DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Leonardo Stemberg, parapsicólogo y conferencista internacional:

José López Rega era un ambicioso y fabulador psicópata. Lo que realmente creó fue una logia, bastante conocida por muchos.

Pienso que la Triple A ( Alianza Anticomunista Argentina ) tiene otro significado y representa las ansias de poder.

López Rega fue poderoso, pero lamentablemente no usó ese poder para hacer bien. Sí lo usó para conquistar el poder.

Nota:

En el libro Yo fuí testigo, Nº 10, Editorial Perfil, Buenos Aires, profusamente ilustrado, 127 páginas, año 1986, sus autores, los periodistas Ricardo Halac y Juan Carlos Cernadas Lamadrid, expresan que:

Tres palabras, José López Rega, suelen adquirir un tono subido lindante con el insulto: la prensa, los políticos, la gente, las identifican con " asesino ", " villano ", " ambicioso individuo de estrafalarias ideas ", " superticioso ", " manipulador ", " siniestro " ... Estos calificativos ya son un lugar común.

El gobierno justicialista de 1973 sucede a la llamada " Revolución Argentina ", pomposo título con que se había bautizado a sí mismo el golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Arturo Umberto Illia, elegido en las urnas tres años antes con la proscripción del peronismo.

El general Juan Carlos Onganía había liderado con mano dura la " Revolución Argentina ", pero la presión social y la violencia generalizada obligaron al gobierno militar a conceder elecciones bajo la presidencia del general Alejandro Agustín Lanusse, sucesor, en dicho cargo, de Onganía y del general Roberto Marcelo Levingston. Ya se habían producido alzamientos populares en Córdoba - luego conocidos como " el Cordobazo " y " el Viborazo " -, así como en otras ciudades del interior del país, como Rosario y General Roca. La actividad de los grupos guerrilleros, integrados por jóvenes de clase media, es cada vez mayor en esos años y sus golpes más audaces. Lanusse idea entonces una maniobra para desolocar políticamente a Perón, creyendo que éste no iba a aceptar el reto de volver al país. " A Perón no le da el cuero ", dice en una famosa frase que hizo historia porque el viejo caudillo popular no sólo volvió, sino que reunió a su alrededor un consenso ciudadano como jamás antes había tenido: las clases populares que siempre habían sido bastiones peronistas, ahora sumadas a grandes sectores de la clase media. Además, una buena parte de las organizaciones guerrilleras decía responder a la doctrina y a la conducción del general Perón.

En sus manos, entonces, parecen descansar la pacificación y el progreso del país. Perón es el hombre providencial, o " el hombre del destino ", título que le otorgaba una colección de fascículos semanales con la historia de su vida, muy conocida en esa época. Casi subrepticiamente, junto a Perón aparece ese hombre que hasta entonces - años 1972, 1973 - era prácticamente un desconocido: José López Rega.

José López Rega fue hijo de una pareja de inmigrantes españoles.

Nació en 1916, un 17 de octubre, aniversario magno del peronismo, y cualquiera podría arriesgar que allí medió una cuestión esotérica. Su madre murió siendo él muy niño aún. La casa familiar quedaba en Tamborini 3763, del barrio de Saavedra, en Buenos Aires. La infancia de quien llegaría a ser ministro de la Nación, debe haber sido bastante dura para ese niño miembro de un hogar humilde y huérfano de madre. Las necesidades lo obligan a abandonar los estudios en cuarto grado para trabajar y ayudar a mantener el hogar.

Desde muy joven trabajó en la fábrica textil Sedalán, en la cual según las constancias, gana 4 pesos por día de los de entonces. De su juventud parece venirle también la afición por el canto. Tenía voz de barítono y le gustaba alardear con ella. En la escuela Félix de Azara, donde cursa hasta cuarto grado, toma luego clases de canto. Ya en la década del 70 asegurará que su profesora de canto en dicha escuela fue la primera esposa del general Perón, Aurelia " Potota " Tizón, y que fue miembro de la custodia personal de Evita.

Es un hecho comprobado que en su juventud intentó fortuna como cantante. A López Rega le gustaba afirmar que había trabajado como cantante en Nueva York, en un lugar llamado Café Chico. Se cuenta una anécdota algo graciosa al respecto, y real, por otra parte. Robert Hill, embajador de los Estados Unidos en la Argentina, concurrió en una oportunidad, a principios de 1973, a la Casa Rosada a firmar unos acuerdos con el gobierno argentino. Fue atendido por José López Rega, ministro de Bienestar Social, quien aprovechó para recordarle al embajador que había pasado un tiempo en Nueva York, costeándose la estada con sus habilidades de cantor en el Café Chico. Inmediatamente - y de muy buen humor, por cierto -, López Rega obsequió al embajador norteamericano con una demostración , cantando a viva voz una canción en inglés. Le aclaró al embajador Hill que se trataba de su mayor éxito en Nueva York: " Rosemary, I love you ".

Lo cierto es que se poseen fotos de López Rega como cantante y además, en 1943, sube al escenario del Club " El Tábano " de Saavedra, donde durante una temporada canta boleros y tangos. Lo acompañaba en el bandoneón un vecino, Alejandro Fiorito. Se cuenta también que gusta de alquilar trajes de tenor y así ataviado reúne los sábados a sus amigos y les canta arias de diversas óperas. 1943 es también el año de su ingreso a la Policía Federal a la que accede, aparentemente, para aumentar su sueldo que es más bien escaso. Ya está casado con Josefa Maseda. Según la ficha de la Policía Federal Argentina, López Rega medía un metro y sesenta y siete centímetros y pesaba sesenta y seis kilos. De la misma fuente se sabe que es un excelente tirador. El arma reglamentaria que le corresponde es una pistola Colt 45 perteneciente a la partida que el presidente Agustín Pedro Justo había obtenido para la Policía, gracias al aporte de una colecta popular.

Es de estos años inciales en la Policía Federal de donde vienen los primeros testimonio ciertos de su inclinación al esoterismo: es sancionado por encontrárselo en la parada de la calle Austria leyendo libros esotéricos. También de esa época ( años 1943 a 1946 ) se conservan horóscopos que realizaba a sus compañeros de tareas.

