DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De José Baig, corresponsal de la BBC en Argentina:

El Cementerio de La Recoleta, en el barrio del mismo nombre, es uno de los más tradicionales de Argentina.

En medio de ricas construcciones funerarias hay una, más bien modesta, cubierta de mármol negro, con la inscripción Familia Duarte. Y a pesar de que no se puede comparar con la magnificencia de las que la rodean, es la más visitada del camposanto.

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De Lorenza Benítez de Gómez, sindicalista, secretaria general de la Unión del Personal Auxiliar de Casas Particulares:

Eva Perón murió joven, pero en su corta vida no vaciló en trabajar hasta el agotamiento para alcanzar el objetivo que se había impuesto, un país justo donde cada uno pudiera trabajar honradamente, vivir con dignidad y ser respetado como persona humana.

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De Viviana Romero, periodista:

En 1947, durante su viaje por la España gobernada por Francisco Franco, mantuvo una relación tirante con Carmen Polo, esposa del Generalísimo. Doña Carmen Polo la paseaba por el Madrid borbónico, cuando el interés de Evita era visitar hospitales y barrios obreros y lograr - como obtuvo - para Juana Doña, una comunista condenada a muerte, el perdón del caudillo.

De regreso, Evita contó: " A la mujer de Franco no le agradaban los obreros y cada vez que podía los tildaba de " rojos ". Me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria. No le gustó nada ".

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De Jacobo Tsur, primer embajador de Israel en Argentina, autor del libro Cartas Credenciales, de Publicaciones La Semana, Buenos Aires, año 1983:

En 1951, la primera ministra Golda Meir llegó a la Argentina para agradecerle a Evita Perón la labor realizada en favor del Estado de Israel.

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De Roberto Bardini, periodista, escritor y docente:

La Constitución Argentina de 1949, promulgada por el peronismo, condenaba toda discriminación racial y religiosa.

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De Daniel Dos Santos, periodista:

La muerte no deja nada, por lo menos hasta donde sabemos. Despoja, aclara por si hiciera falta el diccionario. Por eso parece difícil morir. Porque se pierde lo que se creyó poseer para siempre, pero tambien - y fundamentalmente - lo que se ha sido queda en la interpretación de los demás. Juguete de ilusiones, de visiones personales, de comparaciones antojadizas, de reinterpretaciones, de revisionismos. Tal vez todavía sea peor cuando el muerto se convierte en mito, en una especie de fábula de moraleja, de destino delivery del que cada uno puede hacer uso y abuso con carácter de gratuidad. Porque el mito se aparta de la historia, o peor, la sistituye.

" Mis joyas no me pertenecen. La mayor parte fueron regalo de mi pueblo ". Con esta profética frase, Evita adelantaba su muerte en Mi voluntad suprema, especie de testamento político y opción por los humildes. Pero también anticipaba lo que irónicamente cumpliría - no como ella pensaba - la Revolución Libertadora con el remate público de buena parte de ellas. Es que las joyas y hasta su mismo cadáver profanado fueron botín de guerra por aquella época y todavía después.

El conocido orfebre argentino Marcelo Toledo confiesa que no tiene ninguna militancia política pero que Evita siempre lo inspiró, aunque su primer vago recuerdo sea el obvio de la marchita peronista y el más fuerte el que le dejó el musical Evita de Andrew Lloyd Webber. Intuición o no, el pedido de una joya para la argentina Elena Roger, la Evita londinense, fue el que dio el empujón final para la colección de recreaciones, más de 80 piezas a imagen y semejanza de las auténticas para ser presentadas en el Museo Evita de Buenos Aires.

Comenta Toledo: Me encargaron un prendedor para que se usara en la obra, una reproducción como el sol de la bandera, que en lugar de tener cara de sol, es una escarapela en oro y plata. Fuí al teatro y quedé azorado con lo que provocaba el personaje en la gente de otra habla, de otra idiosincracia, de otra ideología. Verlos llorar, sufrir y clamar por la historia de alguien que no tenían ni idea quién era. Después de dos años de investigaciones sobre las joyas de Eva Perón me fascina ver cómo fue la evolución de Evita a través de sus joyas y objetos. La aparente contradicción entre la Evita abanderada de los humildes y su pasión por las joyas creo que tiene que ver con las señoras que después de limpiar toda la casa, se sientan a la tarde, un poco desarregladas todavía, y fantasean con ser heroínas de telenovela, que de chicas pobres se transforman en mujeres poderosas. Algo así como el sueño americano. La gente humilde necesitaba ver que esa chica que llegó del interior había triunfado y tenía acceso a cosas que a ellos les estaban vedadas. Se sentían identificados. No les molestaba, por el contrario. Además, la mayoría de esas joyas eran regalos. El collar que lució en la tapa de La razón de mi vida, de rubíes birmanos, y el broche de la bandera son dos piezas representativas de su estética. También hay un prendedor muy interesante, que parece un ramillete de uvas pero que en realidad son tallitos muy finitos. La Cruz de Isabel la Católica, una condecoración de oro con perlas cultivadas, fue un regalo de Francisco Franco. Otras joyas formaban parte de un mostrar patriótico. Hay dos o tres piezas que usaba mucho, que son las menos glamorosas: un anillito con forma de argollita de la que colgaban dos bolitas, un anillo de topacio, y el anillo que le dio una de sus hermanas cuando se fue de Los Toldos. Ellas tenía muchas joyas, pero esas piezas que Evita estimaba jugaban como comodines, tanto para una gala como para ir a trabajar, creo que para recordar sus orígenes.

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Del Suplemento El Observador, de Diario Perfil, Editorial Perfil, Buenos Aires, del 29 de julio de 2007:

Desde que conoció a Juan Domingo Perón en el festival a beneficio de las víctimas del terremoto de San Juan, en 1944, Eva Duarte comenzó su camino para convertirse en el puente entre el pueblo y el General.

En un fragmento del libro Mi Mensaje advirtió Evita : " Todo lo que se opone al pueblo me indigna hasta los límites extremos de mi rebeldía y de mis odios, pero Dios sabe que nunca he odiado a nadie por sí mismo, ni he combatido a nadie con maldad, sino por defender a mi pueblo, a mis obreros, a mis mujeres, a quienes nadie defendió jamás ".

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Del Sindicato de Obreros del Tabaco de la República Argentina:

Por su sentido solidario y su amor a la patria, representó la dignidad y la vida de los argentinos.

