DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Elisa María Avelina " Lilita " Carrió, abogada, política, profesora y escritora:

Eva Perón encarnó el proceso más extraordinario de carácter político que se dio en Latinoamérica.

Amé a Evita desde chica. Ella tuvo la vida de una heroína política y se convirtió en una reina de verdad. Se construyó reina no al ponerse un tapado de piel o un vestido sino por su trabajo y por su entrega.

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De Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, política y abogada:

El peronismo es el fiel reflejo de mi país, porque es capaz de producir personajes sublimes como Evita y otros mediocres como Isabelita.

Me siento identificada con la Eva Perón del rodete y el puño crispado frente al micrófono. No con la Eva milagrosa con la que sí se identificaba más mi madre, la Eva del Teatro Colón, el hada buena que había llegado con Perón a repartir el trabajo, el derecho al voto ... la Eva de mi mamá es la que apareció con sus fantásticos trajes con los que la conocieron todos los españoles de la posguerra.

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De Enrique de las Mercedes Mosca ( 1880 - 1950 ), abogado y político, candidato a vice - presidente por la Unión Democrática, acompañó a José Pascual Tamborini para las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946, perdiendo contra la fórmula Perón - Quijano:

Los hechos del 17 de octubre de 1945 fueron salvajes estallidos de las hordas analfabetas estupefactas por el alcohol.

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De Felipe Miguel Angel Dobal, dibujante en importantes medios nacionales y extranjeros, creador de las inolvidables tiras cómicas Dramas clasificados, El detalle que faltaba y De la crónica diaria:

Nací en 1923. Fuí testigo del 17 de octubre de 1945.

Vivía en una pensión ubicada en Moreno al 1000, a metros del Ministerio de Obras Públicas. Esa mañana tenía que encontrarme con el querido Lino Palacio, el papá de Don Fulgencio, el hombre que no tuvo infancia, y de tantos otros personajes de la historieta y el humor gráfico. En la Avda. de Mayo había un gentío total, un constante fluir de miles de personas, obreros, trabajadores, empleados, que se dirigían a la Plaza de Mayo para lograr la liberación del coronel Perón. Y nadie rompió ni robó nada.

El 17 de octubre de 1945 salía a la calle el primer número de la revista Don Fulgencio. Con su característico humor, Lino Palacio al ver tanta gente exclamó: " Yo sabía que cuando saliera mi revista se iba a producir una conmoción pero no imaginé tanta ". Y ese mismo día histórico se agotó el primer número, aunque todos los negocios y los puestos de diarios y revistas estaban cerrados.

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De Susana Speroni, directora del Museo Nacional de la Historia del Traje, ubicado en Chile 832, barrio de Monserrat, Buenos Aires, Argentina:

Nunca como ahora, en el siglo XXI, se vieron tantos vestidos de fiesta. Hay divinos y hay mamarrachos, pero una cosa es cierta, estas prendas resumen de alguna manera las antiguas costumbres de lujo, la ostentación, la vestimenta radiante que se abandonó durante el siglo XVIII. Hoy se impone la ropa cómoda, confortable, útil y práctica - eso sí - comprada en las tiendas más caras y respetando los últimos dictados de la moda. En el caso en particular de los vestidos de gala, reafirmaban una de las condiciones de la moda: cultivar la apariencia y la seducción.

Tan clara tenía esta idea el gran diseñador Carlos Federico Worth ( 1825 - 1895 ), inventor de la alta costura y modisto de la emperatriz Eugenia de Montijo, que antes de enviar los vestidos de fiesta a las mansiones de sus dueñas, los presentaba en la galería de los espejos de su maison, alumbrados solamente por candelabros con velas perfumadas. Esos rasos, terciopelos y encajes de seda natural sumarían luego la elegancia de sus dueñas creando una unidad devastadora para quien los contemplara.

Célebres fueron también los modelos creados por Paul Poiret ( 1879 - 1944 ) sobre todo antes de 1914 y en la década de 1920. Sus colores, su amor por el Oriente, su originalidad para unir formas y texturas, adaptar babuchas, turbantes, kimonos y vestidos con paños flotantes, lo hicieron único.

Nada como estas prendas para revisar nuestros conceptos de elegancia, estilo y glamour. Como dice Lola Gavarrón en su libro La mística de la moda ( Anagrama, 1989 ), " se llama elegantes a aquellos que son capaces de manifestar una conquista estética con sus ropas. O mejor aún, una armonía interior - exterior satisfactoria ".

En el siglo XX la elegancia pasó a denominarse chic, vocablo que apareció en Francia en la segunda mitad del siglo XX, que involucraba desenvoltura y encanto. El estilo, en cambio, es el sello personal que imprime cada uno. Para Chanel, lo que no pasa de moda nunca.

El glamour, en cambio, fue creado por Hollywood para reflejar el encanto de las estrellas hasta dejar sin aliento a la platea.

Esta historia no puede prescindir de dos nombres: Mariano Fortuny ( 1871 - 1949 ) y Marcel Proust ( 1871 - 1922 ). Fortuny creó atuendos inspirados en la Grecia clásica, la Edad Media y el Renacimiento. Sus sedas y gasas plisadas, los terciopelos estampados y adornados con cuentas de cristal de Murano, aparecen reflejados en las páginas de Proust. Su obra En busca del tiempo perdido plasma con minuciosidad el atuendo de sus héroes y heroínas: los vestidos y los grandes eventos son valores de primer orden en su obra. Por entonces surgieron los bailes temáticos, como los de Paul Poiret ( en 1911 y 1912 al estilo de Las mil y una noches ), el Bal Proust ( en 1928, con los invitados vestidos como personajes del escritor ) y los de Jeanne Lanvin, Jean Patou y Erté.

Pero hubo tres diseñadores superlativos.

Cristóbal Balenciaga ( 1885 - 1972 ) el maestro reverenciado por sus pares, que vistió a las más elegantes.

En 1947 nace una nueva luminaria que durante diez años cambia todo a partir de su línea corola, bautizada New Look en los Estados Unidos: Christian Dior. Con metros y metros de tela, hiperfemeninos y elegantes, sus vestidos barrieron las angustias de la posguerra y reactivaron la industria del tejido. Inolvidable Evita Perón en las galas del Teatro Colón vestida por Dior en uno de sus tonos predilectos, el rosa tenue. Finalmente Hubert de Givenchy, amante de las artes instalado en París, que creó un estilo super refinado, mezcla de clasicismo y buen gusto.

Para ver a Evita en el Teatro Colón clickear aquí

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De Vivian Urfeig, periodista:

Antigua Casa Boyacá conserva la misma identidad que el negocio familiar inscribió en 1911 y que así se transformó en uno de los clásicos que siguen en pie, siempre en el mismo lugar, Boyacá 372, en el barrio de Flores, Buenos Aires.

Además de reparar máquinas de coser y vender accesorios y repuestos, los hermanos Marcovsky transmiten su pasión por el oficio. Artesanos de agujas y engranajes se convirtieron en coleccionistas. Familiares, industriales, infantiles ... Entre los modelos que atesoran Osvaldo, Carlos y Celia hay piezas únicas, joyitas de época. Las estanterías están repletas y hay piezas con peso propio. Una de origen suizo, a manivela y con base de hierro. Una mini Singer para que las niñas hicieran sus primeras manualidades. La primera máquina electrónica, la " Futura ". Y está también la " Elna " que distribuía la Fundación Eva Perón y que marcó una época.

En Antigua Casa Boyacá se hilvanan historias vivas, costumbres porteñas que resisten al tiempo.

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De Mariano Plotkin, historiador y escritor, autor del libro Mañana es San Perón, editorial Ariel, 353 páginas, Buenos Aires, año 1994:

El régimen de Perón convertiría el 17 de octubre en una celebración altamente formalizada, en la que el gobierno podía ostentar públicamente el apoyo popular del que gozaba y al mismo tiempo recrear el contacto directo entre el líder y su pueblo, lo cual era una de las bases simbólicas de su legitimidad.

