DOCUMENTOS SOBRE EVA DUARTE DE PERON 


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María Eva Duarte de Perón / Evita. Argentina 1919-1952

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HISTORIAS, ANECDOTAS y TESTIMONIOS 

Evita en el Hogar de Tránsito Nº 2, hoy Museo Evita, Lafinur 2988, Buenos Aires

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De Jairo ( Mario González ), premiado y famoso cantante argentino, internacionalmente conocido, exiliado en Madrid y en París durante la dictadura militar y que ofreció a su regreso un inolvidable recital en la porteña avenida 9 de julio ante más de un millón de personas:

En diciembre de 1970 estaba yo en Europa, en España. Había llegado ahí de la mano de Luis Aguilé, él ya era una estrella instalada y quiso producirme. Así que me fui para allá.

Yo empecé como Marito González pero hacía ya un tiempo que mi nombre artístico era Jairo.

Luis Aguilé era una gran persona, muy generosa. Me contrató como artista para que grabara en España mi primer disco. Una vez que lo grabé me quedé allá para hacer presentaciones, prensa y esas cosas.

Aguilé viajaba seguido a la Argentina y en diciembre de ese año hizo uno de sus viajes. Al regresar trajo una lata de película, una bobina, que le había dado el empresario Osvaldo Papaleo para Perón.

Nunca supe que había en esa cinta ni de qué se trataba. Isabel se encontraba en la Argentina. Supuse que sería un saludo de ella o una película.

Luis era muy conservador, el asunto es que estábamos ahí en su casa y me dice que le va a mandar la cinta a Perón en un taxi. Salté y le dije: " Se la llevo yo ".

Estaba con mi novia - hoy es mi mujer - Teresa Sainz de los Terreros; una familia madrileña monárquica con un marqués entre sus antepasados, pero sus hermanos participaron en el PSOE ( Partido Socialista Obrero Español ) durante los años del franquismo.

Luis no quería comprometerme pero yo le respondí que quería llevársela a Perón, y Teresa se sumó.

Había nevado mucho y digamos que en esa época Puerta de Hierro era un lugar más bien despoblado y las casas eran de piedra, las casas típicas de las sierras. La guardia era muy severa, mientras hablábamos ni nos miraban. Teresa protestaba.

Ya nos íbamos cuando nos dijeron que Perón nos recibiría, y tuvimos que volver sobre nuestros pasos.

Cuando entramos recorrimos el camino de lajas, había nieve y a medida que avanzábamos se nos iba apareciendo la casa y de repente en la puerta estaba él. Parecía que no hubiera pasado el tiempo. Estaba parado, erguido, el cabello oscuro. Pensé: " No es Perón ". Para mi generación era un fantasma, un personaje mítico, icónico. A medida que nos acercábamos se iba notando que estaba envejecido. Hasta que en un momento abrió los brazos en forma de bienvenida y entonces sí sentí que estaba frente a Perón.

Nos abrazó y nos hizo pasar.

Cuando lo abracé noté sus arrugas, el cutis apergaminado. Tomó el paquete con la película. Lo dejó a un costado y enseguida empezamos a hablar.

Estábamos solos, Teresa y yo, con Perón y él me daba consejos sobre cómo moverme con los españoles. Sirvió té y a mi mujer le ofreció una cerveza. Cuando le pregunté cómo se sentía, un poco quejoso dijo: " Esto es un búnker ".

Hablamos de un montón de cosas, de comidas, y también me contó que le había enseñado a la empleada cómo se hacían las empanadas. Me preguntó que hacía en España. No hablamos de política, sí hablamos de su primer viaje a Europa, a Italia. En un momento dado salió y entonces hurgué un poquito en su biblioteca. Me encantan los libros así que miré qué tenía y eran libros muy interesantes.

Su escritorio era amplio y tenía dos fotos, una a cada lado. De un lado Evita y del otro Isabel. En la pared había una foto, que yo recuerdo en blanco y negro, donde se lo veía montado a caballo con su uniforme militar.

Perón era un personaje deslumbrante, atractivo, extremadamente amable y simpático. Creo que el llegar nosotros, que éramos jóvenes, lo predispuso bien. Y le estábamos llevando algo de Buenos Aires, encima.

Pasaron dos cosas extrañas. Una fue que Perón insistía con que nos quedáramos a cenar pero esa noche se suponía que yo iba a conocer la familia de Teresa y todavía hoy no me explico cómo hizo, pero mi suegra llamó ahí. Se supone que un tipo en la situación de Perón es un tipo con vigilancia al que resulta difícil llegar. Pero sonó el teléfono, atendió Perón y dijo: " ¡ Están acá ! " y le dió con mi mujer. Era mi futura suegra y estaba preocupada por su hija, claro. Pero de no haber sido eso quizás hubiéramos pasado Nochebuena con él y con una pareja a la que esperaba para esa noche. La otra cosa que sucedió fue que al llegar él me dijo que me conocía. Yo había hecho dos programas de televisión y en esa época en España había un canal que veían todos y otro que no llegaba a todas partes en UHF. Pero si salías en el canal principal te veía todo el mundo. Yo no relacioné el asunto y lo tomé como una frase de cortesía, pero un par de horas después apareció un muchacho joven, que tendría mi edad. Era el hijo del empresario Jorge Antonio y me preguntó si yo no había cantado en la televisión española hacía unos días. Perón dijo: " ¡ De ahí lo tengo visto ! ".