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De la Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas de la República Argentina:

Evita pudo haber sido lo que ella quisiera, sin embargo eligió a su humilde pueblo, a quien le dedicó todo su ser.

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Del Sindicato Unico de Trabajadores del Espectáculo Público y Afines de la República Argentina:

La recordamos como el primer día, luchando por el bienestar de los compañeros y por construir una Argentina más justa.

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De la Federación de Obreros, Especialistas y Empleados de los Servicios e Industria de las Telecomunicaciones de la República Argentina:

Las palabras de Evita iluminan nuestros corazones como un faro que señala el camino en la defensa de los legítimos derechos del pueblo argentino.

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De la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores:

Su aguda inteligencia e innata sensibilidad forjaron en ella un fuerte espíritu de lucha por la justicia social.

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De la Federación Unica de Viajantes de la República Argentina:

Eva Perón dió su vida por los trabajadores.

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De la Unión de Sindicatos de la Industria Maderera de la República Argentina:

Ayer, como hoy, Evita continúa encendida en el corazón de todos los trabajadores.

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De la Federación Argentina de Trabajadores de las Universidades Nacionales:

Alcanzar la justicia social fue su máxima aspiración. Rendimos homenaje a la memoria de Eva Perón.

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De la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina:

Evita sigue en el recuerdo de los trabajadores como una guía de rectitud, honestidad y militancia.

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De la Unión de Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina:

No habrá ninguna igual.

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De la Federación de Sindicatos de Trabajadores Municipales de la Provincia de Buenos Aires:

El pueblo argentino no la olvidará jamás porque dio su vida por él. Su nombre es bandera en cada reclamo de justicia social.

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De la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios:

Su causa fue la causa del pueblo. Evita fue la piedra angular del peronismo.

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De la Confederación Argentina del Transporte:

En los puertos, en los mares, en los cielos, en los rieles, en los camiones y en las ciudades seguimos luchando teniendo un compromiso sagrado con esa mujer de voz enronquecida que nos sigue guiando desde la eternidad.

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De la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina:

Desde la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina señalamos que el pensamiento y la conducta de la Compañera Evita son una guía para la construcción de un país y un proyecto nacional, con sustentabilidad y con justa distribución del ingreso, para la felicidad de los trabajadores y la grandeza de la Nación.

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Del Sindicato de Obreros del Caucho, Anexos y Afines de la República Argentina:

Evita ayudó a su pueblo con medidas concretas y lo orientó con la trascendencia de su discurso comprometido desde su propio corazón. Una mujer inolvidable.

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Del Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias:

Rendimos homenaje a la más grande. Frente a la miseria y la exclusión levantó la bandera de la justicia social, llevó como consigna el amor, dejando como ejemplo la voluntad, la lealtad y un espíritu de lucha que jamás la abandonó. Nunca se olvidó de su pueblo, su pueblo no la olvida.

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De la Asociación de Empleados de la Dirección General Impositiva de la Nación (A.E.D.G.I.):

Construyó un sueño y vivió para él, la justicia social.

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Del Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina:

Fue la que siempre estuvo al lado de los pobres, de los desclasados, de los necesitados, de los que hoy llamamos fuera del sistema.

Nuestro homenaje a la memoria de la Abanderada de los humildes.

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De la Unión Obreros y Empleados Tintoreros, Sombrereros y Lavaderos de la República Argentina:

Enfrentó a los grandes poderes sin que le temblara el pulso y extendió su mano al que la necesitaba. Evita logró darle al pueblo la dignidad que nunca le habían reconocido.

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Del Sindicato Unico de Guardavidas y Afines de la República Argentina (S.U.G.A.R.A.):

Fue ejemplo y gratitud, militancia y trabajo, audacia y solidaridad. Evita sigue viva en el corazón del pueblo.

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De la Asociación de Modelos Argentinos (A.M.A.):

Evita forjó un proyecto de identidad nacional y luchó por los más necesitados.

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Del Sindicato de Obreros de Maestranza de la República Argentina:

Evita demostró que hasta la propia muerte puede ser vencida dejando un recuerdo imborrable en la memoria.

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Del Sindicato Obreros de la Industria del Vestido y Afines de la República Argentina:

Peleó incansablemente por la justicia social y por una Nación independiente y soberana.

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De la Asociación del Personal Legislativo del Honorable Congreso de la Nación Argentina:

Ella sabía lo que eran las necesidades y por eso nunca abandonó a su pueblo, que nunca la olvidará.

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Del Sindicato Unico de Trabajadores del Estado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:

En tiempos donde faltan cada vez más conductas humanitarias hacia los más necesitados, toma mayor relevancia la figura de quien más esfuerzo ha puesto a favor de la felicidad de su pueblo y ofrendado su vida por lograrlo.

Eva Perón ha de seguir presente en la memoria de todos los hombres y mujeres que sienten como ella, amor por sus semejantes y la necesidad de poner en práctica su espíritu solidario. Esta mujer extraordinaria dejó la mejor lección de vida y dignidad.

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De Marcela Gené, historiadora, docente, investigadora y escritora, autora del libro Un mundo feliz - Imágenes de los trabajadores en el primer peronismo ( 1946 - 1955 ), de editorial Fondo de Cultura Económica de Argentina, 159 páginas, profusamente ilustrado, Buenos Aires, Argentina, 2005:

Las miles de imágenes de la armonía, la justicia y el bienestar desplegadas en la prensa y en la calle querían servir de testimonio de la nueva realidad vivida por los trabajadores en la Argentina de Evita y Perón. La Revolución Libertadora intentó, mediante la quema y la destrucción, desactivar su poder evocador, y con él, el recuerdo de un decenio ominoso de la historia del país. Tan sólo diez años antes una de las preocupaciones centrales del movimiento que comenzaba a organizarse era crear una serie de símbolos que contribuyeran a otorgarle identidad. Así, en los primeros años del gobierno de Perón la producción de miles de afiches y folletos acompañó el ritmo de las realizaciones: las siluetas de los " descamisados " y las familias felices de los trabajadores recordaban quienes eran los verdaderos beneficiarios de las políticas del Estado.

Algunos estudiosos del peronismo han recuperado lateralmente las imágenes de la propaganda, pero desde una concepción de las mismas como redundantes y subordinadas a la jerarquía que reviste el texto escrito, desdibujando el hecho de que las imágenes no " traducen " visualmente el orden verbal ni se trata de llana transposición de un código a otro.

