de Buenos Aires y sus alrededores. En este marco muchos clubes y sociedades de fomento, como el Barracas Juniors, tomaban parte en la vida de sus respectivas comunidades, presentando equipos de fútbol en los torneos de la zona y participando en todo tipo de actividades sociales. La más importante era la cita del carnaval. Los clubes salían con sus comparsas en los carnavales de los diferentes barrios desplegando sus disfraces y su música, y contaminándose con la música y las artes que encontraban en otras partes de la ciudad.

Los amantes a la suegra era una comparsa que en los años ´40 agrupaba a algunos trabajadores de la fábrica Duperial, y que integraban también varios socios del Club Social Villa Bernasconi, de Dominico.

Rubén De Piero recuerda sus tiempos como bandoneonista en la comparsa, cuando los otros músicos debían turnarse para ayudarlo a llevar su instrumento: " Yo tenía trece años. Los muchachos venían a casa y le pedían a mi mamá las dos valijas. Una era el bandoneón, y la otra era yo. Llegábamos caminando hasta Dock Sud, y de ahí cruzábamos el puente y recorríamos La Boca. Después terminábamos a la noche en el Club Bernasconi, porque la mayoría era de ahí ".

La comparsa tenía más de 100 integrantes, y en sus mejores momentos llegó a contar 13 o 14 bandoneones. Como el nombre lo sugiere, todas sus canciones eran picarescas y tenían como tema principal a las bienamadas suegras. " Yo a mi suegra la venero/y lo digo con astucia/ojalá se vaya a Rusia y no pueda retornar ", cantaban Los amantes a la suegra en sus recorridos por los barrios, donde desplegaban su séquito de personajes, entre los que no faltaba Chaplin, la pareja de novios o el gordo atómico. " Cada cual se ponía el disfraz que quería, excepto los bandoneones, que salíamos más o menos uniformados ".

Una de las canciones del grupo, que De Piero recuerda a la perfección guarda una similitud más que evidente con la marcha Los muchachos peronistas. " Los más viejos me decían que era de una comparsa que se llamaba El elefante, que salía en La Boca quién sabe en qué año. Pero bueno ... no es que alguien la copió, seguro que la escuchó y le salió algo parecido", sostiene De Piero. En esos años, la fábrica Duperial era el sitio donde debían entrar a trabajar cada mañana algunos miembros de Los amantes a la suegra, a veces luego de haber pasado toda una noche de recorrida con la comparsa: " volvíamos tardísimo, y todos ellos se quedaban a dormir en la casa de uno, que era el que se levantaba primero, y tenía que despertar a los demás para ir a Duperial ". La fábrica era el lugar de reunión de los que organizaban la comparsa, y De Piero recuerda que la comisión gremial de Duperial se reunía, algunos años después de que desaparecieran Los amantes a la suegra, en un local que tenía su padre, en avenida Mitre. Pero no existe el dato cierto de que alguien haya llevado la canción al ámbito de la política ". Pero lo cierto es que la canción verdaderamente se parece.

Multitud de nombres y fechas se cruzan en esta marcha de tantos y de ninguno. Muchos atribuyeron Los muchachos peronistas a Rodolfo Sciammarella, pero su hijo lo desmiente, a pesar de que fuera el compositor de otras marchas para el gobierno de Perón. Rodolfo Sciammarella hijo fue autor, en 1950, de la denominada Vuelta del ciclista al centro de la Nueva Argentina: " La vuelta ciclista a la Nueva Argentina/es otra conquista que nos da Perón ". Tampoco son autores los hermanos Blas y Francisco Lomuto, ya que siempre existió la confusión con la Marcha 4 de junio, que ellos escribieron en 1944. Esta última decía: " 4 de junio jornada histórica/de la patria/el civil de bien/el soldado leal/guardan su gloria inmortal ".

Hoy nadie cobra regalías por la difusión de Los muchachos peronistas y, en los registros de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores ( SADAIC ), la marcha aparece como de " autor desconocido ". Seguramente era la Marcha de los gráficos peronistas la que recordaba el ministro de Educación en Tucumán, pero el origen de esta canción del Sindicato Gráfico no es tan preciso como lo sugieren algunos. Tantas canciones populares circularon por Buenos Aires en aquellos días que sería imposible encontrar un origen claro para la marcha.

