DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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Del Dr. Roberto Bosca, abogado y docente, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, miembro del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa, es considerado uno de los expertos argentinos más importantes sobre el estudio del impacto cultural de lo religioso, autor del excelente trabajo titulado La Iglesia Nacional y Peronista, editorial Sudamerica S.A., Buenos Aires, 396 páginas, año 1997:

La muerte de Evita conmocionaría toda la Argentina, comenzando por Buenos Aires.

Con posterioridad a su fallecimiento, la Confederación General del Trabajo aprobó una " entronización laica " de la imagen de Evita en todos los locales sindicales. Si bien el gobierno argentino nunca llegó a efectuar ningún pedido formal a la Santa Sede en tal sentido, lo cierto es que se extendió entre las gentes más humildes y sencillas la profunda convicción de que Evita era una santa y comenzaron a escucharse voces en el sentido de que así debía declararlo la Iglesia Católica.

José Espejo, el secretario general de la central de los trabajadores organizados, compararía a Evita con el mismo Jesucristo y expresaría, con motivo de su resignación de la candidatura a la vicepresidencia que " su renuncia tiene la grandeza de la actitud de los mártires y los santos ".

El antiperonismo ha levantado la acusación de que Perón quiso entronizar en los altares su efigie y la de Evita, similar al episodio durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, habiéndose registrado también un dato análogo en el nacionalsocialismo, donde el retrato de Adolf Hitler ocupó el lugar de la cruz como símbolo de la fe. El artículo diecinueve del programa de Alfred Rosenberg para la Iglesia nacional - socialista sostenía que sobre los altares sólo estaría Mein Kampf ( Mi lucha, el libro escrito por Hitler ) y, a la izquierda del altar, una espada.

Sin embargo, sea cierto que existió esta pretensión en el régimen peronista o, por el contrario, se trate de una interesada invectiva de sus enemigos, lo objetivo es que el gobierno " sacralizó " el culto a Evita. Aunque esto no era todo. La sacralización, superando un estadio de un vago y genérico deseo popular, tuvo una expresión formal: el Papa Pío XII recibió peticiones para que la canonizaran.

El 31 de julio de 1952 el Sindicato de Obreros de la Alimentación envió un telegrama al Papa Pío XII, en el que solicitó la beatificación y canonización de doña María Eva Duarte de Perón. La CGT, encabezada por su secretario José Espejo, un incondicional de Evita, propuso su consagración como " Santa Eva de América ", del mismo modo que Santa Rosa de Lima. Ciertamente, la Santa Sede nunca daría respuesta a ese requerimiento, del cual Perón parecía tan convencido como sus prosélitos, aunque ello pueda resultar poco creíble. Una biografía sobre Evita imagina esta posibilidad en cabeza de la propia Eva Perón, durante su estancia en el Vaticano, oportunidad en la que asistiría a la canonización de una religiosa portuguesa. Años más tarde, Perón negó el hecho.

Un pedido de canonización en otras circunstancias quizá no hubiese levantado tanta polvareda. Se trata de una práctica tradicional en las costumbres de la Iglesia. Sin embargo, la controversia que suscitaba su peculiar personalidad evidentemente tornaba ríspido el asunto. Los peronistas más fanáticos presentaban el asunto con la fuerza de una situación de hecho a la que se procuraría perfeccionar con una sanción oficial.

No puede negarse tampoco que a los ojos de muchas personas sencillas estaban cumplidas las condiciones tradicionalmente exigidas por la Iglesia para abrir una causa de beatificación. Perón pudo exclamar años más tarde:

" Ella está canonizada en el corazón del pueblo ".

En el ambiente humano de la religiosidad popular, predominantemente peronista, es frecuente encontrar esa mezcla de nacionalismo y de populismo y de fervor casi místico hacia la persona de los dirigentes que es característico del nacional - populismo.

Entre las gentes humildes, la imagen de Evita alcanzó pronto un sentido tan alto, que inevitablemente se produjo un mimetismo con lo sobrenatural. La devoción por Evita, ya existente en vida de la mujer de Perón, se afianzó con su fallecimiento temprano.

El milagro, piedra de toque exigida por la Iglesia Católica para verificar el proceso de canonización de un siervo de Dios, también corroboraba ese estado de santidad: el milagro del amor.

Las referencias sobrenaturales sobre Evita no sólo provenían de sus prosélitos, sino que también podían encontrarse en boca de personas tan insospechadas como Alberto Martín Artajo, ministro de Asuntos Exteriores de España, quien la definiera como: " Un ángel protector del pueblo argentino ".

Es ya casi un lugar común la referencia a que la imagen de Evita estuvo revestida de un halo místico. La prensa oficial pronto comenzó a sacralizar su persona, mediante una imbricación con signos religiosos, como el poema Nuestra Señora del Bien Hacer publicado en Mundo Peronista, que señalaba una analogía bien evidente para un pueblo sencillo, siempre cercano a la devoción a la madre y a su prototipo religioso: la Santísima Virgen, protectora de los humildes.

Verdaderas peregrinaciones de fieles católicos - peronistas al santuario de Nuestra Señora de Luján que pedían la curación de la Señora protectora de los humildes demostraron el amor y la devoción suscitados por ella en los corazones de una multitud de creyentes, pero también prenunciaron el surgimiento de una forma nueva de religiosidad popular.

Inmediatamente después de su muerte, se produjo un fenómeno que perdura hasta la actualidad: la canonización popular de Evita. En altares privados levantados en humildes casas de familia, en la periferia de las grandes ciudades y en el interior del país, la sonriente imagen de Evita, a menudo escoltada por un par de sencillas velas y flores, configura un elocuente testimonio de la verdadera adoración que suscitó su persona en una considerable parte del pueblo argentino.

La devoción popular contenía elementos que son característicos de la experiencia religiosa, y que es habitual encontrar en la vida de los taumaturgos y místicos de todos los tiempos.

Se ha observado que en la sacralización de Evita hubo una manipulación por parte del régimen de un auténtico sentimiento popular, y se ha subrayado cómo, en la prensa oficial, las semanas siguientes al fallecimiento se publicaban páginas enteras, en cada edición, con las fotografías y textos sobre el tema de los altares levantados y las plegarias ofrecidas en su honor.

La convicción de los antiperonistas de que la imagen de Evita atraía un " culto de imágenes que los mandamientos condenan ", demuestra que su distorsión de la evidencia se asemejaba a la de los creadores del mito peronista. Nuevamente, los preconceptos acerca de la naturaleza de las masas peronistas y su relación con su protectora condicionaron la idea antiperonista de tal culto.

Sin embargo, resulta evidente que el culto a Evita superaba ampliamente el nivel tradicional de la veneración por los muertos y constituye un verdadero caso de santidad política.

Hay antecedentes de santidad en políticos como Thomas More en Inglaterra y Nicolás de Flüe, venerado como patrono de Suiza, y aún en jefes de Estado como Luis IX, en Francia, e Isabel de Hungría. También la Iglesia Ortodoxa ha canonizado al emperador Constantino. En el Sacro Imperio Romano Germánico el emperador Federico I instó al antipapa Pascual III a que canonice a Carlomagno, como así lo hace ilegítimamente, recibiendo aún hoy un culto de dulía en Tréveris, sin oposición eclesiástica. Los políticos Gabriel García Moreno, Robert Schuman, Alcides de Gasperi y Giorgio La Pira tienen iniciados procesos de beatificación, y se ha venido hablando insistentemente de una futura causa de canonización para el rey Balduino, de Bélgica.

Sin embargo, conviene diferenciar muy bien estos casos de las canonizaciones populares. En la verdadera santidad cristiana existe una autenticidad sobrenatural que suele estar ausente en la sacralización que el pueblo realiza de un personaje más o menos conocido por su virtudes taumatúrgicas. La santidad implica la práctica de virtudes en grado heroico y consiste, ante todo, en la perfección de la caridad, un elemento del que carecen las canonizaciones populares o que al menos reviste en ellas una peculiar interpretación.

