DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Jorge Lobais, secretario general de la Asociación Obrera Textil de la República Argentina ( AOTRA ):

El 17 de octubre de 1945 todo un pueblo salió a defender la libertad de un Líder a quien las fuerzas elitistas habían encarcelado, intentando coartar las leyes que ubicaba a los trabajadores en un plano de justicia ante un feudalismo gobernante en la Argentina.

Mi pensamiento es de agradecimiento, un agradecimiento a todos los compañeros y compañeras que nos precedieron en ese histórico día, saliendo a la calle para defender al hombre que les estaba brindando la posibilidad  -  hasta ese momento negada  -  por parte de una clase elitista y feudal que gobernaba al país y que negaba el acceder a los derechos fundamentales para la vida de cualquier persona que trabaje.

Soy un trabajador, tengo muy claro que el 17 de octubre de 1945 ha marcado un quiebre en la vida política de nuestra patria. De ser los eternos marginados y excluídos, los trabajadores pasaron  -  gracias a Juan Domingo Perón  -  a ser ciudadanos con derechos, tal como lo establece nuestra Constitución Nacional. La lealtad del pueblo para con su Líder, quedó demostrada ese día, quedando por siempre en nuestra historia joven como país como el Día de la Lealtad.

Los trabajadores textiles fuimos testigos privilegiados de esa jornada en la que todo un pueblo le dijo no a un totalitarismo de los poderosos y sí a quien les otorgaba el certificado de ciudadanos con derechos ante la ley.

Es cierto que todavía era yo un niño en esos momentos. Abracé la doctrina de Perón, porque cuando llegué a la edad en la que ya tenía conciencia cívica, comprendí lo que Perón había hecho por los trabajadores y por un pueblo todo. No hay que olvidarse que hasta ese momento los trabajadores eran explotados laboralmente y no les eran concedidos derechos fundamentales tales como el acceso a la salud, a la educación, al salario digno, a la vivienda. Todos esos derechos fueron entregados a la gente por Perón. No fue solamente darle a los argentinos las leyes que defendieron esos derechos, Perón fue un estadista excepcional, un adelantado para la época. Fue un visionario, fue el hombre que le cambió el destino a la Argentina y a su pueblo. Mire usted si estaría adelantado, que a la globalización, en aquel entonces él la denominaba continentalismo.

El 17 de octubre de 1945 no pasará al olvido, porque en el trasvasamiento generacional, la historia pasa de generación en generación, en lo personal me siento orgulloso de haber seguido la doctrina y las enseñanzas del General y de Evita Perón.

Los trabajadores y el pueblo todo deben sentir todos los días aquel 17 de octubre y que Lealtad no es solamente una palabra. La lealtad debe ser demostrada en cada accionar y en cada momento de nuestras vidas. San Martín, como padre de la patria, consolidó la libertad y la independencia del yugo extranjero. Perón, a quien podemos considerarlo como padre de la patria de la era moderna, consolidó los derechos para todos los habitantes de esta bendita tierra, nos dió la categoría de ciudadanos, de personas iguales a los demás.

Los textiles no olvidamos ni a Perón ni a Evita, por eso los honramos con nuestra conducta todos los días de nuestra vida, intentando llevar a cabo sus enseñanzas para bien de nuestra gente y de nuestro país.

          

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De Juan Carlos Ponce, secretario general del Sindicato de Obreros del Caucho y Afines de la República Argentina ( SOCAYA ):

Las figuras de Perón y Evita, marcaron un rumbo que las idas y vueltas de nuestro país, a lo largo de las décadas, no han podido cambiar en su sentido esencial: el compromiso con los trabajadores y la defensa de los intereses del país.

Es lo que nos convoca cada día a los trabajadores del caucho; hombres y mujeres de la industria dispuestos días tras días a fortalecer su único capital, que es su esfuerzo, su trabajo.

Hoy, en un mundo convulsionado por el fracaso de políticas ambiciosas, deshumanizadas y equivocadas de los poderes económicos, nos comprometemos más que nunca a proteger a nuestro pueblo, a nuestras fuentes de trabajo y a nuestra dignidad como personas, valorando aquella epopeya cuando nacía el peronismo y nos agrupábamos en pos de un proyecto que sigue vigente, en tanto nos representa como parte integrante y actora del destino del país.

 

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EVA PERON

De Pedro Zambeletti, secretario general de la Unión del Personal de Fábricas de Pinturas y Afines de la República Argentina ( U.P.F.P.A.R.A. ):

Los trabajadores argentinos que, el 17 de octubre de 1945, salieron a la calle a pedir la libertad de Juan Domingo Perón, pusieron en esa empresa lealtad, voluntad y patriotismo.

Comprometernos a estar todos unidos como entonces, defendiendo nuestro derecho al trabajo digno, a la salud y a la educación, cumpliendo así el sueño del General y de Evita de un país más justo, es nuestro mejor homenaje a ellos.

Nota:  Foto original de Eva Perón en la que vemos a una vital y esplendorosa Evita.

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EVA PERON

De Néstor Perlongher ( 1949 - 1992 ), poeta, docente, sociólogo, antropólogo, militante trotskista, uno de los fundadores del Frente de Liberación Homosexual en Argentina, escritor con un estilo transgresor y de irreverente vocabulario que él denominó " neobarroso ", autor del libro titulado " Evita vive y otros relatos ", editorial Santiago Arcos, Buenos Aires, 96 páginas, con gráficos e ilustraciones, año 2009:

Conocida popularmente como Evita, la poderosa mujer del Gral. Juan Perón  -  presidente argentino desde 1946 hasta 1955 ( año en que fue derrocado ) y desde 1973 hasta su muerte, en 1974  -  murió de cáncer en 1952, en el apogeo de su poder.

Los peronistas usaron la consigna " Evita vive ", con diferentes aditamentos: " Evita vive en las manifestaciones populares ", " Evita vive en las villas ", " Evita vive en su pueblo " ...

Mis textos juegan en torno a la literalidad de esa consigna, haciendo aparecer a Evita " viviendo " situaciones conflictivas y marginales.

Nota:

Foto original de Eva Perón en su dormitorio de la Residencia Presidencial o Palacio Unzué, Libertador y Austria.

A pesar de la atención médica y cuidados y de los arreglos estéticos de su peinador Julio Alcaraz y de su manicura Sarita Gatti, se observa en el rostro de Evita un marcado deterioro por el inexorable avance del mal oncológico.

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De José León Sánchez, premiado y reconocido escritor costarricense, autor de excepcional e inusual literatura que reúne humor y un realismo descarnado que refleja la realidad que le tocó vivir:

Nací en Cucaracho del Río Cuarto, en Costa Rica, en el año 1929.

Mi madre, que ejercía el oficio de prostituta, al no poder mantenerme me regaló al nacer. Viví en el Hospicio de Huérfanos, después en un reformatorio, y luego, por convertirme en un delincuente juvenil, a padecer muchos años de cárcel en el presidio de la isla de San Juan Lucas de Costa Rica, por algo que no cometí.

Estando en el calabozo me llegó una revista en la que en una de sus notas se reproducían palabras de una señora llamada Evita, la esposa del presidente Perón de la República Argentina, y que me impresionaron muchísimo.

No vacilé y le envié una carta desesperada a Evita. Recuerdo que le escribí que quería ser escritor, que la soledad de la cárcel me apabullaba y que mis días eran tremendamente iguales sin una salida anímica.

Evita me envió un paquete lleno de Leoplán, una revista en la que se publicaba semanalmente una obra importante de la literatura universal. Así llegué a conocer novelas de autores argentinos, españoles, franceses, alemanes ... y me dí cuenta que esa era la mejor escuela para mi aprendizaje como escritor. El libro de un refugiado español en Argentina, un abogado llamado Niceto Alcalá Zamora, me acercó a los rudimentos del Derecho Penal. Leyendo Leoplán aprendía a escribir.

Ya en 1963  -  en libertad y lejos del penal  -  me animé con unos escritos que recibieron un premio nacional.

Más adelante me inicié en la novela, y transmitiendo mi triste experiencia, me fue fácil escribir La isla de los hombres solos, que lleva un centenar de ediciones y que fue llevada al cine.

Si hay un cielo que Evita esté en él.

Nota:

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De Radio La Voz, Rompiendo Cadenas, F.M 90.1 Mhz, ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, Argentina:

Cada 28 de agosto se recuerda en la Argentina el Día de los Derechos de la Ancianidad.

El 28 de agosto de 1948 Evita dio lectura, en el Ministerio de Trabajo, a la Declaración de los Derechos de la Ancianidad, que puso en manos del Presidente de la República Argentina, Juan Domingo Perón, solicitando que fuera incorporada a la legislación y a la práctica institucional de la Nación. Fue incluida en la Constitución Nacional del año 1949. De allí en adelante los distintos gobiernos han tomado diferentes actitudes, algunos más otros menos, por este sector siempre vulnerable de la sociedad.

La psicopedagoga entrerriana Ivana Apezteguía, profesional que es parte del equipo técnico de la Dirección Provincial de Adultos Mayores, comentó que " se quiere volver a una imagen activa de los adultos mayores que se fue perdiendo a través del tiempo, devolviéndoles sus valores y su respeto, por eso trabajamos creando una conciencia temprana con los más pequeños y poder ir modificando este paradigma ".

Desde que nace y hasta que muere, el hombre y la mujer forman parte de la sociedad y ésta no tiene derecho a desatenderse de ellos en la vejez, que al fin y al cabo, es una etapa de la vida.