De 1946 es, también, una referencia importante: en ese año cubriendo la guardia del Juzgado Correccional de Menores Letras L, a cargo del Dr. Agüero, traba relación con la familia de un niño brasileño que es detenido. El entonces agente José López Rega se asombra de la tranquilidad de los padres ante el problema, debida - le explicaron - a que su orixá ( divinidad del panteón umbandista ) solucionaría el problema. De esta manera López Rega se introdujo en el mundo del umbanda, de la macumba y el candomblé.

Tal circunstancia quizá no debe asombrar. Aún hoy, muchos turistas que peregrinan por las tropicales playas brasileñas van en busca de una módica iniciación en los misterios de las religiones afrobrasileñas.

La carrera de policía de López Rega no tiene mayores alternativas. Consigue un nombramiento para custodiar el exterior de la residencia presidencial que entonces estaba en la Avenida del Libertador. Algunas fotografías existentes lo muestran encaramado al auto presidencial. Sin embargo, los testimonios dicen que ese es un anhelo imposible de López Rega, porque los integrantes de dicha custodia sólo pueden ser oficiales, nivel que él tenía vedado. López Rega, siendo ya funcionario, se jactaba que había sido miembro de la custodia de Evita y de Perón. Los testimonios coinciden en que esa afirmación es falaz y que su costumbre de colarse en el guardabarros del auto del presidente de la Nación le acarrea varias sanciones disciplinarias. Sin embargo, hay lugar para la duda: realmente ¿ es posible que una persona ajena a la custodia presidencial se " cuele " en ella ? En todo caso, de producirse el intento, cabe conjeturar que sólo duraría unos segundos sobre el automóvil; en cambio López Rega aparece instalado con mucha seguridad en el estribo. Absolutamente veraz, en cambio, parece el hecho de que Perón ignoraba por completo la existencia de quien algunos años después será su amanuense imprescindible.

A los 46 años de edad, en 1962, con la vida ya prácticamente hecha, José López Rega pide el retiro de la Policía Federal. Le es concedido el 3 de abril de ese mismo año. Una versión afirma que entonces era cabo 1º. Otra estira su grado hasta el de sargento. Sin embargo, el 3 de mayo de 1974, será ascendido a comisario general por el decreto Nº 1350 del Poder Ejecutivo que firmaban el presidente de la Nación Juan Domingo Perón y el ministro del Interior Benito Llambí. Los motivos del extraordinario ascenso se fundamentan en la Ley de Amnistía votada el año anterior y " en la circunstancia de haberse motivado el retiro en causal política y en los relevantes méritos del ciudadano mencionado, tanto durante su desempeño en la Policía Federal, cuanto después de su actual situación de revista ", dice el decreto.

Antes, en 1946, López Rega parece saber muy bien cuáles son sus posibilidades sociales. El ex juez Héctor Domingo Sturla, que en ese año estaba a cargo del Juzgado en lo Penal Correccional de la calle Paraguay 1173, cuenta que en cierta oportunidad le dice a López Rega, designado allí: " ¿ Por qué no estudia y sale de una vez de ese cuarto grado ? Es la única manera de aspirar a los ascensos ". La contestación de López Rega fue muy clara: " En la Policía Federal es igual que en el Ejército. No se permite a los de abajo, al personal de tropa, ascender ".

Esta respuesta permite además hacer esta inferencia: es obvio en ella que las expectativas de vida de López Rega no las colmaba un cargo de suboficial en la Policía Federal. Sus ambiciones eran más altas y él tenía ambición, rasgo éste que no siempre tiene que ser considerado una mala palabra.

En los primeros años de la década del 50 la actividad esotérica de José López Rega comienza a hacerse pública. Concurre a las reuniones de la Escuela Científica Basilio que funcionaba en la calle Rawson 53 de la Capital. Allí conoció a José María Villone, quien luego sería en 1973, a instancia de López Rega funcionario del gobierno peronista. Ambos fundan la editorial " Rosa de Libres " que edita libros de contenido esotérico. Funciona en la calle Matheu hasta que adquieren Suministros Gráficos S.A.I.C. en la calle Salguero 3387. Otra versión, en cambio, dice que López Rega llegó a esa imprenta en 1962, buscando editar su obra monumental " Astrología esotérica ". Según Héctor González - directivo de Suministros Gráficos S.A.I.C. en esa época - al llegar López Rega a la empresa impresionó muy bien a todos: " Se trataba de un hombre muy simpático y llano, aunque a veces tenía un lenguaje muy raro con alusiones a Dios y a los poderes sobrenaturales. Desde que lo conocí, López Rega anunció que él iba a estar junto a Perón ".

En febrero de 1960, López Rega viaja a Brasil y se conecta con el " pai de santo " Wilson Avila. Las relaciones que López Rega anudó en Brasil fueron muy fuertes.

Es notorio entonces que si bien López Rega era un funcionario policial opaco, no era un hombre común y corriente. Sus viajes a Brasil, sus estudios esotéricos, la producción de libros de la misma índole, su acceso a nivel ejecutivo en 1962, en una empresa editora, muestran a una persona cuyas aspiraciones iban más allá de gozar de un apacible retiro. En 1962, año en que se aleja de la Policía Federal, se integra como socio a Suministros Gráficos S.A.C.I.

En Suministros Gráficos S.A.C.I. traba una relación estrecha con el justicialismo imprimiendo afiches de propaganda política y colaborando, en ese aspecto, para la elección de Andrés Framini como gobernador de Buenos Aires. Traba contacto con la logia " Anael " integrada por importantes dirigentes justicialistas de la época, como lo eran el juez Julio César Urien y el mayor Bernardo Alberte. Estamos ya en 1963 y López Rega es convencido de sumarse a la logia, que en realidad tenía más visos de agrupación política que de verdadera logia.