Parece evidente que los santos cristianos difieren bastante de estas expresiones de la cultura popular, a menudo contaminadas de elementos doctrinalmente dudosos e incluso de origen pagano. El deseo de creación colectiva de santos populares se encuentra muy extendido en algunos países católicos latinoamericanos. Se trata de personajes a quienes, ya en vida, se les ha atribuido poseer dones sobrenaturales o paranormales, o individuos con fama de una vida santa ya durante su existencia terrena. Ocasionalmente puede tratarse también de criaturas " inocentes " fallecidas de una manera trágica ( el caso de Carlos Gardel, del " Che " Guevara, de Elvis Presley y también de Evita ). Algunos sacerdotes católicos, son también ejemplo de ello. La Iglesia Católica Apostólica Brasileña ha hecho oficial la coronación religiosa de personajes de la vida social brasileña.

Un caso particular lo constituye, tratándose de personajes de relieve en el ámbito público y de jefes de Estado, el protagonizado por el presidente Tancredo de Almeida Neves, también en Brasil. En ocasión de la grave enfermedad que terminó con su vida, se desató en todo el país el impulso de una profunda religiosidad popular de tipo sincretista, como también había sucedido durante las postrimerías de Evita. Algunas personas pidieron que fuera declarado santo por la Iglesia Católica.

Los años, que a todos le ponen remedio, han traído un sentido de moderación al mito idolátrico de Evita en sus expresiones más exacerbadas, quizás adquiriendo su consolidación definitiva. Se volvió un fervor respetable en el seno del pluralismo democrático donde mitos e ídolos diversos y hasta opuestos conviven sin exterminarse.

No cabe pensar, sin embargo que el mito de la santidad de Evita se haya extinguido. Se renovaron antiguas expresiones en tal sentido, en las que Evita es presentada  -  incluso por sacerdotes católicos  -  como una Enviada del Señor.

Muchos después de su fallecimiento aún sigue siendo considerada, incluso en pueblos muy distantes del argentino, por ejemplo en Portugal, como una verdadera santa.

Hernán Benítez, en un escrito conocido, presenta a Evita como una teóloga de la liberación, pero también, como lo fue, " una santa del pueblo "  -  en su visión, verdadera y de auténtica santidad real  -  por oposición a una santidad canónica formal. La perseverancia del culto a Evita permanece por sobre el paso del tiempo.

Después de más de medio siglo, y ya acalladas las turbulencias desatadas por su impetuosa personalidad, quizás estemos ahora en condiciones de poder rescatar en la figura de Evita, más allá de la crispación de su talante intemperante, sus tonos más genuinamente positivos: su sensibilidad por la justicia, su preocupación sin tasa por los humildes, y su afán de encontrar en la simiente evangélica las primicias de una sociedad más fraternal y humana.

Nota:

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De la Dra. Marie Langer ( Marie Lizbeth Glas Hauser, 1910 - 1987 ), médica, la más importante mujer psicoanalista de América latina, nacida en Viena y fallecida en Buenos Aires, feminista marxista y escritora:

Eva, para unos era una santa, para otros el diablo; para unos el bien, para otros el mal. En realidad, todos tenían dos imágenes contradictorias en su mundo interno, pero unos proyectaron la buena y reprimían la mala y otros hacían lo contrario. Así se establecieron de ella dos imágenes conscientes totalmente opuestas cada una y perteneciente a uno de los dos sectores en lucha.

En un primer momento estas dos imágenes no fueron tan claras. Cuando Eva Perón hizo su primera aparición en política, sus enemigos la subestimaron. Se fijaron en sus rulos y en sus vestidos de un lujo exagerado y en su escasa cultura, burlándose de ella. Era la mujer sensual, de dudoso pasado: una madre mala y frívola. Pero los peronistas no le reprocharon su lujo, sino que lo gozaron, porque ella era una de ellos, del pueblo. Realizaban así una de sus viejas fantasías. Era la Cenicienta que se casa con el príncipe; o el pobre muchacho que conquista a la princesa y llega así a ser rey. Eva, por su trayectoria, permitía a todos vivir un cuento de hadas. Mientras que los antiperonistas vieron en ella a una intrusa, que venía a despojarlos de su patrimonio, la masa peronista se identificó con ella y gozó, a través de ella, de lo que había alcanzado.

Su imagen cambiaba poco a poco; de Cenicienta, de criatura desvalida y tímida que debe al príncipe su liberación, se fue convirtiendo en otras figuras más poderosas. Se convirtió en un nuevo Harún al - Raschid que se mezclaba con el pueblo, para conocer sus deseos y cumplirlos o en un Robin Hood, que robaba a los ricos para dar a los pobres. No sé cuánto puede Eva Perón haber dado, distribuido y regalado a los pobres y descamisados. En todo caso, logró crear en ellos la esperanzada seguridad de que si necesitaban lo que fuera, una casa, la salud de un niño enfermo, una máquina de coser o una muñeca, en fin todo lo que no podían conseguir por sus propias fuerzas, bastaba con decírselo a ella para conseguirlo. Era Harún al - Raschid, pero era mujer. Es decir, para el inconsciente, era un pecho inagotable, que nunca se negaba, un pecho idealizado. Mientras ellos la veían como un pecho, como algo que da, la oposición la sentía como boca insaciable, como algo que succionaba y que quitaba. Aliviaron su odio y su angustia contando chistes políticos y eróticos sobre ella, los chistes que siempre surgen bajo la presión de las dictaduras.

Después vino el mito oficial sobre Evita, el que ella firmó, al firmar su libro, esté escrito por otra per­sona o no. Se podría decir mucho sobre este libro. Pero en relación estricta con nuestro tema hay un aspecto determinado: la creación de la imagen de Evita como una madre ideal. Es la madre que adora al padre. En su libro promete al pueblo que nunca lo angustiará con disputas con Perón, el "líder", tal como la mayoría de los padres angustian con sus desavenencias a sus hijos. Da a entender que ni tiene hijos, ni los precisa, para que cada uno pueda sentirse hijo de ella y ella madre de todos. Les aseguró, pues, que nunca se interpondrá entre el padre y ellos y que aunque lo ama apasionadamente nunca les hará revivir el sufrimiento de los celos experimentados cuando eran chicos frente a los padres unidos sexualmente. No puede provocar sus celos porque si se acerca al " líder ", lo hace, porque él los quiere y con el único fin de hablarle de ellos. Eva en este momento se ha transformado así para la masa peronista, en la madre perfecta, la madre asexual. Su cambio físico concuerda con esta época. De una mujer sonrosada, algo gordita y provocativa, de rulos y vestidos exuberantes, se convirtió en " la primera trabajadora del país ". Delgada, la cara tensa, el pelo tirante unido en la nuca con trenzas levantadas a la antigua, se vestía ahora, salvo excepcionalmente, con sobrios trajes sastres. No personificaba más a Cenicienta que va al baile para deslumbrar a todos y enamorar al príncipe.

Sus aspectos de Harún al - Raschid y Robin Hood integraron ahora a otra figura también perteneciente a los sueños adolescentes, propios de ella. Representaba " la dama de la esperanza ", la que por su sacrificio redime a su pueblo. Para este papel necesitaba ser asexual. La oposición, anteriormente en chistes y rumores, había tomado este tema, pero con un signo opuesto. Decían que Eva y Perón no hacían vida en común, porque ella era fría o él impotente, pero se la acusaba de infidelidad y lujuria. Aunque estaba sana todavía, se murmuraba que estaba grave o que él padecía de cáncer. Lo mismo, ocurría bajo Hitler o Mussolini, cuando el deseo impotente de que se muriera el tirano, se expresaba continuamente a través de fantasías divulgadas como si fueran una realidad. Como si la divulgación en sí, má­gicamente, pudiera enfermar al perseguidor.