La noción arraigada en la doxa antiperonista filiaba los temas de la propaganda de gobierno con los modelos emanados de un único centro, el del nazi - fascismo. Existen mayores similitudes con las expresiones gráficas acuñadas durante el New Deal norteamericano, y en cierto grado con las soviéticas revolucionarias.

El peronismo montó un aparato propagandístico sin precedentes en la Argentina, un sistema de reproducción de determinadas imágenes que, por su alcance y magnitud, funcionaron como el soporte fundamental de un gobierno cuya legitimidad inicialmente debía ser construída y posteriormente sostenida o reafirmada, empresa en que la Subsecretaría de Informaciones ejerció un rol medular.

La " propaganda nacional " ya se postulaba como un problema en la década del 30. Los organismos estatales proyectaban individualmente la publicidad de su gestión - como en el caso de los concursos de afiches - y las inquietudes en torno de la organización de una " cinematografía del Estado " que cumpliera con objetivos de difusión se expresaron en los ámbitos parlamentarios. El peronismo retomó estos precedentes. No obstante, las producciones fílmicas " de argumento ", realizadas con fines de propaganda, deben considerarse como un aporte a todas luces original, una marca de fuego de la " gestión Apold ".

El peronismo demostró su capacidad para gestar una iconografía distintiva a partir de su negociación con las iconografías existentes, fundiendo rasgos provenientes de la gráfica de diversos sectores ideológicos.

Tres características específicas del peronismo se destacan: la expresión de la armonía social, la concepción del trabajador y el registro de la temporalidad.

El primer aspecto se manifiesta con claridad en las representaciones de la familia, en esas escenas se describen el bienestar individual en relación con la armonía social, objetivo hacia el cual el peronismo orientó sus políticas. En ello se diferencia de la gráfica contestataria local en la misma medida en que se asimila a las expresiones de la propaganda oficial de los diversos contextos políticos internacionales de la década de 1930, en particular el norteamericano. La armonía social se ratifica en la ausencia de los " cuerpos " de los enemigos políticos, tan reiteradamente aludidos por Perón en sus discursos, omisión que merece enfatizarse, teniendo en cuenta la importancia concedida a las representaciones de los judíos en la propaganda nazi, de los negros en la fascista o de los comunistas en el franquismo.

El segundo aspecto atañe a las representaciones del " trabajador ", desdoblado en tres versiones: como descamisado, como trabajador industrial y rural y como hombre de carne y hueso en el marco cotidiano y familiar. Estas tres dimensiones de una única figura son inéditas en la gráfica política que identificaba al ícono masculino con las fuerzas del trabajo - recuérdense los ejemplos del socialismo, el anarquismo y la izquierda en general - ; con el peronismo, esta figura asciende a héroe o se confunde con el hombre común, aunque en última instancia ambas representaciones reconstruyen la imagen del " hombre nuevo " peronista, concepción que por cierto no excluye a las mujeres, los niños y los ancianos. Del mismo modo, la confrontación de estas iconografías con aquellas producidas en otros regímenes, donde por lo general el " trabajador " se presenta en una o dos versiones, fortalece las particularidades del peronismo también en este aspecto.

Por último, el registro de la temporalidad es una característica común a toda la gráfica política. En el peronismo, el presente pleno de realizaciones se funde con el futuro, diferenciándose claramente de un pasado potenciado negativamente. Esta unidad imaginaria del presente y el futuro es un tópico compartido con la propaganda oficial soviética y con la norteamericana. Inversamente, en el caso del nazismo la inmovilidad del tiempo, la fijación en el pasado, que se presenta como eterno, se expresaba en imágenes saturadas de anacronismos. Las diferencias también deben señalarse en relación con las imágenes del socialismo y la izquierda locales, que representaban el presente como un tiempo de opresión al que seguiría, por el camino de la lucha, un futuro auspicioso.

Las imágenes fueron en última instancia la forma en que el poder se hizo visible y omnipresente. El peronismo construyó su identidad política y transmitió nuevos mensajes y valores a la sociedad.

Esas imágenes describen un mundo que para amplios sectores fue, en términos materiales, concretos, cotidianos " más feliz ", pero en el que fue cada vez más difícil intervenir desde una perspectiva crítica. En el proceso de construcción y consolidación de sus representaciones quedaba excluído el disenso.

Un mundo en el que, como en la obra del escritor Aldous Huxley, todos debían vivir bajo el signo de un Estado que los amparaba, al mismo tiempo que los vigilaba y controlaba.

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De Patricia Barral, periodista, articulista de la publicación Debate, Revista Semanal de Opinión, Nº 236, director Marcelo Capurro, Editorial Comentarios S.A., Buenos Aires, Argentina:

Décadas de luchas aún no contadas, emprendedoras tildadas de locas y políticos varones que aportaron lo suyo, llevaron a la inapelable decisión de Juan Domingo Perón y Eva Duarte, la sanción de la ley que otorgó igualdad de derechos políticos a las mujeres. El 9 de setiembre de 1947 marcó en Argentina un punto de inflexión en la lucha por los derechos de las mujeres. Se aprobó la Ley 13.010 luego de dos jornadas de sesiones en la Cámara de Diputados " no porque hubiera reparos de fondo, sino porque la lista de oradores era muy larga ", dice la historiadora española Marysa Navarro en su biografía de Evita. Un año antes, el 21 de agosto de 1946, se había aprobado en el Senado. Unos días después de su sanción en la Cámara baja, el 23 de setiembre de 1947, el presidente Juan Domingo Perón promulgó la ley que otorgaba a las mujeres los mismos derechos que tenían los hombres y, entre otras cosas, les permitía votar.

La memoria colectiva y buena parte de la bibliografía, señalan a Evita como la gran impulsora de esta iniciativa. Incluso la tratan como la primera sufragista. Pero, para no faltar a la rigurosidad periodística al menos, habrá que decir que antes de Eva hubo décadas de lucha e incluso hubo otras sufragistas.

La primera vez que las mujeres votaron en la Argentina fue en 1864, en las elecciones municipales de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento gobernaba la provincia. Sin embargo, ese derecho duró poco. Lo que menos procreaba en esos tiempos de inestabilidad política era progresismo. Pocos años después, en 1869, la sanción del Código Civil redactado por Dalmacio Vélez Sarsfield, dejaría a la mujer casada sin ningún derecho jurídico, ni derecho sobre sus bienes ( a menos que hubiera quedado establecido de antemano ) y, mucho menos, sobre su cuerpo. Aurelia Vélez, quien habría tomado las notas de la obra de su padre, fue durante años la amante de Sarmiento. Y una de las artífices de su Presidencia.