Cuando nos íbamos, repito que no hablamos nada de política, abrió un cajón y sacó unos números de la revista Las Bases, publicación partidaria del Partido Justicialista. " Tome ", me dijo Perón. Y nos despedimos.

Muchos años después me llamaron de la oficina del equipo de producción del empresario y conductor de radio y televisión Mario Pergolini porque ellos habían comprado en un remate la colección de discos que había pertenecido a Perón y resultó que en ella había varios discos míos.

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De Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, cineasta, político, presidente del INCAA ( Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales ), condecorado con la Orden de Caballero de las Artes y las Letras de Francia, escritor, autor del libro Juan y Eva: el amor, el odio y la revolución, editorial Sudamericana, Buenos Aires, 384 páginas, año 2011:

Juan y Eva es el relato de un amor que tuvo lugar entre dos terremotos. Uno, de la tierra. El otro, político y social.

La historia está basada en circunstancias reales del período en que Juan Domingo Perón y Eva Duarte comenzaron y consolidaron su romance.

Sobre esos trazos históricos, se ubican los tramos ficcionales. Es por eso que Juan y Eva se propone como novela más que como documento histórico.

No obstante, abundan en ella datos verídicos y sorprendentes, tomados de las fuentes más diversas, textuales y orales, que sustentan la hipótesis central del relato, esto es, su núcleo dramático: debió gestarse una revolución para que el amor de Juan y Eva fuera posible. Y a su vez, esa historia de amor se transformó en el big bang de un movimiento político cuyas consecuencias aún perduran con inusitado vigor.

Los hechos relatados ocurren entre enero de 1944 - cuando un temblor destruyó la ciudad de San Juan, y determinó la consecuencia colateral, y en principio inofensiva, del encuentro entre una actriz de radio y un coronel de la revolución de 1943 - y la madrugada del 18 de octubre de 1945.

Los personajes son, en general, verídicos. Introduje, en algunos casos, una serie de modificaciones excepcionales, como, por ejemplo, la omisión del apellido completo de quien intentó asesinar a Perón en la Escuela de Guerra.

Por ser literatura y no un texto de historia, no hay citas al pie. Y si bien la saga de Perón y Evita ha sido recorrida en innumerables versiones, mi intención ha sido acercar la lupa a esos veintiún meses del comienzo de la relación entre ambos, para lo que segmenté la trama en tres momentos: el amor, el odio y la revolución, como síntesis del choque entre las fuerzas antagónicas que marcaron el vínculo.

No oculta mi texto una implícita admiración por la trascendencia de los personajes principales, pero he intentado retratarlos desde su perspectiva más humana e interpretar sus emociones, sus temores, sus elucubraciones, siempre guiado por la estructura irrefutable de la certeza histórica, que actuó como columna vertebral de la novela y su sentido.

Debo honrar a algunos de los autores que, con su investigación, aportaron las fuentes de mi libro, que he escrito durante una larga etapa de abordaje al tema que comenzó hace más de cuarenta años, con mi interés por el peronismo y su devenir.

Ellos son Enrique Pavón Pereyra, Jorge Abelardo Ramos, Fermín Chávez, Arturo Jauretche, Domingo Mercante, Félix Luna, Juan Perón - con sus obras y, en particular, sus discursos -, Carlos Piñeiro Iñíguez, Araceli Bellota, Hipólito Barreiro, Norberto Galasso, Paco Jamandreu, Erminda Duarte, Sir David Kelly ( embajador inglés en los años 40 ), Vera Pichel y César Litvin, con su asesoramiento. También, material de archivo, documentos, filmaciones, revistas y periódicos de la época, entre otras lecturas y conversaciones dispersas en estas cuatro décadas de permanente acercamiento a Juan, Eva y su tiempo. Un agradecimiento especial a Víctor Santa María y a María Seoane. También para quienes bregaron durante años por recuperar el relato de la historia de amor de Juan y Eva, Eduardo Valdés, Renato Miari y Marcelo Altmark.

La novela fue llevada al cine, antes de su publicación, por Paula de Luque, a quien agradezco profundamente el ánimo que me dio para escribirla. Sé que su obra es incomparable por el poder de sus bellas imágenes, la firmeza de un relato que tiene la virtud de la síntesis y el trabajo de los actores, que reviven a sus personajes con un compromiso conmovedor notable.

También agradezco especialmente el aliento y el trabajo infatigable de Manuel Socías, la entusiasta corrección de María José Verna, las lúcidas observaciones y el afecto de Analía Hounie, las lecturas pacientes de Alejandra Blanco, de Rómulo Pullol, de la editora Glenda Vieites y el acompañamiento permanente de Fabián Blanco y Patricia Valdez.

Para los lectores, espero que Juan y Eva, la novela, funcione como un acercamiento al misterioso modo en que el amor actúa como clave esencial, a menudo omitida con el frío análisis de la Historia.

Nota:

La novela de Jorge Coscia inspiró el filme de Paula de Luque, Juan y Eva, drama protagonizado por Osmar Núñez y Julieta Díaz y estrenado en la Argentina el 15 de septiembre de 2011.