En 1964 se intensifica su actividad en el grupo, cuyos integrantes desempeñan un papel importante cuando Perón, en 1965, envía a su esposa Isabel a la Argentina para poner en caja a Augusto Timoteo Vandor, el dirigente metalúrgico que trata de impulsar un proyecto propio de poder: " peronismo sin Perón ". Gobierna el país Arturo Umberto Illia y la situación política, que es inestable, desemboca en junio del año siguiente en su derrocamiento y en el advenimiento de la férrea dictadura militar del general Juan Carlos Onganía. El gobierno de éste se caracterizaría por montar una represión social desconocida hasta entonces y por poner la economía en manos de un liberal relacionado con los entes financieros internacionales: Adalbert Krieger Vasena. Diez años después, en 1976, la Fuerzas Armadas repiten la receta pero esta vez corregida y aumentada: el plan económico de José Alfredo Martínez de Hoz, de enorme costo social, que sólo pudo sostenerse gracias a la abultada represión política y social desatada por el gobierno del general Jorge Rafael Videla.

Estamos en 1965 y López Rega, en un té organizado en la casa del mayor Bernardo Alberte, tiene oportunidad de conocer a Isabel Martínez de Perón. Esteban Peicovich, periodista y autor de dos libros sobre la vida de Perón, afirma que en esa reunión lleva la voz cantante el juez Julio César Urien. Una semana después - afirma Peicovich - Isabel pide: " Yo quisiera ver a ese señor bajito de ojos claros que estuvo en la reunión. ¿ Cómo se llama ? Díganle que venga a verme esta tarde ". A partir de allí, José López Rega será inseparable de Isabel Perón durante diez años agitados.

Producido el golpe de 1966, Juan Domingo Perón manda a su esposa Isabel que regrese a Madrid. Quiere cuidar de su seguridad personal y, además, el nuevo esquema político en que se ordena el país le indica que " hay que desensillar hasta que aclare ", como dijo entonces con su ingenio habitual.

El 9 de julio de 1966, Isabel Perón embarca en el avión Douglas " El Greco " de Iberia, vuelo 992, con destino a Madrid. José López Rega viaja con ella y al día siguiente, el 10 de julio de 1966 traspone, por primera vez, el portón de la quinta 17 de Octubre en el barrio madrileño de Puerta de Hierro.

Allí comienza otra historia para José López Rega. En nueve años, los que van de julio de 1966 hasta julio de 1975, López Rega, guste o no guste, entra en la historia contemporánea de Argentina.

El periodista, docente y escritor Pablo Mendelevich, en su nota titulada El Brujo, en revistaTodo es Historia, octubre de 1998, número 375, afirma que:

Isabel Perón figura en el libro Guinness World Records. Su mérito consiste en haberse convertido el 1º de julio de 1974 en la primera mujer presidente de un Estado, al suceder a su marido.

En realidad, ella fue la única presidente de un Estado que gobernó manipulada por un asesor esotérico que pretendía para sí condiciones de brujo. Es un rubro del que el Guinness carece, lo cual no aminora la singularidad de Isabel.

José López Rega. Portero del poder, sirviente, secretario privado, superministro, padre del terrorismo de Estado. Un meteoro de rasgos criollos que no tolera paralelismos con Rasputín ni con Maquiavelo ni con ningún otro poderoso de trastienda que lo hubiera precedido.

Su extraordinaria habilidad para sobrevivir al costado de la escena principal sólo floreció después de medio siglo de vida cuando " el Brujo " ya lucía en su curriculum el grado de sargento de la Policía Federal Argentina, el oficio de cantante y el de astrólogo.

López Rega había llegado a la vida del matrimonio Perón en 1965, el día que la conoció a Isabel Perón.

A los hinchas del Club Atlético Independiente se les ofrecía por entonces a la entrada de la cancha de fútbol lo que hoy se llamaría el merchandising, una serie de baratijas de dudosa utilidad que cautivaban a los más fanáticos mediante la inclusión del escudo del club. Entre las ofertas figuraba la Astroagenda 1965, cuya carátula anunciaba: " Primera agenda astrológica calculada científicamente por el astrólogo José López Rega ". Es difícil saber a cuántos hinchas de Independiente les resultó útil aquella combinación de recomendaciones signo por signo. Pero se sospecha que la publicación marcó la vida del autor.

La versión más probable sobre su primera vinculación con Isabel Perón indica que en la imprenta que reproducía la Astroagenda 1965 hizo López Rega contacto con Bernardo Alberte. El mayor Alberte era delegado personal de Juan Domingo Perón y, entre otras cosas, se encargaba de imprimir propaganda partidaria. La imprenta estaba cerca de la Costanera Norte.

López Rega se había presentado como sargento retirado y fervoroso adherente a la Resistencia Peronista. Le contó a Alberte que como policía había pertenecido a la custodia del general Perón. Solía reforzar sus dichos con la foto en la que aparece colgado en el estribo del automóvil Packard presidencial, con Perón a bordo.

Faltaba poco para que Isabel Perón llegara a Buenos Aires, enviada desde el exilio por su marido para cumplir una delicada misión partidaria en un contexto de virtual proscripción y esporádica violencia. López Rega reunía las condiciones para custodio de la esposa del General. Eso dijo López Rega. Alberte le creyó.

Isabel llegó a la Argentina el domingo 10 de octubre de 1965, cuando el gobierno de Arturo Umberto Illia cumplía dos años. Ocupó las habitaciones 511 y 512 del Hotel Alvear, situado muy cerca de la residencia presidencial de la calle Austria, que ya había sido demolida, en la que su marido viviera con Evita, alguna vez con el agente José López Rega de consigna. Las primeras reuniones de Isabel fueron con Antonio Cafiero y con Agusto Vandor. La sola presencia de la tercera esposa de Perón en el país era conflictiva, cuanto menos, para tres actores: el gobierno radical, la Fuerzas Armadas y el peronismo. Vandor amasaba con relativo éxito el neoperonismo y eso no era del agrado de Perón.

Por esos días pasaba a retiro el general Juan Carlos Onganía, quien sería dictador de Argentina diez meses después. Isabel se movía con custodia. Entre sus miembros estaba el astrólogo López Rega.