En 1911, en la ciudad de Buenos Aires, una de la mujeres que más batalló por los derechos femeninos, votó también por primera vez en comicios locales, utilizando la lógica implacable de la ley. Julieta Lanteri, sexta médica recibida en nuestro país, sufragó con una copia de la Ley 5.098 en la mano, demostrando que ella cumplía todos los requisitos que exigía el artículo 7º. Lanteri, " a quien tildaban de loca ", según la biografía de la escritora Araceli Bellota, no pudo votar, en cambio, en las nacionales de 1919 porque le exigieron la libreta de enrolamiento, un documento de los varones que debían presentarse al servicio militar. A cambio, también gracias a su interpretación inapelable de la ley, descubrió que la Constitución prohibía a las mujeres votar, pero no ser elegidas. De modo que se armó su propio espacio, el Partido Nacional Feminista. Se presentó como candidata a diputada y sacó 1.730 votos, en 1919.

Sobre el final de la década del 20, también en San Juan, fue elegida la primera diputada provincial, Emar Acosta, producto de una avanzada progresista de los hermanos Federico y Aldo Cantoni, que gobernaron desde la Unión Cívica Radical Bloquista. De este modo, Emar Acosta es considerada la primera mujer diputada argentina y latinoamericana. En aquellas pocas elecciones donde pudieron participar, muchas mujeres se autoexcluían porque consideraban que votar era cosa " de atorrantas ".

Los movimientos feministas que comenzaron a tallar en el mundo a partir de los años 20, repercutieron fuerte en la Argentina, aunque sin la estridencia de vidrieras rotas o incendios en las calles, tal como ocurría en otras partes del mundo. Los reclamos de las feministas argentinas incluían, por supuesto, el derecho a votar y ser votadas. ¿ Cuáles eran los motivos por los cuales a las mujeres se les negaba esa posibilidad ? Había motivaciones de tipo practicamente " biologistas ", vinculadas a la naturaleza especial de las mujeres. Algunos consideraban que su inteligencia era dominada por las emociones; otros, creían que el tema era lo suficientemente serio como para ser estudiado con mucha profundidad, o que todavía no podían verse resultados claros en los países donde la medida ya regía. Pero en todos los casos tenía que ver con el fondo de prejuicio que había sobre la mujer y el rol que se le había asignado en la sociedad, todo ello vinculado al dominio y avasallamiento masculino sobre su desarrollo personal.

Con todo, tampoco las feministas se ponían de acuerdo en el tema, recuerda Marysa Navarro. Algunas de ellas creían que las analfabetas no debían votar. El primer proyecto para dar derechos políticos a las mujeres - dice la autora - lo presentó el diputado socialista Alfredo Palacios, en 1911. Hasta la sanción de la Ley 13.010, hubo quince proyectos en danza que tenían el apoyo de muchas mujeres, entre ellas, Alicia Moreau.

La llegada de Perón a la Primera Magistratura del país y la presencia de Evita fueron decisivas a la hora de tratar el tema, dejando, incluso, un poco fuera de juego a muchas feministas que habían participado de la oposición en la mitad de la década del 40. En 1945, siendo Vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo, había empeñado su palabra en un acto público de que iba a trabajar para otorgarle " el sufragio a la mujer ". Las mujeres fueron luego fundamentales en la transición que lo llevó al gobierno.

Desde finales del 46, Evita se dirigió varias a sus congéneres en discursos pronunciados desde distintos ámbitos. Les hablaba a sus " compañeras " y recordaba que estaba en deuda con ellas. De ese modo, se puso al frente de la reivindicación de sus derechos, aunque las motivaciones políticas serían distintas de las que tuvieron las primeras luchadoras.

Visiblemente desmejorada por la enfermedad, el cáncer, Evita participó de las elecciones el 11 de noviembre de 1951. Fueron los primeros sufragios en los que la mujer argentina pudo votar. De los siete millones de votos, tres millones ochocientos mil correspondieron a mujeres. El 65 por ciento del padrón femenino votó por Perón - Quijano y fueron elegidas veintitrés diputadas nacionales y seis senadoras.

Si desea conocer el documento La mujer ya puede votar, la Ley 13.010, clickear aquí.

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De Fernando Ezequiel " Pino " Solanas, director de cine y político, Premio Oso de Oro en Berlín por su carrera cinematográfica:

Nací en 1936. Tenía 16 años cuando falleció Eva Perón. Ella levantó banderas de paz y de justicia social. Yo era un pibe inquieto, estudiaba abogacía y a los 21 escribía en revistas universitarias, tenía trato personal con Fermín Chávez, escuchaba a Arturo Jauretche, y participaba en debates políticos. Eran las épocas de la Libertadora.

Empecé a ganarme la vida como músico y dibujante de historietas, posteriormente formé una productora de cortos publicitarios, cientos de trabajos fílmicos que me permitieron un ejercicio técnico y el rigor de la organización, el cine requiere mucha planificación.

En la década del 60 liquidé mi productora, había quedado atrapado en el consumo, y me fui a Europa. Y en ese viaje surge la idea del documental La hora de los hornos.

Con el guionista Octavio Getino se trató de hacer memoria contra el olvido, todas las imágenes de Evita y de Perón estaban prohibidas. Junté muchas imágenes, de archivos, del noticiero Sucesos Argentinos. En esta película, hay una fuerte influencia del arte gráfico ruso, de sus carteles. La hora de los hornos, mi primer largometraje, expresa la voluntad de la rebelión de una generación, la búsqueda de la identidad. La película pasó a ser uno de los títulos emblemáticos del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano. Además en el plano internacional provocó un redescubrimiento del peronismo, porque en Europa era sinónimo de fascismo.

Fue tan grande el impacto de La hora de los hornos, que Perón me pidió que lo visitara. Viajé a Madrid y él quedó muy entusiasmado con la película. Era la época de negociación entre Lanusse y Perón, todo el mundo viajaba a España para hablar con Perón. Por las noches, los bares de la Gran Vía que quedaban abiertos estaban llenos de argentinos, porque siempre había un grupo de 30 o 40 personas que estaba aguardando el turno para hablar con Perón.