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De Teresa Cianciabella, licenciada en Sociología de la UBA ( Universidad de Buenos Aires ), vinculada al mundo del Arte y escritora:

Lafinur esquina Gutiérrez, Buenos Aires, una hermosa casona del año 1909 que aloja al Instituto Nacional de Investigaciones Históricas " Eva Perón " y al Museo Evita.

El curador del Museo, licenciado Gabriel Miremont, nos cuenta que la amplia de casa de estilo neoclásico perteneció a la familia Carabassa. En 1923, el arquitecto Estanislao Pirovano la rediseña en estilo neo - colonial que hoy ostenta. Posteriormente, en 1948 la adquiere la Fundación de Ayuda Social Eva Perón para el Hogar de Tránsito Nº 2 " Luisa Komel ", para mujeres en situación de riesgo. Este funcionó hasta 1956. Después de 1955 el edificio siguió perteneciendo al Estado y cumpliendo con funciones sociales. En 1999, pasó a ser sede del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas " Eva Perón " y en el año 2002 se inauguró el Museo Evita como parte de las actividades que desarrolla el instituto bajo la presidencia de la arquitecta Cristina álvarez Rodríguez, sobrina nieta de Eva Perón.

Miremont comenta que en 2.000 metros cuadrados se distribuyen la colección permanente y una exposición que va cambiando cada tres meses. La exposición está organizada de manera cronológica en cuatro períodos: Eva Duarte, niñez y adolescencia, su desempeño como actriz de radioteatro, teatro y cine y el encuentro con Juan Domingo Perón; el segundo período denominado Eva Perón comprende su imagen pública, el 17 de octubre, el casamiento, su rol de Primera Dama y el viaje a Europa; el tercer período llamado Evita nos introduce en la Fundación, la ayuda social, los hogares de tránsito y demás obras de la Primera Dama. Por último, el período denominado Un final inesperado hace referencia al renunciamiento, su enfermedad y la tarea realizada encaminada hacia el futuro.

La muestra exhibe los principales objetos de la familia Duarte. Los espacios reconstruidos especialmente permiten recrear el funcionamiento del Hogar de Tránsito.

Emociona encontrarse con una parte de la historia que tantas pasiones despierta todavía. Hay un gran cuidado por el rigor histórico y un excelente trabajo museográfico que permite que cada objeto seleccionado esté cuidadosamente exhibido. Si bien se puede apreciar bastante material político, el museo es histórico - biográfico, lejos está de ser un museo partidario.

Continuando con la acción social desarrollada por Eva Perón, actualmente el instituto colabora con una escuela de niños discapacitados y un comedor infantil.

El Museo Evita acepta donaciones de objetos y documentos avalados para ser exhibidos y que representen la época. Un espacio para recorrer, para pensar y para que los argentinos se reconcilien con el pasado.

La dirección del Museo Evita es calle Lafinur 2988, barrio de Palermo, Ciudad de Buenos Aires, los teléfonos son: 4807 - 9433, 4809 - 3168 y 4807 - 0306, los e - mail son: info@museoevita.org y contacto@museoevita.org, y el horario para visitarlo es de martes a domingo de 14.00 a 19.30 horas.

Visitas guiadas para escuelas, colegios y grupo, concertar horario.

Nota:

Para ver imágenes de este estupendo e inolvidable museo, clickear, por favor, aquí

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De Juan Manuel " Chueco " Fangio ( 1911 - 1995 ), automovilista argentino, quíntuple campeón de Fórmula 1:

No me gusta hablar de política, no soy ni fuí un hombre político.

No sé si se favoreció, desde 1945 a 1955, a algún piloto de carrera con permisos de importación para introducir respuestos. Y no creo que con eso se obtuviera buenos resultados, o sea ganar carreras.

Es cierto que se les permitía a los pilotos de carreras traer autos y que muchos deportistas se anotaban en las carreras de automovilismo con el propósito de conseguir aquellos famosos permisos de importación.

Una vez el general Perón me dijo que yo nunca pedía nada. Simplemente le respondí que no necesitaba nada, que lo único que quería era ganar carreras.

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De Sabina Olmos ( Rosa Gómez, 1913 - 1999 ), actriz y cantante de tango:

A Evita no la conocí en el ambiente artístico, cuando lo hice era ella ya la esposa de Juan Domingo Perón.

El primer encuentro fue cuando un grupo de artistas de variedades le fuimos a pedir el " número vivo " en los cines, que en ese momento no era obligatorio, concediéndolo para crear fuentes de trabajo para los artistas, las que en ese momento eran pocas.

Me impactó su sinceridad, su fortaleza, su entrega total hacia el más desvalido.

A ese encuentro sucedieron otros, ya que integré el Ateneo Cultural " Eva Perón ", que se creó para que todas las mujeres del ambiente artístico tuvieran un lugar donde reunirse, charlar y ser atendidas debidamente, especialmente quienes no eran peronistas, pues como decía Evita: " Hay que atender mejor a quien no es peronista que a quien lo es, para atraer hacia el Justicialismo a quienes no comprendieron la doctrina del general Perón ".

La comisión del Ateneo estaba integrada por artistas, siendo Fanny Navarro su presidente. Estaban también Iris Marga, Silvana Roth y Adriana Alcock. Se trataba de resolver cualquier problema que tuviéramos.