" Perón debe comprender que todavía es una pertubación para el país ", declaraba el político radical Ricardo Balbín. Isabel viajaba al interior, seguida de cerca por los servicios de inteligencia militares y por la SIDE ( Secretaría de Inteligencia de Estado ). En Mendoza debía frenar el proyecto vandorista para elegir gobernador, en abril de 1966, a Alberto Serú García, en lugar del candidato peronista Ernesto Corvalán Nanclares. Al final ganaron los demócratas. El justicialismo ortodoxo salió segundo y el vandorismo, cuarto. Un mes después la mano derecha de Vandor, era acribillado a balazos en una pizzería de Avellaneda. Isabel se quedó en el país hasta pocos días después del derrocamiento de Illia.

La relación López Rega - Isabel iniciada una tarde de 1965 iba a durar 10 años y marcaría la historia del peronismo y la historia argentina. Una década de encantamiento, encumbramiento, apogeo y caída a la que seguiría otra década: la de fuga.

En 1916, veintinueve años antes de que naciera el peronismo, nació José López, hijo único de una familia de inmigrantes españoles, Juan López y Rosa Rega. El se encargaría de atribuirle toda clase de connotaciones, menos la casualidad, al hecho de que naciera un 17 de octubre, dato cierto de una colección de disparates que solían adornar su caprichosa autobiografía. Su madre murió cuando era pequeño. Durante muchos años vivió en la calle Tamborini 3763, en el barrio de Saavedra. Fue hasta cuarto grado a la escuela Félix de Azara. El 16 de setiembre de 1943, en la iglesia de la Santísima Trinidad, en Saavedra, se casó con Josefa Flora Maseda. De ese matrimonio nació Norma Beatriz López Rega, a cuyo primer marido, Raúl Alberto Lastiri, López Rega promocionaría hasta ubicarlo en la presidencia de la Nación, cosa que le permitiría a Norma Beatriz desempeñarse por un breve tiempo como primera dama.

Ya hombre público López Rega se ufanaba de haber estudiado en un colegio inglés, lo cual sirvió para poner en evidencia que su auténtica infancia le incomodaba.

Poco se sabe, también, sobre el López Rega cantante, aunque en esta materia la escasez de datos se corresponde con la de talento. Muchos años después su segunda mujer, la profesora de música María Elena Cisneros, informaría orgullosa que López Rega tenía " voz de tenor, como Luciano Pavarotti ". Pero no consta que él hubiera inspirado esa clase de comparaciones en los años 30 y a principios de los 40 cuando intentaba sobrevivir con sus cuerdas vocales. De su aporte a la música de entonces sólo quedó el registro de una foto artística en la que se lo ve joven y de smoking. Es el que alquilaba para presentarse en el club " El Tábano ", en Saavedra, hacia 1942. Se cree que antes viajó a Estados Unidos para llevar su canto a un restaurante neoyorkino. Alguna actuación radial no alcanzó para sacarlo del anonimato. El rendimiento que venía teniendo apuró su vocación policial cuando el matrimonio se convirtió en familia.

Cierta nebulosa en la que quedaron sus primeros 49 años de vida le permitió insertar capítulos épicos de imposible verificación. Los más osados fueron sus propios relatos acerca de sus papeles como cofundador del justicialismo y custodio de Evita. Se sabe que el 7 de diciembre de 1944, cuando ingresó en la Policía Federal, vivía en la calle Guayra 3761. Tenía 29 años. En ese momento el coronel Perón integraba el gobierno de facto del general Edelmiro Julián Farrell. Perón ya había empezado a cautivar a los obreros y nada permite suponer que en esa tarea hubiera tenido como socio a un novato e intrascendente agente policial.

El legajo policial de López Rega lleva el número 124.722, menciona la libreta de enrolamiento Nº 0143817, confirma la fecha de nacimiento ( 17 - 10 - 1919 ) y dice que sus estudios llegaron hasta el segundo año del comercial. Pero esa versión del legajo incluye un manuscrito impactante que, de ser genuino, confirmaría una de las versiones más inverosímiles de la historia de José López Rega contada por él mismo. Dice allí: " 27 de abril de 1950. Pasa a Secretaría General para ser adscripto a la Custodia Presidencial, solicitado por el Sr. Jefe de la misma, al ser pedido por la Sra. esposa del Excmo. Sr. Presidente de la Nación ".

Como no existen pruebas de que López Rega hubiera tenido trato con Evita, detalle que encabezaba su larga lista de jactancias, no debe descartarse la hipótesis de que él mismo hubiera hecho adaptar su legajo. No le faltaría capacidad para hacerlo hacia 1974, cuando consiguió saltar en forma automática de sargento a comisario general.

En todo caso, ese legajo dice que el 19 de octubre de 1953 el agente López Rega ascendió a cabo, el 1º de enero de 1957 se convirtió en cabo primero, el 31 de diciembre de 1960 devino sargento y el 23 de abril de 1962 se retiró en forma voluntaria. También menciona una recomendación del presidente Perón el 22 de octubre de 1951 " por la lealtad, disciplina y amplio concepto del cumplimiento del deber que evidenció la institución con motivo del frustrado movimiento revolucionario del 26 de setiembre último ". Para entonces ya tenía otro reconocimiento porque " fuera de servicio actuó en la Residencia Presidencial el 27 de diciembre de 1949 en ocasión del reparto de juguetes efectuado por el Excmo. Presidente de la Nación ". El legajo informa que en 1955, antes del golpe de Estado, el agente fue autorizado a hacer un curso de capacitación en la Escuela Superior Peronista.

Si hubiera que estudiar la formación y el pasado de José López Rega para comprender mejor su pensamiento y sus acciones, como a menudo se hace con los personajes de la historia, no habría que subestimar aquellos ocho años de policía, el único período orgánico de la carrera que lo convirtió en ministro de Bienestar Social de cuatro presidentes.

Lo más importante que López Rega hizo en su etapa " profesional " fue cuidar al presidente Perón, en cuya residencia de Libertador y Austria le tocó, se ignora cuántas veces, estar apostado.