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De Juan Molina, testigo privilegiado del 17 de octubre de 1945:

Soy el que aparece en la foto sentado al borde de una de las fuentes de la Plaza de Mayo. Tenía, en ese momento 17 años.

Y el que está a mi lado es mi hermano. Hasta tenemos el mismo gesto, miramos hacia el mismo sitio.

Trabajábamos en una fábrica de aguas gaseosas el día en que decidimos sumarnos a la marcha hacia la Plaza de Mayo por la liberación del Cnel. Perón.

Los pies se me hincharon como empanadas y entonces decidí refrescarlos en la fuente. Fue un alivio muy especial. La gente coreaba: " La Patria sin Perón, es un barco sin timón ".

Al volver a casa en tranvía nos esperaba el reproche de nuestros padres: " ¿ Se puede saber adónde estaban ? Son las dos de la mañana ".

Guardo en mi baúl de los recuerdos el momento en que conocí a Evita en la Fundación. Una emoción tremenda. Ella me saludó y la besé en las mejillas.

Para ver dicha foto clickear aquí

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Del Sindicato de Obreros y Empleados de Cementerios de la República Argentina ( S.O.E.C.R.A.):

Nuestro reconocimiento a todos aquellos compañeros que marcaron la historia, la lucha por la justicia social, la soberanía política y la independencia económica.

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Del Sindicato Obreros de la Industria del Vidrio y Afines de la República Argentina:

El cristal con el cual miramos la historia los trabajadores del vidrio descansa en las consignas y banderas que dieron origen al 17 de octubre de 1945, Día de la Lealtad.

Esas consignas y banderas son el legado doctrinario que sacó a los trabajadores de la situación de parias para dignificarlos definitivamente.

La Lealtad de entonces fue condimentada con la pasión de Evita por la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria. La Lealtad de hoy debe ser recuperar la alegría de la lucha y la vocación por defender todos estos valores.

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De la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros y Obreros del Transporte Automotor de Carga, Logística y Servicios:

El 17 de octubre de 1945 fue la fecha fundamental para el futuro de todos los trabajadores.

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De la Unión Obrera Metalúrgica de la República Argentina ( U.O.M.) :

Cuando en aquella calurosa jornada del 17 de octubre de 1945 los metalúrgicos marchaban, junto a otros trabajadores, convocados y alentados por la compañera Evita, hacia la Plaza de Mayo para rescatar al entonces Cnel. Juan Domingo Perón, estaban escribiendo una de las páginas más gloriosas de la historia argentina.

Han transcurrido décadas, y los metalúrgicos, hoy como ayer, mantenemos la lealtad al peronismo, y seguimos construyendo con el esfuerzo diario y la identificación con la doctrina que nos legara Perón y Evita, una Argentina justa, libre y soberana.

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De la Federación Nacional de Peones de Taxis de la República Argentina:

Siguen vigentes las banderas que nos legara Evita y Perón, con el compromiso de seguir trabajando por la justicia social que el país y todos los trabajadores se merecen.

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Del Sindicato de Obreros y Empleados de la Madera de la Capital Federal:

El 17 de octubre de 1945 el pueblo fue protagonista de una de las más importantes gestas, escribiendo con mayúscula la transformación de la vida de los trabajadores.

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De la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles ( UTEDYC ) de Argentina:

Ratificamos nuestro compromiso con los trabajadores y con los ideales de Evita y Perón.

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De la Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel, Cartón y Químicos ( FOEIPCyQ ) de Argentina:

El 17 de octubre de 1945 significó una jornada histórica para el pueblo trabajador y la Nación.

La clase trabajadora y el pueblo, ganaron la calle en defensa del hombre que reconocieron como su conductor y líder, quien les entregó su doctrina de reivindicación y dignificación.

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De la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina ( UOCRA ):

Consecuentes con los postulados de Perón y con el ejemplo de Evita, ratificamos la vigencia de su legado, manteniendo en alto la bandera de la justicia social, estandarte permanente e irrenunciable.

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De la Unión del Personal de Seguridad de la República Argentina ( U.P.S.R.A. ):

Hoy como ayer, renovamos nuestra vocación militante y nuestra lealtad al Gral. Perón, a la compañera Evita y a nuestros principios doctrinarios .

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De la Federación Argentina Unión Personal de Panaderías y Afines ( FAUPPA ):

Jamás olvidaremos su mensaje de lucha y compromiso por la Justicia Social.

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De Pedro Angel " Baby " Etchecopar, actor y conductor radial y televisivo:

No soy peronista, soy radical alfonsinista. Ninguna mujer de la política argentina puede compararse con Evita.

Evita hay solamente una.

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De Soledad Silveyra, actriz:

Admiro a Evita, a Sor Juana Inés de la Cruz, a Rosa Luxemburgo y a Alicia Moreau de Justo.

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De Valeria Lynch ( María Cristina Lancelotti ), cantautora, actriz, empresaria y docente:

Mis referentes son Evita y Teresa de Calcuta.

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De Uki Goñi, músico y escritor, autor del libro La auténtica Odessa: La fuga nazi a la Argentina de Perón, editorial Paidós, Buenos Aires, 428 páginas, año 2002:

Perón quería llevar a la Argentina investigadores y técnicos alemanes, por ejemplo, diseñadores de aviones jets y científicos nucleares. Pero con ellos y además de ellos se fueron a la Argentina jerarcas nazis que entraron disfrazados de técnicos.

En 1955, Perón fue depuesto por un grupo de militares derechistas, que asignaron cartas ministeriales a ex colaboradores del servicio de espionaje nazi. A estos generales, a su vez, le sucedieron una serie de represivos regímenes militares que, salvo breves interregnos, sujetaron firmemente con sus botas la garganta de Argentina hasta el triunfal regreso de Perón en 1973.

Tras la muerte de Perón y después del derrocamiento de su esposa y vicepresidenta " Isabelita ", en 1976, una nueva dictadura estableció campos de exterminio por toda Argentina, secuestros, desapariciones y torturas.

Mi conclusión es que la malicia que atormenta a la Argentina, tan evidente en la crisis actual, no se generó con la presencia de criminales de guerra con causas abiertas ante la justicia en Europa, más bien ellos fueron atraídos por una malicia pre - existente, que es la que generó dictaduras militares en los años ´30 y ´40; e impulsó, en la década del ´70, las desapariciones perpetradas por una nueva dictadura, y que, durante la década del ´90, fomentó un estado de corrupción general. Es una malicia que tiene que ver con la ausencia de justicia y con el hábito de vivir sin ella. En 1996, bajo el gobierno de Carlos Menem, se quemaron grandes cantidades de expedientes de la Dirección General de Migraciones. Nunca se sabrá el número exacto de los criminales de guerra que entraron al país. Quizás los documentos afectasen a miembros de la Iglesia Católica y a importantes funcionarios.

Criminales jamás extraditados, militares jamás condenados y políticos corruptos jamás sentenciados. Sumando todos estos ceros, nos da cero. Por eso estamos en cero.

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De Sergio Núñez y Ariel Idez, articulistas del Suplemento RADAR, del 7 - 1 - 2007, Diario Página/12, fundado en 1987 por el periodista Jorge Lanata, Buenos Aires, Argentina:

Si esta historia fuera una película, seguramente comenzaría en un laboratorio. Apenas iluminado por la luz mortecina de una lamparita de 25 watts, la primera toma mostraría a un científico enfundado en su guardapolvo blanco en el preciso instante en que descubre, por accidente, una valiosísima fórmula secreta. Casi como si hubiera dado con la piedra filosofal del siglo XX, aunque en este caso, en vez de transmutar el plomo en oro, lograra convertir el agua en algo similar a la Coca - Cola. Sin embargo la historia es real y su protagonista se llama Saúl Patrich, el creador de la bebida argentina argentina más popular: la Refres - Cola.