Lo único indiscutible acerca de Los muchachos peronistas es su música pegadiza y su sentido popular, inmortalizada por el gardeliano Hugo del Carril, quien ya es parte del imaginario popular. Primero como festejo, luego como reivindicación y en épocas recientes de manera algo farsesca, la marcha peronista latió sonoramente en la voz de cada peronista como un grito de corazón.

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De Gustavo Baiman, escritor, articulista de la revista Caras y Caretas, director Felipe Pigna, de la Fundación Octubre, editorial G1 S.A., Buenos Aires, Argentina:

Después de muchas horas de cola la señora llegó, y muy tímidamente le pidió a Eva Perón una máquina de coser. Un ayudante más dispuesto de lo necesario se apuró para decirle al oído que esa persona ya había venido con el mismo pedido la semana anterior. Evita lo miró con desprecio, acarició las manos de la mujer y le firmó el vale para su máquina.

Esas historias de la Fundación Eva Perón se repitieron muchísimas veces, y siempre fueron justas, casi prepotentes, pero fundamentalmente amorosas.

Fue en el almacén Las Delicias, que quedaba en la esquina de la residencia presidencial ( donde está hoy la Biblioteca Nacional ), en donde Evita compraba alimentos en cantidad y los fraccionaba para repartirlos, el lugar donde surgió la idea de crear una fundación con la intención de cubrir algunas necesidades. En dos años esa iniciativa se tradujo en una organización que, escapando a todo tipo de burocracia, se convirtió en una verdadera usina de obras. Así llegaron los policlínicos, los hogares de ancianos, los hogares de tránsito, los hogares escuela, las ciudades estudiantiles, los campeonatos infantiles y juveniles y la distribución de millones de juguetes, libros y ropa.

Para la esposa del Presidente el criterio fue claro: " El trabajo que yo hago no es filantropía, ni es limosna ni es solidaridad social, ni es beneficencia. Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un nombre aproximado yo le he puesto ése ... para mí es estrictamente justicia ".

Tal vez el exceso de celo, las interminables horas de trabajo y la obsesión por controlarlo todo hicieron que su muerte dejara a la Fundación sin una conducción clara y repleta de aprovechadores. De todas formas, unos años más tarde la brutalidad terminó con todo, con lo bueno y lo menos bueno. La Revolución Libertadora no sólo confiscó y liquidó todos sus bienes sino que, además, quemó todo objeto, desde muñecas hasta frazadas, que llevara el nombre de la Fundación.

En ese momento de la historia, se cuela el comienzo de la historia personal de Carlos Vázquez, vicepresidente de la actual Fundación Eva Perón: Nací en 1957. Cuando mi mamá fue al sanatorio para dar a luz, mi tía tuvo que ir hasta la casa de ella a buscar sábanas, en el sanatorio no quedaba ninguna, todas las habían tirado porque habían sido donadas por la Fundación. Ese relato que escuchaba año tras año lo depositó casi sin escala en la militancia peronista, y seguramente alimentó su convicción de recuperar, aunque sea desde lo simbólico, el valor de la Fundación.

Pasaron los años, con el retorno de Juan Domingo Perón y con la ilusión de trabajar para recuperar un país perdido, las viejas y nuevas generaciones se convirtieron en los Comandos Tecnológicos Peronistas, una suerte de equipos técnicos que cubrían puestos técnicos de gobierno. Bajo la mirada de José López Rega siempre había una excusa para desalentar el proyecto para la vuelta de la Fundación.

Luego, con el golpe militar de 1976, sólo hubo exilio y una interminable espera.

Posteriormente, con el comienzo de la nueva democracia, toda vez que se presentaba la solicitud para reabrir la Fundación Eva Perón siempre surgía un impedimento.

Finalmente, aunque con el sello de los´90, el presidente Menem posibilitó la apertura de la Fundación, y en un discurso prometió que le devolvería todos sus bienes.

De los casi 1.000 inmuebles que tenía en su patrimonio ahora la Fundación sólo es una oficinita ubicada en el décimo piso de un edificio céntrico. Resiste, como le hubiese gustado a ella, pero ver ese lugar como una síntesis de lo que fue la Fundación Eva Perón y de lo que pasó en Argentina en las últimas seis décadas es tan molesto como inevitable.

Hoy ese pequeño espacio, con un patrimonio sólo de recuerdos, fotos y bustos de Evita, reparte fantasiosamente máquinas de coser a gente que ya tiene pero que tal vez pide para algún hermano.