En La hora de los hornos hay críticas fuertes contra la burocratización del peronismo durante la segunda presidencia de Perón. Compartí muchos momentos con él, era un personaje con una gran cultura. Recuerdo que, durante una caminata, le pregunté si iba a volver. Y él me respondió: " La tragedia nuestra es que es muy tarde para mí, pero es muy temprano para ustedes ".

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De Eduardo Colom, director del diario " La Epoca ":

Cuando a las 23.10 horas del 17 de octubre de 1945 el coronel Perón apareció en los balcones de la Casa Rosada, acompañado del presidente Farrell y sus más leales amigos, la ovación que lo saludó fue clamorosa y duró más de un cuarto de hora. Su nombre era enarbolado por cientos de miles de bocas, como una bandera. El coronel abrazó cordialmente al presidente, mientras en la plaza se encendían millares de antorchas, se agitaban pañuelos y tremolaban banderas. Era la plaza como una llamarada inmensa, una hoguera en que se quemaba un pasado de ignonimia ...

Crecía el alborozo popular al ver a su líder, y fue necesario que éste, utilizando el micrófono, solicitase silencio para escuchar la palabra del presidente Farrell.

Se reiteraron las vivas y aplausos a Perón matizados con explosiones de cariño y lealtad a su persona. Cuando al fin pudo obtener en parte silencio del medio millón de personas que llenaban la plaza de Mayo y se extendían por la Avenida y las Diagonales, el general Farrell pronunció por el micrófono conectado con la cadena argentina de radio una breve locución, interrumpida por el grito: ¡ Perón, Perón !.

Luego, el coronel Perón invitó a todos a cantar el Himno Nacional Argentino y un coro vibrante y grandioso entonó las estrofas de la canción, que nunca nos pareció más hermosa, ni más nuestra, que allí en la plaza epónima, bajo un cielo con polvo de estrellas y a la luz de las antorchas que cientos de miles de manos sostenían. Había algo religioso en la impresionante escena. El pueblo había recuperado a su conductor y ningún canto mejor para celebrarlo que el Himno Nacional.

Para conocer más sobre el 17 de octubre de 1945 clickear aquí.

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De Historia de la Revoluciones, fascículo Nº 2, director Nicolás Gibelli, Ediciones Cuántica S.A., Buenos Aires, Argentina, año 1973:

En el transcurso de tres años ( 1946 - 1949 ) Perón llevó a cabo reformas fundamentales en la vida del país.

Conquistó la independencia económica, mediante la recuperación de los sectores claves que se encontraban en manos del capital extranjero ( sistema bancario, comercio exterior, transporte y comunicaciones, reaseguros, servicios de gas, etc. ). Puso a su vez en marcha el Plan Quinquenal, que dio lugar a la realización de más de 76.000 obras y movilizó la actividad creadora y laboral de todo el país. Entre las grandes obras que se efectuaron en ese período se cuenta un gasoducto de 1.600 kilómetros de longitud entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, que permitió ampliar en forma acelerada el consumo de gas en el país ( la producción de gas natural que sólo alcanzaba a 8.000.000 de metros cúbicos en 1946, se elevó a 448.000.000 de metros cúbicos al término del gobierno peronista ). Esa obra, una de las más ambiciosas que se haya realizado en el mundo, fue ejecutada en tiempo récord por capitales, obreros y técnicos argentinos.

Paralelamente Eva Perón, a través de la Fundación por ella creada, dio un impulso sin antecedentes en el país a la obra de ayuda social. Bajo su conducción incansable se construyeron en todos los puntos del país policlínicos, hogares de ancianos, hogares de tránsito, colonias de vacaciones, jardines de infantes, etc. Miles de niños participaron en actividades deportivas y disfrutaron de vacaciones en playas y sierras, todo gratuitamente. Se repartieron miles de mantas, útiles escolares, máquinas de coser, juguetes e implementos de todo tipo a los necesitados y desposeídos.

Toda esta acción de gobierno, desarrollada por Perón y su esposa en el plano político, económico y social, configuró una nueva realidad en la Argentina. Por primera vez en su historia los trabajadores pasaron a recibir la mayor parte del ingreso total del país; en 1948 sus remuneraciones alcanzaron el 50,2 % de ese ingreso; en 1952 llegaron al 56,9 %. Se creó así una economía de abundancia al servicio del pueblo que, por otra parte, respaldó masivamente al gobierno de Perón. Este, aplicando su vieja consigna de que " mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar ", respondió con hechos concretos a la confianza que en él depositaron las masas populares.

El sueño de Eva Perón, expresado en su libro La razón de mi vida, se ha cumplido con creces. Su nombre, indudablemente, perdurará en la historia, no sólo de Argentina sino también del mundo, como el de una de las mujeres más relevantes que haya producido la humanidad. En el lapso extremadamente breve de su vida, " Evita " fue la intérprete más ardiente y esclarecida de los ideales revolucionarios de su esposo, el Gral. Perón, a quien secundó infatigablemente en su obra de redención social. Su figura se erigió en el símbolo de la esperanza para los desposeídos y desamparados que diariamente llegaban hasta su despacho en busca de una solución para sus necesidades y dolores. Evita, indefectiblemente, encontraba esa solución, convencida de que, al hacerlo, realizaba una obra no sólo de justicia reparadora, sino de profundo amor hacia su pueblo. Ella lo explicaría así:

" Cuando doy cualquier cosa, por más pequeña que sea, siento que estoy pagando no sólo una deuda social ... o una deuda de la Patria para con sus hijos más humildes, ¡ siento que estoy pagando una deuda de cariño ! Por eso muchas veces he dicho que he de seguir luchando hasta dar la vida si fuese necesario, porque una deuda de cariño como la que yo tengo con el pueblo no se termina de pagar sino con la vida ..."

Nacida en la pequeña población bonaerense de Los Toldos, el 7 de mayo de 1919, Eva mostró ya en su adolescencia una definida inclinación por el arte escénico. Siendo alumna de la Escuela Normal, integró un conjunto que representaba piezas teatrales. Sus ambiciones artísticas y sus ansias de independencia personal la llevaron a dirigirse a la gran urbe, Buenos Aires, donde pensaba labrarse un porvenir a través de su propio esfuerzo. En Buenos Aires logró abrirse camino en el ambiente del teatro y de la radio y, en 1944, cuando conoció en un festival a beneficio de las víctimas del terremoto de San Juan, al coronel Juan Domingo Perón, ya era una figura conocida en el mundo artístico, pese a su juventud. El amor y los ideales unieron a Perón y a Eva. Esta jugó un decisivo papel en la crítica semana de octubre de 1945 que culminó el día 17, con la " revolución de los descamisados ", que aseguró la liberación de Perón y la derrota de sus enemigos. Cinco días más tarde, el 22 de octubre de 1945, Juan Perón y María Eva Duarte contrajeron matrimonio civil en la ciudad de Junín y el 10 de diciembre celebraron su boda en la iglesia de San Francisco, en la ciudad de La Plata.