En 1948, primer gobierno peronista y con Evita trabajando en la Fundación, Saúl Patrich era un técnico bioquímico especializado en bromatología que, pese a sus escasos 22 años, ya había trabajado para diversas firmas elaboradoras de bebidas como asesor y degustador profesional. Esta experiencia le había permitido desarrollar un paladar absoluto y con sólo probar un sorbo era capaz de detectar sus componentes. Tal vez por eso los dueños de Fernet Leocatta, para quienes trabajaba, acudieron a él como su última salvación: su Fernet era un fracaso, pero un distribuidor se había comprometido a comprarles toda la producción si lograban la imitación de un conocido amargo serrano. " ¿ Usted puede hacerlo ? ", le preguntaron a Patrich, y de inmediato le extendieron un vaso con el producto a emular. El joven técnico hizo un buche y dejó que el líquido recorriera su boca para estimular las papilas gustativas, sopesó sus componentes, realizó unos cálculos mentales, tragó y respondió: " Denme una semana ".

Luego visitó una herboristería y compró todo tipo de hierbas, las llevó a su laboratorio, las trituró, las maceró en alcohol y elaboró ocho muestras distintas. De una de ellas derivaría el amargo serrano que le habían solicitado y las siete restantes serían descartadas. Pero sucedió algo inesperado: " En la prueba número 6 encontré una pista - recuerda como si narrara una investigación detectivesca - . Al principio no sabía adónde me iba a llevar, aunque intuí que podía ser algo grande; así que me dediqué día y noche a experimentar con esa muestra para ver si podía dar con la clave de ese gusto tan extraño ". Y si bien a él mismo le costaría creerlo, esa pesquisa resultó clave para acercarse al sabor de aquella gaseosa de color negro y nombre raro originaria de los Estados Unidos.

Seis años antes, el lunes 3 de agosto de 1942, Coca - Cola había llegado al país y su primer aviso publicitario se difundía en los principales diarios a página completa. " Usted no olvidará jamás la inefable sensación de frescura y exquisito sabor de Coca - Cola ", decía el spot, pero a la vez advertía: " Eso sí, pídala siempre ¡ bien helada ! ". Hasta ese momento, el mercado de gaseosas estaba dominado por Bilz, Pomona y Crush, los chicos tomaban chocolatada Vascolet y deportistas como Juan Manuel Fangio y el futbolista Vicente de la Mata recomendaban Kero, un nutritivo alimento rico en dextrosa.

Para imponerse al gusto popular, Coca - Cola desplegó una enorme campaña publicitaria que aún continuaba seis años después de su arribo a estas tierras, y de ese modo llegó a manos de quien desentrañaría su preciado secreto : " Una tarde encontré un camión gigante de Coca - Cola en la esquina de casa, en Beiró y Bermúdez ", rememora Patrich, y agrega con una sonrisa: " Había dos chicas lindísimas: una rubia y una morocha repartiendo botellitas. Como no me podía decidir, le pedí una a cada una ".

Apenas entró a su hogar, el químico destapó uno de los envases y probó su contenido. Era un gusto nuevo, absolutamente original. Guardó la segunda botella y sólo la retiró días más tarde, para llevarla a su precario laboratorio de la fábrica Leocatta y cotejar su contenido con los resultados de su experimento número 6. Allí trabajó día y noche, haciendo innumerables pruebas hasta dar con la fórmula. " Era medianoche - señala don Saúl - pesé cada hierba por separado en la balanza de precisión y anoté cuidadosamente las cantidades. Luego hice un jarabe con 50 gramos de azúcar, y le agregué acidez tartárica. Mezclé todo, lo diluí con agua y lo probé, lo comparé con la Coca - Cola y grité: ¡ Lo tengo ! ".

Al poco tiempo, Saúl Patrich dejó su puesto en la firma Leocatta y abrió su propia fábrica ... en los dos metros cuadrados que abarcaba el patio trasero de su casa. Allí ajustó su fórmula y preparó varias jarras que dió a probar entre familiares y vecinos.

- Es muy bueno. ¿ Cómo se llama ? - le preguntaban.

- Refres - Cola - respondía, con el pecho henchido de orgullo.

No obstante, pronto se toparía con un problema. " Yo quería registrar el nombre " Refres " porque consideraba que " Cola " era de uso genérico, pero Coca - Cola se oponía ", afirma. Claro que eso no lo amedrentó, todo lo contrario; y se puso a investigar a su contrincante. " Las bebidas cola son ácidas, y la acidez puede ser cítrica o tartárica, aunque en el caso de la Coca - Cola no detectaba ninguna de las dos ", explica el técnico, a quien le llevó tres años resolver el misterio: " Un día se me ocurrió consultar el código bromatológico de Estados Unidos y vi que ahí estaba permitido el ácido fosfórico. Entonces hice nuevas pruebas y descubrí que esa era la sustancia responsable de la acidez de la Coca - Cola ".

Con ese dato, descubierto en los fondos de una modesta casa de Devoto, le inició juicio a una de las compañías más grandes del mundo: " Mi argumento era que la marca estaba mal concedida, porque ellos utilizaban ácido fosfórico, que en ese entonces no estaba habilitado por el código bromatológico de nuestro país ": Y debió ser un argumento de peso porque los abogados de Coca - Cola le propusieron llegar a un acuerdo para evitar el juicio. Así, la palabra " Cola " pasó a ser de uso genérico y pudo ser utilizada por otras bebidas.

Patrich había ganado la batalla por el nombre, pero ahora tenía que convertirlo en una marca reconocida. Para empezar, la Refres - Cola no era una gaseosa sino un jarabe concentrado listo para ser diluído con soda. De hecho, su etiqueta mostraba una familia tipo con el padre en el acto de accionar un sifón. Sus ventajas consistían en que podía ser utilizada mucho después de abierto el envase, sin perder sus cualidades, y que cada persona podía regular la intensidad del sabor a su gusto, como una gaseosa bajo el concepto " hágalo usted mismo ". Aunque su principal atributo era económico, como proclamaba uno de sus slogans: " Con una botella sola / 40 vasos de Refres - Cola ". Es decir que rendía casi 10 litros por botella. " Y aparte era más saludable - añade don Saúl - porque no contenía ácido fosfórico ni cafeína, que son las sustancias más cuestionadas de la Coca - Cola ". Pese a todo esto, no le fue sencillo imponer una bebida elaborada en el patio de su casa, con una cuba de madera de 200 litros sin bombeador ni filtro, y cuyas botellas eran llenadas, etiquetadas y encorchadas a mano, una por una, por el propio Patrich y sus hermanos.

El primer almacén que exhibió la Refres - Cola estaba en Canning y Warnes. El químico hacía el reparto a bordo del colectivo 124. Luego alquiló una camioneta con chofer una vez por semana. La Refres - Cola empezó a ganar clientes y su dueño, dolores de espalda, por cargar los 12 kilos que pesaba cada cajón. Ese moderado éxito lo obligó a trasladar la " fábrica ": tras compartir una planta con otra firma en Haedo, tuvo su primera sede propia en un modesto galpón de Navarro al 4547, equipado con una llenadora de seis picos, una encorchadora manual, una bomba y un filtrador.

Una tarde de 1955, el técnico recibió la visita de un desconocido que se presentó como León Pollak, quien le ofreció comprar toda su producción para ser su representante exclusivo.

- ¿ Pero usted sabe cuál es nuestra producción ? - le preguntó Patrich.

- No, pero eso es un detalle menor - contestó Pollak en tono despectivo.

El dueño rechazó la oferta. No obstante, días más tarde, recibió un llamado de Raúl Pereyra, director de la agencia de publicidad Naype: Pollak le había encargado una gigantesca campaña publicitaria para difundir la Refres - Cola y él había preparado afiches para vía pública y tenía espacios reservados en diarios, revistas y radios. Pero Pollak había desaparecido y la agencia quería saber cómo recuperar el dinero invertido. " Lo lamento - se excusó Patrich - . Yo tengo una pequeña fábrica y no puedo afrontar semejante gasto ". Entonces Pereyra le propuso un pacto de caballeros: él asumiría la inversión y si la campaña daba resultado, se cobraría los costos de las ganancias. En cambio, si fracasaba, el químico no tendría que pagar nada.