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Del Pbro. Virgilio Filippo ( 1896 - 1969 ), cura párroco de la Parroquia San Antonio de Padua, en Villa Devoto, escritor, como el P. Hernán Benítez fue también confesor de Eva Perón y ofició numerosas misas en memoria de ella al producirse su fallecimiento, adjunto eclesiástico a la Presidencia de la Nación y diputado nacional por el Partido Peronista:

Siempre me apasionaron los temas sociales y cuando me invitaron a hablar en una cena de agasajo a Perón, en octubre de 1945, comenté la última Encíclica Papal. Perón se levantó eufórico y dijo que no tenía nada que añadir a mis palabras, porque su obra de gobierno se iba a realizar siguiendo las enseñanzas de León XIII, Pío XI y Pío XII. Yo comprendí que había que trabajar para cristianizar el peronismo e impedir que cayéramos en el comunismo.

Al preguntarle al Cardenal Santiago Copello si existía algún inconveniente en que Perón fuera Presidente de la Nación, me respondió: " No hay ningún inconveniente ".

Nota:

A través de una pastoral, con fecha 15 de noviembre de 1945, el Episcopado Argentino se pronunció oficialmente:

Ningún católico puede votar a candidatos que inscriban en sus programas los siguientes principios:

1 ) La separación de la Iglesia del Estado.

2 ) La supresión de las disposiciones legales que reconocen los derechos de la religión y particularmente del juramento religioso.

3 ) El laicismo escolar.

4 ) El divorcio legal.

Quienes sustentaban estos principios eran los partidos enrolados en la Unión Democrática ( conjunción de radicales, socialistas, comunistas y demoprogresistas ), siendo la única alternativa posible que se aconsejaba a los católicos la de votar al peronismo, es decir a la fórmula Perón - Quijano, fórmula que triunfaría en las elecciones presidenciales del 26 de febrero de 1946.

Nota:

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Del Dr. Juan Luis Gallardo, abogado, profesor de Historia Política, Social y Económica en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina y escritor, autor del libro Crónica de cinco siglos - 1492 - 1992, editorial Vórtice, Buenos Aires, 366 páginas, año 1995:

Perón inicia su segunda presidencia el 4 de junio de 1952. El vicepresidente Hortensio Quijano no lo acompaña en la ceremonia de asunción, pues ha muerto poco antes. De modo que habrá que convocar a nuevas elecciones para cubrir su cargo.

Y Evita hace su última aparición pública aquel 4 de junio.

Enferma de cáncer, fallecerá el 26 de julio a las 20.25 horas, con sólo 33 años de edad.

Las honras fúnebres, dispuestas por el gobierno, son imponentes. Se rinden a la difunta honores de presidente del país en ejercicio y un desfile interminable pasa ante sus restos, depositados en el Congreso de la Nación. Los empleados de la administración llevan luto obligatorio. Y serán los jerarcas de la CGT quienes arrastren la cureña que transporta el ataúd hasta su sede, donde habrá de permanecer mientras se construya el monumento colosal que se ha previsto para albergarlo. El dolor popular es profundo y sincero, pero los homenajes oficiales abruman. Durante largo tiempo, las emisoras de radio interrumpirán su transmisiones a las 20.25  -  " hora en que Eva Perón pasó a la inmortalidad "  -  para rendir tributo a su memoria. Las autoridades realizan gestiones tendientes a que la Santa Sede inicie su proceso de beatificación. Y, mientras esperan su ingreso al santoral, disponen la erección de " altares cívicos " en los vestíbulos de las reparticiones estatales y en las estaciones ferroviarias, que lucen retratos de la extinta adornados con flores y velas. El cuerpo de ésta es embalsamado por el médico español Pedro Ara.

María Eva Duarte de Perón, Evita, jugó un papel cuya importancia en la historia es indiscutible.

Fue apasionada, valiente, bella, implacable, deslenguada, abrigó y suscitó rencores tremendos a la vez que exaltadas adhesiones.

 

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Del Lic. José Oscar Frigerio, historiador, docente, periodista y escritor, en una excepcional nota con numerosas ilustraciones en la revista Todo es Historia, número 210, octubre de 1984, director Félix Luna, Buenos Aires:

Eva Duarte, la segunda esposa del Gral. Juan Domingo Perón, adquirió personalidad y brillo propio, desempeñando una serie de actividades de gran relevancia en forma no orgánica al lado de su esposo, hasta que una voraz enfermedad ocasiona su muerte a los 33 años, haciéndola penetrar en el mito y en la historia.

Configura la imagen de Evita una de las presencias más polémicas y recordadas del peronismo, debido a sus particulares dotes de militante, por su abnegada ayuda a los necesitados, y, por la entrega desinteresada a su pueblo, que la convirtió en su abanderada y protectora.

Sus humildes orígenes en un pueblo de la provincia de Buenos Aires, siendo hija natural, dieron origen a la cuestión de su " incultura ", producto de la escasa preparación o estudios alcanzados, que sirvió a la oposición para solazarse durante años.

Más tarde, en su adolescencia, dueña de una notable belleza e ingenio natural, vino a la ciudad de Buenos Aires. La historia continúa con muchos " dimes y diretes " sobre su vida porteña. Se la sitúa como ayudada por el cantante de tangos Agustín Magaldi , que posibilitaría su entrada al radioteatro y al cine.

Evita era hermosa pero nunca descolló como actriz. Fue una más de las tantas que luchaban en la pantalla y con el micrófono. Al momento de conocer al coronel Juan Domingo Perón su éxito artístico era magro. Su contacto con el líder despertó esa pasión por la política, que luego la llevaría a ser una gran dirigente.

Alrededor de su figura se tejieron muchas historias, que se difundieron hasta tomarse como reales ( el desprecio de la familia de don Juan Duarte a Evita, el cachetazo de Libertad Lamarque, Eva Duarte encabezando y dirigiendo columnas de trabajadores el 17 de octubre de 1945 ... ). Resulta interesante señalar las palabras del dirigente sindical Cipriano Reyes, fundador del Partido Laborista:

" Deseo afirmar con la honestidad de mi conciencia y la claridad de mis convicciones, que en octubre de 1945 la señora María Eva de Perón no era conocida en el ambiente gremial, aún no intervenía en la Secretaría de Trabajo y no tenía contacto con las bases o los dirigentes en la organización de ese gran movimiento, por la liberación del coronel Perón. Puedo asegurar con toda la fuerza de mi verdad que no tuve ningún contacto por mediación de alguien o personalmente con esta magnífica y humilde señora, ni antes ni después del 17 de octubre de 1945. Su personalidad, su humanismo y su poder comenzaron a proyectarse desde el Ministerio de Trabajo y Previsión a fines de 1947, desempeñándose al frente de la Fundación que bien alto lleva su nombre. ¿ Qué mujer en nuestra historia pudo hacer lo que ella hizo, teniendo sus mismas posibilidades ".

Sin dudas, a pesar de las tergiversaciones legendarias, debe destacarse su infatigable actuación al frente de la Fundación de Ayuda Social, a través de la cual se enviaba todo tipo de objetos, prótesis ortopédicas, anteojos, máquinas de coser, ropa, según los pedidos y los sueños que recibía en millares de cartas diariamente. Otro tanto era el resultado de las entrevistas que concedía personalmente a los trabajadores y a los más carenciados. Eso la enaltecía, porque Evita amaba a los humildes. Un lugar especial y privilegiado estaba asignado a los niños, motivo de muchos de sus develos.

Aunque enmarcada en la doctina justicialista y especialmente apegada a la Iglesia Católica, Eva Perón cobró una imagen poderosa como líder y militante de convicciones, que hizo y hace todavía proclamar a muchos que ella era revolucionaria. Su muerte agigantó mucho más esa imagen combativa que la había acompañado en sus últimos años de vida.

Luego de su fallecimiento, largamente lamentado por el pueblo, hubo un sentimiento muy fuerte en pro de una suerte de canonización. Una devoción que calaba fuertemente en los sentimientos de los trabajadores. Inmediatamente se cubre su imagen con ribetes de martirio, entronizándose un " altar laico " en la CGT a su memoria, convirtiéndose en la " Mártir de los Trabajadores " y " Jefa Espiritual del Movimiento Peronista ". A todo esto colaboró también la conservación de su cadáver.

El culto en muchos altares argentinos que continuaban invocándola después de muerta para que los ayudara, comenzó a restar apoyo de la Iglesia Católica al Peronismo. La Iglesia no podía menos que ver con asombro semejantes actitudes, a las que caracterizaba como paganas. Tampoco veía con buenos ojos esa suerte de comparación entre el culto católico y el peronismo, que se venía suscitando hacía algunos años.

Gran parte de la formación cultural de Evita fue impartida por Perón y puede pensarse que también las peculiares comparaciones de cristianismo y peronismo pudieron tener el mismo origen. Pero es lícito suponer que pudo adquirir en Evita especiales ribetes de devoción.

La reinterpretación del Cristianismo, partiendo de su carácter caritativo, de ayuda a los necesitados, de amor a los humildes, condujo en el momento del enfrentamiento a una desvalorización de la Iglesia tradicional, para atribuir al Justicialismo una suerte de " redescubrimiento " del primitivo cristianismo, que había sido dejado de lado.