Evita tenía una fuerza arrolladora, era incansable. La veíamos en el Concejo Deliberante hasta la madrugada, luego cenábamos. He comprobado que a las 7 de mañana ya estaba de pie, trabajando nuevamente. Se entregó al trabajo y al pueblo, prefirió la entrega por su pueblo, antes que disfrutar de los halagos por ser la mujer del Presidente.

Hay muchas anécdotas de Evita ...

Voy a contar una que la pinta de cuerpo entero.

Evita conocía perfectamente a las personas que entraban a su despacho para pedirle cosas para sí o para algún gremio. En una oportunidad, en la Unión Argentina de Variedades, de la cual Evita era la madrina espiritual, siendo mi esposo Charlo ( Carlos José Pérez de la Riestra ) el fundador, ocurrieron cosas que muchas veces suceden en los gremios, por celos. Entonces vinieron algunas personas del gremio para sacar a mi marido, quien estaba en la ciudad de Rosario en esos momentos, yendo a verla para hacerlo. Evita contestó que " nadie le pondrá una cáscara de banana a Charlo mientras no esté, menos a él que siempre ha pedido cosas para el gremio y nada para él ".

Y sobre lo que se decía que Evita prohibía a algunas personas, puedo decir, con absoluta verdad, que, estando yo en el extranjero, comprobé que muchos artistas que acá no tenían éxito decían que estaban prohibidos en nuestro país, siendo refugiados argentinos. Inclusive, y a pesar del entredicho que hubo entre Evita y Libertad Lamarque, cuando sucedió un terremoto, que creo fue en Méjico o en Ecuador, la misma Evita atendió a la hija de Libertad, haciéndola comunicar con su madre para tener más tranquilidad y comprobar que no le había sucedido nada malo, y poniendo a su disposición un medio aéreo de transporte.

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De Edgardo Goyechea, escritor:

Dicen los Evangelios que el árbol se conoce por sus frutos.

Nada mejor entonces para dimensionar la sobrehumana capacidad de amor de Evita, que rever los frutos creados por su Fundación de Ayuda Social, crecida desde su corazón, como árbol total que fue al mismo tiempo nido, dicha y alimento para los humildes.

La obra social de la Fundación Eva Perón es un hecho singular. Marca el período en que el pueblo es interpretado por sus gobernantes sin retaceos ni cálculos bastardos. Señala, como ejecutora por excelencia de los principios de la Doctrina Justicialista, el tiempo en que la Argentina vivió para el bienestar de sus hijos, proveyendo soluciones a las necesidades y mitigando dolores.

En 1955, un golpe de Estado esfuma sus fondos, que estatutariamente debían volver al pueblo.

Los trabajadores encontraron en la Fundación Eva Perón soluciones para sus necesidades, para esas cosas imprescindibles, de las que siempre quiso ocuparse Evita. Esas cosas se concretaron en centenares de obras, miles de viviendas y millones de artículos repartidos por toda la Argentina y más allá de sus límites.

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De Annemarie Heinrich ( 1912 - 2005 ), excepcional y artística fotógrafa alemana naturalizada argentina:

Vine a la Argentina en el año 1926. Mis padres hacían cigarrillos en Berlín, y con eso vivíamos bien. Pero un día consideraron que Alemania no era un lugar seguro, por el fascismo. Y nos vinimos a la Argentina, donde mi madre tenía sus hermanos. Ellos vivían en la provincia de Entre Ríos, en Larroque.

En Larroque, uno de mis tíos, Karel, era fotográfo. Yo empecé a ir con él, en su sulky, cuando había un casamiento, un cumpleaños o un bautismo. Recuerdo que tenía una cámara de madera, tipo cajón, y que yo lo ayudaba. Pero eso no duró mucho. Mi padre decidió que Larroque no podía darnos a mi hermana y a mí una buena educación. Y nos vinimos a Buenos Aires.

Nuestra vida era muy dura. Mi padre, que era músico, había vuelto del frente ruso en la Primera Guerra Mundial con esquirlas de granada en un brazo y no podía tocar su violín. Entonces trabajó en Buenos Aires como albañil o haciendo changas. Por suerte, un médico del hospital Alvear lo operó y pudo volver a tocar. A partir de eso pudo ganarse otra vez la vida con la música. Tocaba en la orquesta del cine Porteño, donde pasaban películas mudas.

Comencé a estudiar, de noche, en una escuela del barrio de Once. Y de día trabajaba en tres laboratorios: el de Rita Lang, que era austríaca, y los de las húngaras Rosa Kardof y Rita Wlanguer. Las tres hablaban alemán y me enseñaron a preparar el líquido revelador, sacar fotos y retocar retratos. Tres años después, cuando cumplí 19 años, puse mi propio estudio.

En realidad yo quería ser bailarina, como Isadora Duncan. Pero mi padre no me dejó, dijo que eso era para prostitutas. Los prejuicios de entonces.

Los prejuicios. Cuando venían a mi estudio algunos hombres que me veían con mi estampa de 20 años decían que no se iban a dejar fotografiar por una mocosa y preguntaban si no había un fotógrafo hombre.

Sólo fotografiaba mujeres. Pero eso me sirvió. Muchos de esos hombres volvieron para que yo, y no un hombre, les fotografiara a sus esposas y a sus hijas.