El slogan ideado por la agencia destacaba la principal virtud de la bebida, era efectivo y hasta admitía cierta belleza poética: " Haga cola con Refres - Cola ... y verá que resulta más ". A las semanas, esa frase empapelaba las paredes de Buenos Aires, se leía en los laterales de los tranvías, en las páginas de los diarios y se escuchaba en forma de jingle por las principales radios. La repercusión fue descomunal y la capacidad productiva de la modesta sede de la calle Navarro se vio rápidamente desbordada. " Recibimos tantos pedidos que los camioneros se llevaban las botellas sin etiquetar y pegaban las etiquetas en el camino ", rememora don Saúl.

Dos años después de esa campaña, el 12 de octubre de 1957, quedó inaugurada la nueva fábrica de Refres - Cola : una planta modelo totalmente automatizada que ocupaba una manzana completa de Ciudadela; y con ella comenzó la edad dorada de la bebida, que se extendió hasta principios de los ´70. De Rivadavia 12.120 partían 20 camiones por día a las órdenes de las 28 distribuidoras que hacían llegar la Refres - Cola a todo el país. Los salones de fiestas encargaban damajuanas para preparar sus propias jarras de gaseosa y hasta hubo un pedido de Aerolíneas Argentinas, que en uno de sus vuelos convidó a sus pasajeros con la cola nacional.

Durante los ´60, Refres - Cola fue un habitual auspiciante de programas de radio y televisión.

Los vaivenes de la industria a mediados de los ´70 y la lenta aunque inexorable decadencia del almacén y el sifón, sus dos principales aliados, signaron el declive de la Refres - Cola, cuya producción continuó hasta fines de los ´80, cuando los costos de distribución hicieron el negocio inviable.

A principios de los ´90, como un trágico signo de aquellos tiempos, don Saúl vendió la marca de la primera cola argentina a una multinacional. Y así murió Refres - Cola, con el desmantelamiento de la industria nacional, el ocaso del sifón de mesa y el crepúsculo de los almacenes.

Los memoriosos aún recuerdan el rumor que afirmaba que la bebida había sido un invento de Juan Domingo Perón para amargarles la vida a los capitales foráneos.

Quizás en algún bar de los recuerdos todavía sea posible echar una medida de Refres - Cola en un vaso, agregar soda fresca y hacer un buen brindis ... Salud !

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Del Lic. Juan José Ganduglia, profesor de Historia de las Artes Decorativas, museólogo, investigador, curador de las colecciones del Museo de la Casa Rosada, Buenos Aires, Argentina:

El Museo de Artes y Ciencias de Daytona Beach, Florida, USA, afirma poseer en su colección un retrato de Evita realizado por el artista brasileño Cándido Portinari en 1940.

Evita Duarte, que a fines de los años treinta y a principios de los cuarenta se abría paso a duras penas en el ambiente de la radio y el cine, y que según coinciden sus biógrafos pasaba por serios apremios económicos, resulta cuanto menos llamativo que se hiciera retratar en 1940 por un cotizado artista extranjero de prestigio internacional como era Cándido Portinari.

Investigaciones realizadas por el Museo de la Casa Rosada dan como primeros retratos de Eva Perón los numerosos óleos por ella encargados al pintor francés Numa Ayrinhac alrededor de 1948, cuando ya era poderosa e influyente.

El Museo de la Casa Rosada pone a disposición de los investigadores información de carácter histórico, artístico, biográfico e iconográfico vinculada con Eva Perón, que facilita dilucidar lo fidedigno en el estudio de Evita.

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De Luis Sixto Félix Ayrinhac, arquitecto:

Soy el hijo del pintor francés Numa Ayrinhac.

Evita posó para que mi padre la pintara en la casona de Las Heras y Agüero. Tengo en mi poder infinidad de fotos que ella misma entregara a mi padre, para completar detalles. Posó Evita, posó Perón y varios miembros de la familia.

Tengo en mi poder fotos de todos los cuadros de Evita en distintas etapas de su vida. De modesto traje sastre y pañuelo en la cabeza hasta el magnífico retrato tapa de " La razón de mi vida ", uno de los mejores logrados por mi padre.

La directora del Museo de la Casa de Gobierno, Dra. Irma Arestizábal, conoce nuestra pinacoteca. Estoy a disposición de quien lo requiera.

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De Liliana Viola, escritora, investigadora, autora de Los discursos del poder, editorial Norma, 302 páginas, 2001, Buenos Aires, Argentina: Eva sabe perfectamente que el enorme poder que ha capitalizado entre 1946, cuando empezó a dar sus discursos, hasta el 1 de mayo de 1952, ha sido construido con su esfuerzo, con su cuerpo, con su voz; pero provino de Perón. El circuito está señalizado: a él se debe y a él regresa.

La figura de Perón, en todos los discursos, está realizada como la de un ser excepcional. La metáfora del sol que ilumina y da calor se alterna con la de los quilates. Perón es un hombre de oro. La biógrafa española Marysa Navarro señala que para Evita, " lo que engrandecía a Perón y lo hacía superior a todos los hombres era que había enfrentado a la oligarquía y había dado al pueblo lo que éste se merecía y aquélla le negaba por egoísmo. Había transformado a la Argentina en una patria justa, libre y soberana, y como si esto no fuera suficiente, le había dado al pueblo - y también al mundo - una doctrina, el Justicialismo, que como Eva misma definió en su Historia del peronismo, es el único sistema que llevará la felicidad a los pueblos ".

Su tendencia a la exageración la lleva a adjetivar profusamente tanto cuando se trata de alabar al líder como cuando se trata de insultar al enemigo; y así es que Perón era " insigne ", " glorioso ", " perfecto ", e " indiscutido ", además de merecer la comparación - en la que siempre salía ganando - con los héroes más grandes de la historia universal.

El discurso del 1º de mayo de 1952, que hace uso de ese poder indiscutido, tiene como mínimo dos objetivos claros. Por un lado, cumplir con lo que ya es tradición: alentar al pueblo a dar su apoyo al líder. Otra vez - esto es, como aquel 17 de octubre - el líder se encuentra en peligro y, como señala Dujovne Ortiz, Eva se está vislumbrando no sólo a los enemigos del gobierno y del pueblo, sino a los demonios internos de Perón que podrían hacerlo desviar del camino prometido.

Pero a su vez, el motivo de este discurso es el deseo de Eva de despedirse de su gente. Despedirse en el momento justo: cuando a ella se le diera la gana, no cuando resultara oportuno para renunciar o para calmar los nervios de las masas que la aclaman y que no quieren verla renunciar. No cuando le alcanzaran las fuerzas, no cuando los médicos la autorizaran. Despedirse en su ley: sin decir ningún adiós y prometiendo regresar. No cualquier día, el Día de los Trabajadores, que como Silvia Sigal señala, el régimen a esa altura había conseguido convertir en " una ceremonia estatal dedicada a la pareja Perón - Eva Perón.

Promediando su discurso, Eva habla con Dios y reza en público: " Yo le pido a Dios que no permita a esos insensatos levantar la mano contra Perón ".

Y no es un pedido banal. Eva y la gente saben que en ese momento ella está más cerca de Dios que ningún otro. Por eso la frase que continúa se permite la amenaza que es al mismo tiempo un compromiso: ella va a volver cuando la necesiten, siempre y cuando sus descamisados se juegen por Perón. Entre líneas instaura aquí la imagen de un fantasma maternal y capitana, una aparición que regresa de la muerte con la venia de Dios. Elige una expresión tan campechana como habitual en las educadoras de la época, apropiada para mantener asustadas a las criaturas: ¡ guay de ese día ! Con ese guay amenaza Eva a las clases altas, a los militares díscolos que deben tener cuidadito antes de oponerse a Perón, y lo hace con una perfecta comunión de violencia e ingenuidad, candor y registro de clase. Una advertencia de señora de pueblo, no por eso menor. " Guay " si se atreven, porque entonces ella regresará desde donde esté.