Eva Perón se vio obligada a renunciar a la Vicepresidencia. Quedándose de pronto sin una nueva meta que alcanzar, no pudo resistir el golpe y los malestares vagos de los cuales efectivamente había sufrido ya durante bastante tiempo, se concretaron en una enfermedad mortal. Entonces su imagen idealizada cambió de nuevo. Empezó a transformarse en una mártir, la santa, la madre muerta, adorada, inolvidable e intocable. Sus opositores, al conocer la real gravedad de su estado, conscientemente se alegraron, pero había mucha angustia tras esta alegría. Como Eva Perón también para ellos representaba a una madre, aunque a su otra imagen, la mala y la perseguidora, no pudieron sin sentimiento de culpa y temor al castigo, aceptar la realización de sus deseos hos­tiles. Ahora que ella estaba realmente enferma, sentían como si hubieran logrado enfermarla mágicamente mediante sus fantasías. Buscaron entonces dos salidas contradictorias a su angustia: negar la enfermedad y con esto su culpa. Continuamente corrieron, pues, rumores de que la enfermedad de Eva era un simulacro que se había creado con miras a las elecciones o para distraer al pueblo de los graves problemas creados por los mismos peronistas, etc. O bien, admitieron la gravedad de su estado, pero exaltando más aun que antes su maldad. Intentaron disminuir su sentimiento de culpa inconscien­te, justificando en toda forma a su odio.

De esta necesidad surgió otro pequeño mito. Entre las madres de barrio Norte ( barrio antiperonista por excelencia ) corría el rumor y la advertencia de no llevar a sus hijos a los hospitales ni a los dispensarios, porque corrían un riesgo grave. Eva, para recuperarse, necesitaba sangre fresca y joven y había ordenado que se la sacaran a los niños. Encontramos de nuevo en este rumor una fantasía. Fantasía vieja, expresada en los cuentos sobre vampiros y en Drácula. Convertida en acusación fue concretada en los procesos por asesinato ritual, hechos a los judíos muchas veces en su larga historia, porque ellos como Eva, aunque por otras características, se prestaron a servir de pantalla de proyección para las fantasías más arcaicas. ¿ Pero, por qué surgió, conver­tido en mito, justo en este momento ? Eva misma, mientras estaba sana y activa, se había ofrecido a las masas como un pecho ideal e inagotable. Y el pueblo la había aceptado como tal. Ahora ella estaba delgada, con la cara " chupada ", enferma de anemia, decían unos, de cáncer los otros. El pueblo se sintió culpable creyendo que ellos la habían vaciado con su voracidad. De un pecho inagotable y valiosísimo la habían convertido en algo desgastado y sin sentido. Le habían comido los glóbulos rojos, ellos eran su cáncer. Se sentían vampiro y Drácula. Se había despertado en ellos la vieja culpa frente a la madre que adquirieron de chiquitos cuando en sus fantasías inconscientes la vaciaban y la destruían vorazmente. Para salvarse de la culpa y de su amena­zante pérdida pidieron a Dios por todos los medios su restauración. Los otros, los de la oposición, sentían la misma culpa; pero mientras los peronistas la admitían ( " la hemos hecho trabajar demasiado para nosotros, por eso está así " ) o la negaron, negando la posibilidad de su muerte total ( empezó a surgir el " Evita inmortal en el alma de su pueblo " ), los otros, los de " la contra ", proyectaron su culpa de voracidad infantil sobre ella. Ella era el vampiro que los había vaciado, que había chupado y desangrado al pueblo argentino y que ahora quería salvarse chupando la sangre de niños inocentes. Ambos, tanto en un plano psicológico como real, tenían razón. Porque de nuevo cada uno de los dos bandos en lucha expresaba dos aspectos opuestos de una sola figura interna y real y fue por la importancia central de la figura que ella presentaba, por lo que su enfermedad y muerte obsesionó tanto al país. Mientras Eva estaba agonizando, unos siguieron rezando y esperando, más allá de toda lógica, el milagro de su salvación. Los otros esperaban y temían su muerte. Corrían rumores acerca de todo lo que podría pasar después. Llegó el final: la muerte y el velatorio de Evita. Mientras los suyos aguardaban en la lluvia y el frío para verla por última vez y redimirse de su culpa; mientras delante de ella, que parecía inmaterial como una virgen hecha de cera, los hombres desfilaban llorando y besando el vidrio que la protegía y las mujeres se desmayaban y sufrían crisis histéricas, entre los opositores surgió el último mito sobre Evita: que estaba tan podrida y putretacta que nadie podía ya tolerar su hedor. Este hedor era como una prueba de que Dios había estado en su contra, de que no los acusaba del poder mágico que había tenido su odio. Pero Evita siguió siendo poderosa aún después de su muerte. Corrieron nuevos rumores: ¿ Qué iba a pasar en los funerales ? ¿ Era cierto que los generales iban a robar su cadáver, que los descamisados lo iban a defender con sus puños ? Los peronistas pidieron su santificación.

Políticamente Perón la sobrevivió tres años y algo. Perón, desde la muerte de Evita, perdió su fuerza, su influencia mística sobre las masas. Pudo alcanzar el poder y mantenerlo durante tanto tiempo, porque Evita formaba parte intrínseca de él. Por materializar viejas fantasías ejercía un poder mágico sobre todos. Sobre unos, ofreciéndoselos como objeto externo de sus idealizaciones, y sobre otros paralizándolos, por simbolizar para ellos el mal, la araña, la madre mala y cruel, que chupa, castra y mata.

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De Isabel Perón ( María Estela Martínez Cartas de Perón ), tercera esposa del Gral. Perón y presidente de la Nación, al fallecer el jefe de Estado de la República Argentina, y primera mujer presidente en el mundo, derrocada el día 24 de marzo de 1976 por el llamado " Proceso de Reorganización Nacional ":

Cuando falleció Perón a las tres o cuatro horas quise renunciar pero todos me dijeron, en especial las Fuerzas Armadas, que me iban a ayudar y apoyar y que no podía renunciar bajo ningún punto de vista.

El 25 de marzo de 1976 tenía una reunión con todos los partidos políticos porque pensaba convocar a elecciones.

Estuve embarazada del Gral Perón dos veces. Los avatares de la vida y el andar de un lado para otro ... echó a perder a nuestros hijos; uno era varón.

 

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De Elías Soso, presidente de la Asociación Empresaria de Rosario, Santa Fe, República Argentina:

El desarrollo constituye un dato de identidad de la Nación real, y su teoría y ejecución referencia a Arturo Frondizi con la misma fuerza con que la justicia social se identifica con Juan Domingo Perón y con Evita.

Arturo Frondizi presidió la Argentina durante 1.428 días, desde el 1º de mayo de 1958 hasta la madrugada del 29 de marzo de 1962, en la más asombrosa contradicción de un gobierno que conmovió profundamente la estructura y un ejercicio del poder que durante el período fue jaqueado y condicionado, como que soportó 26 planteos militares y 6 intentos golpistas, lo que arroja un promedio de un intento de liquidación o recorte del poder cada 40 días corridos.

En ese marco agónico, el Presidente constitucional acechado erigió una política específica que multiplicó por 3 la producción de petróleo y por 5 la producción de gas, logrando sobre fines de 1961 el autoabastecimiento energético con demanda a pleno; llevó la producción de acero de 240.000 toneladas en 1958 al millón de toneladas en 1961; desgravó la incorporación de maquinarias y de agroquímicos a la producción del agro y fundó las industrias masivas de la maquinaria agrícola y la petroquímica; multiplicó por 4 los despachos a plaza cemento y agregó 10.000 kilómetros a la red vial; fundó la industria automotriz, hasta el punto que 43 años después de su derrocamiento, un economista objetivo como Juan José Llach consideró que el impulso creativo del sector pecó por " sobredimensionado ".