Me hice amiga de Bernardo Iriberni, uno de los directivos del Teatro Colón, y empecé a fotografiar a los grandes cantantes y concertistas que venían del extranjero. Por eso me llamó Julio Korn, uno de los dueños de la revista El alma que canta. Le habían gustado mis fotos y me contrató para retratar a Julio de Caro, a Osvaldo Fresedo, a Mariano Mores y a otros músicos. Después, cuando lanzó la popular revista Radiolandia me encargó las tapas, trabajo que hice durante más de cuarenta años.

A Evita le saqué una foto para Estampa, cuando tenía 20 años, ella vino con once modelos más. Todas aspiraban a ganar el concurso de belleza que habían organizado en esa revista.

Eva Duarte era una criollita de cabellos oscuros, muy flaquita, sonriente, con piernas largas y sin busto. A la hora de fotografiarla tuve que rellenarle con algodón el corpiño y ajustarle el traje de baño estampado, que le sobraba, con broches. Era muy tímida. Yo le bajaba el escote y ella se lo subía.

Varias veces la fotografié a Evita. La siguiente foto fue cuando Emilio Karstulovic, el dueño de la revista Sintonía, me pidió que la sacara " sugestiva ". Eso quería decir sexy en la década del 40. Pero fracasé. Evita era lo menos sexy que uno se pueda imaginar. Sólo pude sacarla hermosa con vestidos que le hizo el modisto Paco Jamandreu.

Y la fotografié a Evita después que dejó de ser actriz. Conmigo no era una clienta difícil. Y estuve con ella unos meses antes de su fallecimiento.

Evita nunca me pidió los negativos de sus fotos. ¡ Ojalá lo hubiera hecho ! Con todo gusto se los habría dado de saber que un día el secretario de Prensa y Difusión, Raúl Alejandro Apold, me los robaría. Apenas falleció Evita, en 1952, Apold me llamó por telefóno y me pidió todas las copias y negativos de las fotos de ella. Y me mandó al estudio a dos matones de Coordinación Federal que me amenazaron, recogieron todas las copias y se llevaron todos los negativos que encontraron. Después Apold los vendió a las revistas Life y París Match.

Me quedaron dos negativos que se salvaron del saqueo. Uno es el de la primera foto que le hice, donde aparece con el traje de baño estampado; el otro es el de la foto donde Evita está rubia, sonriendo y con un vestido de Jamandreu.

Nota:

Para ver un trabajo de esta talentosa fotógrafa, clickear, por favor, aquí

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Del periódico " Kronen Zeitung ", diario de Viena, Austria:

Eva Perón siempre y en todos lados luchó por los humildes y los desposeídos.

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Del periódico " Il mattino ", diario de Nápoles, Italia:

Eva Perón ha sido y seguirá siendo la abanderada de la auténtica socialización, sin utopías y sin revueltas.

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De Pablo Luciano Potenze, arquitecto, docente y escritor:

Estudiar muchos temas del peronismo es complicado porque todas las fuentes están teñidas de pasión, a favor o en contra.

Los " gorilas ", aunque supuestamente más educados, en materia de peronismo actuaron como comandos de demolición, e intentaron no dejar piedra sobre piedra.

La propaganda peronista fue efectiva, pero incompleta, porque estaba destinada a ganar votos de las clases más humildes pero no hizo mayores esfuerzos por tener un capítulo intelectual.

Por lo general iniciar una conversación con un desconocido sobre cualquier cosa que tenga que ver con el peronismo produce inevitablemente dentro de los primeros minutos una toma de posiciones a favor o en contra, o poniendo distancia, como si fuera necesario poner a salvo el pellejo.

Una de las consecuencias de estas actitudes es que hay muchas cosas que se encuentran en una suerte de nebulosa, porque las referencias peronistas son muy sentimentales, o están basadas en una única fuente oficial, y las no peronistas están teñidas - a pesar suyo - por la prédica antiperonista.

El estudio del peronismo es una tarea complicada por la animosidad de las fuentes. El Monumento al Descamisado, que luego se llamó Monumento a Eva Perón, iba a tener la estatua de un descamisado que lo coronaría - aunque en realidad tenía una cara muy parecida a la de Perón -, es un buen ejemplo de las brumas peronistas. No está muy claro cómo se gestó, no se sabe por qué se eligió a un escultor italiano, Leone Tommasi, para hacer el mayor monumento del mundo; hubo abundantes cambios, y después del derrocamiento de Perón lo dinamitaron.

Quizá en política todo tenga un sentido simbólico ... Pero hay algunas creaciones arquitectónicas, que por estar directamente asociadas con el poder de turno pueden considerarse símbolos puros de un partido o de un hombre.

El peronismo repartió retratos del General y de su esposa Evita a diestra y siniestra y colocó el escudo partidario en cuanto edificio público pudo, pero fue muy poco efectivo a la hora de pensar en consolidar una imagen simbólica para la posteridad, porque todos los elementos citados eran de lata, madera y cartón. La mayor parte de las esculturas fueron bustos que la " Revolución Libertadora " destruyó, y es así que a la hora de contar verdaderos monumentos a la gesta peronista o a situaciones o personas destacadas del peronismo hechos antes de 1955, encontramos muy pocos.