La imagen de Eva Perón, después de su fallecimiento, iba a ser equiparada espontáneamente a la misma Virgen María, poniendo su obra en un punto místico culminante y espectacular. La cruzada fue emprendida por dirigentes sindicales y funcionarios justicialistas, quienes predicaron la nueva fe. Fallecida en plena juventud, en el momento más alto de su carrera política, la muerte de Evita posibilitó la creación de un poderoso mito, de una sorprendente fuerza.

Iglesia y Peronismo habían llegado juntos al poder en una alianza, que después de unos años provocaría choques y enfrentamientos al tratar los aliados de coparse mutuamente. Peronizar al cristianismo, o cristianizar al peronismo fue la cuestión, y sin resolución cuando devino el cuestionamiento, fue el signo exterior de un activo enfrentamiento de clases, con diferentes ideologías en pugna e intereses divergentes. Bajo la fachada de " lucha religiosa " anidaron intereses de muy diferente naturaleza, nacionales e internacionales, políticos, sociales e ideológicos, y cada rival utilizó los métodos más variados para la concreción de sus objetivos.

A partir de fines de 1954 se fue acentuando el enfrentamiento del gobierno peronista con la Iglesia Católica con sucesivas medidas gubernamentales:

Supresión de la Dirección General y de la Inspección General de enseñanza religiosa.

Derogación de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas.

Ley de divorcio vincular.

Ley de profilaxis o de apertura a los prostíbulos.

Supresión de las festividades religiosas.

Derogación de la exención de impuestos a las instituciones religiosas.

Proyecto de Reforma Constitucional para separar la Iglesia del Estado.

Diversos sectores de la población opuestos a estas medidas del gobierno peronista realizarían manifestaciones, y el día 16 de junio de 1955 aviones de la Marina de Guerra bombardearían la Plaza de Mayo, provocando cientos de muertos y heridos, y en la tarde de ese mismo día manifestantes procedieron a saquear e incendiar las iglesias céntricas de Buenos Aires.

Perón presentó un renunciamiento el 19 de setiembre de 1955 al producirse " La Libertadora " y abandonó el país, rumbo al exilio.

Nota:

La historiadora, docente y escritora Lucía Gálvez deja claro que:

Las relaciones de Perón con la Iglesia Católica fueron excelentes.

El movimiento justicialista traducía en un programa político los postulados propiciados por la doctrina social de la Iglesia, y a un año de haber asumido el gobierno, el Senado votaba la ley de enseñanza religiosa cuyo ordenamiento y manejo quedó en manos de la jerarquía eclesiástica. Por eso causó estupor en todo el país el enfrentamiento del gobierno peronista que se produjo, a fines de 1954, contra la Iglesia Católica.

El escritor e historiador Félix Luna, afirma que los detonantes de esta actitud fueron dos sucesos: la fundación del Partido Demócrata Cristiano en la ciudad de Rosario, en 1954, y la demostración del Movimiento Católico de Juventudes en Córdoba, el día del estudiante. Obnubilado por el excesivo poder autoritario y rodeado de obsecuentes, Perón no toleraba la menor oposición, la menor discrepancia. Estas juventudes católicas opuestas a la UES ( Unión de Estudiantes Secundarios ), y ese pequeño partido que competía con su programa de justicia social, representaban, a sus ojos, un desafío. Con su agresividad, el gobierno peronista consiguió crear una nueva oposición que se lanzaría a la lucha con el fervor de sus convicciones religiosas, y brindaría a los partidos políticos una trinchera que no tardarían en aprovechar. En contados meses Perón sería derrocado.

En su libro Del poder al exilio - Cómo y quiénes me derrocaron, Ediciones Argentinas, Buenos Aires, 83 páginas, año 1974, el Gral. Perón expresó:

" El bombardeo a la Casa Rosada comenzó aproximadamente a las 12.45, justamente cuando la gente llenaba el centro de la Plaza de Mayo. Fue totalmente imprevisto. Cuando aparecieron las primeras máquinas, la gente alzó la mirada al cielo con curiosidad. Creían que se trataba sólo de un desfile programado. Bombas y ráfagas de metralla llovieron sobre el corazón de Buenos Aires, atónita y desarmada. El número de muertos y heridos fue muy elevado. Disparaban de todas partes; mientras los aviones atacaban por el cielo, los rebeldes atrincherados en el Ministerio de la Marina hacían fuego sobre la gente que corría de un lado para otro en busca de refugio. Del Ministerio de Marina disparaban también sobre el edificio en el que se había instalado el comando de represión. El único objetivo de los rebeldes era mi persona. Querían terminar conmigo y para eliminar a un hombre, no vacilaron en matar a cientos. Su objetivo era suprimir a Perón para eliminarlo de la lucha y tener así la partida ganada. Habían elegido para ello, la vía más difícil, pero la menos peligrosa. Durante los 10 años que estuve en el gobierno, hubiera bastado un sólo hombre decidido para hacerme morir. Hablaba en público, participaba en ceremonias. Cada mañana salía de casa sin escolta, guiando yo mismo mi automóvil, hacia la Casa Rosada. Muchas veces mi coche marchaba apareado con otros, me saludaban y yo respondía al saludo. ¿ Qué les impedía, disparame a quemarropa o arrojarme una bomba, entonces ?

Por esta falta de coraje, el 16 de junio, para asesinarme eligieron el medio más seguro, el aéreo que, de fallar el golpe, les permitiría llegar y permanecer a salvo en el acogedor y demasiado hospitalario Uruguay.

Desde mi ventana del Ministerio de Ejército donde, junto con Lucero, Embrioni y otros generales seguía el curso de las operaciones, veía el tremendo espectáculo de Buenos Aires envuelta en altas columnas de humo. A la neblina del cielo, se unían los nubarrones densos y pesados producidos por las explosiones. Numerosos automóviles ardían en las calles y el estallido de sus neumáticos rompían en parte la pesadez del aire. En las primeras horas de la tarde también el pueblo acudió por las calles, reclamando armas para unirse al Ejército en la represión de la revuelta. Masas de obreros avanzaron hacia el Ministerio de Marina, donde los amotinados intentaban una última resistencia.

En realidad, el golpe del 16 de junio no pudo llamarse una revolución; fue más bien un intento de asesinar al Presidente de la República destruyendo la Casa de Gobierno donde el Presidente trabajaba habitualmente. El pensamiento de los rebeldes era claro y no encerraba ningún misterio; estaban convencidos de que una vez desaparecido yo, no encontrarían ningún obstáculo para la conquista del poder.

Erraron los cálculos. La rebelión fue sofocada luego de brevísima lucha. Se atrincheraron en el Ministerio de Marina junto con el Ministro almirante Aníbal Olivieri y emplazaron armas sobre las grandes ventanas que miran hacia el Paseo Colón, dispararon al azar sobre la muchedumbre que se apiñaba sobre ese sector. Visto lo inútil de la resistencia, ofrecieron rendirse. Izaron la bandera blanca, pero en seguida se arrepintieron; estaban aterrorizados ante la idea de ser capturados por los obreros que querían hacer justicia con sus propias manos. Ordené a Lucero que reforzara la guardia para evitar la masacre.

El almirante Olivieri, desde su fortaleza ( el Ministerio había sido transformado en una verdadera plaza fuerte ), pidió hablar por teléfono con el Ministro de Ejército. Fue una conversación dramática. Su voz era desconocida, por momentos implorante. Decía:

Intervenga. Mande hombres. Nos rendimos, pero evite que la muchedumbre armada y enfurecida penetre en el edificio del Ministerio.

Lucero no respondía, se mordía los labios y tenía el ceño fruncido. Por fin dijo:

Está bien. Procederemos.

La plaza estaba enardecida. La presencia de los heridos y los muertos, actuaba sobre el pueblo como un tremendo excitante. Debimos movilizar a todos los médicos presentes en la capital y agregar camas en los hospitales ya atestados. Durante la noche cayó sobre Buenos Aires una lluvia torrencial. Llovía con el mismo ruido del incendio que desbasta un gran bosque, pero no obstante esa lluvia, las calles estaban pobladas; ni el frío ni el agua hacían volver a sus casas a quienes se retrasaban de ex profeso para comentar lo sucedido.

Me dirigí por radio a la Nación. Hablé condenando lo sucedido, pero insistí en rogarle al pueblo que evitara los excesos y se abstuviera de reacciones inconsultas. Dije que toda represión ilegal nos pondría en un mismo nivel con los rebeldes y que entonces seríamos juzgados con el mismo desprecio.

Fue en esa circunstancia que algunos grupos de facinerosos, intentando sacar provecho del estado de confusión general, prendieron fuego a las iglesias. Fue un hecho execrable, un sacrilegio sin nombre que en ninguna oportunidad he dudado en condenar con las palabras más ásperas.

Aquella noche entre el 16 y 17 de junio no la olvidaré jamás. En mi alma se abrieron profundas heridas que el tiempo y cuanto sucedió después no alcanzaron a cicatrizar.

Los incendios iluminaron aquella noche de tragedia. El rumor de la lluvia y el crepitar del fuego se unían en una sinfonía infernal. Incendiaron la iglesia de San Francisco, San Ignacio, Santo Domingo, San Miguel y San Nicolás de Bari.

Mis adversarios no perdieron tiempo. Con el propósito de separame del pueblo que se había negado a participar en la revuelta, me atribuyeron la responsabilidad del sacrilegio.