A los 45 años de edad, cuando se sacó el uniforme azul - que volvió a calzar con jinetas de comisario general durante el ascenso de 1974 - se dedicó a producir bibliografía astrológica. Publicó " Astrología esotérica ", un volumen de 740 páginas, editorial Rosa de Libres.

En atención a sus nuevos compromisos laborales López Rega abandonó - sólo por unos años - a su esposa, a la que evitaría mostrar, siendo ministro, cuando el protocolo de gobierno lo indicaba. De ella se conocería un único rasgo: el miedo a los aviones.

Isabel se lo llevó a Madrid, España, el 10 de julio de 1966 y lo mandó a vivir a una pensión modesta. Desde allí López Rega tenía que viajar todos los días a la quinta " 17 de octubre ", en Puerta de Hierro. Precisamente el 17 de octubre cumplió 50 años.

Recién en 1971 López Rega se instaló en la quinta del matrimonio Perón. Al principio funcionaba como mayordomo full - time. Podía ser enfermero, mozo y paseador de caniches, encargado de la correpondencia, telefonista. Atender la puerta en la casa de Juan Domingo Perón, donde se manejaba al movimiento de masas más grande de Latinoamérica, no requería elegancia sino astucia. López Rega lo hacía perfecto.

El presidente Alejandro Agustín Lanusse organizaría las primeras elecciones presidenciales libres después de 1955.

El 11 de marzo de 1973 ganó las elecciones Héctor Cámpora, votado por uno de cada dos argentinos. Técnicamente debió ir a una segunda vuelta, ya que arañó el 50 % de los votos sin alcanzarlo. Pero esa exigencia fue cancelada. El " Tío " Campora asumió el 25 de mayo de 1973. Ni Perón ni Isabel se movieron de Madrid. Fue López Rega.

Ese año, cuando el justicialismo volvió al poder después de 17 años de proscripción, Perón le exigió al presidente Cámpora que le permitiera designar a dos miembros del gabinete. Uno fue José Ber Gelbard como ministro de Economía, el otro José López Rega como ministro de Bienestar Social.

Cuando López Rega consiguió poder formal, una de las primeras cosas que hizo fue posicionar a su yerno, Raúl Lastiri, en la presidencia de la Cámara de Diputados.

El peso de López Rega en el gabinete de Cámpora no iba a limitarse a los asuntos de Bienestar Social. Aunque era ministro seguía siendo secretario privado de Perón.

A poco de instalarse en su despacho oficial, López Rega recibió un pasaporte diplomático para ir a Madrid a buscar al matrimonio Perón. Era el retorno definitivo del líder, quien volvía a la Argentina a su flamante casa de la calle Gaspar Campos 1065, en Vicente López , donde López Rega - quién sí no - lo había cuidado desde su 1º regreso a la Argentina, el 17 de noviembre de 1972, durante una estadía de un mes.

En verdad, era López Rega quien decía que cuidaba al General. Y eso parecía. Pero su dominio e influencia sobre Isabel con el tiempo llevó a historiadores y conocedores de la situación a preguntarse hasta qué punto José López Rega deseaba que la salud de Juan Domingo Perón no fuera cada vez más frágil.

Perón estaba advertido por médicos del diagnóstico que desaconsejaba sustituir su apacible vida madrileña por la tarea de gobernar la Argentina una vez más, a los 77 años de edad. Aún así, Isabel y López Rega alentaban la vuelta. En poco más de un semestre, Perón, imposibilitado de retornar al país durante 17 años, había vuelto dos veces, ambas estremecedoras. La vuelta verdadera era a la Casa Rosada, un sueño común entre sus partidarios que José López Rega alentaba con más cálculo que pasión. ¿ Era lo que ambicionaba Perón ?

Ya anciano pudo haber sido forzado por su esposa y su mayordomo a muchas cosas en forma involuntaria, pero es difícil aceptar que entre esas cosas haya estado la de sentarse otra vez en el sillón de Rivadavia.

Entre las áreas de su inmenso ministerio, López Rega tenía a la Secretaría de Deportes, en realidad una fachada detrás de la cual se parapetaba el teniente coronel retirado Jorge Osinde. Ex Jefe de Inteligencia, Osinde, era un hombre del área de seguridad. Con la excusa de la seguridad ( una de las palabras más usadas en esa época, en la que casi todo se hacía invocando " razones de seguridad " ) la interna justicialista entraba en el campo armado. Osinde conducía, en la práctica, a los grupos violentos de la derecha peronista y su principal enemigo era la guerrilla peronista, en especial los Montoneros. A Osinde le fue asignado el control del acto monumental organizado para recibir a Perón por segunda vez, un desquite del primero, que había incluido un espectacular charter de famosos pero no a las masas, vetadas por el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse.

Después de vivir 13 años en España, Perón, acompañado por Isabel y López Rega, se despidió del cadáver de Evita, de Madrid y del generalísimo Francisco Franco, a quien, curiosamente, sólo había conocido tres meses antes.

El 20 de junio de 1973 salió el sol. En Ezeiza, donde millones de personas aguardaban al líder del justicialismo, se decía que era " un día peronista ". Pero terminó siendo un baño de sangre.

El avión descendió en Morón mientras los enfrentamientos en Ezeiza sumaban muertos y heridos. Así como el gobierno fue incapaz de garantizar la seguridad, también fue incapaz de informar sobre las víctimas, siquiera de contarlas y, mucho menos, de investigar responsabilidades. Nadie explicó nada.

La izquierda y la derecha peronistas se culparon en forma recíproca. Una interpretación de la masacre de Ezeiza le atribuyó a José Lopez Rega un plan para saltear los caminos institucionales y desencadenar la " espontánea " sustitución del presidente Cámpora por Perón, quien había sido ungido presidente por las masas. López Rega culpó al ministro del Interior Esteban Righi, que pertenecía al ala izquierdista. Lo cierto es que al día siguiente, cuando Perón le dirigió al país por televisión un famoso discurso en el que dijo " cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento " y vilipendió a " los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro movimiento " ( clara alusión a los Montoneros, que ellos sólo entenderían mucho después, cuando los trató de " estúpidos e imberbes " ) no estaba solo frente a la cámara. Todo el país lo vio: de un lado aparecía sentada Isabel, su esposa, del otro lado López Rega, el ministro de Bienestar Social. Y atrás, parado, Lastiri, el yerno de López Rega. Sobraban señales.