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Del suplemento deportivo Ovación, Diario La Capital, Rosario, domingo 3 de diciembre de 2006 :

Los premios Dignidad Deportiva, que entrega la Dirección de Deportes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, llevan el nombre de la injustamente discriminada tenista rosarina Mary Terán de Weiss.

Han sido distinguidos con dicho premio los atletas Osvaldo Suárez y Walter Lemos, el campeón olímpico de remo Eduardo Guerrero, y el entrenador del seleccionado de básquet que fue campeón mundial en 1950, Jorge Canavesi. Todos estos deportistas comparten haber sido sancionados el 29 de octubre de 1956, en lo que se conoce como el " Genocidio Deportivo Argentino ", cuando numerosos atletas fueron suspendidos por 99 años por el sólo hecho de ser justicialistas o simpatizantes con el gobierno de Juan Domingo Perón y con Evita.

La tenista Mary Terán de Weiss, nacida en Rosario el 29 de enero de 1918, se inició en el Club Rowing, llegó a estar entre las mejores del mundo, ganó más de 800 partidos y fue varios años Nº 1 de Argentina. Sufrió en carne propia la discriminación, como sucedió en un campeonato argentino de la década del ´60 cuando ninguna tenista se presentó a jugar contra ella por ser peronista. Agobiada por tanta injusticia, se suicidó arrojándose de un balcón en Mar del Plata.

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Del suplemento EVA PERON, Mitos Argentinos, Los protagonistas de la historia, Colección Clarín, textos de Felipe Pigna, Diario CLARIN, Buenos Aires, edición del día 15 de abril de 2007:

El 17 de julio de 1952, impulsada por las diputadas Delia Parodi, Celina Rodríguez y Dora Matilde Gaeta y las senadoras Juana Larrauri e Hilda Nélida de Castiñeiras, el parlamento aprobó la Ley 14.124 que creaba la Comisión Pro Monumento a Eva Perón.

Pocos meses después de la muerte de Eva Perón se inició la Gran Colecta Nacional para reunir los fondos necesarios para construir un mausoleo donde descansarían sus restos frente a los jardines de la Facultad de Derecho, en el corazón de uno de los barrios más exclusivos de Buenos Aires.

El proyecto le fue confiado al artista italiano Leone Tommasi, quien diseñó un monumento de 140 metros de altura. El mausoleo demandaría 42.000 toneladas de material. La obra, coronada con una grandiosa estatua, esculpida en mármol de Carrara, representaría a un descamisado. En su parte inferior estaría la tumba de Evita, que descansaría junto al sepulcro de un descamisado anónimo, en representación de todos los caídos en la lucha popular, y junto a los restos de Perón que deberían ser depositados allí cuando " pasara a la inmortalidad ". Toda su base estaría cubierta de frisos conmemorativos de los grandes momentos de la historia peronista y de monumentales bustos de Evita y Perón. El proyecto fue presentado en público en una exposición donde podían verse las maquetas y se le dedicó una edición especial del noticiero cinematográfico Sucesos Argentinos, en el que se lo describía como el monumento más alto del mundo, superando ampliamente los 91 metros de la Estatua de la Libertad de Nueva York.

El proyecto estaba en plena ejecución cuando, en diciembre de 1955, el escultor Tommasi recibió visitas: un comando de la " Libertadora " llegaba hasta su atelier del pueblo de Pietrasanta, en los Apeninos ( Italia ), para destruir a pico y martillo las estatuas de Evita y Perón, que quedaron seriamente dañadas. Pero no llegaron a ubicar los frisos que habían sido colocados en las paredes del comedor de los obreros de la cantera de Henraux, donde trabajaba el escultor. Hoy, los obreros piamonteses de la Henraux almuerzan todos los días bajo la mirada protectora de Evita.

Para ver imágenes clickear aquí.

En 1955, un comando militar del sector más antiperonista de la Revolución Libertadora secuestró el cuerpo de Evita. Lo escondieron en diversos sitios de Buenos Aires y finalmente fue sepultado, de manera clandestina, en un cementerio de Milán, Italia.

En 1971, durante la presidencia del general Alejandro Agustín Lanusse y en plena formación del Gran Acuerdo Nacional, como gesto de reconocimiento, le devolvieron el cadáver a Perón. El cuerpo fue exhumado el 1º de septiembre de 1971, llevado a España y entregado a Perón en Puerta de Hierro dos días después por el embajador argentino Jorge Rojas Silveyra.