Olvidando cuanto de bueno había hecho yo por la Iglesia e ignorando voluntariamente, el respeto que el gobierno había tenido por la institución, agrandaron la cuestión de la famosa desavenencia y no vacilaron en transformar una cuestión esencialmente política, limitada por ello a los hombres, en una insalvable contradicción entre Peronismo y Catolicismo.

Soy católico, lo soy de nacimiento y por convicción; gracias a la fe católica por sobre todo, es que puedo reunir los medios morales y espirituales para afrontar y superar los momentos críticos de mi existencia.

Al dejar Buenos Aires, en los días de setiembre, me preocupé por meter en mi maleta dos cosas: una miniatura de la Virgen de Luján que, junto con el Cardenal Copello, coronamos durante una ceremonia, y un retrato de mi mujer. Son ellos los guías de mi existencia ".

Nota:

Para ver imágenes sobre el 16 de junio de 1955, clickear, por favor, aquí y también aquí 

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Del libro Nuestra Historia Argentina - La Argentina de la Gran Expansión, tomo V, director Luis Roberto Barone, editorial CLASA ( Cultural Librería Americana S.A.), Buenos Aires, profusamente ilustrado, 180 páginas y apéndice especial, año 1990:

A fines de 1954, el presidente Juan Domingo Perón entró en polémica con la Iglesia Católica.

La reacción política de esta institución no se hizo esperar y se realizaron manifestaciones de diversos sectores de la población contrarias a los proyectos oficiales referentes a las relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Un intento revolucionario para derrocar al gobierno de Perón se produjo el 16 de junio de 1955. Aviones de la Marina de Guerra bombardearon la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno. En la tarde de ese día manifestantes saquearon e incendiaron iglesias céntricas.

El 16 de septiembre de 1955 estallaron los alzamientos de las Fuerzas Armadas en varios puntos del país, destacándose los de Curuzú Cuatiá, Puerto Belgrano y Río Santiago. La adhesión de Córdoba al movimiento golpista fue definitiva, y estuvo acompañada por varios comandos de fuerzas civiles.

Perón presentó un renunciamiento y abandonó el país. La Junta Militar de generales revolucionarios designó al general Eduardo Lonardi, jefe de la llamada " Revolución Libertadora " como presidente provisional de la Nación.

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De Gerardo Bra, periodista y escritor:

Eva Duarte. Eva Perón. Evita ... su nombre lo dice todo.

Para algunos fue una resentida oportunista; para otros una dolorida que luchaba para que sus semejantes no fueran agraviados como ella lo había sido. Los argumentos de unos y otros  -  detractores y defensores  -  hablan de maldad o bondad, según los juicios sustentados, pero todos se basan en la etapa previa a la inserción de Evita en la vida política.

Privaciones, desalientos, amarguras y humillaciones, sobrellevadas por una adolescente sin recursos e inmersa en una lucha desigual, emprendida con la finalidad de evitar la medianía de una existencia gris, seriada, tal como las que poblaban su entorno.

La única película cinematográfica que Eva Duarte alcanzó a filmar como protagonista de entre las muchas que estaban dentro de sus planes fue La Pródiga.

La Pródiga en un primer momento iba a ser protagonizada por Mecha Ortiz, bajo la dirección de Ernesto Arancibia, pero Eva Duarte se sintió fascinada por el argumento y logró que le fuera asignado el rol principal y la dirección recayera en Mario Soffici. Empero La Pródiga no llegó a estrenarse, al menos en vida de Evita. Según refirió el actor Alberto Closas  -  uno de los integrantes del elenco  -  en un reportaje, la película fue vista en una reunión privada en la que participó, junto a Perón y Evita. Perón dispuso que La Pródiga no trascendiera al público, lo que significó el final de la carrera artística de Eva Duarte, actriz, para metamorfosearse en Eva Perón, mujer política.

Perón pidió el negativo y las copias de La Pródiga, las que le fueron entregadas; pero el productor Miguel Machinandiarena se quedó con un duplicado negativo y lo depositó en un Banco de Montevideo. En 1984 Víctor Bo, nieto de Machinandiarena, se ocupó de que la película fuera dada a conocer. Se estrenó, 40 años después de producida, en el Cine Plaza, en Buenos Aires, pero no obtuvo el interés y la gran afluencia de público que se esperaba.

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De Juan Pedro Lumerman, licenciado en Sociología, profesor de Historia Social Argentina y Latinoamericana en la Escuela Diocesana de Servicio Social, dependiente de la Universidad de Morón, autor del libro Historia Social Argentina - Para construir un futuro con memoria, Fundación Universidad a Distancia " Hernandarias ", editorial Docencia, Buenos Aires, 330 páginas, año 1991:

La acción de Eva Perón quedó grabada en el corazón de los sectores más postergados, como una cruzada de afirmación de su dignidad como hombres.

Su tarea fue múltiple y tenaz. Pero quizás la labor desplegada en la acción social sea lo que aparece en un primer plano. En su tarea cotidiana en el Ministerio de Trabajo recibía permanentemente todas las inquietudes de aquellos que hasta entonces no habían encontrado un espacio donde ser escuchados.

De esta forma fue tomando fuerza la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, que cumplirá una vasta misión en lo social, educativo, sanitario, turístico y recreativo. Entre sus múltiples realizaciones se encuentran los hogares de niños y de ancianos, que venían a reemplazar a los viejos asilos, pues se estructuraban desde el reconocimiento de la familia como modelo de organización de vida social. La Fundación encaró también la construcción de comedores escolares, jardines de infantes, colonias de vacaciones, hospitales, proveedurías, como obras destinadas a toda la comunidad.

Eva Perón revolucionó así la acción social en el país, marcando un corte profundo con la beneficencia tradicional que existía hasta entonces. Sostenía básicamente que su acción no era limosna sino justicia.

Otro aspecto relevante en que se destacó la tarea de Eva Perón fue la reivindicación de los derechos de la mujer. Desde entonces la mujer irrumpe en las luchas sociales y políticas en forma creciente, lo que quedará sellado con el reconocimiento de los mismos derechos políticos a la mujer que los del hombre.

Evita ha quedado en la historia como un arquetipo que muestra los nuevos rumbos de la construcción del poder popular.

Eva Perón falleció el 26 de julio de 1952, presa de una cruel enfermedad. Una abundante lluvia cayó sobre Buenos Aires los días de su velatorio, lo que no amedrentó a los cientos de miles de personas que se encolumnaron para tributarle su homenaje final.

 

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ESCRITO ORIGINAL DE EVA PERON

De la Lic. María del Carmen Feijoó, socióloga egresada de Universidad de Buenos Aires ( UBA ), escritora, en el libro Las Mujeres y sus Luchas en la Historia Argentina, editado por el Ministerio de Defensa, Buenos Aires, con introducción de la Dra. Dora Barrancos, 216 páginas, año 2006:

Momento paradigmático y ejemplar de la historia argentina, el año 1951, en que las mujeres argentinas votan por primera vez como consecuencia de la promulgación de la Ley del voto femenino.

Ese momento está totalmente ligado a la figura de Evita, y tiene a lo largo del tiempo avatares y cambios que reflejan las modificaciones de nuestra propia historia nacional.

La característica de la historia contemporánea de Argentina, desde 1930 a 1983, es el hecho de que el desarrollo político del país democrático, popular, con sufragio más o menos restringido, se ve sistemáticamente interrumpido por golpes militares cuya esencia hace que se postergue la habilitación del derecho político de todos los sectores de la población.

La interrupción del orden democrático reiteradamente efectuada por las Fuerzas Armadas terminó postergando el derecho de toda la ciudadanía.

En los años 1930, 1943, 1955, 1966 y 1976 se abolieron los derechos de todos.

Nota:

La imagen muestra un documento original enviado por Evita Perón a Juana Larrauri.

Tiene fecha 21 de marzo de 1951, membrete del Movimiento Peronista Femenino y la firma de María Eva Duarte de Perón.

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De la Tte. Coronel Médica Stella Regina Loredo Granizo, Jefa del Servicio de Clínica Médica del Hospital Militar Central " Cirujano Mayor Dr. Cosme Argerich ", presidenta de la Junta de Reconocimientos de Soldados Voluntarios del Ejército, escritora:

La década de los años 30 y anteriores, con los conflictos bélicos de 1914 - 1918 y, posteriormente, la Segunda Guerra Mundial, permitió la incorporación de la mujer dentro de las distintas Fuerzas en países como Francia, EE.UU. y Reino Unido, donde las mujeres han dado ejemplo de su desempeño en distintas especialidades y tareas, que debieron afrontar sin descuidar la protección de su familia, realizando así una enorme y estoica función. Se destaca dentro de este marco el heroico desempeño de las enfermeras francesas durante los conflictos vividos.

La inserción de la mujer, dentro de la orgánica de las Fuerzas, se encuentra paulatinamente en pleno desarrollo de acuerdo a las leyes, decretos, resoluciones y reglamentaciones vigentes particulares para cada una, donde se contemplan las funciones y tareas que actualmente desempeña el personal femenino incorporado con o sin estado militar, poniéndose de relieve claramente que la mujer está ocupando un lugar y un espacio en el ámbito castrense.

Estos fenómenos sociales se iniciaron hace algunas décadas y la incorporación de la mujer en papeles considerados tradicionalmente masculinos cambió la estructura de las sociedades.