En el período justicialista que va de 1946 a 1955 no se observó una profusión de monumentos al peronismo. Hubo bustos de Perón y Evita, por supuesto, pero no tantos como podría pensarse. En aquellos tiempos los retratos por lo general bastaban, aunque había un interesante negocio de venta de bustos de Perón y Evita para uso doméstico que se anunciaban en las páginas de la revista Mundo Peronista.

Dentro de los elementos decorativos alusivos al régimen se encuentran varios murales pintados en edificios públicos, en los que el tema es algún logro de la " Nueva Argentina ". Así, por ejemplo, el auditorio del Palacio de Correos de Buenos Aires fue remodelado y se incluyó en uno de sus muros laterales una alegoría a los servicios postales, más apta para ilustrar un libro de lectura de escuela primaria que para este cometido. En el edificio de la CGT de la calle Azopardo 802 también hay pinturas.

Pero dentro de la epopeya peronista hubo dos hechos completamente distintos que fueron recordados por sendos monumentos, y lo curioso es que sobrevivieron a la destructiva furia antiperonista de los símbolos del régimen que se lanzó en 1955 y hoy, con diversos grados de mutilación, están en pie en Buenos Aires.

En 1947 la Municipalidad de Buenos Aires realizó un concurso para erigir un monumento a Hipólito Yrigoyen en la intersección de las avenidas de Mayo y 9 de Julio, donde entonces había una rotonda. La ordenanza respectiva planteaba que " ... consistiría en la figura ciclópea del prócer en escala ciclópea, sin alegorías ni más inscipción en el basamento que el nombre de Hipólito Yrigoyen ... ". El concurso fue declarado desierto, y otro realizado dos años después corrió la misma suerte.

Más o menos al mismo tiempo se tomó la decisión de construir un Monumento al Descamisado en la Plaza de Mayo, y el 24 de julio de 1947 Perón puso en funciones a los miembros de la Comisión Honoraria a ese efecto. En ese acto el General dio su idea sobre lo que debería ser la obra, diciendo:

" Debe ser un monumento en movimiento, desechando el estatismo que invade a la escultura de hoy día ... La piedra de granito es lo más triste y opaco para un monumento. El mármol y el bronce es lo único noble para la escultura cuando ella debe representar al hombre con sensación de vida. Debemos hacer un monumento grande, no tanto por su volumen sino por su contenido. Hay que darle magnificencia; grabar la historia del descamisado desde la colonia, desde el indio encomendero que fue el primer descamisado, hasta la etapa del 17 de octubre ...

Debe tomarse la época de la colonización, donde tenemos al descamisado trabajando la tierra. Luego tomarlo en la Independencia, con su caballo, luchando por ella. Ahí tenemos al " deshilachado " de Güemes. Después viene la época de la Organización Nacional. Y lo tenemos después en la época constructiva, trabajando en el campo y en la industria, llegando así a nuestros días al actual descamisado ..."

En octubre de 1949 la Ley Nº 13.568 estableció que el Monumento a Hipólito Yrigoyen se emplazaría en el lugar que el Poder Ejecutivo juzgare conveniente, reservando la intersección de las avenidas de Mayo y 9 de julio de la Capital Federal para el Monumento al Descamisado, que debería simbolizar el triunfo de los trabajadores, intelectuales y manuales, en defensa de sus derechos políticos, sociales y económicos.

A pesar de toda esta teoría, no se hizo nada.

Mientras tanto, en París, Francia, todo es distinto, empezando por el arte ...

En 1950 la Embajada Argentina en Francia encomendó al escultor Sesostris Vitullo una estatua de Eva Perón. Vitullo era un argentino que en 1925, a los 26 años de edad, se radicó en París para desarrollar una carrera artística acorde con las vanguardias que se vivían entonces en esa ciudad. Obviamente estaba muy lejos de la realidad argentina del momento, y parte de su tarea cuando recibió este encargo, fue estudiar la personalidad de Evita, que aparentemente le era desconocida.

Llegó a la conclusión de que era un arquetipo y un símbolo de la libertad de las razas oprimidas de América, al punto que dijo en una carta que la veía " como un mascarón de proa rodeada de laureles ", y eso fue lo que hizo en piedra de Gard, una síntesis cubista con un rostro aindiado de una Evita muy alejada de la iconografía oficial, rodeada de laureles poco figurativos. La obra fue bautizada Arquetipo Símbolo.

El trabajo se terminó en 1952, y se programó su exhibición en una exposición de la obra de Vitullo en el Museo de Arte Moderno de París auspiciada por la Embajada Argentina. Pero cuando los diplomáticos la vieron comprendieron que esta expresión del arte no cabía en el mundo peronista, y la retiraron antes de la inauguración de la muestra, que se desarrolló sin esta pieza. La escultura se archivó en un sótano de la embajada y tres décadas más tarde pasaría a poder de un hijo del artista, que la vendió finalmente a la familia Di Tella, que la dio en custodia a la Universidad Torcuato Di Tella, en cuya biblioteca se encuentra hoy. Esta extraña creación de la iconografía peronista fue expuesta en Buenos Aires por la Fundación Proa entre marzo y abril de 1997.