Desde el primer momento Evita asumió plenamente un papel político de primera magnitud que, para la Argentina de aquella época, constituyó un hecho sin precedentes. Acompañó a Perón en su campaña proselitista por el interior del país en vísperas de las elecciones del 24 de febrero de 1946, y el 8 de ese mes, pronunció en el Luna Park de Buenos Aires su primer discurso, en medio de las aclamaciones de la multitud. El 20 de febrero se constituyó la primera organización peronista femenina en Buenos Aires y, por unanimidad, sus integrantes la bautizaron con el nombre de " María Eva Duarte de Perón ".

Luego del amplio triunfo obtenido por Perón en las elecciones presidenciales, se convirtió en su excepcional colaboradora. Con certera intuición, pronto comprendió cuál era la vital misión que debía desempeñar para secundar eficazmente la obra revolucionaria de su esposo. Posteriormente lo explicaría así:

" En todas las familias los pedidos y las exigencias varían mucho: los mayores quieren cosas de importancia, los menores piden juguetes. En la familia grande que es la Patria tambien los pedidos que se presentan al Presidente, que es el padre común, son infinitos. Comprobamos esto cuando ya Perón era Presidente electo: las esperanzas del pueblo se concretaban en peticiones lo más variadas, desde una obra de gobierno extraordinaria y aún fantástica que solicitaba toda una ciudad, hasta la pelota de fútbol que quería un " changuito " del norte, o la muñeca que deseaba una " coyita ". También atender todo esto - lo grande y lo pequeño - era necesario para que el pueblo no dejase de ver en Perón a su conductor. Yo elegí la humilde tarea de atender los pequeños pedidos ... Yo elegí ser " Evita " para que por mi intermedio el pueblo y sobre todo los trabajadores, encontrasen siempre libre el camino de su Líder ".

Evita acometió la tarea que se había asignado con una apasionamiento tremendo. Así, en poco tiempo, pudo convertir en realidad a la Fundación de Ayuda Social que llevaría su nombre. Inicada con recursos mínimos, se convirtió gracias a su dinamismo y dedicación en una organización gigantesca, que se sostuvo gracias al apoyo entusiasta de las organizaciones gremiales. Desde su despacho en la Secretaria de Trabajo, Evita dirigió la batalla contra la injusticia y el desamparo, sin darse tregua ni descanso. Esa lucha sólo terminaría, para ella, con su propia vida.

Paralelamente, Evita promovió y obtuvo la sanción de la ley que otorga a las mujeres en la Argentina el derecho de voto ( 9 de setiembre de 1947 ). Organizó a su vez, el Partido Peronista Femenino, cuya dirección ejerció. El 22 de agosto de 1951 se realizó en Buenos Aires el denominado Cabildo Abierto del Justicialismo, en el cual una inmensa multitud aclamó a Perón y Eva Perón como candidatos a Presidente y Vicepresidente de la República. Evita, sin embargo, no aceptó la designación, y prosiguió desarrollando su obra al frente de la Fundación. Cuando, atacada por un mal incurable, falleció, 26 de julio de 1952, Buenos Aires presenció la manifestación de dolor popular más grandiosa de su historia. El 17 de octubre de 1952 se dio a conocer públicamente el testamento de Evita. La última frase del documento constituye el testimonio más fidedigno de la fe que impulsó toda su obra y su existencia: " Yo siempre he visto que en cada descamisado Dios me pedía un poco de amor que nunca le negué ..."

En la noche del 22 de diciembre de 1955, luego del derrocamiento de Perón, los restos de Evita fueron retirados de la CGT. Su paradero a partir de ese día, se desconoció totalmente. Recién el 3 de setiembre de 1971, el general Perón recuperó el cuerpo de su esposa, que le fue entregado en Madrid por decisión del gobierno argentino del general Alejandro Agustín Lanusse.

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De Cipriano Reyes, dirigente sindical, autor del libro Yo hice el 17 de octubre, editorial GS, Buenos Aires, año 1973:

17 de octubre de 1945.

Eran ya cerca de las 23.00 horas. Un locutor en forma precipitada anunció la presencia del coronel Perón, que ya se disponía a expresar su palabra. Se produjo una extraordinaria exclamación que llenó el espacio de voces y estribillos. La figura de Perón se recortó en el balcón rodeado por el presidente Farrell, el coronel Mercante y otros militares y civiles. El coronel Perón con las manos en alto ensayó un mensaje de salutación que la gente acogió exclamando: ¡ Perón ! ... ¡ Perón ! ... ¡ Perón presidente ! ... ¡ Perón presidente ! ... Se agitaban miles de manos, de pañuelos y de voces. En ese instante Farrell y Perón se confundieron en un abrazo ante los ojos de aquella multitud que en una nueva explosión de entusiasmo hacía ondear banderas argentinas, estandartes y cartelones al tiempo que gritaba: ¡ Farrell y Perón, un solo corazón ! ... ¡ Farrell y Perón, un solo corazón ! ...

En esos instantes, quién sabe por qué causa, se apagaron las luces y la plaza quedó a oscuras. Solamente se divisaban la luna y las estrellas como una romántica techumbre, brillando sobre las cabezas de la multitud.

¡ Iluminemos con diarios ! ... ¡ Con diarios ! ... - gritaban varios compañeros. Y en breves segundos, miles y miles de diarios enrollados se elevaban encendidos como antorchas sostenidas por otras tantas manos. La plaza y la multitud se vieron tenuemente iluminadas en la grandiosidad de su penumbra en esa gigantesca concentración humana.

Aquello fue el espectáculo más maravilloso que hubo conocido en toda su historia política la plaza de Mayo.

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De la Enciclopedia de los Grandes Fenómenos de Nuestro Tiempo, Transformaciones, fascículo número 97, La mujer en la revolución, por Otilia Vainstok y Mirta Henault, editorial Centro Editor de América Latina S.A., Buenos Aires, año 1973:

En la década del 30 comienzan a definirse ciertas tendencias que culminarán en cambios económicos, sociales y políticos fundamentales en la historia de la Argentina.