La permanente e histórica búsqueda del derecho de la mujer a la igualdad de oportunidades en el mercado laboral, las nuevas situaciones que el mundo globalizado ha generado, las ha obligado a capacitarse y desarrollar una sana competencia dentro de todos los ámbitos de la sociedad, incluido el medio militar.

La mujer se ha insertado plenamente con verdaderos resultados positivos, ya que ha empezado a ocupar puestos de jerarquía y con responsabilidades de toma de decisión, con nuestras jefaturas, casi todas somos jefas de servicio, jefas de divisiones, jefas de departamento. Por otra parte, las mujeres se encuentran incorporadas en las misiones de paz que la Argentina posee en distintos países extranjeros.

La mujer en la Fuerza actualmente se ha ganado su posición, debido a su capacitación, perseverancia y a la adquisición de habilidades y destrezas que son necesarias para el funcionamiento de los elementos, compitiendo de igual a igual con los hombres. De todas maneras la mujer debe cumplir con una fundamental misión que sólo ella puede hacer, aparte de su trabajo y responsabilidad, la de ser madre y pilar fundamental de la educación de nuestros hijos, actividad que la engrandece ante la sociedad. Hoy creo que los hombres de la institución así lo entienden, no sólo lo aceptan sino que nos brindan su ayuda y nos incentivan desde sus puestos de trabajo para lograr la identidad e igualdad por la que tanto hemos luchado en el transcurso de estos años de servicio y de nuestra historia.

Nuestro rol identitario dentro de nuestras Fuerzas Armadas no se configuró a partir de mecanismos de copia o de igualación con los hombres, por el contrario, lo hemos construido a partir de la resolución de las diferentes problemáticas que se nos presentaban en el desarrollo de nuestras tareas, y podemos afirmar hoy que se puede definir el verdadero perfil de la mujer de nuestras Fuerzas Armadas, perfil que se logró con mucho sacrificio, trabajo, aportes y límites personales.

Desde que se inició nuestra Patria, la mujer ha tenido un rol preponderante en la construcción de nuestra querida Nación, realizando una tarea silenciosa y en muchas oportunidades empuñando las armas en defensa de sus ideales de libertad. Si bien no fue reconocida su labor y sacrificio, hoy podemos decir que paulatinamente y tomando como ejemplo los avances de otras fuerzas extranjeras, las Fuerzas Armadas de nuestro País han integrado plenamente a la mujer en sus filas, otorgándonos un espacio que por derecho merecemos.

En la actualidad las mujeres que vestimos uniforme desarrollamos misiones y ocupamos puestos que antiguamente eran prioritarios de los hombres; sabemos que la inserción no ha sido fácil, pero gracias a la iniciativa y a la voluntad de integración, puesta de manifiesto por el personal de las distintas instituciones, el resultado ha sido muy exitoso. Hoy, como debe ser, las mujeres de nuestras Fuerzas Armadas argentinas, marchamos a la par de los hombres.

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INTERIOR LIBRO

Del P. Alberto Lattuada, cura párroco, sacerdote de la Iglesia de San Ignacio de Loyola, Bolívar y Alsina, Buenos Aires:

Aquella tarde del 16 de junio de 1955 me encontraba leyendo cuando un tropel de desconocidos ingresó en el lugar.

Decidí encararlos.

" Con usted no tenemos nada, solamente venimos a quemar la iglesia y nada más hay que decir ", me dijo un hombre alto, joven y rubio. Me tomó del brazo y me alejó rápidamente del lugar un par de cuadras.

Momentos después la horda sacrílega iniciaba su destructiva tarea.

Nota:

El odio antiperonista, el " gorilismo ", atribuyó a Perón " los platos rotos ", en un intento de sepultar definitivamente lo que para ellos había sido, " el período más negro de la historia argentina ".

También se habló de la culpabilidad o responsabilidad de una logia masónica antiperonista, del accionar de la Alianza Libertadora Nacionalista, y de grupos de poder económico, que al concretar esas acciones lograrían provocar aceleradamente la caída de Perón, al ser sindicado como el promotor y único responsable de todos esos saqueos e incendios.

Los hechos de junio de 1955 provocaron la renuncia del ministro del Interior, Angel Borlenghi, que buscó ponerse a salvo y se refugió en Uruguay. Sucesivamente renunciarían el ministro de Educación, Armando Méndez San Martín y el secretario de Prensa y Difusión, Raúl Alejandro Apold, y los demás ministros del gobierno peronista.

La Ley 14.414, sancionada 24 de junio de 1955 y promulgada el 5 de julio, estableció subsidios para los familiares de las víctimas del 16 de junio de 1955 y para la reparación de los daños materiales. Las congregaciones religiosas afirmaron su derecho a reconstruir cada iglesia con la colaboración de fieles y particulares.

Nota:

Imágenes interiores del libro de lectura para cuarto grado escolar titulado Justicialismo, de la autora Graciela Albornoz de Videla, 242 páginas, con numerosas ilustraciones, editorial Angel Estrada, Buenos Aires, año 1953.

Tales asociaciones gráficas provocaron cierto escozor en la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica de Argentina que veía en ellas una actitud pagana.

 

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De Fray Cecilio Heredia, religioso, prior del Convento de San Francisco de Asís, Defensa y Alsina, Buenos Aires, uno de los sitios religiosos más queridos por Evita:

En esa tarde del 16 de junio de 1955 estaba en el oratorio del Convento, orando a Dios y a la Santísima Virgen María en acción de gracias por la palabras que por radio acababa de escuchar del presidente de la Nación, Gral. Perón, infundiendo tranquilidad al pueblo y pidiendo que no se cometiera ningún tipo de atropello.

Se produjo en esos momentos una invasión al Convento por parte de una turba de desconocidos. Salí a la calle por una puerta chica que da a la calle Balcarce, mientras los intrusos se dedicaban a iniciar incendios y a realizar profanaciones.

Nota:

Detrás de los tristes sucesos de los incendios a las iglesias céntricas porteñas se ubicaría el accionar nefasto del contralmirante Alberto Teisaire, vicepresidente de la Nación, presidente del Partido Peronista y colaborador de la llamada " Revolución Libertadora ", y de los ministros Angel Borlenghi y Armando Méndez San Martín, de orientación anticlerical.

Nota:

Para ver imágenes, clickear, por favor, aquí.

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PERON Y LA IGLESIA

Del Gral. José Embrioni ( R ) ( 1906 - 1996 ), militar y político argentino, secretario del ministro de Guerra en 1955:

El Gral. Perón me instruyó para que ordenara al Jefe de Policía la protección de las iglesias.

Nota:

Existen pruebas de que Perón tomó medidas y realizó esfuerzos para impedir los tristes sucesos de saqueos e incendios sufridos por las iglesias céntricas de Buenos Aires, pero el hecho de que ellos se produjeran deterioró la imagen de Perón ante la ciudadanía.

El historiador y escritor estadounidense Joseph Page en su trabajo titulado Perón, tomo II, editorial Javier Vergara, 362 páginas, año 1984, destaca que: " el impacto psicológico de las iglesias carbonizadas fue tremendo para los católicos que aún tenían memoria de las atrocidades de la Guerra Civil española ".

Nota:

Tapa de la revista Todo es Historia, número 210, octubre de 1984, director Félix Luna, editor Emilio Perina, Buenos Aires, que incluye un excepcional y extenso trabajo del periodista José Oscar Frigerio titulado Perón y la Iglesia - Historia de conflicto inútil, con numerosas ilustraciones. El dibujo de la portada, el Gral. Juan Domingo Perón y el Cardenal Santiago Luis Copello con un fondo de iglesias en llamas, fue realizado por el artista, dibujante y pintor, Ricardo Espósito.

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De María Isabel Constenla y María Amelia Reynoso, escritoras y periodistas:

No será por la acción de los hombres, aisladamente, que el derecho femenino al sufragio se conquistará en la Argentina. Si un movimiento popular, el yrigoyenismo, logró la igualdad en el sufragio de todos los hombres, treinta años después otro movimiento popular, el peronismo, completaría la obra, por el impulso de Eva Perón, elevando a la categoría de ciudadanos a las mujeres.

La mujer argentina conquista el voto luego de haber llegado a formar parte del aparato productivo. Su avance político viene arrastrado por su irrefrenable presencia en talleres, fábricas y oficinas, educación, arte, ciencia, deporte, fenómenos que dibujan su nuevo perfil de ser humano total, apto, luchador y enérgico, al que más que dársele una concesión se le otorga un derecho que adquirió por esfuerzo propio.

" La madre es el único trabajador del mundo que no conoce salario, ni garantía, ni respeto, ni límite de jornadas, ni vacaciones, ni descanso alguno, ni indemnización por despido, ni huelgas de ninguna clase. Todo eso  -  así lo hemos aprendido desde " chicas "  -  pertenece a la esfera del amor y lo malo es que el amor a veces desaparece pronto en el hogar y entonces todo pasa a ser " trabajo forzado "... ". Estas reflexiones pertenecen a Eva Perón y la llevan a concluir de esta forma su pensamiento. " No sé dónde he leído que en este mundo nuestro el gran ausente es el amor, yo digo que el mundo actual padece de una gran ausencia: la de la mujer ". Llama entonces Evita a las mujeres de su partido a organizarse fuera de las organizaciones de los hombres pero integrándose a la política nacional.