En una operación de pinzas, durante una reunión de gabinete Isabel y López Rega le arrancaron la renuncia postdatada a Cámpora. Ahí nomás López Rega introdujo al yerno.

No se trataba de una recomendación para oficinista. El tema era quién se iba a hacer cargo de presidir la Nación y organizar las nuevas elecciones presidenciales

Lastiri, un nuevo rico que sería inmortalizado con un memorable reportaje de la periodista María Laura Avignolo publicado en la revista Gente en el cual hacía alarde sus trescientas corbatas " la mayoría francesas e italianas ", demostró al suceder a Cámpora, que no estaba todo dicho. Lastiri confirmó a López Rega como ministro de Bienestar Social, tal como harían el presidente Perón en octubre de 1973 y la esposa de éste al año siguiente, cuando enviudó.

La izquierda peronista hablaba de " romper el cerco del Brujo ". Con ese fin organizó una marcha a Gaspar Campos, que desembocó en una entrevista de dirigentes de la Juventud Peronista con Perón. Perón les prometió un diálogo más fluido y directo. Un arsenal de guerra sería descubierto en el Ministerio de Bienestar Social cuando el Cuerpo de Granaderos desarmó su guardia, el 19 de julio de 1975: escopetas Itaka, fusiles Hight S, ametralladoras Ingram, revólveres Magnum, granadas, silenciadores. En los sótanos se descubrieron pistolas lanzagases, chalecos antibala, munición de alto calibre. Nada vinculado con el bienestar social. " Las armas fueron adquiridas para atender la seguridad del organismo ", diría Yessi.

El 3 de mayo de 1974 el presidente Perón había firmado un decreto por el cual el sargento retirado José López Rega fue ascendido a comisario general. " El Brujo " había hecho desaparecer doce puestos del escalafón de la Policía Federal en un santiamén.

El 12 de octubre de 1974, siendo Isabel Perón presidente de la Nación, un ex teniente primero de Ejército llamado Horacio Paino que había trabajado en el Ministerio de Bienestar Social hizo una explosiva denuncia ante la Justicia. Paino contó que el ministro López Rega había creado la Triple A en diciembre de 1973 con la idea de recuperar las islas Malvinas.

La Triple A apareció en escena el 21 de noviembre de 1973. El primer atentado fue hecho con una bomba. Sólo por milagro no fue letal.

Lo que vino después fue tremendo. Según la CONADEP ( Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas ), creada el 15 de diciembre de 1983, la Triple A fue autora de centenares de homicidios, 19 homicidios en 1973, de otros 50 en 1974 y de 359 en 1975.

La listas de amenazados por la Triple A en esos años eran moneda corriente. Incluían a artistas, poetas, escritores, políticos, sindicalistas, periodistas, religiosos. Para muchas personas una sola amenaza de la Triple A fue causa de exilio. Acaso resultaron los más afortunados.

En enero de 1975 José López Rega había logrado ensanchar su poder formal. La presidenta de la Nación Isabel Perón lo había convertido en secretario privado y secretario general de la Presidencia. En verdad, a esa altura José López Rega controlaba sin inconvenientes a la Presidenta, atormentada por la herencia que le había tocado en suerte. La responsabilidad asignada por su marido, sabiéndose él un hombre anciano y enfermo, la había desbordado.

En los siguientes seis meses la situación se volvería insostenible. Se sabe que en medio de la crisis que sacudía al país, que combinaba descontrol económico y una desenfrenada violencia con una rutina cotidiana de asesinatos, López Rega usó su influencia dentro de la interna militar a favor del entonces general Jorge Rafael Videla. Esa actitud podría explicar por qué el " Proceso " ( 1976 - 1983 ) no se ocupó de perseguir a José López Rega cuando éste se hallaba fugado en Europa.

La CGT organizó una movilización a la Plaza de Mayo, el 27 de junio de 1975, para reclamar contra López Rega y contra el ministro de Economía Celestino Rodrigo, que aquel auspiciaba.

" Afuera, afuera, Rodrigo y López Rega ", coreaba, con gruesos insultos, la multitud que había respondido a una convocatoria cegetista de tinte opositor por primera vez en un gobierno del peronismo. La reacción no fue inmediata. Recién el 11 de julio López Rega renunció como ministro y como secretario de la Presidencia.

Sin embargo no se alejó de Isabel. Las Fuerzas Armadas, que al año siguiente, en 1976, adoptarían los ensayos terroristas del lopezrreguismo, durante esa crisis dieron pasos formales que parecían destinados a terminar con el poder omnímodo del superministro.

El día 19 de julio el Cuerpo de Granaderos destacado en la residencia presidencial de Olivos desarmó al ejército privado de López Rega. Como si le hubieran cortado las alas, sólo entonces " el Brujo " emprendió la retirada. Fue a Olivos a despedirse de Isabelita y a las 19.20 horas , con una caravana de 14 vehículos, arribó al sector militar del aeropuerto.

Allí, recibió un cilindro de cartón que presuntamente contenía su nombramiento como " representante personal " de la Presidenta ante otros gobiernos, acaso europeos.

El avión " Tango 02 " decoló ese sábado con el tenebroso astrólogo a bordo, rumbo a la clandestinidad.

Que su fuga haya comenzado a bordo de un avión presidencial no es un dato menor. Esa circunstancia, junto con su nunca efectiva designación como embajador plenipotenciario, no revela la complicidad de Isabel sino que le quita contundencia a la hazaña de defenestrarlo, que muchos dirigentes sindicales, aún hoy, se atribuyen. La manifestación del 27 de junio sacó de carrera al superministro, pero no lo fulminó. Mucho menos logró enviarlo a donde hubiera correspondido, la cárcel.