Desde 1960 no hubo desocupación y desde 1961 se registró insuficiencia en la mano de obra calificada. En 1958 se sancionó la ley de educación de gestión privada y la reacción pareció que incendiaba el país, pero después de décadas de vigencia no existe en el Congreso Nacional ningún proyecto que propicie su derogación.

A Frondizi lo arrojaron del gobierno porque en los comicios de marzo de 1962 cumplió con su compromiso de levantar la prohibición que pesaba sobre el peronismo, y ésto bastó para que el golpismo de las Fuerzas Armadas amenazara con el estallido del país. Presionado por los militares intervino las provincias con triunfo peronista, adquiriendo patente de defraudador electoral, siendo derrocado y llevado preso a la isla Martín García.

Andando el tiempo, Frondizi vino a Rosario y pude formularle una pregunta que me atragantaba:

" Don Arturo, si lo iban a voltear lo mismo, ¿ por qué intervino las provincias y nos privó del calor popular del pueblo peronista ? ".

Frondizi no vaciló ni un minuto en contestarme:

" Porque no contaba ni con un vigilante que respaldara el respeto a los resultados y habría provocado un baño de sangre peronista ".

Fue otro anticipo, porque después la sangre peronista se derramó multiplicada en el país. Aprendí que Frondizí tenía por la vida humana la misma religiosidad que Yrigoyen cuando proclamó que " el hombre es sagrado para hombre ". Falleció el 18 de abril de 1995.

Nota:

En las elecciones de marzo de 1962, el peronismo ganó la gobernación de 10 de las 14 provincias, incluída la provincia de Buenos Aires, donde triunfó el dirigente sindical de los textiles Andrés Framini. Las Fuerzas Armadas exigieron que el presidente de la Nación anulara las elecciones para que el peronismo no tuviera ningún diputado ni senador en el Congreso Nacional. Detenido por los militares, Frondizi se negó a renunciar, pronunciando su célebre frase: " No renunciaré, no me suicidaré, no me iré del país ".

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De Rodolfo Parody, periodista y comentarista deportivo del suplemento Ovación de diario La Capital, decano de la prensa argentina:

El gobierno del presidente Juan Domingo Perón le obsequió un automóvil, como sucedía con los que se consagraban campeones argentinos. Pero como el púgil no sabía manejar lo vendió.

Tuvo 40 victorias, con 28 nocauts. Sufrió 5 derrotas, una por la vía rápida ( en su última pelea ), y tuvo un empate. Fue profesional entre 1951 y 1957.

Para los amantes del boxeo fue " el Chino Pita ", a secas. El nombre Oscar sobraba, y mucho más Pietta, su apellido real. A trompadas se ganó un lugar en el boxeo cuando el deporte convocaba a multitudes en la década del 50.

El boxeador Pita fue tan popular que hasta le escribieron un tango, " A Oscar Pita ", de Angel María Belia y Francisco Pacino, casi una síntesis de su vida:

" En Sarmiento y Avenida

a dos cuadras del Abasto

ahí reside el punto alto

que en el ring es un campeón.

Oscar Pita

dice el público que grita

y que te idolatra ya. "

Nació el 6 de noviembre de 1933 en la localidad de La Cruz, Córdoba, y se crió en Rosario, en Sarmiento entre Pasco y Cochabamba. La barra del bar de Sarmiento y Pellegrini fueron sus incondicionales. Llenó estadios, como sucedió varias veces en el ya desaparecido Estadio Norte, donde hoy se encuentra la Galería Norte ( Alberdi y Juan José Paso ).

Los rasgos de su rostro simplificaron la búsqueda de un apodo propio de todo boxeador. Fue por siempre " el Chino ".

Como amateur fue campeón argentino en 1948 y participó en los Juegos Olímpicos de Londres, en Inglaterra, ese año.

Compitió en los Juegos Panamericanos, en Buenos Aires, en el año 1951. En el Luna Park " el Chino " sumó una de las tantas medallas doradas para la delegación argentina y los aplausos de Evita y del Gral. Perón.

A la catedral del boxeo volvería el 23 de diciembre de 1953 para vencer por puntos al riojano Alfonso Moreno y conquistar el título argentino welter, que había quedado vacante por el retiro de otro rosarino, Amelio Piceda.

Peleó dos veces en Estados Unidos y le ganó a Fred Monforte ( en Massachusetts ) y a Gene Poirier ( en Nueva York ).

Con 48 peleas, era imbatible. Pero el 28 de diciembre de 1955 le tocó el mendocino Cirilo Gil. Sus amigos vieron como " el Chino " caía por puntos y comenzaba el ocaso de quien fue una de las grandes glorias del boxeo argentino. 

Su muerte, ocurrida el 12 de abril de 2011 en Rosario, no es capaz de nublar los recuerdos del que fue uno de los máximos ídolos del pugilismo.

Nota:

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LA DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL TRABAJADOR

Del Sindicato de la Industria de la Carne de Rosario, ubicado en Avenida Fausta 5337, ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina:

Sabemos que los logros alcanzados son el fruto del trabajo en conjunto entre trabajadores y dirigentes, somos conscientes de que hubo momentos difíciles en nuestro sector, pero supimos manternos unidos y salir adelante, defendiendo nuestros derechos, las fuentes de trabajo y luchando por mejorar nuestras condiciones laborales.

Como Sindicato nos hemos propuesto tener siempre nuestras puertas abiertas a todos los trabajadores que se acerquen, como dirigentes nos proponemos estar siempre junto al compañero que necesite de nuestra presencia, porque sabemos el enorme esfuerzo que representa ser trabajadores de la industria de la carne, para nosotros y para nuestra familia.

Nuestra lucha sólo es posible si todas/os nuestras compañeras y compañeros están a nuestro lado, porque como decía el Gral. Perón y la Compañera Evita es en la unidad en donde reside la fuerza, y es por medio de ella que lograremos nuestro triunfo.

Nota:

El conocido periodista, analista político y escritor Raúl " Bigote " Acosta expresa que:

Una frase conocida, atribuida a Juan Domingo Perón es clara: " Conozco solamente una clase de hombres, los que trabajan ".

El peronismo tiene tres momentos luminosos en su historia. El primero es el alumbramiento del 17 de octubre. El segundo es Evita y su renunciamiento histórico. El tercero es la ejecución de algunos elementos definitivos para la sociedad de la Constitución del año 1949.

No hubo/hay una luz tan grande en la sociedad iluminando sitios oscuros de nuestra sociedad. El Capítulo III de la Constitución de 1949 es muy claro. Derechos del Trabajador, de la Familia, de la Ancianidad, de la Educación y de la Cultura.

Art. 37 Decláranse los siguientes derechos especiales:

Del trabajador:

1 - Derecho a trabajar.

2 - Derecho a una retribución justa.

3 - Derecho a la capacitación.

4 - Derecho a condiciones dignas de trabajo.

5 - Derecho a la preservación de la salud.

6 - Derecho al bienestar.

7 - Derecho a la seguridad social.

8 - Derecho a la protección de su familia.

9 - Derecho al mejoramiento económico.

10 - Derecho a la defensa de los intereses profesionales.

El punto 6 dice, textualmente: " El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuada, de satisfacer sin angustias sus necesidades y las de su familia en forma que les permita trabajar con satisfacción, descansar libres de preocupaciones y gozar mesuradamente de expansiones espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y trabajo con los recursos directos e indirectos que permita el desenvolvimiento económico ".

En los ítems 3 y 4 de los Derechos de la Familia se indica: " El Estado garantiza el bien de familia conforme a lo que una ley especial determine. La atención y asistencia de la madre y el niño gozarán de especial y privilegiada consideración del Estado ".