Se llega así a la Ley 13.010, del 23 de setiembre de 1947, sancionada el 9 de setiembre. Algunas mujeres salen a la calle portando cartelones que dicen caprichosamente " No queremos votar ", la respuesta a este " No queremos votar ", no sólo es desmentida en los porcentajes de votantes por sexo en las elecciones posteriores sino también por las manifestaciones de júbilo multitudinarias a lo largo y ancho de todo el país y, por último, en la primera votación en la que pueden ser electas las mujeres, el 11 de noviembre de 1951. 24 diputadas y 7 senadoras ingresan al Congreso Nacional.

Nancy Hollander, historiadora y escritora estadounidense, dice:

" Pensar que Perón organizó a la mujer sólo por el rédito político que esto le podría proporcionar es tan ingenuo y carente de fundamento como creer que la ideología era lo suficientemente revolucionaria como para impulsar la liberación de la mujer. Es mi opinión que la movilización de las mujeres fluyó orgánicamente de la situación objetiva de la sociedad argentina y por la conciencia que tuvo Perón de su creciente importancia como fuerza de trabajo, al igual que su deseo de anular la influencia que pudiera tener sobre las mujeres el liderazgo feminista y marxista tradicional, reemplazándola por un movimiento cuya conducción surgiere de las propias bases. Ningún otro país en América podría jactarse de un número igual ( 24 diputadas y 7 senadoras ) de representantes femeninas en sus cámaras ".

Las votantes revelaron, en noviembre de 1951, su directo apoyo a quienes habían hecho posible esa realidad.

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De Flavia Costa, docente, investigadora, traductora de idiomas, escritora y periodista cultural:

Vivimos, se dice, en una cultura del marketing. Géneros originariamente marginales como el tango y el rock, movimientos contestatarios, vanguardias estéticas, deportes populares, cualquier cosa puede convertirse en fenómeno de mercado. Inclusive personajes históricos, como Evita. Sobre todo Evita.

¿ Pero qué es lo que hace que la figura de Eva Perón se instale en el Top Ten de los productos vendedores ?

¿ Qué vende Evita: glamour, justicia social, transgresión ?

¿ Es posible  -  y deseable  - que todo, hasta las figuras clave de nuestra historia, se transformen en marcas comerciales ?

" La imagen de Eva Perón es tan rica políticamente y tan rica en contradicciones, que el recurso a la épica, a la picaresca o a la deformación histórica parece una invitación obligada ", asegura el historiador, docente y escritor inglés Richard Gillespie, catedrático en la Universidad de Liverpool.

Sin dudas la segunda esposa de Perón, una mujer que ascendió meteóricamente del anonimato de pequeños papeles de radionovela a niveles de poder y popularidad que ninguna otra mujer había ocupado hasta entonces  -  ni ocuparía después  -  en la historia del país, que conjugó glamour con pasión militante y revolucionaria, tiene todo para ser un personaje fascinante. Esa fascinación que es acaso lo que permite a europeos y americanos " digerir " en sus propios términos un fenómeno tan difícil de explicar como el peronismo, inabordable desde las tradicionales divisiones entre izquierda y derecha políticas.

La española Marysa Navarro, una de las más conocidas biógrafas de Evita, afirma que su enorme atractivo se basa, " entre otras cosas, en que ella representa de un modo vertiginoso el ascenso de una clase social, y de las mujeres de esa clase, sin renegar de su condición de marginal ".

" Evita reúne muchas condiciones para ser un producto  -  sostiene por su parte el semiólogo Eliseo Verón, autor junto a Silvia Sigal del libro Perón o Muerte, editorial Eudeba, 255 páginas, año 2003 -, y probablemente es así porque ella no fue un personaje político en sentido estricto, sino que funcionó sobre todo fuera de la política, y específicamente en el amor a Perón ". En aquel libro, Verón y Sigal analizan justamente cómo " esa faceta de amor ciego, incondicional, fue la que intentaron retomar los montoneros en un recurso desesperado para contactarse con Perón cuando ya éste les había dado la espalda ".

No es la primera vez que se habla del boom Evita: con una curiosa rigurosidad calendaria, se produjeron movidas similares. La primera, que empezó en 1976, rodeó la puesta en escena de la famosa ópera - rock Evita, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, estrenada en Londres en aquel año y luego llevada a New York, Madrid, Los Angeles, Chicago, México, Sydney. La segunda, en 1986, estuvo ligada a la difusión mundial de la miniserie " Evita Perón ", de Marvin Chomsky, filmada en 1981 con los protagónicos de Faye Dunaway y James Farentino. La serie, que luego de una larga polémica se estrenó finalmente en la Argentina en el año 1993, fue repudiada por el Partido Justicialista " por inexacta, tendenciosa y totalmente alejada de la realidad ".

El rigor histórico es precisamente el principal argumento con que los productores y actores de la película " Eva Perón " de Juan Carlos Desanzo salieron a dar batalla frente a la muchísimo más costosa superproducción hollywoodense " Evita " de Alan Parker. Desde el ámbito político, muchos nombres claves del justicialismo  -  desde el sindicalista Lorenzo Miguel hasta la actriz y política Irma Roy  -  criticaron al film extranjero por trivializar la figura de Evita basándose en la ópera de Lloyd Weeber y Rice, y hasta hubo una diputada nacional, Marta Rivadera, que propuso declarar personas no gratas a Alan Parker, a Madonna, a Jonathan Pryce y a Antonio Banderas por " atacar nuestra historia, ofender nuestra dignidad, atentar contra el pueblo peronista y pretender humillar nuestros sentimientos con una mentirosa versión " de los hechos. En especial la actuación de la cantante Madonna fue objeto de controversia: nunca como en este caso se puso tanto énfasis en cuestionar moralmente a la actriz que debía encarnar a un personaje. La situación llegó a ser tan tensa que, a principios de marzo de 1996, el entonces jefe de Gabinete Eduardo Bauzá debió salir a explicar por qué habían autorizado a Parker y compañía a filmar en la Casa Rosada. El argumento fue que se trataba de " una ópera rock, simplemente un espectáculo ".

El pasaje del personaje histórico a la categoría de mito, leyenda y finalmente producto comercial, no se hizo sin resistencias. En 1986, el historiador Fermín Chávez protestaba: " Sólo bastardeando el concepto podría hablarse de un mito Eva Perón ". Para el historiador, que ese mismo año publicó su propia versión del personaje en el libro Eva Perón en la historia, editorial Oriente, Buenos Aires, 238 páginas, " la sustancia del mito es una historia imaginada e irreal ", mientras que Evita fue fundamentalmente " historia viva, cosas reales, obras realizadas durante siete años, vividas en jornadas completas de trabajo ".

Para otros, sin embargo, Evita no sólo es un mito: es una marca.

" En cierto sentido, Eva Perón es como la Coca - Cola ", dice el publicista Pablo Del Campo, director creativo de una importante agencia de publicidad. " Nike y Coca - Cola son mitos para nosotros. Se basan en una imagen que hay que construir meticulosamente y que se alza como mito porque es alimentada en forma permanente. Así pasó con Eva Perón, cuya imagen de marca se apoyó primero primero en el lugar fundamental que ella ocupó en la historia argentina. Pero ahora esa imagen ya casi no se toca con el personaje histórico, excepto por algunos pocos conceptos básicos: justicia social, lealtad, amor al pueblo, transgresión, glamour.

Desde hace años, varios creativos argentinos han desarrollando diversos productos y accesorios, ropa, joyas y perfumes con " estilo Evita ".

El diseñador Martín De Luca dice: " Lo que intento no es vaciar de contenido a la política, sino darle contenidos al marketing, introducir otros valores. Detrás de la apariencia de negocio, hay una búsqueda para introducir hechos e ideas más fundamentales " y el publicista Ramiro Agulla expresa: " Una sociedad puede transformar un acontecimiento histórico, un personaje o un valor histórico en un producto vendible, si quiere. Los publicitarios no podríamos jamás hacer algo así sin una sociedad que apoye y sostenga esa transformación ".

Quizá la evitamanía no sea una " mitificación " deformada, sino una respuesta a un contexto político específico. Para Eliseo Verón, el fenómeno " no es meramente una operación fabricada por los medios o la publicidad ", sino que " debe haber una nostalgia de una época en la que la política argentina era otra cosa ".

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Del Dr. Celso Ramón Lorenzo, abogado, docente, escritor, autor del muy interesante trabajo titulado Una frágil institucionalidad argentina, 1955 - 1966, Tomo 1, editorial de la Universidad Nacional de Rosario ( UNR ), 92 páginas, año 2010:

Existe una casi plena coincidencia en torno a aquella afirmación por la que se postula que el gobierno presidido por Juan Domingo Perón demostró una incapacidad notable para encontrar una salida política a partir de los gravísimos acontecimientos del 16 de junio de 1955; esta incapacidad junto al correlativo crecimiento de la oposición que, aglomerada alrededor de los conculcados derechos de la Iglesia Católica y la cuestión del contrato petrolero con " la California ", martillaba sobre el yunque de una única solución posible: alejar a Perón del gobierno.

Perón gozaba todavía del amplio apoyo de la clase trabajadora pero había perdido el apoyo de los sectores católicos de su movimiento y se había erosionado su figura dentro del cuadro de oficiales de las Fuerzas Armadas. El cuadro situacional de 1955 ya no era el de diez años atrás, mientras se acentuaban la debilidades del gobierno peronista se fortalecía la oposición.