Por pedido de Perón, el doctor Pedro Ara revisó el cadáver y lo encontró intacto; pero las hermanas de Evita y el doctor Domingo Tellechea, quien lo restauró en 1974, dijeron tiempo después que estaba muy deteriorado. Perón regresó a la Argentina con María Estela Martínez, su última esposa, pero sin los restos de Evita.

Por tercera vez, en elecciones democráticas, Juan Domingo Perón fue presidente de la República Argentina ( 12-10-1973 al 1-7-1974 ).

Ya fallecido Perón, la organización Montoneros secuestró el 15 de octubre de 1974 el cadáver del general Pedro Eugenio Aramburu para exigir a cambio la repatriación del cuerpo de Evita. La presidente María Estela Martínez de Perón accedió al canje y dispuso el traslado que se concretó el día 17 de noviembre de 1974 ( Día del Militante Peronista desde 1972 ). El cuerpo de Eva Duarte de Perón fue depositado junto al de Perón en una cripta diseñada especialmente en la Quinta de Olivos para que el público pudiera visitarlo.

Producido el golpe de Estado ( 24-3-76 ), el día 24 de octubre de 1976, tras largos conciliábulos entre los jerarcas de la dictadura, que incluyeron la propuesta del almirante Eduardo Emilio Massera de arrojar, según su costumbre, el cuerpo de Evita al mar, se decidió a acceder al pedido de las hermanas de Eva y trasladar los restos a la bóveda de la Familia Duarte en el Cementerio de la Recoleta.

Para ver imágenes del panteón de la Familia Duarte y del Cementerio de la Recoleta clickear aquí.

Las periodistas María Seoane y Silvana Boschi le preguntaron a un alto jefe militar de la represión ilegal, muy cercano al general Jorge Rafael Videla y testigo de aquellos conciliábulos: " ¿ Por qué urgía más a la Junta Militar trasladar el cadáver de Evita que el de Perón ? " La respuesta del militar no se hizo esperar: " Tal vez porque a ella es a la única que siempre, aun después de muerta, le tuvimos miedo."

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De Néstor Pinsón, odontólogo, periodista, coleccionista, escritor y estudioso del tango y su historia:

La compañía Jaeger de Suiza, fabricante de relojes, produjo 3 relojes despertadores con cajita musical que incluye un fragmento de la marcha Los Muchachos Peronistas.

Un reloj fue obsequiado a Evita, durante su viaje a Europa, y otro a un directivo de la empresa de automóviles Alfa Romeo. Se desconoce quién posee el tercero.

A una hora prefijada, se escuchan las notas de la inmortal marchita.

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De Catalina Pantuso, licenciada en Sociología, periodista, investigadora y escritora:

La " Revolución Libertadora " - instalada a partir del golpe de Estado en setiembre de 1955 - sancionó el Decreto Ley Nº 4161 cuyos objetivos eran la persecución popular y la prohibición de los elementos de afirmación ideológica y de propaganda peronista.

Entre otras medidas disolvió la Secretaría de Prensa y Difusión. La totalidad de los archivos de negativos fueron llevados al sótano de dicho edificio y allí fueron destruídos por acción del agua, utilizando mangueras.

Algunos archivos lograron salvarse, como es el caso de Alfredo Mazzorotolo quien pudo rescatar alrededor de 1.000 imágenes de su autoría - 600 de Evita y 400 de Perón - y las enterró en un campito de su propiedad en Cascallares, provincia de Buenos Aires, donde permanecieron bajo tierra dos décadas, luego fueron restauradas y exhibidas en una muestra itinerante.

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Del Dr. Oscar Sbarra Mitre, escritor, periodista, economista, profesor universitario, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, presidente del Fondo Nacional de las Artes y director de la Biblioteca Nacional:

El tiempo y la memoria son compinches. Se potencian mutuamente. El recuerdo pone mojones en la trayectoria de Cronos; y el propio transcurso de los siglos agiganta esa identidad que nos guía hacia el futuro. Los hechos no son válidos de por sí. Se reconocen sólo si alguien los evoca. Es algo así como la existencia del mismo universo que los físicos cuánticos no conciben sin un observador que lo vea y lo medite. Pero a diferencia del mundo físico los hechos son generados por seres humanos semejantes a nosotros. Es decir, la memoria pertenece, en cierto sentido, a la especie, cuando de lo histórico se trata. Por ello las efemérides suelen expresar una suerte de sensación colectiva hacia un pasado que conmueve o asombra, que alegra o entristece, que impulsa o acusa, que exalta o empuja a que no vuelva a repetirse. El " no - olvido " se torna positivo cuando se resume en experiencia. Lo empírico es - y resulta casi redundante mencionarlo - el primer peldaño de la escalera que conduce al porvenir.