En los Derechos de la Ancianidad, la Constitución de 1949 indicaba la asistencia, la vivienda, la alimentación, el vestido, el cuidado de la salud física, el esparcimiento, el derecho al trabajo, a la tranquilidad y el respeto. Son los 10 artículos que consagraban un derecho hoy conculcado. El ítem 8 merece una transcripción completa: " Cuando el estado y las ocupaciones físicas lo permitan, tiene derecho a la ocupación por medio de la laborterapia productiva que ha de ser facilitada. Se evitará así la disminución de la personalidad ".

Sobre Educación y Cultura en su ítem 4 dice textualmente: " El Estado encomienda a las universidades la enseñanza en el grado superior, que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio de las profesiones y de las artes técnicas en función del bien de la colectividad. Las universidades tienen el derecho de gobernarse con autonomía, dentro de los límites establecidos por una ley especial que reglamente su organización y funcionalidad ".

Es interesante el séptimo ítem, el final: " Las riquezas artísticas e históricas, así como el paisaje natural, cualquiera sea su propietario, forman parte del patrimonio cultural de la Nación y estarán bajo la tutela del Estado, que puede decretar su expropiación, necesaria para su defensa, y prohibir la exportación o enajenación de los tesoros artísticos. El Estado organizará un registro de la riqueza artística e histórica que asegure su custodia y atienda a su conservación ".

La Constitución de 1949 fue el punto de partida formal para la más grande resistencia que una parte del pueblo argentino tuvo con la otra. Las divergencias eran/son viscerales. Los extendidos derechos del trabajador, el reconocimiento de la ancianidad, la laborterapia, el sueldo, la atención primaria, la madre como eje de la sociedad y el alumbramiento como bien preciado, y el destino de las universidades a favor de la sociedad que las paga.

Demasiadas diferencias allá en el año 1949. Caramba: aún hoy son diferencias claras.

Muchos de los que se confiesan peronistas ignoran estos artículos o peor: los conocen y renuncian a ellos. Ya no se revisan apuntes históricos. De la frase de Perón ( " Solamente una clase de hombres, los que trabajan " ) algunos dirigentes actuales no son el ejemplo adecuado. Y cómo fabricar otro 17 de octubre desvela a los rezagados que quieren entrar en la historia.

El renunciamiento pone a Evita definitivamente en la historia que, desde que fallece, vuelve propia. No hay empate posible. Se necesitaría su actitud y su protagonismo.

Y si el peronismo de hoy es una luz que refleja una memoria, entonces cabe la pregunta: ¿ hacia dónde vamos ?

Nota:

En la imagen, nota sobre la Declaración de los Derechos del Trabajador.

Gentileza de la revista El Trabajador Maderero, número 69, del mes de marzo de 2011, revista institucional de la Unión de Sindicatos de la Industria Maderera de la República Argentina ( USIMRA ), Buenos Aires, Argentina.

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MUSEO DE LA MEMORIA

Del Museo de la Memoria, ubicado en calle Córdoba 2019, ciudad de Rosario, Santa Fe, Argentina, institución destinada a apoyar la defensa de los Derechos Humanos y la memoria social y política de la región, el país y Latinoamérica, verdadero referente en su tipo en la escena nacional e internacional:

Para nosotros, expresa el Lic. Rubén Alberto Chababo, director del Museo de la Memoria, son importantes las obras artísticas que desde el arte contemporáneo puedan dialogar con la acechanza.

" Articular históricamente el pasado significa adueñarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro ", ha afirmado el filósofo alemán Walter Benjamin e inspira la muestra Temblor y Fulgor en el Museo de la Memoria. La muestra reúne obras emblemáticas y funciona incluso como una nueva excusa para conocer y recorrer este singularísimo espacio.

Cuando el visitante baja la escalera del Museo de la Memoria escucha, aunque sea por milésima vez, la atroz tautología del dictador Jorge Rafael Videla de que " el desaparecido no tiene identidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido ", se entiende por qué el temblor. Por qué puede ser tan necesario recordar los relámpagos del peligro.

Nota:

En las imágenes adjuntas, fachada del Museo de la Memoria, ubicado en calle Córdoba 2019, Rosario, Santa Fe, Argentina, y de la foto color, copia tipo C - 145 x 115 cm., donación de Cecilia Remiro, titulada " Evita ", de Santiago Porter, que ganó el Premio Petrobras en Buenos Aires Photo, mostrando la imagen de una estatua de Eva Perón, realizada por el escultor italiano Leone Tommasi, furiosamente decapitada tras el golpe de la " Revolución Libertadora " de 1955.

La foto " Evita " pertenece a la Colección Castagnino - Macro y forma parte de la muestra Temblor y Fulgor del Museo de la Memoria.

La conocida escritora Beatriz Sarlo ha dicho que:

" En la imagen de Santiago Porter sobrevive sin daño el escudo justicialista, mientras que Eva Perón es definitivamente una mujer sin cabeza, como una reina decapitada o como una agitadora popular cuyo cuerpo ha sido insultado por el odio ".

La idea aparece en el catálogo de la muestra titulada Temblor y Fulgor cuando explica que la cita escogida de Walter Benjamin ayudó a buscar, dentro del repertorio de la plástica argentina, obras que transmitieran algo de esa " sensación de zozobra, inquietud y asombro que sólo se evidencian en los precisos instantes en que la adversidad acecha ".

Nota:

Para conocer más sobre la estatua de Eva Perón realizada por Leone Tommasi, clickear, por favor, aquí

Nota:

Y clickeando en este sitio, otros interesantes comentarios y conceptos del director del Museo de la Memoria.

MUSEO DE LA MEMORIA

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De Leandro Gutiérrez, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, investigador del CONICET, escritor, coautor junto al Prof. Luis Alberto Romero del libro titulado Sectores populares, cultura y política - Buenos Aires en la entreguerra, editorial Siglo XXI S.A., Buenos Aires, Argentina, 216 páginas, año 2007.

Desde 1930, los avances de la industrialización y las migraciones internas que la acompañaron, que afectaron sólo tangencialmente a la ciudad de Buenos Aires, modificaron profundamente su zona periférica, el conourbano o Gran Buenos Aires. Mientras la zona ocupada crecía como una mancha de aceite, la sociedad se constituía con perfiles novedosos, por su homogeneidad trabajadora y por la significación que normalmente las fábricas tenían en las nuevas barriadas. En suma, se daban las condiciones para la conformación de un nuevo tipo de identidad de los sectores populares, más definidamente obrera.

La interpretación de este fenómeno elaborada por el sociólogo italiano Gino Germani  -  que se hizo clásica  -  relacionó el carácter migratorio de los nuevos habitantes del conourbano, su pertenencia originaria a una sociedad de rasgos tradicionales, su desarraigo y difícil integración en la urbana y moderna, su falta de tradiciones o experiencia política o sindical, con lo que llamó la " disponibilidad " de las masas, prestas a ser seducidas por un líder carismático, que uniera los atributos del dirigente tradicional con la promesa de la incorporación a los beneficios del mundo moderno. La conquista de los derechos sociales habría estado así unida a la enajenación de los derechos políticos.

Esta interpretación de Germani ha sido cuestionada desde distintos puntos de vista. Hacia 1945, la mayoría de los migrantes provenía de las zonas rurales más modernas; que en las nuevas residencias del Gran Buenos Aires, obreros viejos y nuevos se mezclaron sin diferencias, y que en esa interacción se transmitieron tradiciones, experiencias, ideas y formas de organización. Los sociólogos Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero precisaron que desde 1936 los movimientos laborales reivindicatorios reaparecieron con fuerza creciente, tanto en el Gran Buenos Aires como en la ciudad misma, y que el movimiento sindical adquirió nuevo vigor, aunque los resultados de la acción, debido a la intransigencia patronal y a la indiferencia del Estado, fueron magros. Puntualizaron también que una antigua tradición gremial  -  la sindicalista  - encontró renovado eco en su planteo de buscar interlocutores en ese mismo Estado. Otros autores señalaron las raíces del sindicalismo peronista en el de la década anterior a 1945, así como la temprana formación de la relación entre Estado y trabajadores.