Esta secuela de fracasos y la impotencia para salir del atolladero y la intransigencia opositoria condujeron a Perón a cometer sus más graves errores políticos:

El " renunciamiento " dirigido a la CGT ( Confederación General del trabajo ) y a las dos ramas del partido peronista ( masculina y femenina ) así como el posterior y desconcertante y desafortunado discurso en la noche del 31 de agosto de 1955. De un contenido amenazante ( " ¡ A la violencia hemos de contestar con una violencia mayor ... ! Aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades o en contra de la ley y la Constitución ¡ puede ser muerto por cualquier argentino ! ¡ Y cuando caiga uno de los nuestros caerán cinco de los de ellos ! ... " ) en el recuadro de una situación política de extrema gravedad y de tensión que no hizo otra cosa que cohesionar todavía más a la oposición alrededor de la salida golpista, clausurando cualquier salida de tipo institucional. Pero peor todavía, se trataba de un conjunto de amenazas de cumplimiento imposible porque para que " cayeran cinco de los de ellos " era menester antes formar milicias obreras, armar al sector social que todavía respaldaba al presidente Perón, algo que el cuadro de oficiales del Ejército jamás hubiera permitido, esto es, ceder el monopolio o compartir el ejercicio de la fuerza con los trabajadores estaba fuera de la cuestión.

La noche del 31 de agosto de 1955, a pesar de la belicosidad del discurso del Presidente de la República los trabajadores abandonaron pacíficamente la Plaza de Mayo en el convencimiento que una vez más habían triunfado. Esa misma noche el general Dalmiro Videla Balaguer se sublevó en la guarnición de Río Cuarto infructuosamente, no obstante haber merecido, cuatro años antes, la Medalla de la Lealtad por su actuación durante el alzamiento del 28 de setiembre de 1951 comandado por el general Benjamín Menéndez. Debe comprenderse, entonces, que las horas del presidente de la Nación estaban contadas. En el libro Obras Completas, de John William Cooke, tomo II, ediciones Colihue, Buenos Aires, año 2007, en una carta a Cooke el líder recordaba esas circunstancias y decía: " Tanto Lucero como Sosa Molina se opusieron terminantemente a que se les entregara armas a los obreros; ellos preferían que vencieran los revolucionarios antes que el pueblo impusiera el orden que ellos eran incapaces de guardar e impotentes de establecer ".

En ese escenario el desmoronamiento del gobierno peronista se produjo casi naturalmente y la forja de factores de poder elaborada y puesta en funcionamiento a partir de 1946 se deshizo definitivamente.

A pesar de la neta superioridad de las fuerzas leales al gobierno constitucional, ante el últimatum de la Marina de Guerra de que si Perón no abandonaba el poder serían cañoneadas las destilerías y depósitos de petróleo en el Dock Sud y La Plata, el día 19 de setiembre a las 12.45 horas el ministro de Ejército, general Franklin Lucero, dio lectura por la cadena de radio de la Nación a un mensaje de Perón dirigido a todo el país por el que delegaba el mando en el Ejército a los fines de llegar a un acuerdo pacífico con los rebeldes. Dicho mensaje contenía, entre otros, los siguientes conceptos:

" El Ejército puede hacerse cargo de la situación, el orden y el gobierno, para construir la pacificación de los argentinos antes que sea demasiado tarde, empleando para ello la forma más adecuada y ecuánime. Creo que ello se impone para defender los intereses superiores de la Nación. Estoy persuadido que el pueblo y el Ejército aplastarán el levantamiento, pero el precio será demasiado cruento y perjudicial para sus intereses permanentes ... Si mi espíritu de luchador me impulsa a la pelea, mi patriotismo y mi amor al pueblo me inducen al renunciamiento personal. Ante la amenaza de bombardeo a los bienes inestimables de la Nación y sus poblaciones inocentes, creo que nadie puede dejar de deponer otros intereses ... ".

De inmediato se formó una Junta Militar integrada por 14 generales de la más alta graduación que se abocó rápidamente a iniciar tratativas de paz con los elementos sublevados, estableciéndose de esa manera una tregua de hecho con aquellos que intentaban subvertir el orden constitucional. Lo que rápidamente quedó en evidencia fue que la mayoría de aquellos generales no estaban contra Perón ni mucho menos, pero a la par no estaban dispuestos a " dar la vida " por Perón. De esa manera los dispositivos militares del gobierno constitucional se derrumbaron y simultáneamente Perón perdió su última oportunidad: declinó utilizar la cadena oficial de radio para convocar al pueblo a resistir y defenderlo.

El grado de descomposición que padecía el gobierno peronista bloqueando su voluntad de lucha, fruto de sus internas contradicciones y a su dependencia casi total a la voluntad de los altos mandos del Ejército se reveló de inmediato: aquella Junta Militar comenzó a discutir si el mensaje de Perón hecho público por el general Franklin Lucero era un " renunciamiento " o una " renuncia ". Es que la renuncia del titular del Poder Ejecutivo, como tal debe ser elevada al Congreso de la Nación para que ambas cámaras ( Diputados y Senado ) en sesión conjunta la traten y resuelvan sobre su aceptación o rechazo, según lo establece el propio texto constitucional ( Constitución Nacional art. 75 º, inc. 21 ). Lo cierto es que luego de algunas discusiones la Junta Militar resolvió que se trataba de una renuncia, adquiriendo de esa manera plena libertad de acción. Ya era 20 de setiembre de 1955: a bordo del crucero A.R.A. " 17 de octubre " ( posteriormente se le cambió el nombre al buque por el de " Gral. Belgrano ", de triste memoria en la guerra de Malvinas ), los representantes del " Comando Revolucionario ", el contraalmirante Isaac Francisco Rojas y el general de brigada Juan José Uranga, recibieron a los representantes de la Junta Militar, generales Emilio Forcher, Angel Manni, José Sampayo y Oscar Sacheri, los que procedieron a sentar las bases de la capitulación.

El gobierno peronista había caído prácticamente sin presentar resistencia, en tanto sus partidarios se debatían en la impotencia o en la resignación.

Perón tomó el camino de un largo exilio y un nuevo período histórico se iniciaba, en el que en nombre de la democracia se iban a socavar los cimientos que la sustentan, donde imperaría el discurso de la defensa del orden constitucional pero en lo concreto se hizo mofa de las disposiciones contenidas en la Constitución.

Mediante decreto - ley Nº 3.855/55 se declaró disuelto el partido Peronista tanto en sus ramas masculina como femenina, colocándolo fuera de la ley sobre la base argumental que había violado permanentemente la Constitución Nacional. Y mediante el decreto - ley Nº 4.161/56 se creó el delito de opinión al prohibirse la mención y el uso de la simbología del gobierno derrocado.

No puede negarse o dejar de lado que el gobierno de Juan Domingo Perón se había mostrado poco complaciente o tolerante con la oposición a lo largo de sus casi 10 años ( 1946 - 1955 ) en el ejercicio del poder, pero también es cierto que aquellas actitudes negativas por su potente composición autoritaria fueron ampliamente superadas por la inclemencia con que a partir de 1955 fue tratado el movimiento peronista por parte del régimen de facto. La paradoja reside en el hecho que las medidas proscriptivas y la represión desembozada no hicieron otra cosa que fortalecer al peronismo y su identidad particularmente entre los trabajadores y los sectores más postergados de la población. Fue el tiempo en el que en los humildes hogares de todo el país la foto de Evita podía encontrarse en altarcitos consagrados a su memoria, muy a pesar de las normas prohibicionistas de los " libertadores ". Probablemente nunca en la historia de la Argentina el odio de clase tuvo expresiones tan fuertes como en este período, odio dirigido a los " cabecitas negras " y a toda la simbología que caracterizó al gobierno violentamente derrocado en setiembre de 1955.

 

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De Quintín ( seudónimo de Eduardo Antín ), licenciado en Matemática, cinéfilo, periodista, escritor y crítico de cine:

Hay cinematografías que ponen en escena la política y otras que no lo hacen.

Los norteamericanos nos han acostumbrado a ver biógrafías de presidentes, campañas a la senaduría de personajes reales o ficticios, escándalos por corrupción, reuniones de gabinete o crisis internacionales, amén de todas las guerras en las que han participado y de todos los problemas nacionales que ocuparon alguna vez las páginas de los diarios.

Los franceses, en cambio, han construido un cine refugiado en la vida privada. En el cine francés no suele haber presidentes ni ministros ni temas de discusión pública.

No es necesariamente cierto que un cine refleje mejor la sociedad repectiva que el otro. La verdad, enseñan los historiadores. Pero ¿ qué ocurre en el cine argentino ?

En el pasado, en la era de los estudios que se extendió hasta finales de los ´50, no abundaron las referencias políticas y sociales en el cine argentino. Si alguna figura histórica asomó en la producción local, su época fue el siglo XIX y su pintura la de un héroe de cartón. Films de tema social como Las aguas bajan turbias, de Hugo del Carril, fueron la excepción a la regla de producciones cuidadosas de no contaminarse con las fuerzas y las pasiones del siglo.

No recordamos haber visto a Arturo Frondizi o a Marcelo de Alvear en una película, como tampoco la Semana Trágica o el Cordobazo. Gatica, el Mono, de Leonardo Favio, se ambienta solitaria en el primer gobierno de Juan Domingo Perón. Es cierto que durante la década del ´60, y bajo la influencia del cine europeo de la época, los personajes de la películas argentinas dejaron de usar teléfono blancos, abandonaron el costumbrismo atemporal y se hicieron más eco de sus circunstancias que en los años precedentes. Y también que hubo películas militantes como La hora de los hornos, de Fernando " Pino " Solanas y Octavio Getino, Los traidores, de Raymundo Gleyzer u Operación Masacre, de Jorge Cedrón, realizadas en condiciones varias de clandestinidad. Pero la política sólo aparece regularmente a partir del final de la última dictadura militar. Esta aparición es, sin embargo, sesgada y se produce bajo la restricción de una serie de parámetros que actúan casi a modo de convenciones de un género e inducen tratamientos homogéneos.