Para la mitología peronista ortodoxa la idea del Monumento al Descamisado fue de Evita, que en 1951 habría propuesto a Perón la construcción de un monumento que recordara la gesta del 17 de octubre, que además sería un mausoleo, una especie de Tumba del Descamisado Desconocido, coronado por una estatua del descamisado. Evidentemente esto no es cierto, porque ya había una propuesta ( con ley y todo ) para hacer un monumento a esta gesta.

El encargo se hizo al escultor italiano Leone Tommasi, que ya había trabajado para el peronismo como autor de las esculturas que coronarían el edificio de la Fundación Eva Perón. Las instrucciones de Evita a Tommasi para la concepción del monumento fueron claras:

" Que sea el mayor del mundo. Tiene que culminar con la figura del descamisado. En el monumento mismo haremos el Museo del Peronismo. Habrá una cripta para que allí descasen los restos de un descamisado auténtico. De aquellos que cayeron en las jornadas de la Revolución. Lo buscaremos y él representará a todos los descamisados como él. Allí espero descansar también yo cuando me muera ".

Leone Tommasi trabajó en su atelier de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires, y en diciembre de 1951 llevó a la residencia la maqueta del monumento.

Según el diario oficialista Democracia, el trabajo de Leone Tommasi arrancó el siguiente comentario de Evita:

" Es genial porque es grande y sencillo ".

Cuando la muerte anunció su llegada, hubo diversos movimientos en el frente interno del peronismo, y el 18 de junio de 1952 ingresó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley presentado por la diputada Celina Martínez Paiva propiciando la construcción de un Monumento a Eva Perón, cuyo tratamiento comenzó en ese mismo día y luego de ocho jornadas de discursos fue aprobado y pasó al Senado, que lo convirtió en ley Nº 14.124 el 7 de julio, todo un récord para los tiempos legislativos argentinos. El texto prescribía que el monumento se construiría en la Plaza de Mayo, y que habría replicas en todas las capitales de provincia, además fijaba un plazo de dos años para su materialización. Se financiaría con aportes populares, autorizándose al Poder Ejecutivo a adelantar 4.000.000 de pesos.

A partir de la ley se formó una Comisión Nacional del Monumento a Eva Perón, presidida por la senadora Juana Larrauri, que mantuvo varias reuniones con Tommasi para discutir el reemplazo de la estatua del descamisado por la de Evita. Según algunas fuentes, el escultor Tommasi se opuso a cambiar la figura de la estatua monumental arguyendo que " las formas gráciles y delicadas del cuerpo de Eva Perón no pueden reemplazar las dimensiones colosales y el volumen que ocupará la estatua del descamisado "; otros dicen que la idea fue de Perón, pero lo concreto es que se mantuvo la idea del descamisado, aunque se resolvió cambiar el ocupante de la cripta, que en vez del descamisado desconocido sería la " Jefa Espiritual de la Nación ". A esta altura de los acontecimientos se descartó la implantación en Plaza de Mayo.

Evita falleció el 26 de julio de 1952, y un año después, el 26 de julio de 1953, se hizo público el proyecto del mausoleo, que ahora se preveía construir frente a la residencia presidencial. Se decía que sería el mayor monumento del mundo, con 137 metros de altura ( algo menos que la pirámide de Keops ), y estaría coronado por una estatua de 60 metros de un descamisado.

La memoria del escultor Leone Tommasi describe la obra así:

" Quien de lejos lo observe verá el más simple y sencillo de los monumentos, porque el mausoleo será como el pedestal de una figura cuya solidez vertical mirará el porvenir con absoluta serenidad, sin temor a las tempestades que pueda desatar la historia. Acercándose a la obra se irá perdiendo de vista la estatua colosal del descamisado y empezarán a verse el ciclo de las 16 esculturas que sostienen la primera, y más arriba el ciclo de los relieves que coronan la base del monumento ".

El acceso al monumento, de planta circular, sería por una escalinata que lo rodearía en su totalidad. La fachada estaría formada por un primer círculo exterior con dieciséis pórticos rectos, cuyos pies derechos tendrían nichos para ubicar otros grupos escultóricos de gran tamaño. Los temas de estas estatuas representaban los grandes títulos del peronismo: el amor, el conductor, los derechos de la ancianidad, los derechos del trabajador, la dignificación de la mujer, el ideal, la independencia económica, la justicia, la justicia social, el justicialismo, el coronel, la razón de mi vida, la solidaridad, la soberanía política, el trabajo y los únicos privilegiados.

Sobre estos pórticos seguía un fuste cilíndrico que remataba en una gran terraza que circunscribiría un cilindro algo menor en el que se colocarían bajorrelieves que representarían las etapas fundamentales de la vida del movimiento peronista y Eva Perón ( el 17 de octubre, el abrazo con Perón el 1º de mayo de 1951, la condecoración de Eva Perón el 17 de octubre de 1951, Eva Perón y el descamisado, Eva Perón y las mujeres, Eva Perón y los trabajadores, las lágrimas de su pueblo, los niños y Evita, el último saludo del 4 de junio de 1952, etc. ). Estas esculturas serían un punto de la composición general, pero sólo se verían en detalle desde la terraza.

Por encima de los relieves comenzaría un fuste que serviría de base a la estatua del descamisado, de 67 metros de altura, cuyo rostro sería sin disimulo el de Perón. La figura humana, recubierta en cobre, estaría apoyada contra un gigantesco yunque, cuyo plano superior sería una terraza mirador accesible al público.