Quienes participaban de estas acciones eran la emergente de un universo social que permanecía oculto, al punto que un analista de la sociedad, como el escritor Ezequiel Martínez Estrada , ignoró totalmente su presencia cuando en 1941 reeditó su obra La cabeza de Goliath. Era un mundo excluido, como lo había sido el de los inmigrantes al comienzo de la gran expansión de fin de siglo. Ciertamente, los que luego serían calificados de " cabecitas negras " no participaban de los beneficios de la ciudadanía política y social: había pocas calles empedradas para ellos, poco alumbrado y escasos hospitales; en lugar de dialogar con el Concejo deliberante tenían que vérselas con caudillos conservadores como Alberto Barceló o Manuel Fresco y, ciertamente, el mundo de las conferencias no pertenecía a su horizonte de expectativas. Pero la ciudad, y el modo de vida que allí era posible, era un objetivo valioso, casi un botín, y  -  en palabras del historiador Tulio Halperin Donghi  -  le pusieron " un sitio silencioso ". Cuando los excluidos irrumpieron en ella, en 1945, la sorpresa fue grande y se habló de " aluvión zoológico " y de " lumpen - proletariado ".

Irrumpieron reclamando el ejercicio pleno de su ciudadanía política, no por la vía de los partidos sino de un modo nuevo: la movilización en el centro mismo del poder. Reclamaron sus derechos sociales y también su derecho a la ciudad, que empezaron a ejercer en la misma Plaza de Mayo, desde la histórica jornada del 17 de octubre. Paralelamente, desde el Estado y por boca de un funcionario en vías de convertirse en jefe político, que reunía en sus manos buena parte del poder, se los había movilizado, entusiasmándolos con la concesión de reivindicaciones largamente reclamadas que tenían que ver precisamente con esa ciudadanía social tan postergada. Al hacerlo, el Estado colocaba nuevos actores en el centro de la escena política: los sindicatos primero, y un poco después a nuevas capas populares, el " pueblo trabajador " o el " pueblo peronista ", que resultaron sinónimos. Por otra parte, la sanción del voto femenino completó el proceso de ciudadanización política. Cambiado el equilibrio del poder, el Estado completó su política de redistribución de ingresos y seguridad social, coronada con la reforma de la Constitución y la consagración de los derechos sociales, que sin embargo, no incluyeron el derecho de huelga. El Estado concedía pero, a la vez, desmontaba cuidadosamente las organizaciones creadas por quienes eran los beneficiarios de esta política, desde el Partido Laborista a la Confederación General del Trabajo, de la cual se reemplazaron todos los dirigentes con aspiración a la independencia.

   

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Del R. P. Ernesto Giobando, doctor en Teología, sacerdote jesuita, responsable del área de adultos mayores en la Arquidiócesis de Buenos Aires, director del Apostolado de la Oración y de la revista Mensajero:

Comenzamos el año 2010 a vivir el Bicentenario de nuestra Patria que se prolonga hasta el año 2016.

Es una buena ocasión para replantearnos nuestra manera de ser Nación, nuestro ser argentino.

La Iglesia quiere que seamos personas de diálogo, abiertas a las nuevas realidades, constructores de una justicia largamente esperada.

Una Nación se construye con el aporte de cada uno, si cada uno no hace nada, nada cambiará, todo seguirá igual o peor.

Tenemos muchas riquezas, como pocos países del mundo. Una tierra inmensa, en su mayor parte despoblada. Sembramos granos para dar de comer a cientos de millones de personas, y en nuestro país hay pobreza y desnutrición. ¿ Cómo es posible ? ¿ Hasta dónde llega la indiferencia ante los problemas de los demás ? Nuestros gobernantes tienen la responsabilidad de trabajar para el bien de toda la Nación.

Esta Nación tan grande y rica le pide a cada uno tener un corazón generoso, manos laboriosas, mentes pensantes, brazos abiertos, construyendo cada día nuestro destino, una patria para todos, donde la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común sean los pilares de una nueva Argentina.

Dios, Padre Nuestro, y María, la madre del Señor y de la Iglesia, nos guíen por los senderos de la justicia, de la paz, de la verdad y del bien común.

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Del Dr. Daniel López Rosetti, médico especializado en clínica médica y cardiólogo, especialista en en diagnóstico y tratamiento del síndrome del estrés, director del curso universitario de Medicina del Estrés y Psiconeuroinmunoendrocrinología Clínica de la Asociación Médica Argentina, fellow del American Institute of Stress de Nueva York, USA, docente, conferencista, columnista sobre temas médicos en radio y en televisión, escritor, autor del interesantísimo libro titulado Historia Clínica - La salud de los grandes personajes a través de la historia, con prólogo del historiador Felipe Isidro Pigna, editorial Planeta S.A.I.C., Buenos Aires, 296 páginas, año 2011:

La historia clínica es un modo de abordar la historia de las personas. Implica conocer a ese personaje desde una óptica integral, una visión abarcadora de sus aspectos físicos y emocionales, una suerte de esfuerzo para realizar un diagnóstico retrospectivo, diferido en el tiempo, que nos permita acceder a su intimidad a través de un pretexto médico.

La primera sintomatología atribuible a la enfermedad de Eva Perón, que en última instancia resulta mortal, se presentó en enero de 1950. La paciente tenía por entonces 31 años. El diagnóstico presuntivo fue apendicitis y se actuó en consecuencia. Fue operada al día siguiente de inciados los síntomas. Como resultado de la cirugía se extirpa un apéndice " normal ". Por lo tanto, el diagnóstico fue erróneo: no se trataba de una apendicitis.

La realización de estudios post - quirúrgicos, como un meticuloso examen ginecológico y la toma de una biopsia de cuello de útero, hubieran dado el diagnóstico esa misma semana: cáncer de cuello de útero.

Cabe señalar que los beneficios de la medicina moderna bien podían haber impedido la aparición de la enfermedad. Contamos actualmente con dos recursos simples de medicina preventiva que han cambiado drásticamente la historia del cáncer ginecológico. El Papanicolau ( PAP ) con colposcopía y la vacuna contra el HPV o virus del papiloma humano. El Papanicolau comenzó a usarse en forma extendida en la década de 1950. Su utilización como método de diagnóstico preventivo de cáncer de cuello de útero fue promovido intensamente en Argentina por la actriz y cantante Tita Merello. " Muchacha, hacete el Papanicolau ", insistía públicamente la popular actriz y cantante. Por otro lado, la vacuna contra el HPV es de reciente desarrollo y previene la aparición del cáncer de cuello de útero en una proporción significativa cuando se administra a la edad y en los casos correspondientes. Ninguno de los dos métodos preventivos estuvo al alcance de Eva Perón en ese momento. Es difícil conocer con exactitud por qué no se hizo lo correcto ese día. Porque fue " el día " en el cual la historia clínica de la paciente hubiera cambiado.

El diagnóstico por biopsia de cáncer de cuello de útero en ese momento hubiera permitido una cirugía efectiva. De hecho, Juana, la madre de Eva Perón, fue operada de esa misma enfermedad con muy buena evolución y sobrevivivió a su hija. Pero en el caso de Eva Perón el diagnóstico fue tardío. Una buena relación médico - paciente hubiera garantizado los beneficios de la medicina. Una cosa es tener buenas atenciones médicas y otra es tener médico. La paciente empeoró paulatinamente en su estado de salud y la biopsia de cuello de útero llegó con el diagnóstico un año y medio después de iniciados los primeros síntomas. Se le había dado al cáncer una ventaja decisiva.