Comienza la expansión industrial. Según el censo, en 1946, el 61,6 % de las industrias habían sido constituidas desde el quinquenio 1931 - 1935. Este desarrollo se concentra en la Capital Federal y Gran Buenos Aires, donde se registran en 1946, el 56,5 % de los establecimientos industriales y el 68,8 % de los obreros.

Paralelamente, se intensifica la migración del interior hacia el Gran Buenos Aires. Entre 1943 - 1947 ingresan anualmente a la zona 117.000 personas. La mayoría de los migrantes son mujeres.

Aumenta la participación de las mujeres en la fuerza laboral. Entre 1935 - 1939 el empleo femenino creció en 27, 4 %. El número de mujeres en la rama industrial se incrementó en un 8,2 % mientras que el de hombres fue de 6,4 %. En dicho período, las mujeres representaban el 33 % de los obreros industriales de la Capital. Algunas industrias, textiles, tabaco y vestido, ocupaban predominantemente a mujeres. En 1947, las mujeres en la fuerza laboral representan el 31,2 % del total de mujeres mayores de 14 años de la Capital. En el grupo de edades entre 18 y 29 años, esta proporción aumenta, alcanzando casi la mitad de todas las mujeres de esa edad.

A pesar de la creciente importancia numérica de la mujer en la fuerza laboral, las diferencias entre los salarios femeninos y masculinos se acentúa desde 1929. La escasa legislación laboral protectora ( ley 11.317/24 y 11.726/33 ), resultante de la acción de legisladoras socialistas, era poco observada y no contemplaba la desigualdad salarial.

Grupos feministas y el Partido Socialista, formados desde principios del siglo XX, denuncian en forma reiterada e infructuosamente la explotación de la mujer trabajadora.

A partir del año 30, sectores conservadores desatan una campaña contra el trabajo de la mujer fuera del hogar. Señalan que provoca la crisis de la familia, socaba la autoridad paterna, disminuye el número de hijos y relaja la moral femenina. Condenan la competencia desleal que imponen a los hombres al participar como mano de obra barata en el mercado laboral. El gobierno del presidente Agustín Pedro Justo ( 1932 - 1938 ) intenta reformar el Código Civil para anular los efectos de la ley del año 1926 que había otorgado los derechos civiles a la mujer.

El peronismo transformó los cambios cuantitativos que estaban ocurriendo en el país en un gran salto cualitativamente progresista. La masa obrera que acababa de formarse alrededor de las nuevas industrias ingresó activamente en la vida política. Quizás uno de los aspectos más profundamente revolucionarios del proyecto de liberación nacional peronista haya sido su política respecto de la mujer. Representó el primer intento de movilización integral femenina a nivel nacional realizado en el país.

En 1944, Perón crea la División de Trabajo y Asistencia de la Mujer en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Su objetivo era alentar la participación femenina en la fuerza laboral, atender los derechos y necesidades de la trabajadora, asegurar el cumplimiento de la legislación existente y promover la igualdad de salarios. Esto último se efectivizó en sucesivas medidas adoptadas para distintas industrias.

Durante todo el gobierno peronista se mantuvo una política de apoyo a la mujer trabajadora. La percepción peronista de la problemática femenina no se limitó a este área.

Eva Perón describe con gran penetración la opresión de la mujer en el trabajo doméstico:

" En las puertas del hogar termina la nación entera y comienzan otras leyes y otros derechos ... la ley y el derecho del hombre ... que muchas veces sólo es un amo y a veces también ... dictador. La madre de familia está al margen de todas las previsiones. Es el único trabajador del mundo que no conoce salario, ni garantía de respeto, ni límite de jornadas, ni domingo, ni vacaciones, ni descanso alguno, ni indemnización por despido, ni huelgas de ninguna clase ... Todo eso - así lo hemos aprendido desde " chicas " - pertenece a la esfera del amor ... ¡ Y lo malo es que el amor muchas veces desaparece pronto en el hogar ... y entonces, todo pasa a ser trabajo forzado ... obligaciones sin ningún derecho ... ! ¡ Servicio gratuito a cambio de dolor y sacrificios ! "

Tradicionalmente se consideraba que la política " no es cosa de mujeres ". La acción femenina en los partidos políticos y sindicatos estaba restringida a grupos muy reducidos.

Eva Perón se transforma en un símbolo del potencial revolucionario de la mujer. Su papel, en el plano más alto de la conducción justicialista, representa el derecho de todas las argentinas a participar plenamente en el proceso de construcción nacional.

Eva Perón decía:

" Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer argentina en el goce de deberes y derechos comunes a todo ser humano."

El comienzo de esa nueva hora está marcado por la sanción del derecho femenino al voto en setiembre de 1947. Pero, Evita señalaba: " Lo que yo creo que no debemos olvidar jamás es una cosa que siempre repite Perón a los hombres: ... que el voto, es decir la política, no es un fin sino un medio ". La expresión electoral es insuficiente para asegurar la integración plena e igualitaria de la mujer a todas las actividades y niveles de decisión. Valores, actitudes y tabúes tradicionales respecto de la mujer como ser subordinado, son compartidos, tanto por los hombres, como por las mismas mujeres. Los sedimentos de una larga discriminación previenen a la mujer común de la iniciativa, seguridad y experiencia necesarias para su participación activa. La incorporación de la mujer exige el desarrollo de su potencial humano y político; el análisis de los medios para su capacitación técnica y profesional y la solución de las condiciones de su vida cotidiana.

Evita propuso la organización de mujeres para movilizar a otras mujeres para cumplir con esta tarea revolucionaria, por que así como " solamente los humildes salvarán a los humildes ... también pienso que únicamente las mujeres serán la salvación de las mujeres ". Afirmaba que los hombres y mujeres peronistas están unidos por los objetivos de la doctrina y la figura de Perón, pero las mujeres tienen un objetivo propio: redimir a la mujer. " Ese objetivo está en la doctrina justicialista de Perón, pero nos toca a nosotras, mujeres, alcanzarlo ".

Esta consigna escrita en 1951 conserva hoy su revolucionaria vigencia.