La historia, al igual que el mítico dios Jano, presenta dos rostros: la memoria y el olvido. Pero siempre habrá una " memoria de todos " : la de los pueblos. Es la que certifica una identidad.

La memoria, como se sabe, es la base del destino, en la medida que se medite sobre ella con la suficiente intensidad como para convertirla en experiencia. Claro que observar globalmente los siglos para extraer conclusiones únicas no es tarea fácil. Sobre todo cuando, aún sobre la expiración de los siglos, se suceden, sin solución de continuidad, las confrontaciones cargadas de crueldad, de feroces odios y de despiadadas acciones. Sin embargo, la historia no se alimenta ya de sistemas esclavistas ni las ergástulas protagonizan, más allá de que el sometimiento humano perdure en algunas latitudes del planeta. ¿ Qué queda, pues, para el futuro, amén de perfeccionar, y/o planetizar, el imperio de una Humanidad sin cadenas ? ¿ Habrá, todavía, " asignaturas pendientes " ? Sí, existen tales " deberes ". Y la actual " globalización " - que, seguramente, continuará estrechando la " aldea global " en el futuro, tecnología comunicacional mediante - parece indicarnos ya las pautas de dichos objetivos. La Justicia, así con mayúsculas, aparece como un eje fundamental. Ella es, quizás, la única excepción al necesario acotamiento de los derechos, límite imprescindible cuando su ejercicio afecta al semejante. Porque puede haber abuso del derecho - y la doctrina jurídica lo reconoce, y prevé, incluso, su castigo - pero nunca se registrará exceso de justicia. Ella, al igual que el amor entre los seres humanos, nunca es demasiada. La propia libertad está amojonada por la convivencia - y la conveniencia - social. Aquello de que " cuando la libertad esclaviza la justicia libera ", adquirió significado en épocas dieciochescas de crudo liberalismo - la etapa primera del " capitalismo salvaje " - cuando la aparente contratación libre entre patrones y obreros constituía, por el poder tan dispar, un auténtico monumento a la inequidad. Es que la justicia representa un valor prevaleciente y anterior a cualquier otro. Conforma de alguna manera, la base y la cúspide de la pirámide axiológica. Por eso de ella dependen otros principios inmanentes. " Si buscas la paz lucha por la justicia " es el mensaje papal; y el bíblico " Justicia, justicia perseguirás " representa su antecedente lógico. La búsqueda perseverante de la justicia y su reconocimiento, aun por sobre las mismas fronteras nacionales, se presenta como un signo distintivo - y el más rescatable, por cierto - de la mentada " globalización ". El acatamiento prioritario, supremo e ilimitado, al mandato de la justicia es la exclusiva forma de asegurarnos un milenio de características absolutamente humanas, de reconciliarnos con la propia esencia de la Humanidad. Nadie puede encerrar la eternidad en un instante, pero cada instante es una huella de la eternidad. La justicia es el cimiento de la paz y de la libertad. Sin justicia no hay dignidad. Es decir, no podremos autodenominarnos, con pleno derecho, criaturas de Dios.

La historia de la Humanidad conforma un muestrario - tan extenso como heroico - pletórico de epopeyas que confirman esa decisión comunitaria de ser libre. Pero existen, además - y fundamentalmente -, los protagonistas. Aquellos seres que son ejemplo y emblema. Los paradigmáticos. Los que llenan el presente y esbozan la eternidad con su acción. Los que definen un antes y un después, como si pusieran una bisagra cronológica, con la indeleble marca de lo irreversible. ¿ Héroes o semidioses ? Tal vez ambas cosas, quizás ni lo uno ni lo otro. Sólo seres que cumplen con un mandato cuasi genético, superando las debilidades propias de lo humano, para trazar el porvenir. Hacedores de sueños, forjadores de utopías. Habrá, sin duda, los homenajes, numerosas evocaciones y múltiples recordatorios. Pero sería bueno que comenzáramos a estructurar el mejor de ellos: la terminación feliz de un gran sueño inconcluso. Resultaría la mejor manera de cumplir con la memoria de los paradigmáticos, con la historia de sus luchas inclaudicables, y con el destino de sus pueblos. Un mundo donde el trabajo desplace a la miseria; donde la libertad ahuyente todo tipo de autoritarismo; donde los derechos humanos sustituyan para siempre a la discriminación, madre del genocidio; donde la vida reemplace a la muerte y a sus cultores; donde la democracia impere y la dictadura se exilie; donde lo humano resplandezca y el odio se evapore; donde el mismo Dios compruebe que el Paraíso es posible entre sus criaturas.