El 19 de julio de 1975, cuando desapareció de la vista de los argentinos, López Rega se volvió un enigma. Primero paró en Brasil, donde se encontró con su amigo de la logia " Anael ", Claudio Ferreyra, y después se estacionó en Madrid, ni más ni menos que en Navalmanzano 31, la quinta " 17 de Octubre ". Siempre acompañado por sus custodios Luis Almirón y Juan Ramón Morales se mudó a un hotel madrileño. Después se le perdió el rastro. Se le atribuyó a Luis Prieto, un ex funcionario de su ministerio, haberlo ayudado en esa etapa. Prieto le habría abierto las puertas para radicarse en Suiza.

En Lausanne, en la Suiza francesa, López Rega inició su relación con María Elena Cisneros, una mitómana que se consideraba " hija espiritual " de su concubino. Ella tenía 25 años y él acababa de cumplir 60. En la Argentina se decía decía que estaba en Libia o en los Estados Unidos o escondido en España con la cara cambiada con cirugías plásticas. Se hablaba de una larga lista de protectores: la CIA, Khaddafi, militares, espiritistas, la logia masónica " P - 2 ".

Una agencia de noticias, que supuestamente le habría comprado el dato a Norma López Rega, lo ubicó en Ginebra en 1983. Pero " el Brujo " ya no estaba allí cuando llegó Interpol. Había huído al parecer, a las Bahamas, donde llegó a comprar un departamento, a instancias de María Elena Cisneros. Un poco más tarde la pareja alquiló una casa en Miami, en el número 2210 de la calle 36, en Fort Lauderdale.

Precisamente de las Bahamas a Miami fue el último viaje que López Rega hizo en su vida estando en libertad. Al llegar a Miami, el 13 de marzo de 1986, de manera concertada, fue detenido por agentes del FBI.

He aquí otro de los grandes misterios de la vida del único ministro de la historia que estuvo prófugo una década: su decisión de entregarse. Había vivido 10 años y 8 meses en la clandestinidad. Tres jueces federales requirieron la extradición: Amelia Berraz de Vidal, Néstor Blondi y Fernando Archímbal. Este último tramitaba la causa de la Triple A.

Al esposado que había sido un poderoso macartista en sus años de gloria y que había obsequiado al mundo infinitas diatribas contra lo que llamaba " la sinarquía internacional ", el secretario de Estado de los Estados Unidos, George Shultz, le firmó la orden de extradición para ser juzgado en su país como un delincuente.

Acompañado por un médico y cuatro hombres de la Policía Federal Argentina - a quienes pretendía tratar como colegas - López Rega fue embarcado en un avión de Eastern el 3 de julio de 1986. Varios de los 200 pasajeros se quejaron a viva voz antes del despegue cuando descubrieron quién era su inesperado compañero de viaje. Al día siguiente, previa escala en Córdoba, donde nadie bajó del avión, se produjo el arribo a Ezeiza a las 12.49 horas. López Rega fue conducido a un camión celular. Además de viajar hasta la cárcel vigilado desde un helicóptero, los escoltaron cuatro Ford Falcon, casualmente el modelo de automóvil que quedó asociado a López Rega, la Triple A y la represión ilegal de la década anterior.

En la U - 22, de la calle Viamonte, ubicada un poco más de un kilómetro de la Plaza de Mayo, se sentó a esperar lo mismo que esperan tantos delincuentes importantes en la Argentina: que el parsimonioso reloj de la justicia lo ayude. Hacia 1988 había sumado la pintura a sus antiguas vocaciones artísticas. Desde luego, en la celda también escribía. Sus obras no trascendieron. Sólo los vaivenes de su salud despertaron el interés público.

La diabetes lo tuvo a maltraer en la cárcel. Más de una vez lo trasladaron al sanatorio Saavedra, donde terminaría sus días. No era un enfermo fácil: casi ciego, se negaba a recibir transfusiones de sangre porque temía ser asesinado de ese modo.

La causa judicial número 2225, la de la Triple A, acompañó a López Rega hasta el fin y fue la que lo mantuvo preso. Seis meses antes de su muerte la Cámara Federal porteña lo absolvió en la causa que investigaba el libramiento de dos cheques de la Cruzada de la Solidaridad, por presunta malversación de fondos.

Las marchas y contramarchas judiciales favorecieron a López Rega que estaba acusado de criminal y de ladrón. Tanto contratiempo lo envalentonó. Poco antes de morir se dio el lujo de iniciar una demanda contra ex camaristas, fiscales federales y ex funcionarios que intervinieron en la causa. Les reclamaba 50.000 dólares a cada uno. Su contraataque se fundaba - sin mayor sustento jurídico - en que había habido negligencia intencional para demorar su proceso.

En la misma línea de razonamiento, su primera mujer, Josefa Maseda de López Rega, firmó una pequeña solicitada el 9 de marzo de 1992 en la que se quejaba de que su " extinto esposo " volvía a ser " destinatario de mentiras y falsas acusaciones ". Y remataba: " luego de más de quince años de proceso judicial y tras soportar una intensa campaña propagandística que lo hacían aparecer ( sic ) como el autor de todos los males que debió soportar la República Argentina, murió inocente, en cautiverio y sin condena judicial alguna ".

Las últimas siete palabras eran correctas. López Rega murió en cautiverio y sin condena judicial alguna, de un edema de pulmón el 9 de junio de 1989, tres semanas después de las elecciones que consagraron presidente de la Nación a Carlos Saúl Menen. El destino lo trató mejor de lo que merecía incluso en el féretro, que fue envuelto con una bandera nacional no se sabe por quién ni, mucho menos, por qué.

Alrededor de 30 personas y dos patrulleros, el 11 de junio de 1989, formaron el cordón fúnebre del hombre que llegó a manejar casi todo el poder en los años 70. Entre ellos estaban su esposa, Josefa Maseda, su segunda mujer, María Cisneros, su hija, Norma López Rega con su tercer marido, Amado Giganti, su ex yerno y ex brazo derecho, Jorge Conti, y sus dos nietos. Hubo una gran ausente: Isabel Perón.