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De Juan Carlos Pallarols, maestro orfebre:

Cuando el Dr. Pedro Ara embalsamó el cadáver de Eva Perón, en 1952, se tomó una máscara de yeso de su rostro, ya tratado por el famoso médico español. Quien colaboró en esa tarea fue mi padre, Carlos Pallarols Cuni, también orfebre.

La historia es que esa efigie iba a estar en el Monumento al Trabajador, a emplazarse frente a la residencia presidencial de la calle Austria, adonde ahora está la Biblioteca Nacional. Bajo el monumento iba a haber una cripta con el cuerpo de Evita.

La " Revolución Libertadora " obligó a destruir todo lo que estuviera referido a Perón y a su época.

Mi padre salvó el molde de yeso, partió la maqueta en tres pedazos, escondió todo en una canasta de almacenero y lo llevó a la localidad de Rafael Calzada, donde teníamos una humilde quintita.

En la década del ´80 rescaté todo, rearmé la maqueta en mi taller de San Telmo, Defensa 1039, donde está todavía. Me ayudaron mucho entonces Carlos Trotta, un escultor amigo, y un capitán de la Armada de apellido Anzorena, que una vez me dijo que lo habían puesto de espía para desacreditar a Eva Perón y terminó convertido en un evitista a muerte. El Dr. Jorge Taiana, uno de los médicos de Evita, y su modisto Paco Jamandreu también ayudaron.

Aprendí este oficio de mi abuelo catalán que llegó al país a principios del siglo XX.

Desde 1932, los bastones presidenciales eran de caña de malaca, con regatón y empuñadura de oro macizo y esmalte de Limoges.

Yo diseñé uno de plata y oro. Plata porque de allí toma el nombre nuestro país, el argentum. Y el oro porque es masculino, para que fecunde a la plata y simbolice a la familia. Siempre se prepara uno. Está hecho de una varilla de urunday rubio, que es una madera del norte argentino, muy barata, pero muy noble. Es resistente al agua, al sol, al frío, al calor; no se quiebra, no se dobla; no se corrompe porque no lo ataca la polilla, ni la carcoma. Tiene brillo natural. Cuando entrego el bastón a los presidentes, les digo: " Presidente, sea como esta madera ".

Siento un gran respeto y admiración por Evita y por todo lo que hizo.

Ni mi padre era peronista ni yo soy peronista. Pero los dos supimos que la historia no se borra por decreto.

Para conocer la página de este destacado orfebre de renombre internacional clickear aquí

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De Pablo Calvo, periodista:

Juan Domingo Perón fue el primer jefe de Estado en presentar una declaración de bienes al asumir su mandato, en 1946. Poseía la quinta de San Vicente - donde descansan sus restos - un auto Packard, el campo de Sierra Cuadrada, una bóveda en el cementerio de la Chacarita, un terreno en Roque Pérez y " bienes testamentarios " que le dejó su padre, Mario Tomás Perón. Dijo Perón en 1949: " Señores, se ha dicho desde una tribuna de oposición que yo subí pobre al Gobierno y que voy a bajar rico. Yo no subí pobre. Si alguien encuentra otro bien que no figura en esta declaración inicial, cuando deje el mandato, se lo regalo ".

Tras el golpe militar de 1955, la llamada " Revolución Libertadora " le confiscó todos los bienes y se encargó de difundir la " Sentencia de la Suprema Corte de Justicia sobre los bienes mal habidos del dictador ". Allí, con más odio político que fundamento legal, se afirmó que Perón había pasado a tener " una fortuna cuantiosa ", que incluía " 1.250 plaquetas de oro y plata, 650 alhajas, un avión, 211 motocicletas, 19 autos, dos lanchas, 430 armas antiguas, 394 objetos de arte, acciones, depósitos bancarios, 17 departamentos ", entre otros bienes.

Luego de 17 años de exilio, Perón volvió al país y, en 1973, el Congreso dispuso la restitución de sus pertenencias y el pago de una indemnización, mediante la ley 20.530. Una comisión especial se encargó de establecer los montos de la devolución y, a comienzos de 1974, emitió los cheques que fueron recibidos y luego endosados por " Isabelita " Perón.

Cuando Perón se casó con Isabel, enero de 1961, Juana Ibarguren, madre de Evita, reclamó la devolución de bienes que eran de su hija, fallecida el 26 de julio de 1952. Hizo un juicio que luego siguieron sus hijas, Blanca y Erminda, finalmente victoriosas. " La justicia declaró nula la donación de los bienes de Evita a Perón en los años ´50. Se hizo el juicio por la restitución y en los ´70, por un acuerdo entre las partes, la señora Isabel cedió en parte de pago las propiedades que le había dejado Perón ", explicó el Dr. Carlos Vidal Taquini, abogado de la familia Duarte.

¿ Qué pasó con los 85.514.206 pesos que la comisión le pagó a Isabel ? Lo detalla el Dr. Atilio Neira, su abogado: " La familia Duarte reclamó la mitad. Perón decía, sin embargo, que los bienes que había adquirido entre 1952 ( año de la muerte de Evita ) y 1955 ( cuando la " Libertadora " lo dejó sin nada ) no eran gananciales.

Perón muere el 1 de julio de 1974 y María Estela Martínez de Perón ( " Isabelita " ) deposita en la sucesión de Eva 31 millones de pesos, un poco menos de esa mitad. La hermanas de Eva no aceptan y no retiran el dinero.

Antes de su fallecimiento, Perón llega a transferir el dinero restante a un banco europeo. Isabel cae presa con el golpe militar de 1976. El dinero que las hermanas Duarte no aceptaron y no retiraron, en pesos, sufrió la crisis financiera más dura de la historia y se redujo a una décima parte, comido por la terrible inflación y el plan económico del ministro José Alfredo Martínez de Hoz ( 1976 - 1981 ).

La dictadura instalada en 1976 quiso saber si se le había pagado de más a Perón y ordenó una investigación. La causa siguió hasta 1989, pero fue cerrada sin procesados.

Una semana antes de quedar " Isabelita " en libertad, julio de 1981, un apoderado viajó a Europa y transfirió el dinero a diferentes cuentas bancarias en Luxemburgo y Suiza, a nombre de personas extrañas al peronismo. La plata de Perón se esfumó en Europa.

El 10 de junio de 1987 la tumba de Perón fue profanada, desconocidos con una sierra eléctrica le amputaron las manos al tres veces presidente constitucional de la República Argentina.

¿ Le robaron las manos para abrir una caja de seguridad con sus huellas digitales ? No, eso es pura mitología.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.


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