Esta facultad de arengar a sus grasitas desde la tumba no carece de fundamento o al menos no es una idea que rondará sólo la mente de Eva Perón, a juzgar por el esmero que se puso, luego de la " Revolución Libertadora ", en hacer desaparecer todo rastro de ese cuerpo que llevara al culto y al cumplimiento de sus palabras enfurecidas.

Antes del golpe de Estado, el 17 de octubre de 1952, el mismo Perón utilizó la sombra de su esposa muerta cuando leyó él mismo las palabras de su testamento, donde vuelve a pedirle al pueblo que apoyen a su marido.

Y si ella tiene la capacidad de volver, en parte se debe a un sacrificio que queda registrado en su discurso. " Yo quiero hablar hoy, a pesar de que el general me pide que sea breve, porque quiero que mi pueblo sepa que estamos dispuestos a morir por Perón ". Desesperadamente Eva intenta capitalizar el poder que tiene para ponerlo al servicio del liderazgo de su esposo. Si él merece el sacrificio de ella, cómo no va a merecer el sacrificio de su pueblo.

La mayoría de los estudios que analizan los discursos de Eva Perón coinciden con las apreciaciones de Marysa Navarro, sobre todo cuando ella caracteriza el triángulo que forman Perón, Evita y el pueblo. Ella ostenta un poder distinto del de su marido - el estratega que ha ganado espacio desde su acción en la Secretaría de Trabajo -, ya que el suyo es un poder heredado, una emanación del cuerpo de su esposo. Su rol es de intermediaria, intérprete, plenipotenciaria, puente, espejo, guía. Esta simbología de una mujer que se inmola, que crece y se hace invisible al mismo tiempo para que dos polos se comuniquen, fue forjada desde los primeros discursos en los que la figura de Eva a medida que pasa el tiempo se repite, se perfecciona con algunas pocas variantes de palabras.

La figura de Eva, luego del 17 de octubre, irrumpe en el binomio que forman el líder y los descamisados. Ella es menos que su marido pero a la vez es canal mediante el cual él y los que son como ella se integran y se unen. " Se transformó entonces en un triángulo cuyo vértice estaba en ella no porque fuera una figura más importante que Perón sino porque a través de ella se mantuvo, fortaleció y extendió la unión entre Perón y los descamisados. La naturaleza de sus liderazgos era también sustancialmente distinta. El era el estratega, el jefe que dirigía, elaboraba la doctrina, señalaba objetivos y los conquistaba. Ella era la encargada de poner en marcha las tácticas, explicar y repetir la doctrina ante los más diversos auditorios, innovar en cuanto sus obras fueran un complemento de las conquistas obtenidas, reforzar la adhesión al líder, mantener el nivel de movilización de las masas, pero también su control, y en nombre de éstas hostigar al enemigo y asegurar que las transformaciones sociales iniciadas en 1943 se profundizaran y ampliaran ".

De acuerdo a este triángulo, que para la hora en la que Eva pronuncia este último discurso estaba consolidado hasta el cliché, Eva toma una vez más con sus palabras el legado de ser el vehículo de los sentimientos entre uno y otro. En este caso particular, ella se encarga de traducir la rabia que no siente Perón - que no reacciona como ella quisiera ante los enemigos - y que sí es capaz de sentir su gente, la rabia que la levanta de la cama y la hará regresar si fuera necesario. Esa es la rabia que hay que sentir cuando los enemigos ataquen, y de alguna manera, cuando el pueblo necesita de la presencia de esta mujer, el vértice de los sentimientos tiernos y femeninos, así como también tan pronta al grito y a las armas tomar. Alicia Dujovne Ortiz ha advertido que cuando Eva halagaba de manera hiperbólica a su marido, éste jamás amagaba con un gesto pudoroso a interrumpirla o detenerla. Lo mismo puede decirse de las oportunidades en que Eva se lanza a marcar el blanco e impulsar a la acción. Las frases encendidas con las que este vértice furioso del triángulo señala a los enemigos y vehiculiza la necesidad de reacción del vértice que forman los leales grasitas. " Evita nunca usó la palabra líder para hablar de sí misma. Perón era el único líder. Ella era solamente " la plenipotenciaria de los trabajadores ", " la abanderada de los humildes ", " el escudo de Perón ", y la definición que prefería, " puente de amor entre Perón y el pueblo ".

Cuando se destaca su innegable magnetismo - muchos testigos han consignado que sus discursos eran muchos más aplaudidos que los de su marido - suele enseguida aparecer la salvedad de que no era ella la autora de sus palabras. Le escribían los discursos. En estos días todos los políticos tienen equipos que les redactan lo que van a decir. Que lo que dice no es de su autoría, es cierto técnicamente, sobre todo en sus primeras intervenciones públicas. Pero sin duda, a medida que fue tomando confianza, Eva consiguió apropiarse de las palabras, repitió estructuras que se mantuvieron a lo largo de los años, y cada vez con mayor libertad fue intercalando ideas y sobre todo exclamaciones propias. Así como tampoco había escrito de puño y letra el texto de La razón de mi vida, y según muchas biografías ella misma no estaba de acuerdo con algunos párrafos, gradualmente fue tomando de cada texto lo que mejor se adecuaba a su identidad y a sus propósitos. Navarro destaca como un hallazgo que los primeros discursos estuvieran escritos por Muñoz Azpiri, el mismo autor que había escrito los libretos melodramáticos de la radio donde Eva representaba la vida tumultuosa de heroínas de la historia. A su vez destaca que, si bien la falta de educación pudo haber sido una limitación al comienzo, su experiencia en las tablas y sobre todo en la radio la ayudó a moverse ante su público con libertad y hasta con estilo. " El estilo se caracteriza por su fuerte carga emocional y su dramatismo. Usando un vocabulario que parecía extractado de una novela radioteatral, pero que era también el que empleaba el pueblo, transformaba sus discursos en dramas en los que actuaban los mismos personajes estereotipados con determinados adjetivos. El pueblo era siempre maravilloso; Perón, glorioso; la oligarquía era egoísta y vendepatria .

Hacia 1950 Evita había instituido el culto al líder y había transformado su amor por Perón y por su causa en un elemento ideológico que debía ser incorporado en lo que todo peronista debía sentir y practicar.

*     *     *

De la Prof. Beatriz Josefina Figallo Lascano, doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, escritora, profesora titular de Historia de España e Historia Contemporánea de la Universidad Católica Argentina y del Instituto Superior Hispano - Argentino de Rosario, autora del libro El Protocolo Perón Franco, Relaciones Hispano - Argentinas 1942 - 1952, editorial Corregidor, 240 páginas, 1992, Buenos Aires, Argentina:

El 15 de mayo de 1947, a bordo del Cabo de Buena Esperanza, arribó el embajador español Dr. José María de Areilza y Martínez de Rodas, conde de Motrico.

El general Franco apreciaba su enorme capacidad e inteligencia. La labor desplegada por Areilza fue sin duda exitosa para el cumplimiento de los objetivos trazados por su Ministerio de Relaciones Exteriores: gestor del protocolo Perón - Franco de 1948, abrió importantes contactos con el Canadá y con los Estados Unidos para la provisión de cereales, y también con otros países sudamericanos para la normalización de sus relaciones con España. Fomentó Areilza la costumbre de que los oficiales del Ejército y la Marina argentina cursasen estudios superiores en las escuelas militares españolas; abrió una corriente de intercambio de estudiantes, favorecida por el Instituto de Cultura Hispánica; buscó atraer a las personalidades afines a España, a través de la concesión generosa de condecoraciones.