Cuando se camina sobre el mar las huellas se pierden en el paisaje pero quedan en la historia. Así es, ficcionalmente, el andar tras la esperanza. Si lo sabrán los pueblos, los que, quizás, acreditan más experiencia en el avanzar que los propios seres humanos. Una paradoja, ésta, que se sintetiza dialécticamente en el crisol de la epopeya. La de esa jornada de octubre de 1945 había nacido mucho antes. Tal vez en aquel lluvioso día de mayo cuando el pueblo pedía " saber de qué se trata ". Una pregunta que atenaceó el alma de los argentinos desde el lejano - en el tiempo pero cercano en el corazón - 1810. Algo más de un siglo y un tercio no bastaron para saciar el ansia de respuesta, aunque el histórico 17 de octubre de 1945, quienes marchaban hacia la Plaza de Mayo parecían no sólo conocer la resolución del interrogante sino estar seguros de los medios para efectivizarla. Era - al decir que se hizo leyenda de Raúl Scalabrini Ortiz - " el subsuelo de la patria sublevado ". Y el " sismo " conmovió todo el andamiaje social de la época. Incorporó el lado ignorado de la sociedad tanto a la vida política como al goce pleno de los derechos del ciudadano. Justicia social y derechos humanos ( comenzando por el más elemental de ellos: el de supervivencia ) se unieron en el presente y el futuro de los humildes. Los trabajadores habían conseguido " saber de qué se trataba " ... Los puentes han visto pasar muchas y caudalosas aguas desde entonces. Pero la esperanza tiene la misma característica que la utopía ( ¿ No es, en el fondo, una utopía más ? ): parece inalcanzable pero se la va conquistando de a poco en el avanzar constante.

La esperanza es la savia de la vida. Sin ella la existencia semeja un árbol seco. El amor es un milagro. Y el amor hacia los humildes, los pobres, los desamparados, en suma, a los castigados sin piedad por la historia que otros disfrutan y escriben, tiene, aún, mucha más connotación divina. Quienes son capaces de protagonizarlo adquieren, a través de los tiempos, un carácter casi sobrenatural. María Eva Duarte de Perón, o simple y maravillosamente Evita, es, sin duda, uno de esos seres. Nació en la pobreza y militó en la esperanza. Como afirma el evangelio de San Mateo, el propio Cristo indentificó a los que tienen " espíritu de pobres " como los primeros merecedores del Reino de los Cielos ( sólo una incorrecta interpretación surgida de la traducción literal del arameo al griego pudo difundir, en el " Sermón de la Montaña ", la idea de los " pobres de espíritu " ). Pero Eva Perón era, además de su profundo sentimiento cristiano, sabedora de que en la Tierra la convicción férrea en la lucha por los ideales es también prenda de la voluntad de Dios. Por eso peleó con todas sus fuerzas, consumiéndose en la batalla. Había que echar a " los mercaderes del Templo ", a latigazos si fuera preciso. A quienes medraban con los desposeídos transformando derechos en limosnas. Había que entronizar la dignidad, potenciar la unión de los marginados, organizándose para la defensa de lo conquistado con tanto esfuerzo. Convertir el ruego en legítimo reclamo de lo que corresponde por el solo hecho de ser humano. Quien trabaja todo lo merece, porque es, en definitiva, la columna vertebral de toda comunidad, la esencialidad de cualquier grupo gregario, el meollo de la nacionalidad. Evita lo comprendió y lo practicó. Ofreció su propia vida para lograr la Justicia, que cuando es social alcanza su mayor dimensión. Y demostró, además, que el amor al prójimo todo lo puede.