José López Rega fue cremado y sus cenizas fueron arrojadas a la costa de Mar del Plata, como él quería.

José Pablo Feinmann, licenciado en Filosofía, docente y escritor, autor del libro Peronismo - Filosofía política de una persistencia argentina, Tomo II, editorial Planeta, 864 páginas, año 2011, destaca que:

Lanusse le tendió una trampa cuando dijo que " A Perón no le da el cuero ". Perón, orgulloso como era, tenía que aceptar el reto. Lanusse aparece derrotado en el primer round, pero gana la pelea. Perón muere sin resolver nada.

El estado de salud apenas le permitía gobernar por escaso tiempo. Todos lo incitaban a volver. Perón incitado por Lanusse y los suyos, vuelve.

¿ Porqué aceptó como tropa propia a esos impresentables pandilleros y delincuentes que custodiaban el palco de Ezeiza el 20 de junio de 1973 ? ¿ No tenía otra cosa ? ¿ Creía que podía controlar a esa gente ? Perón se apresura en el discurso del 21 de junio de 1973 en condenar a la JP ( Juventud Peronista ). Perón era un conciliador nato. Alguien que siempre sumaba. ¿ Por qué resta a la juventud ? No investiga lo de Ezeiza y la juventud queda cuestionada. Cámpora renuncia a la presidencia de la Nación y Lastiri asume como presidente de la Nación ( 1973 - 1973 ). Lastiri, el yerno de López Rega. Perón será presidente de la Nación ( 1973 - 1974 ) e Isabel la vicepresidenta. La historia ya está escrita. Ya todo el país sabe que Isabelita pertenece más a López Rega que a Perón. Asesinato de Rucci. Y llega el 17 de octubre de 1973. Perón habla a su pueblo desde los balcones de la Casa Rosada. Pero lo hace con un vidrio blindado a prueba de balas. Perón está en peligro de muerte. Se acabó la alegría de los clásicos 17 de octubre. Ahora el país está en guerra. El sol rebota en el vidrio y ni siquiera se lo puede ver al General. Violencia. Atentados. La gente simple tiene miedo. ¿ Qué está pasando en la Argentina ? ¿ Tanto se esperó por esto ? Perón pone a un hombre formado en la OAS ( Organización Armada Secreta ) y en la Escuela de las Américas al frente de la Policía Federal, al comisario Alberto Villar. Y a Luis Margaride, otro represor. Perón asciende a José López Rega de cabo a comisario general. López Rega cada día es más poderoso. Llega el 1º de mayo de 1974. Jornada horrible. Los Montoneros enloquecen. Exigen una absurda Asamblea Popular e insultan a Perón como nadie jamás lo ha hecho. Sólo tal vez Aramburu, Rojas, las señoras de las peluquerías de lujo, los gentlemen del Jockey Club y los miembros de la Sociedad Rural. Los Montoneros se retiran, insultados por los pesados de los sindicatos que les pedía a la policía que les diera leña a " esos troskos de mierda ". El 11 de mayo es acribillado el padre Carlos Mugica. Llega el 12 de junio de 1974, Perón se despide con su hermosa frase: " Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que es para mí la palabra del pueblo argentino ". Cede el poder a Isabelita. Perón no verá las consecuencias. Fallece el 1º de julio. Pero Isabel - apenas el 4 de julio - confirma a José López Rega como su secretario privado. Gobernará el astrólogo - exterminador. Perón le ha dejado al país en herencia a una mujer de pocas luces que manejará " el Brujo " López Rega y que con su Triple A matará gente a diestra y siniestra. Qué pena. En apenas un año un gran líder, Perón, el único político que realmente hizo algo por los pobres y les arruinó la eterna fiesta a los dueños eternos de esta tierra haya deteriorado tanto su figura es una de las grandes desgracias de la Argentina.

Cuando se inauguró el Parque de la Memoria - Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, Marcelo Brodsky, que es un gran amigo y que tiene un hermano desaparecido, me invitó a que lo viera antes de la inauguración. Me sumergí en ese horror. Y ahí descubrí muchos nombres del pasado. Fueron jóvenes atrapados en una encrucijada de la historia. Ninguno de nosotros imaginaba un futuro como el que tuvimos. Se trataba de traerlo a Perón, de hacer al pueblo feliz y a la nación grande. Muchos no ejercieron la lucha armada. También hubo militancia barrial, fabril, villera, universitaria, sindical.

Ha dicho el téorico Eduardo Grüner: " No tengo autoridad ni elementos ni sabiduría para señalar con certeza qué otro camino habría sido posible o si había otro. Sólo sé que el que se eligió costó demasiado ". Debiera decir: Ojalá Fernando Abal Medina nunca hubiera hecho fuego sobre Aramburu. Pero ¿ con qué derecho ? Y además, ¿ no es un disparate decirlo ? Debiera decir antes: Ojalá los gorilas no hubieran bombardeado la Plaza de Mayo, ojalá no hubieran derrocado a Perón ni promulgado el decreto Nº 4.161, ni asesinado al general Valle, ni hacer desaparecer y profanar el cadáver de Evita, ni masacrar peronistas en los basurales de José León Suárez, ni mil cosas más ...

La historia fue como fue. Hubo hechos que provocaron otros. Acaso, lo único imprevisible, inaceptable, inimaginable, fue el horror de la dictadura desaparecedora del " Proceso ". De la llamada " guerra contra la subversión ".

Sigo y seguiré creyendo que los seres humanos hacen la Historia. Sin embargo, luego de este largo trayecto, creo que hay que seguir. Porque en el trayecto siempre hubo momentos luminosos, desde los que fue posible encontrarles un sentido a todas las atrocidades. Nadie puede rendirse bajo la rendición incondicional, para la que - cómo negarlo - hay mil motivos, mil excusas. Pensemos que acaso la voluntad y la lucidez para enfrentar la injusticia son también un elemento esencial de la condición humana.

ASTROLOGIA ESOTERICA
En la imagen, tapa del libro " Astrología Esotérica ", de José López Rega, editorial Rosa de Libres, Buenos Aires, con diversas ilustraciones, 740 páginas, año 1962.

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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