Desde que había tomado cuerpo la posibilidad de un viaje a España del matrimonio Perón, invitación formulada por el general Francisco Franco, la Secretaría de Estado norteamericana mostró su molestia , y a través de su embajador en Buenos Aires, George Messersmith, hizo saber a los funcionarios de la Cancillería argentina que Washington no veía con buenos ojos la realización de una visita tan significativa a España. Perón había manifestado con suficiencia su clara independencia y no se dejaría guiar tampoco en este tema por las opiniones estadounidenses. Pero era realmente atrevido pensar abandonar Buenos Aires por un período tan prolongado como el que entonces implicaba ese viaje, cuando la situación interna exigía la personal intervención del presidente para sujetar a adversarios y también a sus propios seguidores. Por su parte, Evita había demostrado tener una personalidad definida, y no era descabellado pensar que ella podía asumir la representatividad del general Perón. Se trataba de una mujer decidida, joven - no había llegado aún a los treinta años - y plena de energía y fervor, que sería la mejor protagonista del gobierno instaurado en Argentina.

Evita también fue alentada a visitar España por una conocida dama española, residente en Buenos Aires, doña Soledad Alonso de Drysdale, que había adquirido cierta notoriedad social al liderar una campaña proselitista y de allegamiento de fondos para el bando nacional durante la guerra civil, y que accedió al círculo de las amistades de la primera dama, entusiasmándola con la idea de viajar a España y ser allí condecorada. Escondía tras ello la intención de lograr una intercesión de la señora de Perón en un pleito que el Estado argentino mantenía con la Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas, la C.H.A.D.O.P.Y.F., constructora y concesionaria de tres líneas de subterráneos de Buenos Aires, de cuyo presidente, don Rafael Benjumea y Burín, conde de Guadalhorce, era la señora de Drysdale amiga íntima.

La dama española viajó en enero de 1947 a su país y se contactó con otro influyente amigo suyo, Francisco Franco Salgado Araujo, primo del generalísimo y estrecho colaborador de éste, que llevó adelante las gestiones ante su pariente y ante el ministro Alberto Martín Artajo. Por esos días, Franco efectivizaba la invitación del matrimonio Perón ante el embajador argentino Pedro Radío.

El proceso normal de la concesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica - iniciado ya en su momento por el embajador español José Muñoz Vargas, conde de Bulnes, y ajeno a esta gestión privada - seguía su curso, más con la intención de serle impuesta a la señora de Perón en Buenos Aires, porque, en rigor de verdad, la visita esperada con preferencia era la de su esposo.

Sin embargo, la decisión de que Evita realizara sola el viaje ya se había tomado en el mes de abril, el 22 el gobierno de Buenos Aires comunicó oficialmente al de Madrid que había fijado la fecha de su arribo a España para el 6 de junio. Al frente de la Cancillería, el Dr. Juan Atilio Bramuglia se opuso a su realización, de ahí que una vez decidido el mismo se organizara con absoluta prescindencia de ese departamento, siendo Evita quien dispuso en forma directa los detalles del periplo que abarcaría diferentes países del Viejo Mundo. Su confesor el R.P. Hernán Benítez, que se hallaba en Europa, concertó en Madrid el programa de la visita con funcionarios de los ministerios de Educación Nacional y de Asuntos Exteriores. Los dos gobiernos cuidaron también el aspecto de la difusión y se convino con el padre Hernán Benítez que las emisoras argentinas siguieran atentamente el desarrollo de los actos que tuvieran lugar.

A la llegada del embajador Areilza no pocos comentaban en los círculos oficiales porteños que venía con la intención de hacerla desistir a Evita del viaje y de imponerle, en cambio, la condecoración en Buenos Aires. La señora de Perón telefoneó a Madrid para preguntarle a Radío sobre la veracidad de esas noticias, y terminó manifestándole " que en nombre del señor presidente y suyo propio, avisará al gobierno español que ella saldría el 6, como estaba establecido ... que no postergaba el viaje de ninguna forma ".

Areilza fue convocado por Evita a su despacho para conversar sobre la visita y hacerle saber sus directivas: quería que el general Franco la recibiera en persona en Barajas - cosa que el protocolo no admitía por no tratarse de un jefe de Estado, pero a lo que Franco consintió - y deseaba que la imposición de la Gran Cruz le fuera efectuada en público, permitiendo la manifestación del pueblo español. Franco dispuso por decreto que, con motivo de la visita de la señora de Perón se le tributasen los honores militares que pudieran corresponder a su esposo.

En el séquito de la primera dama argentina viajaban la señora Lillian Lagomarsino de Guardo - esposa del presidente de la Cámara de Diputados y amiga personal - , su hermano Juan Ramón Duarte - que a la vez era secretario privado del Presidente - , el empresario Alberto Dodero, el escritor Francisco Muñoz Azpiri, Carlos Puig, tres edecanes: el vicecomodoro Jorge Aníbal Rodríguez, el capitán de fragata Arturo Gutiérrez y el mayor Jorge Balloffet; un secretario, su peluquero y dos personas de servicio. Evita, con su particular decir, declaró ante un corresponsal español, José Vicente Puente, que se trataba de " una auténtica misión " descamisada " porque no irá ninguna persona de protocolo ".

Hasta la víspera del viaje numerosos órganos de prensa argentinos ligados al gobierno o a los sindicatos, por temor a verse tildados de " amigos de los fascistas " velaron cuidadosamente el viaje de la primera dama a España diluyéndolo con los nombres de las otras naciones o con el título genérico de viaje a Europa.

El viernes 6 de junio a las 4.20 de la tarde Eva Perón salió del aeropuerto de Morón. Acompañaba a su séquito el agregado aeronáutico español marqués de Chinchilla y el conde de Foxá. El gabinete en pleno concurrió a despedirla, así como también numerosos diplomáticos y una muchedumbre que allí se había congregado. En el atardecer del 8 de junio, después de dos breves escalas en la Villa de Cisneros y en Las Palmas, la visitante arribó a Barajas donde la aguardaban representaciones oficiales de todos los ministerios, altos tribunales y dependencias del estado, cinco pasos por delante, el generalísimo Francisco Franco y su esposa Carmen Polo.

La señora de Perón y Franco tomaron revista a los efectivos militares y luego ascendieron a un auto descubierto que los paseó por un Madrid que la saludó bulliciosamente hasta su alojamiento en el palacio de El Pardo, residencia permanente del generalísimo y de su familia. Evita no descansó esa noche sin antes dirigirse al pueblo español a través de un discurso radial con claras menciones al objetivo que guiaba su viaje, la de resaltar la imagen internacional del gobierno peronista: " ... que sepa este Viejo Mundo - que sepáis vosotros, españoles - que nosotros, los dignos representantes de la hispánica tierra estamos empeñados en devolverles un día centuplicado todo el bien que nos hicisteis enarbolando la nueva bandera de la humanidad triunfante con el trabajo y la paz ".

Al día siguiente, tuvo lugar la imposición de la Gran Cruz de Isabel la Católica en el Palacio de Oriente, seguida de una recepción de la que participó toda la clase política franquista. Una vez finalizada, Evita y el general Franco se asomaron a los balcones para saludar a la multitud que se había congregado - a las 11 se habían suspendido todas las actividades laborales - y pronunciar sendos discursos. A partir de allí, quince jornadas agotadoras la llevan a recorrer España: El Escorial, Avila, Medina del Campo, Segovia, Toledo, Granada, Sevilla, La Rábida, Santiago de Compostela, Vigo, La Coruña, Zaragoza y Barcelona en las que no faltaron las visitas a exposiciones de artesanías, a corridas de toros y a santuarios marianos de las andaluzas Vírgenes de las Angustias, del Buen Aire, de la Macarena y a la aragonesa patrona de España, Nuestra Señora del Pilar.

Los desplazamientos, en los que la primera dama fue generalmente acompañada por el ministro Martín Artajo, por el de Educación Nacional, José Ibánez Martín o por funcionarios de jerarquía fueron propicia ocasión para que Evita se explayara de la política nueva que su esposo desarrollaba en la Argentina ante sus circunstanciales interlocutores: la constitución de un bloque de neutrales, con el apoyo del Papa y un concurso de países latinos, que se erigiera en una alternativa de poder; y en la difusión de las conquistas sociales alcanzadas. La amplitud de su itinerario por tierras españolas le permitió tomar contacto con la pobreza de sus trabajadores, no sustrayéndose la señora de Perón, tal cual era su costumbre, a entregar personalmente dinero, ropa o comestibles en concepto de donación, incluso con 2.000 toneladas de trigo y otras 2.000 de maíz destinadas para las clases más pobres. Perón envió por barco al puerto de Barcelona un importante cargamento para ser distribuido entre los necesitados en coincidencia con la estadía de su esposa en la ciudad.