El primer día ganaba la medicina; un año y medio más tarde ganó el cáncer.

En el seguimiento de la historia clínica de Eva Perón desde el inicio de los síntomas ( 9 de enero de 1950 ) hasta su fallecimiento ( 26 de julio de 1952 ), sucedieron un sinnúmero de acontecimientos de interés, históricos y médicos.

La historia comienza con un error de diagnóstico inicial. La paciente es operada de urgencia por el cirujano Oscar Ivanissevich. El diagnóstico fallido era apendicitis: una vez hecha la operación, se detectó que el apéndice estaba sano. El médico cirujano, al ver su error, exploró el abdomen durante el acto quirúrgico y consideró la posibilidad de una enfermedad ginecológica. Se le dijo a la paciente, pero no se habló con suficiente claridad, no se expuso todas las posibilidades: probablemente la presión del poder y la personalidad de la enferma dificultó el normal desarrollo de la relación médico - paciente. Entonces habló con su esposo, con Juan Domingo Perón,  y le comentó las posibilidades diagnósticas. Posteriormente, Perón no habló de ello con su esposa. Los motivos por los que no lo hizo son difíciles de saber. Lo concreto es que la paciente cursó un post - operatorio de apendicitis, que en realidad nunca existió, y se reintegró rápidamente a su trabajo en la Fundación que llevaba su nombre.

El tiempo pasó, los síntomas continuaron y tardíamente el doctor Humberto Dionisi realiza un examen ginecológico y una toma de biopsia de cuello de útero. El 21 de setiembre de 1951 interviene el doctor Jorge Albertelli, convocado por los doctores Armando Méndez San Martín y Raúl Mendé. Albertelli sería quien atendería a Evita. Convivió con ella y su esposo en la residencia presidencial hasta después de la cirugía. Pero no fue Albertelli quien la operó. Un ambiente palaciego y de lucha de espacios de poder hizo que, con el desconocimiento absoluto de la enferma, la operación la realizaría un médico norteamericano. El doctor George Pack viajó a Buenos Aires en el más estricto secreto aunque con el conocimiento de la CIA ( Central Intelligence Agency ) y el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El doctor Pack jamás habló con la paciente. La paciente nunca vio a Pack. Cuando Pack estuvo frente a ella, Evita estaba anestesiada. Así desplazaron de la cirugía al Dr. Albertelli, quien participó como ayudante. Luego de la cirugía, Pack regresó a Estados Unidos. A Evita se le dijo que quien realizó la operación fue el Dr. Ricardo Finochietto.

La paciente nunca fue informada adecuadamente sobre su estado de salud ni sobre las posibilidades diagnósticas ni terapéuticas. Evita nunca supo quién la operó y hay que suponer que ignoró el verdadero diagnóstico hasta avanzado el cuadro clínico.

La paciente, en busca de la verdad del diagnóstico, un día solicitó la historia clínica a la enfermera María Eugenia Alvarez. Pero la historia clínica no estaba en su lugar habitual. De acuerdo a la enfermera, el Dr. Mendé la había ocultado. Mendé lo niega ante Evita, pero la paciente le cree a María Eugenia.

La ética médica se ocupa de los actos médicos desde el punto de vista moral. Pero en este caso particular de la ética, no se trata solamente de la evaluación de los actos como " buenos o malos ". Aquí, además, debemos verlos como correctos o incorrectos.

Actuar éticamente en medicina es también actuar en forma correcta con relación a la práctica o praxis médica.

Respetar la libertad del paciente en cuanto a su diagnóstico y posibilidades terapéuticas no es sólo un imperativo ético, es una práctica médica correcta que optimiza el diagnóstico y tratamiento y con ello la perspectiva de curación y calidad de vida.

En el caso de Eva Perón, la atención médica correcta desde el comienzo de la enfermedad hubiera cambiado la historia clínica. Y también la Historia.

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De Ana Laura Pérez, periodista y escritora en diario Clarín, Buenos Aires, República Argentina:

Si hubiera que buscar un eje en su obra, ése sería Evita.

Sin ánimo de exégeta, Daniel Santoro, coleccionista, artista plástico, escenógrafo, maquetista, estudioso sempiterno del idioma chino y del esoterismo, empezó a pintar el peronismo de Evita y Perón en plena década del 90, cuando se discutía si el menemismo podía incluirse en esa laxa categoría política.

" Yo siempre trabajé con el peronismo del ´45 al ´55, que es cuando se funda su estética definitiva. Está instaurado como un mito y yo trabajo en ese lugar blindado. Mis cuadros tienen que ver con cuestiones esenciales a nuestra identidad porque hay que reconocer que, al menos, dibuja algún contorno de nuestra identidad ", afirma Santoro.

Comparado por algún crítico con el cineasta Leonardo Favio, Santoro toma - como aquel - la tarea de " incorporar el peronismo al acervo iconográfico " de un país que lo oculta y lo niega. " El peronismo siempre ocupó el lugar de lo políticamente incorrecto y eso hace que toda su producción estética o cultural tienda a ser menospreciada. Hubo un hecho fundante en el ´55, cuando un decreto prohibió cualquier referencia al justicialismo y sus dirigentes. Veinte años después era un mundo olvidado que empezó a desocultarse en 1973 ", expresa Santoro.

Familia de calabreses, abolengo de artistas del sur de Italia, Daniel Santoro nació en la Capital Federal en 1954. Es maestro mayor de obras y estudió Arquitectura hasta que algún profesor advirtió que sus dibujos correspondían más bien a un artista. El escuchó la observación y se pasó entonces a la Escuela de Bellas Artes. Sin embargo, construcciones clásicas, casitas californianas ornamentadas con piedra, el edificio de la CGT, la Ciudad de los Niños o la antigua Fundación Eva Perón clasifican como personajes de su obra. Santoro es también un minucioso constructor de maquetas, y la mayor de todas es una ciudad que ocupa una habitación completa.

Santoro es el cartógrafo obsesivo de una curiosa Guía Tridimensional de Buenos Aires, de la que ha dibujado cada casa, cada edificio y que junto con los pósters para turistas, son su ganapán. " Yo podría haber decidido vivir del arte hace unos años atrás. Pero siempre es una opción que dejo de lado. No creo en la mercantilización del arte. Quiero tener obra que no venda y tomarme tiempo para cosas como las escenografías de cine y de teatro y para mis libros de artista ", dice Santoro.

Las pinturas y dibujos de Daniel Santoro nunca son sólo lo que parece. Símbolos del esoterismo, la filosofía china, el cristianismo y el léxico político argentino abren universos complejos. El corazón de Evita, las manos de Perón, la Santísima Trinidad, la tercera posición ...

Evita es el eje de la compleja obra de este referente internacional. La que dignifica, provee, alimenta, acuna, salva ... O la que, como una severa madonna castiga al niño marxista - leninista y al niño gorila. Una Evita mecánica, que el General rota como una marioneta o cuyo perfil heráldico corona un hipotético " Monumento acariciador de pobres ". Ironías sobre el uso y el abuso de los cadáveres venerados, que estremecen después de los enfrentamientos ante el Mausoleo de San Vicente en el año 2006.

Daniel Santoro, el pintor del pasado utópico, se excusa: " Es algo que uno no puede manejar. A los pintores siempre se nos cuela el futuro ".

Nota:

Para conocer Bibliografía Importante sobre Eva Perón, clickear, por favor, aquí.