*     *     *

Del Arq. Horacio Oscar Chamorro, especialista en arquitectura funeraria, profesor emérito de las Universidades de Buenos Aires y La Plata, realizador de importantes mausoleos de personalidades y de ídolos populares, escritor, autor del interesantísimo y detallado libro La Tumba de Eva Perón, editorial De los Cuatro Vientos, Buenos Aires, Argentina, año 2006:

Evita falleció el 26 de julio de 1952. Su cuerpo fue embalsamado por el anatomista español Dr. Pedro Ara y velado durante 16 días en el Ministerio de Trabajo y Previsión. Permaneció en la sede de la CGT hasta el 24 de noviembre de 1955, siendo sustraído por un comando militar revolucionario. Fue llevado a Europa, a Italia, donde permaneció oculto durante 16 años, bajo el falso nombre de María Maggi de Magistris. El 3 de setiembre de 1971 fue devuelto a su esposo, el Gral. Perón, en la residencia de Puerta de Hierro, Madrid, España. El cadáver de Evita retornó a la Argentina el 17 de noviembre de 1974, Perón ya había fallecido. Fue restaurado por el taxidermista Prof. Domingo Tellechea. Reposó junto al de Perón en la capilla de la residencia presidencial de Olivos. Finalmente el 22 de octubre de 1976 fue trasladado al Cementerio de La Recoleta.

Evita descansa en el Cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires, uno de los más suntuosos del mundo. Diariamente es visitado por numerosos contingentes de turistas que llegan de todos los rincones del planeta deseando conocer la Tumba de Evita.

Para ver la Tumba de Evita clickear aquí.

Muchos imaginan que van al encuentro de algo monumental o faraónico, semejante a las grandiosas construcciones de los filmes del director Cecil B. De Mille, y no de un sepulcro similar a tantos otros, identificable por sus placas de bronce y por los ramitos de flores naturales engarzados en la puerta. Demás está decir que nunca faltan flores en su tumba.

Todos los días, decenas de personas hacen fila para poder llegar hasta la puerta del Panteón de la familia Duarte, y pugnan por espiar a través de la misma, y así surgen las más variadas, fantásticas e imaginativas historias ... de que Evita está en un sarcófago de oro, de que duerme en un lecho de rosas y orquídeas, o de que está rodeada de angelitos de plata y marfil ...

Para ver la cripta de Evita clickear aquí.

La Avenida de Los Naranjos es una de las callecitas internas de la necrópolis. Sirve de referencia para que los visitantes puedan llegar hasta la tumba de María Eva Duarte de Perón.

El Panteón pertenece a la familia Duarte, y en él, en el primer subsuelo, se encuentran los restos mortales de doña Juana Ibarguren, madre de Evita, de Juan Ramón Duarte, hermano de Eva Perón, y de otros parientes. Lote 4, 5 y 6, tablón 22, sección 14.

Para ingresar a la bóveda hay que trasponer dos puertas metálicas, una de bronce corrediza y otra de barrotes de acero.

En el segundo subsuelo, a casi 6 metros de profundidad, se ubica la cripta de Evita.

Un bello vitraux con la imagen de la Sagrada Familia ( la Virgen María, el Niño Jesús y San José ) preside el recinto.

Una caja metálica de acero Siemmens Martin de 2,40 m. de largo, 0,80 m. de ancho y 1,10 m. de alto totalmente pintada al duco encierra un féretro de madera de caoba con herrajes de bronce en el que yace el cuerpo de Eva Perón. La caja y todo el recinto están revestidos en mármol color ocre suave. Al frente tiene tres portezuelas que se abren con llaves especiales de seguridad que están únicamente en poder de los más directos familiares de Evita. En la portezuela central, en bajorrelieve y letras romanas se lee EVITA. Se destacan un Cristo en la cruz de madera y en una pared una placa de mármol con el capítulo 15, versículos 12 al 14, del Evangelio de San Juan, Nuevo Testamento, con el mandamiento de Jesucristo: " AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS ...".

Fuí designado por la Sra. Erminda " Chicha " Duarte para la construcción del sepulcro de Evita, de quien el New York Times de Nueva York dijo que " Fue la mujer más extraordinaria de Latinoamérica ", y la que, según el New Chronicle de Londres, " Ha sido la mujer más sorprendente de Sudamérica ".

Miles de personas visitan anualmente la Tumba de Evita, dejan flores, tocan o besan las placas de bronce, y toman fotografías o rezan en su memoria.

No soy peronista, Evita fue una mujer a quien no quise en vida y que fallecida fue capaz de enseñarme el afecto y el respeto por aquellos que nos dejan y se van donde no existe el odio.


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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.


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