Las manifestaciones de adhesión recibidas por el general Franco con motivo de la visita de la señora de Perón confirmaban la firmeza de su posición: " Frente al generalísimo no existe ninguna fuerza política organizada ni en potencia ", afirmaba el embajador Radío, aun reconociendo los descontentos del sector monárquico adicto a don Juan de Borbón y la hostilidad de una extrema izquierda desde la clandestinidad, sin líderes ni prensa.

Durante el viaje, Evita apoyó la intención argentina de buscar las cenizas de los padres del general San Martín enterrados en tierra española, encargándole al Ministerio de Educación Popular la realización de la investigación necesaria y su posterior ubicación. El 5 de agosto los restos fueron repatriados en el crucero La Argentina, el que anclado en el puerto de Guetaria, y antes de partir, recibió la visita del general Franco. El 23 de noviembre el buque escuela llegó a Buenos Aires, entrando a puerto con la bandera a media asta. Las cenizas de los padres del Libertador, colocadas en dos arquetas de acero de Toledo con los escudos de la Argentina y de España, volvían así a la tierra que los había visto unirse en matrimonio el 1º de octubre de 1770.

Si bien la esposa de Perón fue, al decir del embajador Radío, " colmada de agasajos reales, que hace mucho tiempo no se veían, sino desde las épocas de Alfonso XIII ", el gobierno argentino se hizo cargo de la mayoría de los gastos producidos en conferencias telefónicas, ferrocarriles y hoteles tanto de la señora como de los funcionarios que la acompañaron en sus desplazamientos por España.

Desde Barcelona, Evita se dirigió a Roma, continuando luego su viaje hacia Lisboa, París y Suiza. La desbordante afectividad del pueblo español, las muestras de deferencia de Franco - la atención de su esposa e hija, así como también de la señora de Martín Artajo, su tolerancia frente a los retrasos en los actos del protocolo y su decir campechano y directo - volcaron decididamente la simpatía de Eva Perón hacia España y su gobierno, resolviéndose por asumir las responsabilidad de tal amistad. Así, no dejó de elogiar la que calificó de magnífica obra de restauración que Franco estaba efectuando ante el Papa Pío XII, señalándole que se trataba del único defensor que tenía la Iglesia en Europa. Su viaje por otros países distó de ser lo que fue en España: en Suiza, durante un paseo en automóvil se le arrojaron tomates; en París la prensa en un principio se refirió a ella en términos hóstiles y sólo amainó el ataque cuando algunos medios aceptaron dádivas de agentes suyos; en Roma numerosas detenciones se produjeron entre activistas comunistas que se manifestaban frente a su alojamiento en la embajada argentina. Finalmente, suspendió su proyectado viaje a Inglaterra en razón de que no se le concedería a su visita carácter oficial - a diferencia del trato protocolar otorgado con anterioridad a Eleanor Roosevelt - amén de que el embajador británico en París le hizo presente las dificultades que podían surgir a raíz de su visita, por haber sido huesped del general Franco, lo cual había causado enojo en los medios laboristas de izquierda.

Cuando visitó Portugal, el conde de Barcelona se trasladó al hotel donde se hospedaba la señora de Perón a presentarle sus saludos; la presencia del hijo del rey Alfonso XIII - marginado de la vida política e institucional española por decisión del general Franco - no la arredró y así le hizo conocer sus inmejorables opiniones sobre el régimen franquista y su criterio personal al aconsejarle un entendimiento con el caudillo como único camino - aunque lo preveía largo - para la restauración de la monarquía en España y de los Borbones en el trono.

La amistad del general Perón con Franco quedará fuertemente anudada contando con el fervor de las evocaciones de Evita, cuya opinión arrastró tras de sí el inmediato cese de críticas de importantes periódicos ligados de una manera u otra al gobierno peronista, como Líder, La Razón, y Crítica.

Areilza reparó que era posible obtener réditos tangibles de la situación: uno de tipo político, ampliar la base de aceptación del régimen de Franco - tanto en la Argentina como en los países vecinos - y otro económico, llegar a un convenio que superase en beneficios al de 1946 y que en alguna medida la resguardase a España en el caso de no ser incluída en el plan Marshall, destinado por los Estados Unidos para la reconstrucción de Europa occidental.

El gobierno de Perón dió numerosos pasos encaminados a organizar una importante corriente inmigratoria que contribuyera al proyecto global de industrialización del país, previsto en el denominado Plan Quinquenal, a través de una aportación técnica. El presidente argentino demostraba una preferencia por llevar adelante ese cometido contando con el aporte de las naciones hermanas de raza, es decir, con Italia y España; de allí que el tema fuera específicamente convenido en los acuerdos comerciales con ella firmados.

Consecuente con ese criterio se formó una Delegación Argentina de Inmigración, constituída por los enviados Adolfo Scilingo y por el presbítero José Silva. A principios de diciembre de 1946 la comisión llegó a Roma para negociar los correspondientes tratados de emigración, teniendo previsto desde allí trasladarse a Madrid para establecer las bases con arreglo a las cuales los trabajadores españoles podrían instalarse en la Argentina. España, recelosa de que los italianos fueran más beneficiados con los cupos, mantuvo en constante atención al desempeño de la Delegación en Roma, y se apuró a nombrar su comisión presidida por Tomás Suñer, reemplazado en marzo de 1947 por José de Erice y O´Shea, al ser nombrado aquel cónsul general en Buenos Aires. Posteriormente se nombró también a un religioso, el R. P. Modesto Bellido, inspector de la Orden de los Salesianos, que prestaba su asesoramiento sobre las cuestiones relativas a la asistencia y protección de los futuros emigrantes. España pensaba de esa manera contribuir a paliar el desempleo en aquellas provincias en que el problema era más agudo.

La Argentina tenía una población que no sobrepasaba los 14 millones de habitantes, de allí su deseo de fomentar la llegada de elementos adaptables a sus necesidades y a su tierra. Los proyectos del gobierno apuntaban a poder traer unos 100.000 emigrantes por año, en especial, técnicos de diversas clases, ingenieros, peritos, expertos, electricistas que contribuyeran al desenvolvimiento de su modernización. El gobierno de Buenos Aires señalaba que de esa manera hacía un importante servicio al facilitar la entrada del exceso de población europea desocupada. Sus ofrecimientos incluían el acceso a iguales leyes sociales que los argentinos, para repartirlos de acuerdo con las necesidades industriales y agrícolas, y se exigía una edad de entre 18 y 36 años, y carecer de antecedentes comunistas.

En Buenos Aires, por iniciativa de la Institución Cultural Española presidida por Rafael Vehils se celebraron varias reuniones de las sociedades españolas, con el objeto de estudiar las perspectivas que la emigración procedente de la península podía ofrecer en esos momentos y proporcionar a las autoridades de Madrid los conocimientos de la colonia radicada en la Argentina desde hacía años. Se acordó nombrar una comisión que aportaría su consejo y asesoramiento en todo lo referente a la emigración, formando parte de ella miembros de la Asociación Patriótica Española, de la Sociedad Española de Beneficencia, del Centro Gallego, del Hogar Andaluz y del Centro Navarro.

Pasados varios meses, Areilza advirtió a su cancillería que no se veían los preparativos necesarios para recibir a los trabajadores a su llegada, ni tampoco para transportarlos a los lugares donde debían establecerse que ni siquiera habían sido designados, y que si el objetivo de España era propender a conservar su presencia en América mucho aporte no serían unos miles de trabajadores analfabetos, ya que suponía que España no se desprendería de obreros altamente calificados, indispensables para su propio crecimiento y recuperación.

Hacia fines de 1950 puede decirse que el proyecto argentino de lograr un importante aporte de trabajadores españoles se frustró.