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POSTAL EVITA

De Marcelo Araujo y Fernando Niembro, periodistas del deporte en radio y en televisión, escritores, conferencistas, directores periodísticos de la Escuela Superior de Ciencias Deportivas ( ESED ), autores del libro Los próceres tocan de primera - El deporte en la historia del Bicentenario Argentino, ediciones Corregidor, Buenos Aires, 224 páginas, con ilustraciones y fotografías, año 2010:

Toda la década del 40, y especialmente los años dominados por la conducción política de Juan Domingo Perón, puede ser considerada como una de las épocas doradas del deporte de la República Argentina.

Eran los años en que Juan Manuel Fangio, financiado por el gobierno justicialista, comenzaba a erigirse en el más grande piloto del mundo, acompañado por compatriotas de la talla de los hermanos Gálvez y José Froilán González. Fueron las épocas de las medallas doradas conseguidas en Londres por el maratonista Delfo Cabrera y los boxeadores Pascual Pérez y Rafael Iglesias.

Momentos en que Mary Terán de Weiss ponía el tenis local, por primera vez, en el plano internacional, y poco después surgiría la figura de Enrique Morea. Fue la década en que el genial Miguel Najdorf representaba a la Nación sobre el tablero de ajedrez, encabezando una camada que contaba con Oscar Panno y Julio Bolbochán entre sus talentos. Y el básquet argentino deslumbraba: tres sudamericanos obtenidos obtenidos consecutivamente por la selección fueron el preludio de la copa del mundo obtenida como locales en 1950.

Y en el fútbol, mientras casi todas las competencias a nivel mundial eran interrumpidas por la Segunda Guerra Mundial, terminaban de establecerse los " cinco grandes ", aunque Racing se constituiría en el club representativo de la Era.

Hubiese sido una linda época para jugar un Mundial. Sin embargo, Perón ordenó retirar al equipo del Mundial de Brasil por diferencias con la confederación organizadora y Argentina recién volvería a participar de copas ecuménicas en 1958.

Amén de ser una herramienta de contención social, los " Campeonatos Infantiles Evita " y los " Torneos Juveniles Juan Perón " se transformarían en un verdadero semillero del deporte argentino. Sívori, Maschio, Menéndez y Sanfilippo fueron algunos de los apellidos de los niños que se inscribían en esas competencias organizadas por el gobierno de Perón.

La importancia que le daba el gobierno justicialista al deporte, entones, no era un misterio para nadie. De todos modos, la conocida anécdota que involucra a Racing Club no deja de ser, aún hoy, sorprendente.

En 1946, el gobierno le otorgó un préstamo de 3.000.000 de pesos a la institución de Avellaneda, destinados a la construcción de su estadio. En el corazón del poder había un verdadero fanático de la " Academia ". El ministro de Hacienda, Ramón Cereijo, anhelaba que el estadio del club de sus amores fuera el más majestuoso de la Argentina. Por lo tanto, se puso en campaña hasta que convenció a Juan Domingo Perón de que era necesario aumentar considerablemente la cifra inicial.

Finalmente, Cereijo lo logró. Y cómo: las arcas del estado terminaron erogando nada menos que 11.000.000 de pesos, para que Racing Club pudiese construir su nueva cancha. No en vano, ese estadio conocido popularmente como " el Cilindro de Avellaneda ", lleva como nombre oficial " Estadio Juan Domingo Perón ". Aunque muchos creen que debería llamarse " Estadio Ramón Cereijo ".

Y vaya si es procedente, ya que el ministro Cereijo no solamente advirtió al plantel campeón de que nadie se iría al exterior ( algo que ocurría a raíz de una huelga declarada por los jugadores a finales del certamen anterior ) sino que lo reforzó con una figura que regresaba de su experiencia en Italia: Mario " el atómico " Boyé.

Triplete para la " Academia ": 1949, 1950 y 1951.

Este último logro es el que teje una jugosa historia. Banfield y Racing igualaron el primer puesto en 44 puntos y debieron jugar dos partidos para desempatar. El primero terminó 0 a 0 y en el segundo y decisivo la " Academia " se impuso por 1 a 0 con gol de Mario Boyé, en el " Viejo Gasómetro ".

Se generaron cientos de historias alrededor de esta definición histórica, que tuvo por primera vez a un club modesto en las puertas de la gloria. Quizá por esta razón, es verosímil la siguiente confesión de un protagonista: " Debo ser sincero y decir que un par de días antes del partido el plantel comió con Cereijo en el restorán El Sorrentino. No nos dio una orden. Ni siquiera fue una sugerencia, pero nos dijo que Evita prefería que el campeón fuera Banfield. Naturalmente, lo tomamos con naturalidad y salimos a ganar el partido ".

Las palabras de Ezra Sued, delantero de Racing campeón en 1951, trasuntan dos cosas: una lucha interna de poder, y el deseo de Eva Perón por patentizar el ascenso social de sus " descamisados ".

A la luz de los hechos, 1952 trajo consigo la desaparición física de Evita ( y junto con ella se fue diluyendo el sueño de los humildes ) y la desaparición del ministerio de Hacienda del influyente Ramón Cereijo ( y junto con él también el sueño de un Racing faraónico ).

Juan Manuel Fangio es sinónimo de automovilismo, y hasta 1955 fue sinónimo de peronismo.

Porque volcaba en las pistas del mundo el sueño de un país que todavía se sentía predestinado. Y porque además mantenía con Perón una idílica relación.

Prueba de ello son las varias reuniones y agasajos en la Quinta de Olivos, el apoyo absoluto de Perón para que el " El Chueco " y José Froilán González llegaran a Europa a rozarse con lo más granado del automovilismo mundial o la construcción del Autódromo por iniciativa de Fangio, un año después de consagrarse campeón del Mundo de Fórmula 1.

Fangio ganaba y ganaba, y sabemos que los triunfos son propicios para realizar gestos que en las derrotas no aparecen.

La empresa automotriz Lancia, por ejemplo, decidió en 1955 donar a la Argentina su modelo más exitoso, el D 24, en homenaje a Eva Perón, ya que " su figura enalteció el derecho de los pueblos ". Su motor V 6 de 3.3 litros y 265 caballos le había permitido a Juan Manuel Fangio lograr el triunfo en la Carrera Panamericana de 1953.

En el año 1954, desde Argentina solicitaron a la escudería Alfa Romeo el auto 3000 CM con el que Fangio corrió y ganó en Le Mans, para regalárselo al General. Además a bordo del Alfa Romeo se había consagrado subcampeón y campeón del mundo en 1950 y 1951 respectivamente.

La empresa sometió al vehículo a un proceso de adaptación para uso callejero.

El chasis fue enviado desnudo al carrocero Mario Buano, otro gran artesano de la vieja Italia, quien terminó creando una carrocería que fue única en el mundo.

Perón, fierrero como el que más y apasionado coleccionista, recibió alborozado el obsequio, que fue entregado formalmente en el autódromo de Buenos Aires.

El problema surgió cuando llegó una factura. La encomienda había sido gestionada por la CGT, y desde allí se suponía que saldrían los fondos para abonar el auto.

Como pasaban los meses y los dueños de Alfa Romeo solamente recibían excusas y promesas de pagos futuros, desde Milán tuvo que intervenir un abogado para cobrar el precio del auto.

Derrocado Perón, año 1955, no pudo disfrutar ni el Alfa Romeo ni el Lancia, ya que la llamada " Revolución Libertadora " confiscó todos sus bienes, y los automóviles fueron rematados.

El registro más reciente del Alfa Romeo corresponde a los años ´80, cuando un adinerado italiano, el conde Zanón, lo compró y lo llevó de regreso a Europa.

El Lancia se exhibió junto a un mural con la imagen de Evita, hace poco en París y como una curiosidad. No se encuentra a la venta y su actual propietario es un coleccionista privado europeo.

Nota:

Muy bonita postal con la clásica imagen de Evita, lleva adjunta estampillado y sellado de la Exposición Filatélica Internacional de la República Argentina ( E.F.I.R.A.) de 1950, Año del Libertador General José de San Martín.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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