En plena dictadura militar se estrena Tiempo de revancha, de Adolfo Aristarain, en la que su protagonista, un ex militante sindical que ha eludido por milagro la represión, termina cortándose la lengua. La escena funciona en el momento como metáfora de esa censura pero resulta también premonitoria como metáfora de lo que ocurrirá después: durante largos años, el cine argentino ignorará la eliminación física de los delegados fabriles que practicaron los militares con la complicidad de la empresas. Recién en dos películas estrenadas en 1966 se hace referencia al tema: el documental Cazadores de utopías, de David Blaustein, y la ficción El ausente, de Rafael Filipelli. En esta última, se cuenta la desaparición de un dirigente cordobés y la acción se sitúa en el período de Isabel Perón para culminar el día del golpe militar. El ausente termina resultando la prueba de otras ausencias en el cine argentino: las ciudades del interior, el gobierno constitucional anterior a la dictadura, la lucha sindical, la exposición de situaciones políticamente complejas. Es decir, buena parte del contexto nacional de los ´70. Cazadores de utopías, por su parte, no oculta que los testimonios que convoca son los de ex militantes montoneros. Y el de los montoneros es otro tema signado por la ausencia: sólo una realización anterior se ocupa de él ( el video Montoneros, de Andrés Di tella, 1995 ), mientras que la palabra " montoneros " se menciona por primera vez en otro film de Aristarain, Un lugar en el mundo, de 1992.

Si bien los integrantes de las agrupaciones guerrilleras y los militantes sindicales son mayoría en las listas de desaparecidos, las imágenes de la represión en el cine argentino de la etapa democrática no lo atestiguan. Los desaparecidos son, en la pantalla, fundamentalmente estudiantes alejados de toda militancia orgánica. La Noche de los Lápices, de Héctor Olivera, basada en un hecho real, es la película de más exito comercial sobre el tema y un paradigma de su tratamiento, así como lo es, a su manera, Los chicos de la guerra, de Bebe Kamin.

Si la identidad de las víctimas es confusa, la de los represores no lo es menos. El gigantesco aparato de la muerte que encabezan las Juntas militares se concentra en la figura aislada del torturador, el personaje que encarna y potencia sin ambigüedad todos los males. El protagonista de En retirada, de Juan Carlos Desanzo, encarna esta idea a la perfección: los represores están locos y su sadismo convierte a la dictadura en una alteración en la psicología de unos cuantos personajes.  

Para completar esta idea, el resto de la sociedad resulta absuelta de culpa y cargo: es ignorante de cuanto acontece. La Argentina gana su único Oscar en 1986 con La historia oficial, de Luis Puenzo, en la que una profesora de historia, mujer de clase media alta, descubre que su hijo adoptivo es el producto de un secuestro y asesinato por parte de militares. El guión refuerza su inocencia mediante la brusca transformación de su marido de empresario en psicópata. El actor que hace de marido es Héctor Alterio, que diez años antes encarnara al coronel Varela como si fuera casi el único responsable de la represión en la Patagonia. Diez años después, Alterio haría del comisario que perseguirá hasta la muerte al igualmente inocente protagonista de Tango Feroz, de Marcelo Pineyro. La curiosa aparición de Alterio en estos tres papeles de características similares haría suponer que la represión en la Argentina del siglo XX tiene al actor como principal responsable. La concentración dramática del mal en un personaje completa la declaración de inocencia del resto y simplifica el entramado histórico de film en film. Contra esta presunción de inocencia que caracteriza el cine del período alfonsinista se alzan unas pocas películas. En El amor es una mujer gorda, de Alejandro Agresti, el protagonista contrapone la foto del presidente con la ira del protagonista frente a la desaparición de su novia que todos pretenden minimizar. En Juan, como si nada hubiera sucedido, de Carlos Echeverría, se expone la complicidad de los mandos militares y la dirigencia civil de Bariloche en la desaparición de un estudiante cuya militancia no se especifica. En Un muro de silencio, de Lita Stantic, el veredicto es " todos sabían ". Pero esta película se estrena en 1993, cuando el público ha dejado, en apariencia, de interesarse por el tema.

En resumen, la mirada de buena parte del cine argentino sobre la política se orienta, en la década del 80, al tema de la represión durante la dictadura y sus secuelas. Pero esa mirada no sólo no trasciende el enfoque periodístico que le fija sus límites sino que, además, está retrasada con respecto al voluminoso material que se publica durante el período. Una película de la década siguiente, El caso María Soledad, de Héctor Olivera, prolonga esa tendencia y termina cristalizándola. El tratamiento cinematográfico del asesinato de una adolescente catamarqueña ( otra vez una estudiante ) revela mucho menos sobre el estado de la sociedad en la provincia que la transmisión televisiva del juicio oral que la siguió a los dos años. Los culpables que señala el film terminan siendo unos tipos de mirada torva sobre los que nada se precisa y que contrastan con una comunidad que aparece como sana e ingenua. Esta corriente, mientras privilegia lo anecdótico, contribuye a proclamar un veredicto sobre el país reciente: sus habitantes son inocentes pero sobre ellos actúan unas pocas voluntades enajenadas y siniestras que desencadenan tragedias inexplicables. La consecuencia lógica de esta aproximación y de este diagnóstico quedan claras cuando las huellas inmediatas de las heridas causadas por el gobierno militar se alejan en el tiempo. Por un lado, llega la hora del optimismo forzado. Las nuevas calamidades sociales y económicas pueden resolverse fácilmente. En 1995, No te mueras sin decirme adónde vas, de Eliseo Subiela, propone consultar a los espíritus para salir de la tristeza y pasar de asalariado a empresario. En 1996, El dedo en la llaga, de Alberto Lecchi, proclama que una buena estudiantina es el camino para empezar a remediar todos los males. Por el otro y más allá de estos exabruptos, es evidente la dificultad para representar las complicaciones del tejido social y hasta es llamativa la ausencia de instituciones. Después de varios años de ejercicio de la democracia representativa cuesta recordar, por ejemplo, a algún diputado en escena.

Un fantasma acecha a la Argentina de celuloide. Es justamente la posibilidad de que su contrapartida real no sea otra cosa que fantasmagórica. Todo comienza, tal vez, en el exilio. Las veredas de Saturno, rodada por Hugo Santiago en Francia en 1986, habla de Aquilea, un país que nace premonitoriamente dos décadas antes en otra película suya: Invasión. Aquilea es la Argentina que no se puede nombrar o no se puede ver y donde se libra una lucha interminable. Francia, en cambio, es real y allí deambula el fantasma de Arolas que les habla a los sobrevivientes de Aquilea. En El exilio de Gardel, de Fernando " Pino " Solanas, son Gardel y San Martín los que parecen más reales que el país distante. Sobre los personajes de ambas películas campea la premonición de que nada queda en la orilla del Atlántico. Y en la otra orilla asoma el menemismo. Mientras que el país oficial y la televisión se van haciendo uno, en el cine es el tiempo del silencio y la metáfora. Hasta la vida cotidiana se hace abstracta. En El viaje, Solanas combina lo heterogéneo: la caricatura con sabor a sketch del presidente con la imagen de Buenos Aires cubierta por el agua. La ciudad, centro de la vida política, se evapora, se hace invisible para el cine, como si su corrupción excediera las capacidades del medio. En Caballos salvajes, de Marcelo Piñeyro, los protagonistas abandonan la capital para correr hacia el frío purificador de la Patagonia. La misma solución que había imaginado el alfonsinismo. En Una sombra ya pronto serás, de Héctor Olivera, también rodada en el Sur, el país entero ha desaparecido como devorado por las termitas. En El acto en cuestión, de Alejandro Agresti, un mago hace desaparecer las cosas y la gente. En La dama regresa, de Jorge Polaco, sólo la Boca permanece en pie y allí se acumulan los restos podridos de la decadencia.

El cine argentino no se ha permitido ahondar en descripciones políticas o históricas. Rara vez ha intentado el análisis preciso de una circunstancia concreta, tanto en la ficcionalización de acontecimientos reales como en la elaboración de situaciones imaginarias que tuvieran lo público como tema. La relativa abundancia de producciones durante los ´80 no pasó, en general, de la explotación de hechos periodísticos y sus propósitos fueron más bien didácticos o tranquilizadores. Agotadas las soluciones fáciles, deteriorada la situación económica y social, las películas se refugiaron de nuevo en lo privado.

El cine fue construyendo un marco imperceptible del que las películas no parecen poder desprenderse. La idea que lo rige es que la sociedad argentina conoció un tiempo de bonanza sobre el que una fuerza oscura avanzó hasta hacerla no sólo indeseable sino también imposible de representar cinematográficamente. Esa sociedad no tiene instituciones más allá de la caricatura, no se interesa en las acciones adultas de sus ciudadanos y sólo puede ser expresada mediante metáforas. Los films aparecen mutilados de antemano ante una pregunta que los supera: ¿ cómo fue posible todo eso ?

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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