España se quejó de los numerosos requisitos administrativos exigidos para emigrar, de los rigurosos exámenes médicos - realizados por profesionales militares -, y en especial de los obstáculos que la Argentina puso para la remesa de ahorros que en concepto de ayuda familiar enviaban los inmigrantes, cuando quiso suprimir todo tipo de exportación.

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De Nora Sánchez, periodista y redactora de diario CLARIN, Buenos Aires:

El Cementerio de la Recoleta se creó en el antiguo huerto de los monjes recoletos, mediante un decreto firmado por Bernardino Rivadavia, ministro de Gobierno del gobernador Martín Rodríguez, el 17 de noviembre de 1822. Un día después se cavaron las dos primeras tumbas: una fue para la joven uruguaya María Dolores Maciel y la otra para el niño Juan Benito, un negrito liberto. Desde entonces, Recoleta pasó a albergar a los protagonistas de la historia: Sarmiento, Rosas, Saavedra, Figueroa Alcorta, Pellegrini, Mitre, Yrigoyen y, por supuesto, Evita.

Tiene una extensión de 5,5 hectáreas y 4.691 bóvedas.

Un historiador llegó a contar 670 personajes ilustres.

Abarca 5 manzanas y media entre Junín, Quintana, Vicente López y Azcuénaga. En esa zona, el m2 construído vale más de 2.000 dólares.

Cada día el Cementerio de la Recoleta recibe a cientos de visitantes argentinos y extranjeros. Los guías dicen que superan los mil por día. Pero al mismo tiempo que el turismo aumenta, la actividad propia del que fue el primer cementerio público de la Ciudad tiende a desaparecer. En los primeros meses de 2007 hubo 127 inhumaciones, menos de una por día. Como algunas familias se fueron extinguiendo, hay bóvedas deterioradas por la falta de mantenimiento y el olvido.

Mientras busca la tumba de Evita, o descubre la escultura de Lola Mora en la bóveda de los López Lecube, el visitante se cruza con otras no tan bien cuidadas.

" Hay bóvedas descuidadas, pero eso no significa que estén abandonadas - admite el arquitecto Antonio Costantino, jefe del Departamento de Obras de la Dirección General de Cementerios -. De hecho, siguen cumpliendo su objetivo. En algunos casos es difícil determinar si los deudos murieron o si viven en otra ciudad. Además, un cementerio no debe ser la perfección y está bien que en algunas tumbas se refleje el paso del tiempo ".

" Las bóvedas llamadas abandonadas no son tales: por ser de propiedad privada al fallecer su titular pasan a sus herederos - explica Horacio Humberto Savoia, de la Asociación Amigos del Cementerio de la Recoleta -. Es cierto que en algunos casos es dificultoso ubicarlos, pero no imposible. Nosotros hemos contactado familias de titulares de bóvedas en mal estado y, por gestión de nuestra asociación, se hicieron reparaciones y hasta complicadas restauraciones ". La entidad recauda fondos vendiendo mapas del cementerio en la puerta.

Las bóvedas, otorgadas bajo el régimen de concesión perpetua, deben ser mantenidas por sus dueños.

" Algunas son anteriores al Código Civil - afirma el historiador Eduardo Lazzari, de la Junta de Estudios Históricos del Buen Ayre -. Como nunca se hizo un reempadronamiento, no se sabe bien cuál es la situación patrimonial de todas. Y el registro de propiedades se lleva a mano ".

Los dueños pagan una tasa de $ 38 anuales por metro cuadrado, por bóvedas que se cotizan desde los 28.000 dólares hasta cifras de cinco ceros. " Hay gente que paga la tasa pero no cuida la tumba - cuenta Costantino -. A veces la humedad de una bóveda descuidada afecta a la vecina, y si no aparece el dueño tenemos que autorizar al perjudicado a hacer los arreglos básicos en la otra ".

" Una vez conté cuántas personas entraban en una hora y fueron más de mil - señala Lazzari -. Todos quieren ver la tumba de Evita. También vienen los góticos, y gente del heavy metal o del hard rock que filman películas y sacan fotos digitales. Una vez ví a una chica que se abría un sobretodo negro para que le tomaran fotos desnuda ".

Savoia resalta: " No hay que perder de vista que la finalidad del cementerio es para que los muertos descansen en paz por la eternidad ".

Para ver imágenes de la tumba de Evita, clickear aquí

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De Daniel Fernández Quinti, periodista y editor:

Los griegos los llamaban " necrópolis ", la ciudad de los muertos. En el caso de la Recoleta, desde hace décadas también pasó a ser territorio de los turistas y un remanso urbano.

Allí despierta enorme interés la historia escondida detrás de las grandes personalidades, sus leyendas, la belleza de los monumentos, esculturas y bóvedas, hechos por reconocidos artistas con materiales que se traían de Europa, junto con la variedad de estilos arquitectónicos.

En Recoleta hay 94 tumbas declaradas Monumento Histórico Nacional - están protegidas por el Estado - sobre un total de 4.691 bóvedas.

Pero el cementerio en sí mismo no lo es. Y es uno de los pocos del mundo con tanto valor patrimonial y cultural.

" El de Recoleta es un cementerio monumental - subraya Leticia Maronese, de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural porteño -. Ahí están los héroes de la patria y los forjadores de la Nación, presidentes, escritores, médicos, deportistas, artistas. Dalmacio Vélez Sarsfield, Valentín Alsina, Domingo Faustino Sarmiento, Carlos Saavedra Lamas, Luis Federico Leloir, Miguel Cané, Silvina Ocampo, José Hernández, Adolfo Bioy Casares, Cosme Argerich, Luis Angel Firpo, Blanca Podestá, Evita ... ".

Es que el cementerio es un espacio público de identidad cultural, que ya trasciende la función para la que fue creado. Y en ese sentido, hace falta más concientización sobre el valor patrimonial que tiene.

Para ver la tumba de Evita clickear aquí

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Del Dr. David Goldberg, médico endocrinólogo, presidente de la DAIA ( Delegación de Asociaciones Israelitas de la Argentina ):

Por encima de los vaivenes políticos que caracterizaron la vida argentina del último medio siglo XX, la DAIA se mantuvo firme en su brega por los principios que le dieron vida: los derechos civiles, la dignidad humana y el respeto a la identidad de cada grupo integrativo de la sociedad, en el mejor espíritu pluralista que caracteriza la convivencia democrática.

La DAIA se une hoy en pensamiento y voluntad a la inquebrantable decisión de afianzar de una vez por todas una sociedad democrática, justa y pluralista, como parte integrativa de la misma. Pluralista en lo político, en lo cultural, en lo étnico y en lo religioso. Una sociedad sin discriminación ni persecución.

En la Constitución Nacional de 1949 - impulsada por el peronismo - se introdujo un artículo de clara condena a la discriminación racial y/o religiosa y tanto el propio Perón, así como su esposa, María Eva Duarte de Perón, rechazaron pública y categóricamente el antisemitismo.

A instancias de la DAIA y por decisión gubernamental, la Argentina expresó en 1950 la adhesión y ratificación a la Convención sobre genocidio, aprobada por la ONU. Ese mismo año, la DAIA se sumó a todos los homenajes en memoria del Libertador General José de San Martín y los negocios judíos exhibieron un cartel con la figura del héroe de los Andes.

El 26 de julio de 1952 la DAIA se adhirió al duelo nacional por el fallecimiento de la señora Eva Perón que en todas las oportunidades demostró su amistad a la colectividad judía e hizo llegar la generosa ayuda de la Fundación a las clases necesitadas de Israel.

Creada en 1935, y fundada en la tradición bíblica y profética, que conforma los valores fundamentales de la concepción humanista del judaísmo, la DAIA continuará la inclaudicable defensa de los derechos humanos, alertando ante sobre quienes pretenden inficionar con su virus totalitario a la sociedad argentina para que ésta se pueda afianzar definitivamente en los principios de Paz, Libertad, Justicia y Solidaridad, como ejemplo para los nuevos tiempos que espera a la Humanidad en su devenir histórico.


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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.


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