En la parte baja, detrás de los pórticos con las estatuas, habría una rotonda cubierta por arcos que daría la vuelta completa al monumento. En el punto destacado de ésta se abrirían tres puertas grandes de bronce con bajorrelieves que permitirían ingresar al gran espacio central, de concepción " clásico moderna ". En el centro del mismo una abertura permitiría observar el sarcófago. En el extremo opuesto a la entrada se ubicaría una estatua de Eva Perón de dimensiones no exageradas, que estaría acompañada por dos figuras que representarían al trabajo en sus vertientes, el trabajo del brazo y el trabajo de la inteligencia. La Comisión no estuvo satisfecha con este grupo y solicitó al escultor Tommasi que lo cambiara por tres figuras: los trabajadores, los humildes y la mujer.

Los muros laterales estarían revestidos en mármol. En la cornisa habría una inscripción tomada del libro La razón de mi vida, que rezaría:

" Hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo que luego Perón convertiría en realidades. De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba cariñosamente Evita ".

El local estaría cubierto por una cúpula revestida en oro, en el centro de la cual un lucernario permitiría el ingreso de luz natural, que a través del agujero central llegaría - con muy buena voluntad - hasta el sarcófago en la cripta.

Evita había visitado en París la tumba de Napoleón y había quedado impresionada por la misma - en particular por las visuales que permitían contemplar el sarcófago desde diversas perspectivas - y había instruido a Tommasi para que lograra un efecto similar. Así fue que la cripta estuvo diseñada con este condicionamiento. El sarcófago estaría recubierto con una tapa de plata de 400 kilos de peso que reproduciría el cuerpo de la difunta, y en ocasiones especiales ésta se retiraría para que el público pudiera ver su cuerpo verdadero.

Dentro del fuste del cilindro pedestal se desarrollaría el Museo del Peronismo, una parte sobre la que no se dio a conocer mayor información. Las circulaciones verticales se harían por medio de catorce ascensores y escaleras helicoidales.

La obra se inició en 1952, pero un año después estaba detenida. Los trabajos se reanudaron en 1954, sin pasar de los cimientos y la estructura de un gran cilindro de hormigón, que sería la base del monumento.

Luego del derrocamiento de Perón fue dinamitado.

Como símbolo de la victoria del " alpargatas no, libros sí ", en el lugar donde estuvo la residencia presidencial en la que murió Evita, el Palacio Unzué, fue demolido y se decidió allí construir la Biblioteca Nacional. La historia es larga: el proyecto fue tan ambicioso que no se pudo terminar, sufrió infinidad de modificaciones, y finalmente un presidente justicialista, Carlos Saúl Menem, inauguró el edificio de la Biblioteca Nacional el 10 de abril de 1992.

Cuando el partido justicialista volvió al poder en 1973 comenzó en todo el país una reacción - justificada después de casi dos décadas de proscripción - consistente en colocar bustos de Perón y Evita en todas partes, en la mayoría de las oficinas públicas y en cientos de plazas de todos los puntos cardinales del país.

En 1974, se inició la construcción del Altar de la Patria, una especie de panteón nacional impulsado por el secretario de Perón y ministro de Bienestar Social José López Rega, apodado " el Brujo ". Se trataba de una especie de templo monumental, de forma prismática, con mucho vidrio en sus fachadas, en cuyo interior descansarían los restos de los próceres nacionales, también Evita y más adelante Perón. Pero Perón murió sin que la obra estuviera terminada, los trabajos fueron lentos, hubo un golpe de Estado y el gobierno militar del llamado " Proceso de Reorganización Nacional " ( 1976 - 1983 ) demolió lo poco que se había hecho.

Tarde o temprano la ciudad de Buenos Aires tendría un Monumento a Eva Perón, y le cupo al gobierno de Menem sancionar la Ley Nº 23.376, y del decreto 125/97, por los que se llamó a un concurso de proyectos para realizarlo, previéndose su construcción en el solar de la Biblioteca Nacional, donde había estado la residencia presidencial.

El ganador del concurso fue el escultor Ricardo Roberto Gianetti, y el 23 de septiembre de 1997 el presidente de la Nación Carlos Menem colocó la piedra fundamental. El conflicto surgió de inmediato. Muchos vecinos no querían tener un monumento a Eva Perón en el barrio, pero la discusión fue un eufemismo que estuvo centrado en el traslado del Monumento a Rubén Darío para colocar el de Evita.

Otra vez las obras se demoraron, y se fue acercando el 10 de diciembre de 1999, fecha en la que Menem debía entregar la presidencia de la Nación. Carlos Menem quería inaugurar el " monumento definitivo ", y no tuvo más remedio que hacerlo antes de que estuviera terminado, el 7 de diciembre, en la que sería la última inauguración de su gestión.

La crítica de arte fue implacable con la creación de Ricardo Gianetti, pero varios sueños del imaginario peronista se cumplieron con este Monumento a Eva Perón, y entonces poco importa si se trata de una gran obra o de un trabajo intrascendente.

Nota:

Para ver imagen del Monumento a Eva Perón inaugurado en 1999, clickear, por favor, aquí

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Textos cortesía de Carlos Vitola Palermo de Rosario, Santa Fe, República Argentina.

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